«Dejar de quejarse para actuar»
Contestatario, cibernético, proactivo y horizontal: Un nuevo movimiento social en España busca devolver el poder a los ciudadanos y ganar espacios en la escena política. Uno de sus primeros objetivos es atajar la corrupción y Hervé Falciani -que sustrajo del HSBC en Ginebra millares de coordenadas de evasores acaudalados- les asesora.
“Si los políticos son el problema… nosotros seremos el gran problema de los políticos”, resumía en enero un rostro desconocido en un vídeo que se deslizó ágilmente entre los vericuetos de las redes sociales y la prensa española.
Con un lenguaje directo, el mensaje generó una gran expectación en una España decepcionada en materia económica y política. Sin embargo, el vídeo despertó también inevitables suspicacias, porque nadie sabía a ciencia cierta quién estaba detrás de la iniciativa.
Acaba de nacer la Red Ciudadana-Partido X, “un movimiento ciudadano que se ha propuesto barrer de la escena a la clase política corrupta que provocó la crisis, fincarle responsabilidades y establecer sistemas de control democráticos sobre las instituciones”, resume Simona, uno de los rostros de la agrupación desvelados en octubre.
Las metas de la red son múltiples y se sintetizan en su programa Democracia y Punto, que propone mejorar la rendición de las cuentas públicas; involucrar a la ciudadanía en la creación y modificación de leyes; introducir el derecho al voto permanente; recurrir al referéndum vinculante y atajar la corrupción.
La Red Ciudadana-Partido X desveló el rostro de algunos de sus integrantes el pasado 8 de octubre durante una conferencia de prensa que recurrió con éxito a la financiación colectiva (crowdfunding) para su realización. Los gastos se publicaron en línea. Algunos de sus participantes, entre ellos Simona, reiteraron los cuatro pilares en los que sustentan su estrategia para devolver la voz y el poder a la ciudadanía.
Transparencia en la gestión pública: Control efectivo por parte de los ciudadanos de los sueldos, ingresos y actividades de los funcionarios públicos. Obligación de publicar esta información en los Boletines Oficiales para reducir la corrupción.
WikiLegislación y wikiGobierno. Basados en el modelo islandés. Los ciudadanos priorizarían las iniciativas presentadas por gobiernos, instituciones estatales, autonómicas y municipales. Asimismo, las leyes se construirían de forma colaborativa entre ciudadanos y autoridades.
Voto real y permanente. Crear la posibilidad de votar todas las leyes que se debaten en el Parlamento –voto electrónico o tradicional (en papel) a través de las oficinas de correos para involucrar a toda la población y no solo a los nativos digitales– evitando con ello la toma de decisiones que afectan a la mayoría, como ha sucedido durante la reciente crisis.
Referéndum vinculante. Validar mediante consulta popular temas de gran calado. Se ha analizado en detalle el modelo suizo y se considera fundamental que el resultado de un referéndum se traduzca en acciones por parte del Gobierno.
La Red Ciudadana elaboró un Borrador Plan de Emergencia para Salir de la Crisis, un documento que estuvo abierto a enmiendas ciudadanas del 26 de septiembre y al 1 de noviembre. Propone medidas para promover a los emprendedores y fincar responsabilidades sobre los responsables de la crisis. Consultado por swissinfo.ch, el Ministerio de Economía y Competitividad de España confirmó no haberlo revisado.
Para este último objetivo, el principal asesor de la Comisión Ciudadana Anticorrupción de la Red Ciudadana es Hervé Falciani. El informático italofrancés del HSBC en Ginebra sustrajo datos sobre 127.000 evasores de 180 países con cuentas en Suiza no declaradas que permitieron a países como Francia y España acorralar a evasores acaudalados.
Tras la negativa de la Audiencia Nacional en Madrid de extraditarlo a Suiza, que le imputa varios delitos, entre ellos violar el secreto bancario, Falciani no excluye negociar con Berna, según declaró recientemente a la televisión helvética RTS, pero solo lo hará si consigue un estatus de protección.
Estrategia anticorrupción
Aunque el exempleado del HSBC declinó la solicitud de entrevista de swissinfo.ch para hablar sobre su estrategia anticorrupción en el seno de la Red Ciudadana, en un reciente vídeo difundido en Internet afirmó:
“Me he especializado en todo aquello que ayuda a hacer de cada uno de nosotros un centinela eficaz. Un centinela es la persona que observa los peligros y los anticipa. Puede ser una persona que se encuentra en un ayuntamiento, en una administración, en una ciudad… Y nosotros, como Partido X, vamos a intentar ayudarle. Le ofreceremos una estructura para que pueda contactar con expertos que le permitan difundir el peligro”.
Falciani está creando un sistema de alertas ciudadanas que enlazará a España, Francia e Italia y permitirá, “preservando siempre la privacidad y el anonimato, que aquellos que observen irregularidades puedan enviar el material a inspectores de Hacienda o especialistas para que verifiquen si es información de fiar, y qué uso puede hacer de la misma para evitar actos de corrupción”, detalla Simona.
“De ahí la importancia de la participación de Hervé Falciani y de Raúl Burillo (inspector de Hacienda desde 1990 y titular del equipo de inspectores que tuvieron un papel clave en la investigación de escándalos de corrupción en España como el caso Palma Arena’)”, apunta.
Crisis de confianza
Pero el objetivo de plantar cara a la corrupción es solo parte de una estrategia integral de esta red ciudadana que cada 24 horas suma entre 300 y 1.000 nuevos suscriptores a su agenda informativa. También crece el número de ciudadanos que se comprometen a realizar tareas concretas en cualquiera de los 13 nodos de operación que Red Ciudadana tiene en España.
Los participantes son profesores, secretarias, médicos, vendedores, investigadores, amas de casa, diseñadores, desempleados, estudiantes, científicos, obreros… de diferentes las edades. No existe un perfil concreto. Su único denominador común es ser ciudadanos inconformes con la España del presente.
“En la sociedad occidental tenemos atrofiada la capacidad de actuar. Nos quejamos, pero creemos que no podemos hacer nada. Los nodos se han creado con ciudadanos que casi siempre llegan solos. Esto es muy impactante porque acudir a un bar para reunirte con gente a la que no conoces y que pertenece a un partido llamado X requiere de mucha voluntad. Esto ha permitido pasar de la fase pasiva a la activa. Dejar de quejarse para actuar”, indica Simona.
“El descontento y el hartazgo en las sociedades democráticas y estables no es suficiente para que veamos el nacimiento de un movimiento de contestación importante”, sostiene Jordi Tejel, profesor de Historia Internacional del Instituto de Altos Estudios Internacionales y Desarrollo (IHEID), en Ginebra.
Y explica las razones que, a su juicio, han desencadenado esta acción ciudadana. “España vive un contexto histórico único en donde existe una crisis económica sin precedentes que se arrastra desde 2009 y que ha tocado a millones de personas, incluida la clase media. Y una crisis de confianza en el sistema democrático, en los grandes partidos, agudizada por casos de corrupción que han salido a la luz. Mucha gente se pregunta: por qué tiene que soportar los efectos de la crisis mientras otros se hacen ricos gracias a la corrupción”.
La Constitución de 1978 recoge el referéndum en varios de sus artículos (92, 167.3 y 168.3) y la Ley Orgánica de 1980 regula las condiciones y el procedimiento de las distintas modalidades de referéndum como estipula la Carta Magna.
La Constitución española se aprobó en referéndum en 1978. Los dos relevantes celebrados desde esa fecha –la permanencia en la OTAN (1986) y la Constitución Europea (2005) se han centrado en temas internacionales y no en asuntos internos que afectan cotidianamente a la ciudadanía.
Actualmente, organizar un referéndum es un proceso lento y difícil, ya que requiere la aprobación previa del Congreso de los Diputados y es convocado por el rey.
La Constitución prevé también la Iniciativa Legislativa Popular (ILP, art. 87), para la que se requieren 500.000 firmas acreditadas. La ILP es un mecanismo de democracia participativa similar al de Suiza.
Sin embargo, en más de 30 años de democracia, solo una (1998) de las más de 60 ILP ha pasado el filtro del Congreso. Un problema que, según el profesor Tejel, debe resolverse, porque la ley prevé mecanismos de consulta, la gente se moviliza para una ILP y después no sucede nada.
El programa del Partido X quiere simplemente garantizar que las ILP puedan llegar a buen puerto, es decir, que haya un voto claro sobre el tema en cuestión.
Fuente: Jordi Tejel, profesor de Historia Internacional, IHEID, Ginebra
Tras los Indignados
Para Florence Passy, profesora del Instituto de Estudios Políticos e Internacionales de la Universidad de Lausana, este movimiento “surge de la red de protesta los Indignados. Sus objetivos políticos y su arquitectura institucional se inspiran largamente en Movimiento 15-M. Desean una democracia más transparente, participativa y con rendición de cuentas”.
La construcción y difusión de sus propuestas se sustenta intensamente en el uso de la tecnología y las redes sociales. Toda su plataforma está explicada con minucia en Internet y se adereza con vídeos elaborados por ciudadanos de a pie que creen en el proyecto. Facebook, Twitter y Skype son solo algunos de los canales que ha utilizado para difundir su mensaje y ganar respaldo.
La Red Ciudadana-Partido X propone, por ejemplo, hacer suya la figura del referéndum vinculante. “Hemos trabajado con consultores de la Embajada de Suiza en España estudiando el referéndum suizo, pero matizando algunas cosas porque la sociedad helvética tiene una larga tradición con esta herramienta y no es el caso de España. Pensamos en el referéndum solo para temas de gran calado, como reformas a la Constitución, la ratificación de tratados internacionales, etc.”, explica Simona.
La figura del referéndum existe en España, pero se ha utilizado en ocasiones muy puntuales. La Red Ciudadana destaca la importancia de que sea vinculante, es decir, que deje el estatus de “barómetro de opiniones” para obligar al Gobierno a traducir el sentir de la población en hechos concretos.
Florence Passy considera prematuro definir cuáles son las coincidencias y diferencias entre el referéndum suizo y el que se propone la Red Ciudadana. Sin embargo, destaca que “Suiza introdujo el sistema de la democracia semidirecta en respuesta a la movilización impulsada por movimientos sociales. De ahí la importancia de dicha movilización ciudadana como herramienta para revisar, ampliar o transformar las democracias”.
¿Un nuevo partido?
Traducir la inconformidad ciudadana en un movimiento social es un paso que ya se dio. Transformar el movimiento en un partido político –capaz de competir y ganar alecciones- es un objetivo por cumplir. ¿Cuáles son las posibilidades reales de esta Red Ciudadana de introducirse en el espectro político español?
Jaime Miquel, analista electoral independiente, asegura que España vive una “ruptura política”. En los últimos cinco años, la derecha (Partido Popular) ha perdido 4,4 millones de votos, la izquierda (PSOE), 6,5 millones, y la abstención ha ganado 7,6 millones de adeptos. Por ello, según Miquel, el Partido X tendría un gran potencial si presenta una candidatura ciudadana.
Pero para convertirse en partido político antes deben reunirse varios elementos, opina Florence Passy. “El más importante es la consolidación del grupo y de su estructura organizacional. Para ganar una elección u obtener suficientes escaños, la organización desempeña un papel juega un rol esencial. Y en este punto, este naciente partido deberá negociar entre su profundo deseo de ser horizontal y la necesidad tener una organización con un mínimo de formalización para ganar procesos electorales”.
La profesora de la Universidad de Lausana destaca que también la necesidad de asegurar fuentes materiales (recursos para financiar campañas, difusión, materiales, etc.), así como cognitivas e ideológicas para mantener la cohesión del grupo en torno a un programa y para trabajar con coherencia.
Jordi Tejel coincide con esta visión al afirmar que “los movimientos horizontales o sin líderes que se han creado en diversos países han demostrado una gran capacidad de denuncia, de movilización, de canalización del hartazgo, pero deberán demostrar que son buenos negociadores. El Estado y los partidos tradicionales quieren interlocutores, alguien con quien negociar y dialogar, lo que supone encontrar portavoces. Y esto es complicado en movimientos que deciden que no hay un líder”.
Aun así, aclara que frecuentemente los motores de estas agrupaciones “son gente con experiencias anteriores, gente con un bagaje cultural y militante que les permite expresarse, convencer y convertirse en los líderes naturales del movimiento”.
Sobre el futuro de la Red Ciudadana, Simona afirma que son pragmáticos. “Siempre hemos dicho que nuestro tiempo será el tiempo que pide la historia. Somos un movimiento ciudadano que quiere cambiar en profundidad las reglas del país. Ser útiles. Y nos convertiremos en partido cuando tengamos el tamaño necesario. La idea de partida es que los ciudadanos intervengan en todas las elecciones y decisiones, y ya veremos con el tiempo si será como una organización de lobby ciudadano que apoye a otros partidos, o con candidatos propios. Pero lo que está claro es que en esta lucha por la dignidad no tenemos nada que perder… solo podemos ganar”.
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