“Hemos encontrado a 119 nietos, pero faltan 400”
La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo es un símbolo de la defensa de los derechos humanos por devolver la identidad a más de un centenar de niños arrebatados a sus padres por motivos políticos. Gracias a la solidaridad de familias helvéticas y argentinos refugiados en Suiza, Estela de Carlotto pudo denunciar ante la ONU en Ginebra las desapariciones durante la dictadura argentina.
Las mujeres de Suiza
“Viajábamos cada año a Ginebra y así contactamos con Amnistía Internacional y un grupo de mujeres argentinas. La mayoría habían huido a Suiza por razones políticas, para librarse de ser capturadas y asesinadas durante la dictadura”, relata Estela de Carlotto. “Ellas formaron un grupo de apoyo que durante años organizó fiestas y reuniones para juntar dinero y pagarnos los pasajes. Y cuando íbamos nos alojábamos en casa de ellas o de sus amigos, generalmente suizos, que nos prestaban su departamento para que pudiéramos ir a Naciones Unidas.”
Los lazos de amistad perduran. “Ahora cuando vaya me voy a juntar con ellas. Muchas siguen viviendo en Ginebra. Susana Gómez, Stella Maris y Carlos Chiappero, Teresa Meschiati, Silvia Hodgers, [la madre del político ginebrino Antonio Hodgers], entre otras amigas muy queridas”.
En Suiza, además de la solidaridad de la gente, Estela de Carlotto recibió mucho apoyo. “Organizaciones como la Cruz Roja, SOS Torture, Amnistía Internacional y muchas otras siempre nos han ayudado”.
Estela Barnes de Carlotto tiene 85 años. Con una energía admirable maneja una agenda intensa que abarca desde reuniones con funcionarios, organismos de derechos humanos, prensa local y extranjera y su equipo de Abuelas, Hijos, nietos y profesionales que ayudan a la asociación Abuelas de Plaza de MayoEnlace externo.
En 1977, esta maestra de grado abandonó su vocación para buscar a su familia y rescatarla de las garras militares.
Primero a su esposo Guido, que liberaron tras un pago oneroso después de 36 días de cautiverio y tortura; después a su hija Laura, embarazada, a la que sometieron e hicieron desaparecer sin piedad; y luego a Guido, ese nieto que nació en cautiverio y arrancaron de los brazos de su madre para entregarlo a extraños.
swissinfo.ch: El 24 de marzo se conmemoran los 40 años del golpe militar. ¿Cuántos años de lucha se cumplen para las Abuelas de Plaza de Mayo?
Estela de Carlotto: Llevamos 39 años de lucha. Nacimos el 22 de octubre de 1977 como grupo formal, pero mucho antes ya estaban caminando madres y abuelas que se fueron juntando de forma informal para ver qué hacían y cómo se podía enfrentar algo tan horrible como es que un hijo no vuelva.
Realmente es casi un milagro que estemos juntas todavía, porque somos todas tan distintas. Ninguna de nosotras conocía a la otra y, sin embargo, hay un fuerte tronco común que es el amor por los hijos y los nietos. Por eso seguimos.
Ya somos muy pocas. Algunas están enfermas, otras han fallecido, pero tenemos felizmente la incorporación de los nietos, los propios y los recuperados, que están trabajando e integrando la comisión directiva de Abuelas. Lo importante es asegurar el relevo porque todavía falta mucho por hacer.
swissinfo.ch: ¿Qué falta?
E.C.: De los 500 nietos (hipotéticos, porque no todos están con denuncias, pero la realidad nos marca ese número), hemos encontrado hasta ahora 119, que es un número excepcional en función de lo que cuesta encontrarlos. Pero faltan alrededor de 400.
No sabemos dónde, ni su nombre, ni si son niño o niña, pero están… Los que fueron secuestrados ya nacidos los hemos encontrado en su mayoría porque era más sencillo. Había una foto, un dato, un documento… Pero de los que nacieron en cautiverio, nada…
swissinfo.ch: ¿Cómo mantienen esa búsqueda en el tiempo?
E.C.: Nosotras duramos lo que dura el amor por los hijos: nunca se dejan de amar. Los nietos son desaparecidos vivos.
Están en algún lado y por eso nuestro brazo de búsqueda no solamente está en nuestro país, se extiende por todo el mundo.
swissinfo.ch: ¿Cómo se sienten cada vez que aparece un nieto?
E.C.: Es la esperanza, porque encontrar algunos significa que se puede encontrar a todos. En algún lado están, no los mataron. A ellos se los robaron a las mamás en el momento de nacer o a los pocos días. A la mamá la asesinaron, es inexorable; la vida de ella no estaba a salvo por tener un hijo en el vientre… Ese niño quizá se lo quedó el asesino, o se lo regaló a un amigo, o lo dejó tirado en algún lado.
swissinfo.ch: ¿Hasta dónde llega la búsqueda?
Una alegría dolorosa
“Esos chicos tienen daños psicológicos y a veces físicos. Entonces se gestaron en la panza de una madre torturada, mal alimentada y engrillada. Y cuando nacieron se lo arrancaron de los brazos y los privaron de ese contacto primero que es tan fundamental”, relata Estela de Carlotto la realidad que vivieron muchos de los nietos desaparecidos.
“Algunos fueron torturados y victimizados por quienes decían ser sus padres. A muchos los maltrataban y hay casos de niñas violadas por el que decía ser su padre, que era un militar, a quien el odio que sentía hacia los jóvenes militantes era enorme”.
Desde el Estado y por primera vez, el gobierno de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner reparó a los nietos de diferentes maneras, contemplando sus problemas psicológicos y su orfandad.
“A muchos chicos los ayudó a tener una casa, algo que les dio un respiro, pues al separase de la ´familia falsa’ suelen quedarse descolocados porque pierden lo que era su realidad [el mundo material, social y afectivo]”.
E.C.: Hace unos años se creó la Red Argentino Europea por el Derecho a la IdentidadEnlace externo en España, que luego se extendió a Italia, Francia, Holanda, Bélgica…, porque hemos encontrado nietos en Estados Unidos, México, Paraguay, Uruguay, Chile, Holanda… Esa red europea está manejada por abuelas y por el Estado argentino a través de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI)Enlace externo. Nuestra búsqueda se extendió al mundo. Estamos caminando la ‘Plaza del Mundo’.
swissinfo.ch: En 1998 se hizo un pedido a Suiza para buscar cuentas de militares que podrían contener archivos con listas de desaparecidos…
E.C.: Eso lo encaró el Estado Nacional. Muchas cosas se han buscado en Europa. Cuando se hablaba de que podía haber salido un avión llevando los archivos con destino a Europa, se pensaba en Portugal, España y también de Suiza.
La entonces fiscal suiza Carla del Ponte brindó colaboración a Argentina y se investigó los represores podían tener cuentas en los bancos de Suiza.
Pero de los archivos nunca supimos. Y son tan fundamentales para saber dónde están los desaparecidos, dónde están sus cuerpos, porque cada familia quiere recuperar los restos.
swissinfo.ch: Ahora, con la inminente visita a Argentina del presidente Barack Obama ¿vamos a tener novedades?
E.C.: Hemos conseguido felizmente la desclasificación de los archivos que tiene Estados Unidos. Estas pruebas van a esclarecer dónde están los desaparecidos que han asesinado, quiénes son los verdaderos responsables y el destino de nuestros nietitos. Es un avance muy importante.
swissinfo.ch: ¿Cuál es su mensaje en este 40 aniversario?
E.C.: Que no se puede decir que hay democracia en un país si la justicia y la verdad no existen y si se quiere hacer perder la memoria.
Una alegría dolorosa
“Esos chicos tienen daños psicológicos y a veces físicos. Entonces se gestaron en la panza de una madre torturada, mal alimentada y engrillada. Y cuando nacieron se lo arrancaron de los brazos y los privaron de ese contacto primero que es tan fundamental”, relata Estela de Carlotto la realidad que vivieron muchos de los nietos desaparecidos.
“Algunos fueron torturados y victimizados por quienes decían ser sus padres. A muchos los maltrataban y hay casos de niñas violadas por el que decía ser su padre, que era un militar, a quien el odio que sentía hacia los jóvenes militantes era enorme”.
Desde el Estado y por primera vez, el gobierno de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner reparó a los nietos de diferentes maneras, contemplando sus problemas psicológicos y su orfandad.
“A muchos chicos los ayudó a tener una casa, algo que les dio un respiro, pues al separase de la ´familia falsa’ suelen quedarse descolocados porque pierden lo que era su realidad [el mundo material, social y afectivo]”.
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