50 años de la ayuda suiza al desarrollo
Apoyo a los refugiados que huyen de los disturbios en Libia, o a Japón después del devastador terremoto y el posterior tsunami -la ayuda humanitaria suiza es tema noticioso ante su respuesta a la necesidad en países en desarrollo.
Pero los esfuerzos de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) ante la emergencia son apenas parte de medio siglo de tareas para mejorar la vida de los que menos tienen.
COSUDE en estos 50 años ha proporcionado asistencia en situaciones de desastre, como en proyectos a largo plazo orientados a cuestiones que van desde la reducción de la pobreza a la prevención de conflictos y la buena gobernabilidad.
Pero, sin el compromiso de las organizaciones privadas y de personas idealistas, quizá nunca hubiera llegado a existir.
Un activista de estos fue Martín Menzi, nacido en 1929, que explicó a swissinfo.ch su motivación como resultado del idealismo de los años de la posguerra y la determinación de que no debía haber “más guerras” y la comprensión de que las desigualdades económicas podrían ser, a largo plazo, una amenaza para la paz.
“Había lo que podríamos llamar grupos ‘progresistas’ que miraron más allá de las fronteras helvéticas y se acercaron a las autoridades, diciendo que Suiza debía involucrarse”, señala. “Y les dijo: les toca a ustedes motivar a la sociedad civil y sentar las bases para las autoridades políticas pueden seguir. Así que eso es lo que hicieron”.
Ingenuos idealistas
Theo von Fellenberg, nacido en 1935, fue otro joven idealista. “Yo era consciente de mi situación privilegiada, al crecer en un hogar cómodo”, dice a swissinfo.ch.
Se fue a la India a la edad de 25 años, como voluntario en el Servicio Civil Internacional, una organización suiza, cuyo objetivo era promover el entendimiento entre las personas.
“Estábamos llenos de idealismo y éramos muy ingenuos. No teníamos ninguna preparación. Fui simplemente sin tener idea de lo que era la India”, admite.
Se empezó a cuestionar el propósito de lo que estaba haciendo cuando, después de haber trabajado sin descanso ayudando a hacer ladrillos para que los habitantes de tugurios construyeran mejores casas, a su regreso seis meses más tarde, se encontró con los ladrillos intactos. Los lugareños le dijeron que estaban muy contentos con las casas que tenían de antes -y que estaban encantados de que él hubiera estado allí.
“El hecho de que habíamos vivido con ellos fue diez veces más importante que construir unas casas bonitas”, reflexiona.
Aprendiendo de los errores
El caso de Menzi fue diferente: la COSUDE lo envió a la India en 1968, momento en el que era un ingeniero agrónomo especializado. Pasó diez años trabajando para mejorar la producción de leche en el estado sureño de Kerala, cruzando vacas suizas con razas locales resistentes a las enfermedades.
Hoy en día la leche sigue siendo una fuente importante de ingresos para los pequeños agricultores locales. El consumo de leche en Kerala es ocho veces más elevado de lo que fue en la década de los 60. Aun así, Menzi admite que los expertos también cometieron errores.
“Los enfoques técnicos que elegimos, a menudo, eran demasiado simples. No fuimos lo suficientemente conscientes de las complejidades: el hecho de que el suministro de alimentos, por ejemplo, no es simplemente una cuestión técnica, sino que depende de las estructuras políticas y sociales, y que a menudo es donde hay que empezar si se quiere lograr un impacto sostenible”.
Con el paso de los años, las actitudes han cambiado. Los agentes de desarrollo han aprendido a mirar el cuadro general, cree, y se han dado cuenta de que simplemente no se puede pasar a las prácticas europeas, sino que se debe cooperar con los socios sobre el terreno y aprender de ellos.
La página web de la COSUDE subraya la importancia de la evaluación sistemática y crítica de su labor. “Las evaluaciones promueven el aprendizaje institucional”, señala.
Responsabilidad
La evaluación es también “una forma de rendir cuentas a los políticos y al público en general ante cualquier acción emprendida”, dice.
Y todas las organizaciones de desarrollo necesitan el apoyo de la gente que les paga. La investigación publicada a principios de este mes mostró que dos tercios de los hogares suizos dieron dinero con fines caritativos en 2010, y el Parlamento acaba de votar para aumentar la ayuda suiza al desarrollo.
Sin embargo, es una “tarea permanente” convencer a los ciudadanos suizos de que esta ayuda es importante, dice Rene Holenstein, un historiador que trabaja con la COSUDE y que acaba de escribir un libro acerca de la organización.
“Históricamente, siempre hemos visto las olas, donde a veces los intereses egoístas pasan al primer plano y, a veces, la solidaridad”, explica a swissinfo.ch.
Si bien parte de la ayuda produce resultados que quedan para que sean vistos por todos, como el ganado de Menzi, a veces la contribución exacta puede ser difícil de cuantificar. Aunque Holenstein está convencido de que los países receptores se han beneficiado realmente.
“La gente suele sobreestimar lo que la ayuda puede conseguir pero, a menudo, actúa como una catalizadora: es el detonante de los procesos para que los países o la propia gente continúe”.
Von Fellenberg, que pasó seis años en un trabajo de oficina en la COSUDE, acepta que el gasto en desarrollo tiene que justificarse al contribuyente suizo. Pero esto le resulto difícil a un idealista como él.
“Me sentía cada vez más y más infeliz con las consideraciones políticas, ¿por qué nosotros como Estado dábamos ayuda al desarrollo? El tema principal es que debe ser adecuado para Suiza, hay que tener en cuenta los intereses económicos”, dice explicando por qué se fue en 1970.
La Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) es parte del Ministerio de Asuntos Exteriores suizo.
Se fundó el 17 de marzo de 1961.
Está dedicada a la ayuda de emergencia y reconstrucción y la cooperación al desarrollo a largo plazo.
Los objetivos de la COSUDE de desarrollo incluyen la reducción de la pobreza, promover la autosuficiencia económica, la búsqueda de soluciones a los problemas ambientales y mejorar el acceso a la educación y atención básica de salud.
Su presupuesto para 2011 es de 1.730 millones de francos.
Cuenta con una plantilla de alrededor de 600 personas en Suiza y en el extranjero, además de casi de 1.000 empleados locales.
Además de sus operaciones directas, apoya programas de organizaciones multilaterales y ayuda a programas de financiación de organizaciones de ayuda suizas e internacionales.
La ayuda oficial al desarrollo se canaliza también a través de la Secretaría de Estado para Asuntos Económicos (Seco).
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