Abortar o no abortar, esa es la cuestión
El personal de una clínica universitaria en Berna asiste a mujeres de todas las edades y estratos sociales para tomar la decisión de continuar o interrumpir un embarazo no deseado en las primeras doce semanas de gestación.
El sol de la tarde penetra a través de las ventanas en la sala de espera de uno de los pisos superiores de la Clínica para Mujeres del Hospital Universitario de Berna. Estamos en el departamento de planificación familiar. Aquí muchas mujeres buscan asesoría en todo lo que respecta a su vida reproductiva, incluido el tema de la interrupción de un embarazo.
A partir de 2002 Suiza legalizó el aborto voluntario en el primer trimestre de gestación. Los costos de esta interrupción están cubiertos por el seguro médico básico, que es privado y obligatorio.
Pero hay opositores a esta solución de financiación. Argumentan que aquellos que se oponen al aborto por razones morales no deberían tener que contribuir a financiarlo a través de sus primas del seguro de salud. Y han impulsado una iniciativa popular que será evaluada en las urnas en febrero con el fin de que esta interrupción voluntaria del embarazo no sea reembolsada por el seguro médico.
Lanzada por un comité interpartidista compuesto esencialmente por cristianos conservadores, la iniciativa Costear el aborto es un asunto privado – Descargar el seguro médico excluyendo los costes de la interrupción del embarazo del seguro de base obligatorio requiere la introducción de un nuevo artículo en la Constitución federal.
El texto propone: “En escasas excepciones relacionadas con la madre, la interrupción del embarazo y la reducción embrionaria no están incluidas en el seguro obligatorio”.
Al tratarse de una enmienda constitucional, la iniciativa será sometida a votación el 9 de febrero de 2014 y su aprobación requiere la doble mayoría de votos (población y cantones).
En el terreno
En el Hospital Universitario de Berna, un aborto farmacológico cuesta aproximadamente 800 francos suizos ($885) y una interrupción quirúrgica, cerca de 2.000 francos suizos ($ 2.215). No hay cargo alguno para las consultas , que financia el cantón de Berna.
Cada año, la clínica recibe a unas 400 mujeres, tanto de Suiza como en el extranjero, para abordar el tema del aborto en primera persona. Por lo general vienen solas, a veces acompañadas por su pareja, una amiga cercana o un familiar. Según la doctora Jenny Lütjens, su número se ha mantenido estable desde 2002.
«La consulta dura 90 minutos, y si es necesario, se puede hacer otra cita. Nosotros no ejercemos presión alguna, sino que apoyamos a la mujer concernida en el proceso de toma de la decisión «, Lütjens explica a swissinfo.ch.
Situaciones difíciles
La mayoría de estas mujeres tienen entre 20 y 35 años. Son muy pocas las que tienen menos edad. Lütjens y sus colegas tratan de hacerse una idea de la situación personal de cada mujer y de sus sentimientos sobre su embarazo.
«Muchas de ellas se encuentran en una situación difícil, ya sea personal o financiera», comenta Lütjens . Las más jóvenes argumentan no estar dispuestas a ser madres aún, aunque también hay otras de mayor edad que sienten que ya tienen suficientes hijos. Y algunas no tienen relación de pareja estable.
Bettina*, de 35 años y madre de un niño de tres, visitó esta clínica el pasado otoño. Tenía dos meses de embarazo y acababa de recuperarse de una cirugía gástrica para tratarse la obesidad. Se encontraba aún bajo tratamiento, lo que no resultaba idóneo para mantener un embarazo saludable. Además, el dinero faltaba en su hogar.
«Fue muy difícil decidir abortar, porque a mi marido y a mí nos hubiera gustado tener el niño. Pero, simplemente, no era factible».
La trabajadora social del hospital, Sandra Schertenleib, recibe a personas que se muestran inseguras de poder tomar una decisión o tienen miedo. El Departamento de Planificación Familiar las envía con ella para que les ayude a tomar una decisión con base en informaciones y posibilidades concretas.
«A menudo desconocen sus opciones, por lo que es mi trabajo mostrarles esas posibilidades. En ocasiones les ayudo a obtener la confianza que requieren en una situación sin esperanza. Ellas mismas encuentran una solución adecuada «, describe Schertenleib a swissinfo.ch.
Por ejemplo, si una mujer dice que no tiene ingresos o solo muy limitados, la trabajadora social puede sugerirle solicitar una prestación social financiera. Si el inconveniente está en quién cuidará del pequeño, mientras ella trabaja, les señala la existencia de sitios donde pueden obtener apoyo, como las casas hogares para madres jóvenes.
«No solo las mujeres muy jóvenes tienen problemas. También pueden ser más mayores, tener ya un hijo o dos, o un nuevo trabajo, y no estar seguras de cómo podrían manejar su situación con la llegada de un bebé», anota.
Schertenleib advierte que hay mucha gente en Suiza que vive en situaciones financieras precarias. «La llegada de un niño puede conducir a una persona a vivir con menos del ingreso básico requerido para su subsistencia, colocándola por debajo de los límites de la pobreza. Así que la pregunta es cómo hacer frente a esta situación».
Bettina está agradecida de la atención recibida en este hospital. “Me trataron con respeto y escucharon con seriedad mis preocupaciones. Fueron amables”.
La contracepción, clave de la asesoría
Si la decisión es abortar, como sucede en alrededor del 80% de los casos tratados en el Hospital Universitario de Berna, esta clínica se hace cargo de la interrupción del embarazo.
“Ellas no deciden terminar con su embarazo a causa de nuestra asesoría. La mayoría vino solicitándolo”, advierte Lütjens.
Y tras la intervención, se da seguimiento a cada una de estas mujeres para seguir de cerca su reacción física y mental tras el aborto.
«Las mujeres tienen que absorber mucha información. Estamos presentes en la toma de una decisión, la evaluación de eventuales problemas médicos, en la elección de una futura fórmula de anticoncepción y hacemos citas posteriores con ella. Es demasiado. Por ello es importante comprobar un mes más tarde su estado general», agrega la doctora Lütjens.
La anticoncepción es un aspecto clave en este seguimiento para asegurar que cada mujer que ha abortado encuentre un método confiable que le convenga – e idealmente le evite tener que lidiar de nuevo con un embarazo no deseado.
Sin arrepentimientos
Una mujer que luchó por la cobertura de los costos del aborto por el seguro médico básico y hoy continúa la batalla en contra del movimiento actual que busca eliminar esta prestación es Anne-Marie Rey, de 71 años. Actualmente vive a las afueras de Berna.
«Mi método anticonceptivo falló y no quería tener un hijo en ese momento de mi vida. Tenía seis semanas de embarazo”, recuerda Rey del momento de tomar la decisión, hace unos 50 años, cuando el aborto era ilegal en Suiza.
«Nunca lo lamenté y jamás tuve ningún problema por ello, ni físico ni psicológico. Para mí fue un alivio». Rey después completó su formación como profesora de danza, y más tarde tuvo tres hijos con su pareja.
Rey, que escribió un libro sobre sus experiencias, también tiene un sitio web en el que publica las historias de otras mujeres que se han enfrentado a la difícil decisión de interrumpir su embarazo.
«Una situación peor»
Si la iniciativa popular fuera respaldada por el voto ciudadano el próximo 9 de febrero, el aborto en las primeras doce semanas de gestación seguiría siendo legal en Suiza, pero la mujer que decida abortar, deberá pagarlo de su bolsillo.
«Para mí hubiera sido imposible pagarlo en este momento, así que probablemente habría tenido el niño», comenta Bettina.
Aunque considerablemente menor al costo de criar a un niño, el precio a pagar por la interrupción del embarazo podría representar un obstáculo de peso al momento de la decisión, comenta la trabajadora social Sandra Schertenleib. Considera poco probable que el servicio social reembolse estos costos, si la iniciativa pasa la rampa en las urnas.
Ella considera que esta medida no provocaría una menor tasa de abortos en Suiza. “Más bien daría lugar a más, realizados en condiciones difíciles”, afirma.
Lütjens está de acuerdo: «Si se acepta la iniciativa, las mujeres, ya inmersas en una complicación, se encontrarían entonces en una situación peor». Y teme que aquellas que no puedan costear un aborto podrían buscar alternativas peligrosas como drogas o instrumentos inadecuados para la interrupción del embarazo; o podrían esperar demasiado tiempo tratando de conseguir el dinero para el aborto.
Actualmente en Suiza alrededor del 75% de los abortos se produce antes de la octava semana de gestación.
Traducido del inglés: Patricia Islas
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