Alain Berset: «Pasé por momentos de una brutalidad sin precedentes»
Tras diez años en el Gobierno, Alain Berset asume por segunda vez este primero de enero el cargo de presidente de la Confederación. El ministro socialista evoca las brutales amenazas a las que se enfrentó durante la pandemia, habla de su papel al frente de Suiza y comparte su visión sobre el inestable período actual.
swissinfo.ch: Usted es ahora el consejero federal (ministro) con más tiempo en el cargo. En los dos últimos años ha tenido que hacer frente a la pandemia de Covid-19, a las críticas y a asuntos privados divulgados por medios de comunicación. Después de todo eso, ¿aún tiene energía para gobernar?
Alain Berset: Soy el que más experiencia tiene en esta actividad, pero sigo siendo el más joven en edad y, por tanto, tengo toda la energía para continuar. Es sumamente importante mantenerse estables, ya que atravesamos una fase de inestabilidad y el contexto internacional es turbulento. La experiencia es una gran fuerza para afrontar esta situación.
La posibilidad de gobernar durante más de una década es una especificidad suiza. En los países vecinos, los cambios son más frecuentes. ¿Es buena esta longevidad?
Esta estabilidad es una de las grandes fortalezas de nuestras instituciones. También es una ventaja en los contactos con otros países, porque siempre tenemos claros los temas, su historia y cómo continuar el trabajo.
¿Bajo qué signo le gustaría situar su año presidencial?
Siempre he desconfiado de los eslóganes y no tengo un lema prefabricado. La experiencia nos ha enseñado que cada año aporta sus propias sorpresas. Tras la pandemia y en la situación de inestabilidad que atravesamos, el papel del presidente de la Confederación es reforzar la cohesión social en el país. En este sentido, la lucha contra las desigualdades y por la igualdad de acceso a la sanidad, la educación y la cultura está en el centro de mi pensamiento desde que entré en la política.
Seguirá al frente del Ministerio de Interior. Sin embargo, a algunas personas de su partido les habría gustado que se hiciera cargo del Ministerio de Exteriores. ¿Fue su elección o una imposición de la mayoría de derecha en el Gobierno?
No voy a contarl el contenido de las reuniones del Consejo Federal [Gobierno], que son confidenciales. El deber de los miembros del Gobierno es reflexionar en un reparto que permita al país ser lo más fuerte posible. Eso es lo único que cuenta. También considero un privilegio estar al frente del Departamento [Ministerio] del Interior, porque es el departamento al que más concierne la vida cotidiana de la gente.
Como responsable del Interior, tendrá que ocuparse una vez más de la compleja cuestión de las pensiones. Después de haber tenido que defender la reforma del AVS contra la opinión de su partido, ¿logrará convencer a la derecha con su proyecto de reforma del segundo pilar?
Por primera vez en casi 30 años, hemos logrado reformar el AVS [sistema de previsión social para la vejez] lo que permite estabilizar su financiamiento. Esto es algo muy bueno, porque es nuestro seguro más social. En cuanto al segundo pilar, hemos logrado, junto con el Consejo Federal, reunir a los interlocutores sociales en torno a un proyecto común, favorable a las mujeres y a las rentas más bajas.
Nadie discute la necesidad de una reforma, pero hay que hacerla de manera que las pensiones estén garantizadas. La gente vive de francos y céntimos a fin de mes, no de conceptos o principios. Aunque no sea fácil en el Parlamento, tendremos que presentar una reforma capaz de obtener la mayoría de la población.
Durante la pandemia, usted fue objeto de muchas críticas y amenazas. Incluso debió tener protección policial. ¿Hubo momentos en los que se sintió desanimado y con ganas de abandonar?
Para ser honesto, sí. Pasé por momentos de una brutalidad sin precedentes en la historia de nuestras instituciones. Tras los ataques frontales de ciertos políticos, una parte de la población se sintió legitimada para ir demasiado lejos. Tuve momentos de desánimo, en los que me dije: ‘¿por qué haces todo esto?’ Aguanté, porque tengo un equipo excelente a mi alrededor y porque se trataba de hacer lo mejor para el país. No se puede ser consejero federal [ministro] solamente para inaugurar un nuevo edificio o celebrar una bonita fiesta. Estamos ahí precisamente para los momentos difíciles. También debo decir que me sentí realmente apoyado por todo el Gobierno. Durante este periodo, el Consejo Federal estuvo mucho más unido de lo que a veces se imagina.
¿Cuál fue el momento más difícil para usted durante la crisis de Covid-19?
Hubo una carga de trabajo que nunca habría imaginado soportable, unida a una presión política que iba más allá de todo lo que había experimentado antes. Pero son cosas que se pueden gestionar. El momento más difícil fue cuando, en este ambiente de nerviosismo, un pequeño grupo de individuos aislados empezó a proferir amenazas brutales. Esto no corresponde en absoluto al espíritu suizo. Para ser honesto, no se parece a nada. No olvidemos que somos el único país del mundo en el que la gestión de la pandemia ha sido sometida dos veces a votación popular. Y eso en plena crisis.
La crisis de Covid ya está bajo control, pero el país se enfrenta ahora a otras crisis: la climática, la energética, la guerra en Ucrania, la inflación. ¿Se ha hecho normal gobernar en tiempos de crisis?
Creo que sí, aunque no se pueda decir que antes de la pandemia todo iba bien y ahora estemos en una crisis permanente. Ya hemos vivido tiempos muy difíciles en el pasado, pero las consecuencias para la sociedad fueron distintas que durante la crisis de Covid-19. Por otro lado, la situación en Ucrania se deterioró gravemente ya en 2014, aunque el conflicto iniciado en febrero de 2022 ha adquirido dimensiones que nos preocupan enormemente. Somos conscientes de esta inseguridad y nos preparamos.
¿Es capaz el sistema federalista suizo de hacer frente a esta nueva situación?
Es un sistema muy resiliente, que absorbe los choques y permite dar respuestas. Puede que no siempre reaccionemos tan rápido como otros, pero también vimos durante la crisis del coronavirus que el federalismo no es un freno. Como lo vivimos durante la pandemia, ahora debemos aprender a vivir nuestro federalismo de una manera un poco diferente, con más flexibilidad.
Este invierno y probablemente los siguientes, los suizos tendrán que convivir con la amenaza de una escasez de energía. ¿Está preparado el país para responder a una crisis energética?
La cuestión energética nos preocupa desde hace mucho tiempo, incluso antes de la guerra de Ucrania. Es de esperar que los precios de la energía se estabilicen en un nivel elevado. Por otra parte, el Consejo Federal, los cantones y las empresas implicadas han tomado las medidas necesarias en materia de abastecimiento. Aunque debemos mantener la cautela y seguir las recomendaciones, creo que podemos estar relativamente tranquilos este invierno.
Aunque Suiza logre pasar este invierno sin penuria, el problema no estará resuelto. ¿Cuáles son las soluciones a largo plazo?
Suiza tiene un punto fuerte que es la envidia de muchos países: tenemos una proporción muy alta de hidroelectricidad en nuestra combinación energética. En los últimos meses se ha realizado un trabajo impresionante para garantizar que las presas estén al máximo nivel, lo que normalmente nunca ocurre en esta época del año. Por tanto, es posible gestionar nuestras reservas, aunque esto no sea suficiente.
La diversificación de las fuentes de energía es fundamental, y nuestro país aún tiene trabajo por hacer en el ámbito de las energías renovables. Ahora hay que aplicar la estrategia energética del Consejo Federal. También es sumamente importante que nos mantengamos en contacto con los países de nuestro entorno. Formamos parte de una red mundial, el aislamiento no es una opción.
Como presidente de la Confederación, también tendrá que desempeñar un papel central en el expediente europeo de 2023. ¿Es posible una pronta reanudación de las negociaciones tras el abandono del acuerdo marco en mayo de 2021?
Suiza tiene un interés esencial en una relación estable y bien estructurada con la Unión Europea. Llevamos varios meses en conversaciones exploratorias con Bruselas que muestran algunos avances. El Consejo Federal tendrá que hacer ahora un balance de esos debates y ver cómo es conveniente continuar las discusiones.
En el contexto de la guerra en Ucrania, la neutralidad suiza ha sido objeto de numerosas críticas en el extranjero. Por el momento, el Consejo Federal ha decidido no modificar su política de neutralidad. ¿Es sostenible el statu quo en términos de neutralidad?
¡Es la única opción! Suiza es un país con una larga tradición humanitaria. Su papel en los conflictos internacionales ha sido estable, claro y bien identificado desde hace mucho tiempo, lo que constituye una gran fortaleza. ¡Suiza es neutral, pero no indiferente! El conflicto en Ucrania nos lo ha recordado con especial fuerza.
Cuando presidió la Confederación por primera vez en 2018, visitó el Líbano. ¿Tiene previsto visitar este año otro país de esa región, donde la situación no hace más que empeorar?
Líbano es un país muy querido para mí por diferentes razones. Durante mi visita en 2018 como presidente de la Confederación, visité campos de refugiados en el norte del país. Líbano, que tiene una población de unos cuatro millones de habitantes, acogía a más de dos millones de refugiados en una superficie apenas mayor que la Suiza francófona. Fue impresionante.
La explosión que devastó el puerto de Beirut en 2020 puso de manifiesto dificultades aún mayores dentro del país. Desde entonces, he seguido de cerca la situación. Aún no tengo previsto ningún viaje, pero por supuesto mantendré contactos con Líbano en el marco de los intercambios multilaterales.
Alain Berset fue elegido miembro del Gobierno suizo en 2011. A los 39 años, este nativo de Friburgo se convirtió en uno de los consejeros federales más jóvenes de la historia. Desde entonces, dirige el Ministerio del Interior. Sus responsabilidades incluyen sanidad, seguridad social y cultura.
Nacido en Friburgo en 1972, casado y con tres hijos, estudió Ciencias Políticas y Económicas en la Universidad de Neuchâtel. Luego de trabajar como investigador científico y asesor político, se incorporó a la Cámara Alta del Parlamento en 2003 y fue su presidente en 2009.
Berset ocupó la presidencia rotatoria de la Confederación por primera vez en 2018. El 7 de diciembre pasado fue elegido por segunda vez por la Asamblea Federal (ambas cámaras del Parlamento) para el año 2023. Recibió 140 votos de 181 papeletas válidas. El friburgués había obtenido una puntuación mucho mejor (190 votos de 210 papeletas válidas) durante su primera elección a la presidencia en 2018.
Adaptado del francés por Sergio Ferrari
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