El fin de la UDC tal como la conocemos
El primer partido de Suiza, que ha prosperado gracias a las iniciativas populares, sufrió un importante revés este domingo con su iniciativa sobre la autodeterminación (66% de NO). ¿Qué significa eso para la UDC? ¿Y para Suiza?
La Unión Democrática de Centro (UDC/derecha conservadora) llevó a cabo su campaña sin su antiguo capitán, Christoph Blocher, que fue muy discreto en una campaña en la que su partido también sorprendió por sus carteles, favoreciendo un visual sobrio a las imágenes provocativas a las que es tan afecto.
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NO a iniciativa por autodeterminación
Sin embargo, la iniciativa sobre la autodeterminación tuvo las características de una venganza personal del líder de las iniciativas sobre inmigración masiva y expulsión de criminales extranjeros contra su enemigo más íntimo, la Clase Política.
El mensaje de la iniciativa era muy simple a los ojos de la UDC: “Lo que el pueblo dice debe ser valedero, pase lo que pase”. El texto nació sobre la base de la desconfianza y la ira: en los últimos años, el Parlamento ha interpretado en más de una ocasión las iniciativas de la UDC de tal manera que su aplicación legal se ha visto en gran medida diluida.
La táctica de dirigirse al electorado con teorías legales y elogios a la democracia directa en lugar de campañas populistas no funcionó. Pero la UDC no tenía otra opción. El partido cree, con razón, que puede tener más éxito alejando a Christoph Blocher (78) de la escena. Desde hace mucho tiempo ya no es un tribuno del pueblo. Pertenece a otra época, en la que la UDC ganaba únicamente centrándose en las necesidades y los temores de la población: los inmigrantes, Europa, el islam y los delincuentes.
Sin embargo, Suiza vive hoy un período insospechado de bendiciones. Las relaciones con la Unión Europea -a pesar de todos los debates en curso- reposan sobre bases sólidas. El desempleo no es un problema, el dinero fluye, la economía está en auge. Los refugiados evitan el país y el Estado Islámico sufre derrotas. La UDC, que ha ocupado y dado forma a este país durante una generación, ya no tiene un enemigo designado. Christoph Blocher busca uno en el acuerdo marco institucional que se negocia con la UE. Pero sin duda le resultará difícil encontrarlo allí también porque la cuestión podría resolverse por sí sola.
¿Qué significa esto para la UDC?
1. Es el fin de una generación. Con ella se va el padre fundador del partido, Christoph Blocher, así como el hombre que ocupó la presidencia de la UDC durante muchos años, Toni Brunner. Este último anunció el sábado su intención de abandonar la política.
2. Esto no puede continuar como antes. Solamente una franja de la dirección del partido representa todavía la forma en que ha funcionado la UDC en los últimos 25 años. Los dos consejeros federales (ministros) Guy Parmelin y Ueli Maurer optaron desde hace tiempo por la concordancia.
3. El futuro del partido es incierto después de una derrota semejante. La posición de la UDC se anuncia delicada para las elecciones federales de 2019 y el partido corre el riesgo de sufrir un grave revés. Después de años de éxito electoral, la UDC acumula fracasos en las urnas desde 2014.
¿Qué significa esto para Suiza?
1. El populismo ya no pertenece únicamente a la UDC, sino que se democratiza. El lenguaje del partido es utilizado por otros, como lo demuestra la campaña sobre la iniciativa de autodeterminación. Ha habido suficiente tiempo para aprender. La campaña en vista de las elecciones federales de 2019 se perfila colorida.
2. Han pasado los días en que la UDC, gracias a sus constantes esfuerzos por convencer al 30% de los electores (e incluso a más de la mitad en votaciones populares), integraba a las más diversas corrientes en sus estructuras de dirigencia. Esta estricta conducta del partido se desmorona. Será interesante ver qué grupos y movimientos surgirán más tarde.
3. La UDC de Christoph Blocher y Toni Brunner fue a veces grosera, siempre brutal, pero consiguió integrarse en el orden político establecido. Los movimientos en Alemania (AFD), Francia (‘Front National’) o Italia (Lega) están en contra de ese orden.
El final de la iniciativa sobre la autodeterminación marca el final de la UDC tal y como se la conoce, y tal y como se la desaprueba. Pero sus críticos no deberían alegrarse demasiado pronto. Porque ¿quién, si no la UDC, puede detener a los ultranacionalistas y a aquellos que quieren desmantelar el Estado de derecho?
Traducido del francés por Marcela Águila Rubín
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