Becas: el dilema entre igualdad y federalismo
El Gobierno y la mayoría del Parlamento se oponen a la iniciativa que los suizos votan el 14 de junio: La Unión de Estudiantes propone unificar las becas en aras de la igualdad de oportunidades. La izquierda la apoya. Los detractores defienden que se respete el federalismo.
En un Estado federal como Suiza, la educación es competencia de los cantones y, por consiguiente, también las becasEnlace externo. Significa que los cantones establecen los criterios para conceder una ayuda, así como el monto de la misma. Las posibilidades de conseguir una beca y la suma asignada varían mucho de un cantón a otro:
En las últimas décadas se observa un aumento constante del número de estudiantes en los niveles postobligatorios (secundario II y terciario) en todo el país. Entre 1990 y 2013 se incrementó en un 44%, pasando de 441 687 personas matriculadas a 638 135. Durante el mismo periodo, el número de becarios cayó un 9%:
Para cambiar la situación, la Unión de Estudiantes de SuizaEnlace externo (UNES) lanzó en 2010 la ‘Iniciativa sobre becas’Enlace externo, que prevé atribuir a la Confederación (Estado) la competencia legislativa en materia de subsidios a la formación superior, con el fin de uniformar los criterios. El texto de la iniciativa precisa que “las ayudas a la formación deben garantizar un nivel de vida mínimo durante la primera formación terciaria reconocida”.
“Lo que está en juego con esta iniciativa son la igualdad de derechos y la igualdad de oportunidades. Hablamos de principios que están inscritos en la Constitución suiza, pero hoy son pisoteados”, sostiene el diputado socialista Mathias ReynardEnlace externo. Todo el mundo debe tener acceso a la formación que desea en función de su motivación y sus aptitudes. Hoy, esto no está garantizado, porque la cuota de las becas sigue disminuyendo y, por consiguiente, el acceso a la formación depende del bolsillo de los padres”.
Pero esto no es todo, agrega el socialista: “Es un sistema totalmente injusto, porque el importe de la beca no se establece en función de la situación económica del beneficiario, sino en función del cantón donde está domiciliado”.
“Es justo que existan diferencias, porque las becas también están supeditadas a factores que varían de un cantón a otro, como el coste de la vida o de los estudios. Disponemos de un excelente sistema gracias al cual los cantones pueden establecer un reglamento de becas en función de sus situaciones respectivas”, responde Nadja PierenEnlace externo, diputada de la Unión Democrática del Centro (UDC, derecha conservadora). A su juicio, la iniciativa constituye “una auténtica injerencia en la soberanía cantonal y en nuestro sistema federalista”.
Cuota más baja desde 1990
Según los datos disponibles más recientes, en 2013, los cantones suizos destinaron 334 millones de francos a la formación, el 95% de esa suma en forma de becas. El 53% de las ayudas se asignaron a estudiantes de nivel terciario que recibieron una media de 8 276 francos por persona. El 53% fue para estudiantes de nivel secundario II (5 458 francos/persona) y el resto de beneficiarios cursaban la enseñanza obligatoria o una formación continua.
En 2013, el 7,2% de los 638 135 jóvenes que cursaban estudios postobligatorios consiguieron una beca. Es la tasa más baja desde 1990.
(Fuente: Oficina Federal de Estadística)
Acuerdo intercantonal
Al igual que el Gobierno y la mayoría del Parlamento, Nadja Pieren considera que no se pueden tirar por la borda décadas de negociaciones hasta alcanzar un acuerdo intercantonalEnlace externo, en vigor desde 2013, para armonizar los regímenes de becas. El pacto, al que hasta ahora se han adherido 16 de los 26 cantones, establece normas mínimas para la concesión de tales ayudas y su importe, con el fin de garantizar una armonización de los criterios.
Como el acuerdo no es vinculante para los cantones que lo suscriben, el Parlamento ha decidido revisar la Ley sobre las ayudas a la formaciónEnlace externo para facilitar una armonización a escala nacional. Según la citada ley, las aportaciones estatales se harán efectivas solo si se cumplen las disposiciones mínimas formales.
Mathias Reynard recuerda que la comisión del Consejo Nacional (cámara baja del Parlamento suizo) elaboró un contraproyecto a la iniciativa que preveía, en particular, condicionar los subsidios de la Confederación a los cantones a las disposiciones económicas contempladas en el acuerdo. Pero los diputados votaron en contra de la propuesta de la comisión. “Así, tenemos un contraproyecto vacío, que carece de sustancia”, anota.
500 000 millones adicionales
Los detractores de la iniciativa también hacen hincapié en las consecuencias económicas: en caso de una extensión de las becas, el Estado tendría que desembolsar cerca de 500 000 millones de francos más al año.
“Es una suma importante, a la que hay agregar los gastos administrativos adicionales por varios cientos de miles de francos anuales que resultarían de las nuevas tareas. En resumen, este cambio sería mucho más costoso y, además, innecesario, porque el sistema de formación que tenemos en Suiza funciona bien”, afirma Nadja Pieren.
“La política es una cuestión de fijar prioridades y elegir. Para mí la prioridad número uno en Suiza es la formación. Ahí reside la riqueza del país. Si Suiza prospera es gracias al alto nivel de formación, de investigación e innovación. Y si queremos mantenerlo, no queda más remedio que invertir”, responde Mathias Reynard.
Según la diputada de la UDC, sin embargo, “destinar más dinero a las becas no conducirá a un aumento de las personas con estudios terciarios ni tampoco a un mejor sistema de formación. Es más, estos 500 000 millones dejarán un hueco en otros campos de la formación. Si hubiera que recortar gastos en la formación profesional dual, sería un gran error, que aumentaría el desempleo juvenil en nuestro país, cuando hoy tenemos un sistema diversificado de alto nivel que funciona”, anota.
Los argumentos de los detractores convencieron al Legislativo: la iniciativa fue rechazada por 135 votos contra 58 en la cámara baja y por 32 contra 12 en el Senado. De los partidos con representación parlamentaria, la iniciativa cuenta solo con el respaldo de los grupos socialista, verde y evangélico. Los demás están en contra.
Los ciudadanos tienen la última palabra el 14 de junio. Al tratarse de un asunto que requiere una enmienda constitucional, se necesita una aprobación por doble mayoría, es decir, mayoría de votos y de cantones.
Una antigua reivindicación estudiantil
La Unión Suiza de Universitarios (USU) que defiende la iniciativa es la organización paraguas de las asociaciones de estudiantes de universidades, politécnicos y escuelas universitarias del país.
Entre julio de 2010, cuando se lanzó, y en enero de 2012, cuando se entregó a las autoridades, la iniciativa consiguió reunir más 117 000 firmas válidas, es decir, una cifra por encima de las 100 000 necesarias para someter la propuesta a una votación nacional. El 14 de julio, la USU se enfrenta por primera vez al veredicto de las urnas sobre una reivindicación por la que lleva luchando desde el inicio de los años 1970.
Antes de la actual, la USU había lanzado otras dos iniciativas populares sobre el tema. Presentó una en 1972 (que luego retiró en 1974) y otra en 1991 para la que no consiguió reunir suficientes firmas a favor.
Traducción del italiano: Belén Couceiro
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