El e-voting ya no será una opción de voto en Suiza
Un paso atrás para el voto electrónico en Suiza: el Gobierno abandona “por el momento” su plan de convertirlo en un canal de voto ordinario y revisa las condiciones marco de la fase de prueba. Se trata de un duro golpe para los suizos residentes en el extranjero que luchan desde hace años por la introducción del voto electrónico.
“Un nuevo golpe a los derechos democráticos”
La Organización de Suizos en el Extranjero (OSE) se dice “consternada” por la decisión del Gobierno de abandonar el voto electrónico como canal de voto ordinario. “Se trata de un nuevo golpe a los derechos democráticos de los suizos en el exterior”, deplora la OSE en un comunicado difundido este jueves. Teme una “desmovilización de los actores implicados”, que pondría fin definitivamente al voto electrónico.
La organización señala que la votación en línea es el único medio para que los integrantes de la Quinta Suiza participen en las elecciones y las encuestas, ya que, a través del correo ordinario con frecuencia reciben los materiales electorales demasiado tarde para devolverlos a tiempo.
«Como organización de defensa de los intereses de la Quinta Suiza, la OSE tiene derecho a exigir que nuestros ciudadanos en el extranjero puedan ejercer sus derechos políticos. El hecho de que a menudo se les impida hacerlo en la práctica crea una discriminación de facto contra los suizos desde dentro», subraya.
La decisión del Gobierno “es una respuesta juiciosa y lógica que tiene en cuenta los resultados del ejercicio de transparencia de febrero-marzo de 2019: se adapta la velocidad y se refuerza la seguridad”, comenta Ardita Driza Maurer, asistente científica de la Universidad de Zúrich y del Centro para la Democracia de Aarau (zda), especialista en derechos políticos y nuevas tecnologías.
Durante la consulta sobre el proyecto de revisión de la Ley de Derechos PolíticosEnlace externo, que tenía por objeto sancionar la transición del voto electrónico de la experimentación a la normalidad, el plan del Gobierno no obtuvo el apoyo político necesario. “La mayoría de los partidos consideraron que esta transición era prematura”, dijo este jueves la Cancillería Federal en un comunicadoEnlace externo. En otras palabras, el voto electrónico no está enterrado, sino que se pospone su generalización.
Lo que ocurrió con el sistema de votación electrónica de la Poste (Correos) durante el procedimiento de consulta no contribuyó a crear un clima favorable. En marzo se detectaron dos grandes deficiencias en el futuro sistema de votación electrónica de segunda generación y otra en el sistema utilizado hasta la fecha, por lo que hubo que suspenderlo.
¿No habrá votación electrónica en las elecciones federales de 2019?
De este modo, los suizos residentes en el extranjero quedan al margen. El cantón de Ginebra, que anunció el pasado mes de noviembre que abandonaría su sistema de votación electrónica a finales de febrero de 2020, decidió hacerlo con efecto inmediato. Así, en las elecciones federales de octubre, los suizos residentes en el extranjero inscritos en los registros electorales de Ginebra y de los otros tres cantones que aún utilizaban su sistema -Argovia, Berna y Lucerna- se verán privados de la posibilidad de votar en línea.
La Poste ha indicado que está muy cerca de resolver el problema de su sistema, que afecta a la verificabilidad universal. Las cancillerías de los cuatro cantones que lo utilizan -Basilea-Ciudad, Friburgo, Neuchâtel y Turgovia- han asegurado que solicitarán permiso para seguir haciéndolo en las elecciones. La decisión se tomará en agosto, probablemente el día 14, durante la primera reunión del Gobierno después de las vacaciones de verano, indica René Lenzin, subdirector de Comunicación de la Cancillería Federal.
Así, en el mejor de los casos, para las elecciones federales de 2019, el voto electrónico solamente estará disponible en cuatro cantones. ¿Un fiasco para el Gobierno, que se había fijado el objetivo de introducir el voto electrónico en dos tercios de los 26 cantones?
La regulación más completa del mundo
Ardita Driza Maurer no lo ve así. “El objetivo principal del Gobierno siempre ha sido que la seguridad prevalezca sobre todo lo demás y que el voto electrónico cumpla con los principios constitucionales de la libertad de voto”, dice la especialista. El enfoque de la votación electrónica en Suiza está en línea con este principio prioritario establecido por el Gobierno, añade.
La jurista recuerda que, desde principios de 2014, existe “una reglamentación muy exigente, la más completa del mundo en cuanto a sistemas que integran la verificabilidad universal, es decir, la segunda generación”. Una reglamentación estricta que ha ido actualizada continuamente. “En julio de 2018, entró en vigor un nuevo requisito de seguridad: la publicación del código fuente.»
Además de las pruebas de intrusión realizadas cada tres años, la Confederación y los cantones decidieron organizar una prueba pública a principios de este año. Es precisamente “este ejercicio de transparencia, en particular la publicación del código fuente, lo que reveló que la certificación había permitido que los errores pasaran en el sistema de la Poste”, subraya Ardita Driza Maurer. Esto no solamente permitió corregir el código fuente, sino también la revisión de los procedimientos.
Se necesita una visión global
Sin embargo, la opinión pública no considera que la detección de fallos sea necesariamente tranquilizadora. Por el contrario, puede suscitar más dudas. “Es legítimo cuestionar la capacidad de un sistema de votación electrónica para resistir los ataques”, señala la especialista. Además, las encuestas han demostrado que todo lo que ocurre en el campo de las tecnologías informáticas y de Internet (piratería, espionaje…) genera aprensión sobre el voto electrónico, aunque el problema no tenga nada que ver con ello, explica.
Sin embargo, lo que se ha hecho hasta ahora ha dado sus frutos. “Suiza es un país con una amplia experiencia en sistemas que integran la verificabilidad universal, la legislación y la práctica del voto en línea, donde existe cooperación con centros de investigación y de especialización a nivel técnico, social y jurídico”, afirma. Considera que la experiencia del voto electrónico debe ponerse al servicio de un proyecto más amplio: “una visión global del desarrollo de los derechos políticos en la era digital”.
Traducido del francés por Marcela Águila Rubín
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