China coquetea con Suiza en el ámbito de la ayuda al desarrollo
Se trata de cultivar la imagen y el saber hacer: China se implica cada vez más en la cooperación al desarrollo y busca el contacto con Suiza. Suiza no es reacia a ello.
En enero de 2021, China publicó su tercer libro blancoEnlace externo sobre la ayuda exterior. En él se menciona la cooperación trilateral al desarrollo con Suiza en forma de un proyecto piloto. ¿Quiere eso decir que Suiza trabaja codo con codo con China en la ayuda al desarrollo?
Preguntado sobre esta cuestión por SWI swissinfo.ch, el Ministerio de Asuntos Exteriores suizo respondió por escrito que desde hace más de diez años existen tímidos contactos con las autoridades chinas competentes en esta materia. En enero de 2019, Suiza firmó un memorando de entendimiento con la agencia estatal china para el desarrollo. Ha sido el primero y hasta ahora único país en hacerlo.
Según el Ministerio de Asuntos Exteriores, la iniciativa partió de China, pero Suiza está abierta a la cooperación con China en terceros países. «Ante la creciente importancia de China en el ámbito de la cooperación internacional al desarrollo, Suiza tiene interés en ese diálogo».
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Suiza se juega mucho en las relaciones con la UE
El proyecto piloto que menciona China en su tercer libro blanco es probablemente un proyecto programado con la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) para combatir una enfermedad de gusanos en el sudeste asiático. «La idea de un proyecto conjunto para eliminar la esquistosomiasis en la región del Mekong se nos planteó ya en 2017», afirma Markus Dürst, responsable de programas para Asia en COSUDE. «El Instituto Tropical de Basilea, el Instituto Nacional de Enfermedades Parasitarias de Shanghái y la Organización Mundial de la Salud (OMS) participarían en la implementación». Sin embargo, el proyecto aún no se ha puesto en marcha por diversas razones.
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¿A quién beneficia la cooperación internacional de Suiza?
Fritz Brugger, del Centro de Desarrollo y Cooperación de la ETHZ (NADEL), confirma también que se está intentando establecer contactos entre las agencias de desarrollo suizas y chinas. «En general, los agentes chinos buscan el contacto con agentes occidentales», dice Brugger. Pero, no solo a nivel de autoridades nacionales, porque también han contactado con la Universidad de Ginebra y con el propio NADEL. «Sigue estando completamente abierta la posibilidad de colaborar con esta organización china», señala Brugger.
La propia China ha comentado el acuerdo con satisfacción. «Puede afirmarse que la cooperación chino-suiza en el ámbito de la cooperación internacional al desarrollo tiene una base cierta y un gran potencial de desarrollo futuro», ha señalado la embajada china en Berna.
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¿Puede Suiza cooperar con China?
La cooperación con China en materia de ayuda al desarrollo no está exenta de problemas por razones de imagen. Las ONG suizas se muestran escépticas: según Kristina Lanz, de Alliance Sud -un think tank compuesto por seis organizaciones suizas de ayuda al desarrollo- la cooperación china al desarrollo está motivada por políticas de poder y no suele beneficiar a los más pobres (para las críticas, véase el recuadro).
Se critican los siguientes puntos de la ayuda china al desarrollo:
- Una gran parte de la cooperación al desarrollo china son préstamos y créditos a los Estados africanos. Esto contribuye al endeudamiento de esos mismos Estados. Algunos expertos critican que China está endeudando deliberadamente a esos países para hacerse con sus infraestructuras y poder gobernar el presupuesto nacional.
- Con su cooperación al desarrollo, China persigue sus propios intereses económicos, geopolíticos y de poder.
- En particular, China apunta a las materias primas de África.
- China no distingue entre fomento de la economía y cooperación al desarrollo.
- China no es transparente.
- China colabora con los gobiernos y las empresas en lugar de con la sociedad civil.
- China no impone condiciones a los países receptores en materia de corrupción o derechos humanos.
- China invierte principalmente en infraestructuras y trae a su propia mano de obra para la construcción, parte de la cual se queda luego en el país. Cuando se emplea a la población local, es en malas condiciones de trabajo.
- China construye infraestructuras sin ocuparse de su posterior funcionamiento o mantenimiento.
- La calidad de los productos y los edificios chinos es mala.
La Embajada de China en Berna hace el siguiente comentario a la serie de críticas expuestas más arriba: «Como país en desarrollo con una historia de sufrimiento y pobreza, China siente empatía por otros países en desarrollo. Nuestros motivos son sinceros y no tenemos nada que ocultar». Sobre el terreno, China también tiene en cuenta la situación real de los países receptores y comparte sus experiencias y tecnologías sin reservas. «China ayuda a los países en desarrollo a mejorar sus propias capacidades, logrando un desarrollo independiente y sostenible», escribe la embajada. Por supuesto, también se tiene en cuenta criterios ecológicos. «Hemos ayudado a importantes países en desarrollo a construir varios proyectos de energía limpia, como la central fotovoltaica de Garissa en Kenia». China participa en proyectos de cooperación con 34 países para combatir el cambio climático.
No obstante, no quiere descartar categóricamente la cooperación entre Suiza y China: «En aras de una mejor coordinación entre todos los países donantes, sería deseable involucrar más a China». Mientras los proyectos concretos contribuyan realmente a la reducción de la pobreza y al fortalecimiento de la sociedad civil sobre el terreno, Alliance Sud no tiene nada en contra de que Suiza ejecute proyectos de ayuda en colaboración con China.
La cuestión de si Suiza debe cooperar con China en materia de ayuda al desarrollo es una cuestión obsoleta, según Brugger. «En el marco del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras, por ejemplo, impulsado y liderado por China, Suiza es miembro desde su creación en 2016 y colabora con China», afirma Brugger. Por lo tanto, la ayuda conjunta al desarrollo con China no sería ninguna novedad.
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El enfoque chino hasta ahora
China sigue considerándose a sí misma como un país en vías de desarrollo y califica su propia actuación en materia de ayuda como cooperación Sur-Sur.
Entre los gobiernos africanos la ayuda al desarrollo china suele ser mejor recibida que la occidental. Se considera rápida, eficaz y, sobre todo, incondicional. «China no pone condiciones a la corrupción ni a los derechos humanos», dice Lanz. «Para los Estados autocráticos, por supuesto, es atractivo conseguir contratos de manera tan fácil».
Brugger asegura también que el enfoque chino tiene ventajas desde el punto de vista de los países receptores. «La cooperación con Occidente se ha vuelto en algunos casos engorrosa para los Estados africanos debido a los numerosos requisitos, y puede llevar mucho tiempo negociar un contrato».
Además, añade, es justo reconocer que China está invirtiendo mucho. Es uno de los donantes más generosos. «China tiene mucho dinero para invertir debido a sus reservas de divisas», afirma Brugger.
China considera que su imparcialidad es un punto fuerte. La oficina de prensa de la Embajada china en Berna manifiesta por escrito que «China y los países receptores se respetan mutuamente y se tratan de igual a igual. China no se inmiscuye en la vía del desarrollo ni en los asuntos internos de otros países, no impone su voluntad a los demás, no les obliga a aceptar condiciones políticas y no actúa en función de intereses políticos propios».
Una imagen hostil de China
China está también muy implicada en la ayuda humanitaria. Por ejemplo, mientras los países occidentales han comprado para sí hasta la última de las vacunas contra el coronavirus, China suministra a todo el Sur su propia vacuna.
A Brugger le molesta el debate en blanco y negro y el retrato exclusivamente negativo de China: «El discurso suele limitarse a la idea de que China lo hace todo por interés propio o por razones de imagen y que la calidad es mala. Eso nos facilita las cosas. Pero con esa actitud desaprovechamos la oportunidad de comprender cómo funciona y piensa China a largo plazo».
Y ese conocimiento es importante, porque «China ha venido para quedarse, no se va a ir sin más», dice Brugger. Tenemos que aceptar este hecho. Y encontrar la manera de trabajar juntos de forma sensata y pragmática. Según la Embajada en Berna, China describe su solidez en los siguientes términos: «Mantenemos nuestras promesas y cumplimos lo que prometemos.
Traducción del alemán: José M. Wolff
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