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Conocer mejor las armas para saber respetarlas

Nicola Berta ama su oficio: es armero. swissinfo.ch

Una profesión, una pasión y muchos sacrificios llevaron a Nicola Berta a abrir una armería. Ahora, no obstante, su negocio está amenazado por la iniciativa popular sobre las armas que, en su opinión, creará más problemas de los que pretende solucionar.

Para entender mejor los argumentos de los detractores de la iniciativa ‘Para la protección de la violencia perpetrada con armas’, que los suizos votan el próximo 13 de febrero, swissinfo.ch se entrevistó con un armero de Losone, cerca de Locarno (cantón Tesino).

Su forma de hablar es franca y directa, sus gestos, decididos y seguros. Nicola Berta nos recibe en su pequeña empresa, compuesta por el laboratorio donde trabaja por la mañana y el negocio que abre por la tarde. “Si pudiera pasaría todo mi tiempo en el laboratorio”, confiesa este hombre de 45 años.

De hecho, Nicola Berta, es un auténtico artesano, no un simple vendedor de armas. “Uno de los escasísimos armeros que hay en el Tesino”, subraya uno de sus clientes, Oviedo Marzorini, presidente de la Federación Tesinesa de las Asociaciones de Tiro (FTST).

El gusto por los desafíos

Esta profesión, poco extendida, es una tradición en la familia de Berta. Nicola sigue los pasos del abuelo y de un primo que le transmitieron una auténtica pasión a la que se entrega en cuerpo y alma.

A los 16 años deja el Tesino para formarse como mecánico de precisión en la Suiza de expresión alemana. Tras obtener el diploma emprende un nuevo desafío: se traslada a la Suiza francófona para iniciar un aprendizaje de armero.

Con dos diplomas federales en el bolsillo y el dominio de tres lenguas nacionales, Nicola Berta aspira a trabajar por su cuenta. Y en 2002 cumple su sueño.

Dificultades y alegrías

Rápidamente consigue hacerse con una clientela fiel. Trabajo le sobra. Desde que abrió la armaría, dice, solamente ha tomado tres semanas de vacaciones. Pero no se lamenta.

“Me considero afortunado: me encanta mi oficio”, explica. Sus ojos brillan de entusiasmo cuando nos muestra los fusiles y pistolas, nos narra su historia, nos explica los pormenores y nos muestra un número impresionante de libros especializados.

Entre el armero y los clientes se establece una relación de confianza, muchas veces incluso de amistad. En el negocio reina una atmósfera cordial. El propietario y los clientes charlan alegremente.

Problemas de sociedad

El tono cambia cuando se evoca la iniciativa ‘Para la protección de la violencia perpetrada con armas’. “Los suicidios y los homicidios no son un problema de armas, sino un problema social. Pero para éste la iniciativa no propone nada en absoluto”, se enfurece Berta. Y sostiene que si el 13 de febrero el resultado en las urnas es un ‘sí’, no disminuirá el número de actos violentos que se comenten con armas.

Quien quiere matar o quitarse la vida “encuentra siempre un medio para hacerlo, incluso si no dispone de un arma de fuego”, prosigue Berta. Y lanza la pregunta: “¿Por qué no prohibimos los diques y puentes, dado que mucha gente se quita la vida tirándose de ellos?”

Además, la iniciativa no lucha contra el comercio ilegal de armas, sino que penaliza a los comerciantes honestos, agrega el armero y señala los numerosos archivadores que contienen todos los datos relativos a las ventas de armas y sus compradores. Un gran volumen de fichas administrativas que, de ser aprobada la iniciativa, se multiplicarían inútilmente, sostiene.

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La ley vigente es eficaz

Berta considera “justo” que haya reglas y controles rigurosos en el ámbito de las armas y sostiene que la revisión de la ley en la materia, en vigor desde finales de 2008, era necesaria. El actual régimen disciplinario “es correcto. Ahora no procede hacer cambios”.

El armero rechaza también la necesidad de crear un registro central de armas, como prevé la iniciativa, para evitar, por ejemplo, que una persona acumule armas de fuego comprándolas en cantones diferentes, sin que nadie se percate de ello. “Todos los datos se transmiten a la policía del cantón en el que reside el comprador y ésta los inscribe en un registro cantonal. Y la policía puede intercambiar los datos”, afirma.

“El verdadero problema reside en la protección de datos”, señala Oviedo Marzorini. Una política de protección de la privacidad llevada al extremo, que el abogado califica de “absurda”. Según él, es a este nivel que debería intervenirse y no creando un nuevo registro federal que conlleva trabajo y  costes inútiles.

Un deporte popular en peligro

Más que las gestiones administrativas suplementarias que derivan de la iniciativa, a Nicola Berta le preocupa la prohibición de guardar las armas de ordenanza en casa. Esto significaría el fin del tiro como deporte de masa y “la muerte de la mayor parte de las galerías de tiro”, pronostica.

Aficionado a esa disciplina, sostiene que la abrumadora mayoría de los tiradores en Suiza utiliza el arma de ordenanza para practicar este deporte y que los campos de tiro subsisten gracias a las subvenciones militares. “Solamente los grandes polígonos podrán sobrevivir”, si se aprueba la iniciativa.

En las asociaciones de tiro hay una auténtica vida social y cultural, se enseña la historia y las tradiciones de Suiza y se aprende el sentido de la disciplina, relata Nicola Berta. “Allí los jóvenes tienen un buen seguimiento, no corren ningún peligro, a diferencia de los estadios y las pistas de hockey”, comenta.

El tiro es un deporte que requiere concentración, condición física y serenidad, explica el presidente de la FTST. En su caso representa también una preparación importante para la caza. “La presa debe abatirse de un solo tiro. Cuando se disparan dos, uno sobra”. Porque los cazadores respetan a los animales y la naturaleza, subraya Marzorini. Este deporte enseña además a respetar las armas: quien ama y conoce las armas, las utiliza con sentido de la responsabilidad, anota Nicola Berta.

El ejército en la mira

La conclusión del armero es lapidaria: “En realidad, la iniciativa pretende solamente eliminar el ejército. Solo hay que fijarse en quienes la promueven: entre ellos figura el Grupo por una Suiza sin Ejército”.

“Y también el Partido Socialista Suizo, que en su último programa ha sumado la supresión del ejército a sus objetivos”, agrega Oviedo Marzorini, que califica de “hipócrita” el texto de la iniciativa. En su opinión, detrás del aparente objetivo de protección se esconde, en realidad, la voluntad de debilitar progresivamente al ejército suizo.

Se entregó en la Cancillería Federal el 22 de febrero de 2009, avalada por 106.037 firmas válidas.

La promueve una coalición que agrupa a 70 organizaciones: defensa de derechos humanos, sindicatos, prevención del suicidio, iglesias, asociaciones de lucha contra la violencia infligida a las mujeres, movimientos pacifistas, etc.

Principales reivindicaciones:  

Creación de un registro nacional de armas, justificación de necesidad y competencias para la posesión de un arma, almacenamiento de las armas militares en sitios seguros, prohibir la posesión de armas particularmente peligrosas (armas automáticas, fusil de percusión) a título personal.

Cuenta con el respaldo de la izquierda. El gobierno y la mayoría de la derecha en el Parlamento, en cambio, recomiendan que los ciudadanos la rechacen.

A favor. Cerca de 70 partidos y organizaciones respaldan la iniciativa. Entre ellos el Partido Socialista, los Verdes, los Verdes Liberales, el Partido Demócrata Cristiano, el Partido Evangélico, el Partido del Trabajo, los sindicatos, el Grupo para una Suiza sin Ejército, numerosas organizaciones pacifistas, cristianas, de prevención del suicidio, de mujeres, así como la Federación de Médicos Suizos, la Sociedad Suiza de Psiquiatría y Psicoterapia, y los Juristas Demócratas de Suiza.

 

En contra. Entre los detractores figuran la Unión Democrática del Centro (derecha conservadora), el Partido Liberal Radical (derecha), el Partido Burgués Democrático (derecha), la Lega del Tesino (derecha radical), las asociaciones de tiro deportivo y cazadores, los armeros y los militares.

La Federación Suiza de Tiro Deportivo (FST) cuenta actualmente 131.000 miembros, según Christoph Kaufmann, portavoz del Comité Olímpico Suizo.

La FST es una federación importante para el Comité, precisa. Y recuerda que los deportistas suizos han ganado varios títulos internacionales, entre ellos una veintena de medallas olímpicas: 6 de oro, 6 de plata y 8 de bronce.

(Traducción: Belén Couceiro)

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