Un gobierno pluralista que se ciñe a la democracia directa
El Parlamento elige este miércoles a los miembros del Gobierno suizo para los próximos cuatro años. Tras la victoria de los Verdes en las elecciones legislativas de octubre, el debate gira en torno a si los ecologistas deben entrar en el Ejecutivo. Si analizamos la composición cuatripartita del Consejo Federal desde 1959 la respuesta es: “Sí, en algún momento”.
Suiza no tiene un gobierno de mayoría ni de coalición en el sentido clásico: el Consejo Federal es una agregación de lo más variopinta, en la que se refleja la voluntad de buscar soluciones de compromiso para preservar la estabilidad en un sistema político de democracia directa.
El Gobierno cuatripartitoEnlace externo es el resultado de un largo y lento proceso de integración. A la hora de repartir las siete carteras ministeriales entre cuatro partidos, el elemento determinante, aunque no el único, es la fuerza política de cada uno de ellos. Pero esta fuerza no se mide solo por la representación parlamentaria, sino también por la capacidad de lidiar con la democracia directa, o sea, de obtener mayorías en las votaciones populares.
El siguiente vídeo explica los mecanismos para la repartición de los siete escaños del Consejo FederalEnlace externo entre los partidos. Desde la fundación del Estado federal moderno en 1848 el Gobierno está compuesto por siete miembros.
En este punto, cabe recordar cuáles son las características del sistema político suizo.
El Gobierno de Suiza es un gobierno colegiadoEnlace externo. Sus miembros tienen los mismos derechos y poderes. Es decir, en Suiza no hay jefe de Gobierno ni jefe de Estado. Ni tampoco mociones de censura o confianza.
Cada consejero federal es responsable de un ministerio (en Suiza se llama departamento), pero las decisiones las adopta el conjunto del órgano colegiado, que se reúne a puerta cerrada una vez a la semana para debatir y votar. Cada proyecto de ley u de otro tipo que un ministro quiera someter al Parlamento necesita la aprobación previa de la mayoría del Consejo Federal. Y es el Gobierno en su conjunto el que envía la propuesta al Parlamento.
La consecuencia es que un gobierno colegiado está obligado a buscar acuerdos y soluciones de compromiso. Este principio se conoce en Suiza como democracia de concordanciaEnlace externo.
Una estructura de gobierno que comprende a (casi todos) los principales partidos con representación parlamentaria (más o menos proporcionalmente a su fuerza electoral) aumenta las probabilidades de que las propuestas del Consejo Federal lleguen a buen puerto.
En primer lugar, tienen más posibilidades de obtener el visto bueno del Parlamento. Y en segundo lugar, evitan que una vez aprobadas por el Legislativo sean objeto de un referéndum; y si esto sucede, tienen más probabilidades de conseguir una mayoría en votación popular.
Es un punto crucial en el que el Gobierno de Suiza se distingue de otros países con una democracia representativa. El Consejo Federal es elegido por el Parlamento. Pero el pueblo, aunque no tiene voz ni voto en la designación de los ministros, es como una espada de Damocles que pende sobre sus decisiones. Para que estas sean aceptadas, el Gobierno suizo necesita mucho más que el apoyo de una mayoría parlamentaria.
Esta preocupación concreta ha determinado los cálculos políticos que han modificado paulatinamente la configuración del Gobierno a lo largo de los años: de un gobierno monocolor en 1848, cuando los radicales (derecha) tenían la mayoría absoluta en el Parlamento y no existían aún el referéndum y la iniciativa popular a escala federal, a un Ejecutivo integrado por cuatro partidos, a partir de 1959.
La denominada fórmula mágicaEnlace externo, término que acuñaron los medios para la composición cuatripartita del Gobierno, se ha mantenido (salvo en el periodo 2007-2015) hasta hoy, aunque se ha invertido el número de ministros de Unión Democrática de Centro (UDC, derecha conservadora) y del Partido Demócrata Cristiano (PDC, centro). La UDC se ha convertido en el partido más votado y cuenta ahora con dos representantes en el Gobierno. Y el PDC, tras perder fuerza electoral, ha cedido una de las dos carteras ministeriales.
El ascenso de los Verdes, los grandes ganadores de las elecciones legislativas de 2019, podría alterar la configuración del Consejo Federal, aunque probablemente no de forma inmediata. En la cultura política suiza, los cambios requieren tiempo, como refleja el siguiente gráfico:
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Suiza tiene un Parlamento «más verde”
Traduccion del italiano: Belén Couceiro
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