“Todos los países deben tener nuevos sistemas de detección de virus»
La epidemia de COVID-19 pone al descubierto los límites y las debilidades de los sistemas de salud de los países, pero también el progreso realizado internacionalmente desde la epidemia de SARS en 2003. Explicaciones de Gilles Poumerol, especialista francés con 30 años de experiencia en la OMS, en Ginebra.
Con cada nueva pandemia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se encuentra en el candelero, acusada de hacer demasiado o no lo suficiente. Atenazada entre las exigencias de sus Estados miembros, en particular sus mayores contribuyentes, y su papel en la coordinación de las políticas internacionales de salud, la OMS permite sin embargo mejorar, paso a paso, las respuestas a nuevas epidemias, según lo explica el dr. Gilles Poumerol, especialista en salud pública internacional.
Gilles PoumerolEnlace externo, especialista en salud pública internacional, ha trabajado para la OMS en el Caribe, Asia, el Pacífico y África. También fue responsable de la revisión en 2005 del Reglamento Sanitario Internacional (RSI). Una experiencia que aporta al Centro de Ginebra para la Política de Seguridad (GCSP) al brindar capacitación sobre seguridad sanitaria internacional.
swissinfo.ch: El mundo enfrenta un gran desafío con la rápida propagación del coronavirus desde China. ¿Cómo cambia este nuevo virus la situación?
Gilles Poumerol: Más del 60% de las infecciones virales humanas provienen de animales. Lanzada a principios de la década de 2000, la iniciativa one healthEnlace externo, una sola salud, subraya que todos los seres vivos viven juntos y que la salud de todos los seres vivos es muy interdependiente.
Estas transmisiones de virus de los animales a los humanos adquieren proporciones importantes. Este fenómeno está ligado a la evolución de nuestras sociedades y al aumento de la población mundial que gana terreno en los sistemas ecológicos silvestres.
Con una mejor higiene y el desarrollo de antibióticos, la amenaza de infecciones como el cólera se ha reducido. Pero nos enfrentamos siempre a nuevos virus de origen animal contra los cuales no tenemos medicamentos.
swissinfo.ch: Por lo tanto, los virus evolucionan, como el resto del mundo viviente, adaptándose a los cambios en su entorno natural.
G.P.: Eso es exactamente Para sobrevivir, los virus necesitan las células de los seres vivos que parasitan. En algunos casos, se logra un equilibrio entre el virus y el organismo y cada uno vive en armonía. Es el caso de los murciélagos que transportan muchos virus sin enfermarse o morir por su causa, al tiempo que pueden transmitirlos a los humanos.
swissinfo.ch: La medicina y la higiene han progresado considerablemente en el último siglo. ¿Qué puede decirse al respecto ante la actual situación sanitaria?
G.P.: Si podemos vivir hasta los 80 años en promedio, es gracias a los avances en higiene, vacunación y tratamientos con antibióticos. Eso ayuda a controlar muchas infecciones.
Los virus que han dado origen a las epidemias recientes quizá ya existían. Pero hoy podemos detectarlos más rápido y monitorearlos mejor. Por ello también tenemos la impresión de que somos atacados regularmente por nuevos virus. También se alcanzan ciertos límites de tratamiento, a pesar del avance en la producción de nuevas vacunas.
El COVID-19 también pone de relieve otro problema. Muchos países aún no han advertido el peligro de estas epidemias. No se han equipado con sistemas de detección temprana e intervención rápida para contener la aparición de estas nuevas infecciones.
swissinfo.ch: ¿Cómo reaccionó la OMS?
G.P.: En los últimos años, hemos trabajado mucho en la OMS para establecer el Reglamento Sanitario InternacionalEnlace externo para alertar a los países sobre la necesidad de contar con esas capacidades de respuesta. Este nuevo reglamento sanitario fue desarrollado en 2015 en respuesta al SARS, que tuvo un impacto económico relativamente significativo, a pesar de su rápida contención. Algunos países trabajaron juntos para lograr un acuerdo internacional sobre la manera de colaborar durante esos eventos, como el intercambio de información, ayuda mutua, respuestas correctas, etc.
Revisado en 2005 luego de epidemias como el SIDA y el SARS, el Reglamento Sanitario Internacional es un acuerdo firmado por 196 países, incluido el conjunto de los Estados miembros de la OMS, que se comprometen a colaborar en beneficio de la seguridad sanitaria mundial. Los países signatarios acordaron fortalecer sus capacidades para la detección, evaluación y notificación de eventos de salud pública. La OMS desempeña una función de coordinación y ayuda a los países a reforzar su capacidad, en colaboración con sus asociados.
Tras la adopción de este acuerdo y, en 2009, la pandemia por el virus de la influenza H1N1, Suiza emprendió la revisión de la Ley federal sobre epidemiasEnlace externo, adoptada por el pueblo en 2013, en referéndum. En vigor desde el 1 de enero de 2016, esta ley es la base legal en la que se apoya el gobierno para responder a la epidemia actual.
Y paso a paso, se avanza. Con este coronavirus y su considerable impacto económico, todos los países del mundo deberían darse cuenta de la necesidad de tener estos sistemas de detección y alerta para enfrentarlo. Estos sistemas de detección y alerta en cada país permitirían adoptar medidas lo más rápido posible para evitar una propagación, como la del coronavirus.
Es un poco como los bomberos. Hay estaciones de bomberos que no se usan con frecuencia. Pero están listas para intervenir en caso de incendio. Esto evita que el fuego se propague.
swissinfo.ch: ¿Estas deficiencias afectan solamente a los países pobres?
G.P.: No. Hay países que tienen medios, pero que no han invertido lo suficiente en estos sistemas de preparación y respuesta rápida a los nuevos eventos epidémicos. Y cuando aparece un virus en uno de esos países, se hace casi imposible evitar su propagación al resto del mundo. Se puede retrasar la epidemia, pero no detenerla.
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swissinfo.ch: ¿Podemos evaluar la duración de esta pandemia?
Muchos elementos son aún desconocidos. ¿Su contagiosidad precede la aparición de signos de la enfermedad?, lo que parece ser el caso. ¿Cuántos días antes? ¿Somos contagiosos sin desarrollar síntomas?
Su tasa de mortalidad se estima en 2%. Pero tal vez esa tasa será revisada cuando tengamos todos los datos.
En referencia a China, se llegó a un pico dos meses después del inicio de su transmisión a fines de diciembre. Y desde finales de febrero, ha ido disminuyendo, luego de la aplicación de medidas particularmente drásticas con la cuarentena de 50 millones de personas.
Todavía es demasiado pronto para saber hasta qué punto estas medidas han sido decisivas y si en los otros países afectados se observará la misma periodicidad de dos meses de ascenso, seguidos de una estabilización y un descenso. Si es así, en Europa y el hemisferio norte, la epidemia se volvería mínima alrededor de mayo o junio, con muchos virus con dificultades para sobrevivir dado el aumento de las temperaturas.
Es probable que la epidemia continúe en el hemisferio sur, que será en la temporada de invierno, y que regrese al hemisferio norte el próximo invierno. Estas son, por supuesto, hipótesis.
swissinfo.ch: ¿Podría volverse endémico el COVID-19?
G.P.: De hecho, es una posibilidad, con la esperanza de encontrar una vacuna que permita, dentro de 6 a 12 meses, proteger a una gran parte de la población en riesgo.
Traducido del francés por Marcela Águila Rubín
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