COVID-19: “Nadie estará a salvo hasta que el mundo esté a salvo”
Mientras que los países más ricos empiezan a ver la luz al final del túnel gracias a la vacunación, en Asia y en América Latina la pandemia sigue pasando factura. La Cadena de la Solidaridad, el “brazo humanitario” de la radiotelevisión pública suiza, ha puesto en marcha una campaña para recaudar fondos en favor de las personas más necesitadas.
La mitad de los nuevos casos de COVID-19 conocidos en el mundo actualmente se cuentan entre los casi dos mil millones de habitantes del sur de Asia. Según ha advertidoEnlace externo Unicef recientemente, cada segundo se producen más de tres nuevas infecciones de COVID. Y más de tres personas mueren cada minuto.
En la India, donde la semana pasada se registró un número récord de muertes diarias desde que comenzó la pandemia, la situación es dramática. Pero la preocupación también se traslada ahora al vecino Nepal, donde el virus crece de manera exponencial.
En pocas semanas los nuevos contagios han pasado de unos 150 a más de 8 000 al día; una cifra que, según el equipo de las Naciones Unidas en Nepal, probablemente sea muy inferior a la real. El sistema sanitario (más frágil que en la India) está desbordado y carece de los equipos médicos más elementales. Suiza acaba de enviar 30 toneladas de suministros a NepalEnlace externo, y a principios de mayo ya hizo otro envío a la India.
Unicef dice que también están en peligro otros países muy vulnerables de la región, como Bangladés, Pakistán y Afganistán.
Evolución en América Latina
La pandemia, asimismo, está golpeando con fuerza al otro lado del planeta. Hasta la fecha, América Latina es la región del mundo con el mayor número de muertes confirmadas. Además de en Brasil –donde la pandemia está fuera de control desde hace meses– la situación se ha deteriorado sobremanera en varios países de Centro y Sudamérica. Especialmente en PerúEnlace externo, que tiene una de las mayores tasas de mortalidad, o en BoliviaEnlace externo, que está en plena tercera ola.
En la mayoría de los países de estas zonas menos de una de cada diez personas ha recibido al menos una dosis de la vacuna contra el coronavirus. Lo que está muy lejos de ser suficiente para hacer frente a la situación.
Solidaridad en cadena
Para Ernst Lüber, responsable del departamento de programas humanitarios de la Cadena de la SolidaridadEnlace externo, la fragilidad de las infraestructuras, la pobreza y la inestabilidad política ya existentes de antemano hacen temer que la repercusión sea catastrófica y duradera en el tiempo. Por lo que esta fundación humanitaria vinculada al grupo de la radiodifusión pública suiza SRG SSR (del que SWI swissinfo.ch es miembro) ha hecho un nuevo llamamiento para recaudar fondos.
El acceso a la atención médica ya era un gran problema antes de la crisis y los sistemas sanitarios están a punto de estallar. Los medios de comunicación han mostrado la desesperación de quienes buscan botellas de oxígeno o no son admitidos en los hospitales. Y ya no se pueden tratar otras enfermedades crónicas distintas a la COVID muy extendidas en los países emergentes.
La propagación de nuevas variantes del virus ha venido a complicar todo todavía más si cabe y ha puesto de manifiesto la insuficiencia de algunas respuestas gubernamentales, “especialmente en países de renta media [como India y Brasil] que normalmente deberían haber tenido mayores posibilidades de salir de la situación”, explica Ernst Lüber.
La pandemia además ha tenido unos efectos económicos devastadores. En muchos de estos países, una gran parte de la población depende de la economía sumergida y de los pequeños trabajos por días. La pérdida de puestos de trabajo como consecuencia de las medidas sanitarias puede desencadenar “reacciones en cadena difíciles de reparar después”, afirma Ernst Lüber.
“La gente pierde todos sus ingresos y para ganarse la vida tiene que vender bienes que necesita o tiene que endeudarse; los niños ya no van a la escuela; la gente que trabajaba en la ciudad tiene que volver al campo”, lo que contribuye a que el virus se propague a las zonas rurales, donde se tiene menos acceso a la atención sanitaria.
“No acomodarse a la situación”
La Cadena de la Solidaridad comenzó su campaña de recogida de fondos “Coronavirus Internacional” en octubre y ha recaudado más de 9 millones de francos. El dinero se ha destinado a apoyar los proyectos de 16 organizaciones no gubernamentales que realizan acciones a nivel local en 14 países. “Pero casi hemos agotado el dinero y el problema continúa”, subraya Ernst Lüber.
Las donaciones pueden hacerse directamente a través del sitio webEnlace externo de la Cadena de la Solidaridad o en la cuenta postal 10-15000-6 de la Cadena de la Solidaridad con la referencia “COVID INT”.
En el marco de la campaña “Coronavirus Internacional”, la Cadena de la Solidaridad colabora con 16 ONG: Cáritas, la Cruz Roja, Helvetas o Médicos Sin Fronteras, entre otras.
Hasta ahora han recibido ayuda económica proyectos en 14 países, principalmente en el sur de Asia y América Latina, pero también en algunos países de Oriente Medio y de África. En cuanto a la ayuda adicional, la lista se ha ampliado para poder incluir a India y Brasil, entre otros.
Los proyectos apoyados se articulan en torno a dos ejes. El primero consiste en una ayuda socioeconómica directa para las personas más afectadas por las restricciones (personas que trabajan en el sector informal, migrantes, desplazados, grupos marginados). El objetivo es “amortiguar el choque económico con la esperanza de evitar reacciones en cadena y permitir que la gente se recupere”, cuenta el responsable del programa.
La otra prioridad es sanitaria y pasa por llevar a cabo acciones de apoyo a los servicios sanitarios, el suministro de equipos médicos, las campañas de sensibilización, etc. Unos pocos francos pueden marcar la diferencia. Según la ONG HelvetasEnlace externo, con una donación de 120 francos se suministran kits de higiene para diez personas, por ejemplo.
Mientras los países más ricos empiezan a ver la luz al final del túnel gracias a la vacunación, las organizaciones humanitarias subrayan la importancia de luchar de forma global contra la pandemia. Por un lado, porque “nadie estará a salvo hasta que el mundo esté a salvo”. Y por solidaridad, ante todo. Para Ernst Lüber, “el riesgo sería acomodarse a la situación”.
La Cadena de la Solidaridad (Chaîne du Bonheur, en francés) se fundó en Lausana en 1946 en las ondas de la radio pública de la Suiza francesa –la actual RTS– una filial de la Sociedad Suiza de Radiotelevisión. La idea enseguida se extendió a las otras dos regiones lingüísticas: con el nombre de ‘Glückskette’ en la Suiza alemana y de ‘Catena della Solidarietà’ en la Suiza italiana.
Al principio fueron emisiones radiofónicas periódicas con el objetivo de recaudar fondos para causas humanitarias. En 1983, la Cadena de la Solidaridad se constituyó como fundación independiente, aunque sigue estrechamente ligada al sistema público de radiotelevisión suizo del que es su “brazo humanitario”. Las actividades de la Cadena de la Solidaridad se transmiten en antena.
Los fondos recaudados se distribuyen entre 24 ONG humanitarias colaboradoras. Los proyectos apoyados sobre todo son acciones a largo plazo, como la reconstrucción tras una catástrofe, ya sea en Suiza o en el extranjero.
Desde su fundación, la Cadena de la Solidaridad ha organizado más de 250 campañas para recaudar fondos y ha recogido 1 700 millones de francos, lo que la convierte en el mayor donante de ayuda humanitaria de Suiza.
Traducción del francés: Lupe Calvo
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