“En América Central somos más vulnerables”
“Espero que la pandemia no pegue tan fuerte en América Central como en Europa, acá estamos más pobres, somos más vulnerables”. Testimonio de una ciudadana del mundo con pasaporte helvético.
A Ursula HauserEnlace externo, las restricciones derivadas del COVID-19 la sorprendieron en San José, su lugar de residencia. Ya no pudo viajar a Montevideo, como tenía previsto, y quién sabe si logre volar a Zúrich en mayo, como había planeado. Pero no baja la guardia: Desde su hogar en Costa Rica, vía tecnológica, continúa su labor académica y su asistencia a grupos vulnerables en diversos países, en particular de América Central.
La región centroamericana cuenta con frágiles sistemas de salud que podrían colapsar con la pandemia del COVID-19. Enfrenta igualmente el reto de permanentes olas migratorias de trabajadores que buscan establecerse en Estados Unidos o que encuentran fuentes de trabajo en países vecinos, recuerda.
“Aunque se ha informado de un número relativamente menor de casos confirmados en África y en América Central y del Sur, el COVID-19 podría tener graves consecuencias sociales, económicas y políticas para esas regiones”, señaló el responsable de la OMS, Tedros Adhanom GhebreyesusEnlace externo, el pasado 1º. de abril.
“La situación en Costa Rica no es tan grave como en El Salvador, Honduras o Guatemala”, comenta Ursula Hauser en entrevista telefónica con swissinfo.ch. En los países vecinos de la otrora denominada “Suiza de América Central”, explica, los desafíos son considerablemente mayores: insuficiencia de estructuras sanitarias, de medicamentos. Altos índices de pobreza, de violencia, migraciones.
¿Lavarse las manos sin agua?
“Recomiendan lavarse continuamente las manos, pero falta el agua. Dicen que hay que permanecer en la casa, pero la violencia doméstica es terrible y para muchos, salir a la calle es salir a trabajar y dejar de trabajar es dejar de comer”.
Psicóloga de formación y rebelde por vocación, Ursula pasó de largo la edad del retiro y continúa sus terapias de psicodrama en diversos países de América Latina; en Gaza, a donde viaja con la doctora Maja Hess dos veces por año en el marco de un programa de Médico Internacional Suiza, y en su Suiza natal. Sus programas de apoyo incluyen también la formación de especialistas en diversas universidades.
Justo antes de que la pandemia del coronavirus obligara el cierre de fronteras, nuestra interlocutora tenía previsto visitar la Universidad de República Oriental del Uruguay, donde impulsa una formación de psicodrama a nivel de posgrado. A ese “paisito” de Benedetti, considerado alguna vez “la Suiza de América”, Ursula le tiene un cariño muy especial y en él pasa también largas temporadas.
Postergado el viaje, esta ciudadana helvética, oriunda del cantón de Zúrich, vive su confinamiento en San José. La descripción que nos hace se asemeja mucho a la que se vive en muchos otros lugares. “Parece una ciudad fantasma. Todo está cerrado, menos los comercios de alimentos y las farmacias, pero con horarios restringidos. Aquellos que salen a la calle sin una necesidad absoluta son multados…”
“Como por la edad soy persona de alto riesgo, no puedo salir, pero no me falta nada, mi familia tica me cuida y me consiente mucho”. Y ella cuida de sus actividades a través de las nuevas tecnologías como el zoom.
Sin embargo, mucha de la gente de la que se ocupan ella y sus alumnos no tiene acceso al apoyo. “Son personas pobres que carecen de muchas cosas y, por supuesto, de internet, así que no podemos tener contacto con ellas, ni siquiera por teléfono”.
Les preocupan particularmente las mujeres que se ven forzadas a permanecer en casa al lado de parejas que las maltratan. “El encierro, la falta de perspectivas, la tensión por la crisis exasperan la violencia”, deplora. “Además, el ocio fomenta el alcoholismo y hay lugares en los que una botella de ron es más barata que una de jugo de naranja”.
Frágil contexto sanitario
Las condiciones sanitarias en Centroamérica difieren. “En Costa Rica, la salud pública está bien organizada. Pretendieron privatizarla en los años 80, pero la masiva protesta de la población lo impidió”.
Sin embargo, Honduras, por ejemplo, con un precario sistema de salud (menos de 50 unidades de cuidados intensivos) enfrenta el doble problema del dengue, con el que lucha desde hace años, y la amenaza de la expansión del coronavirus.
En Guatemala y El Salvador la infraestructura sanitaria es insuficiente, de acuerdo con Ricardo Castañeda, economista del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales.Enlace externo
En Costa Rica, refiere la doctora Hauser, aquellos que prefieren acudir a instituciones privadas tienen que pagar un precio alto: hasta mil dólares por someterse a una prueba de diagnóstico, a guisa de ejemplo.
Le indignan esas diferencias sociales tan descarnadas que se observan no solo en Centroamérica sino en el resto de América Latina. “Muchos países están sufriendo por los recortes de agua. Piden a la gente que se lave constantemente las manos y no tienen agua, mientras que otros tienen piscina en su casa”.
Coronavirus al 06.04.2020/OMS en:
Honduras: 288 confirmados. 6 curados. 22 decesos.
Nicaragua: 6 confirmados. 2 curados. 1 deceso.
Guatemala: 70 confirmados. 15 curados. 3 decesos.
Costa Rica: 454 confirmados. 16 curados. 2 decesos.
El Salvador: 60 confirmados. 2 curados. 3 decesos.
Sin trabajo no hay comida
Y, amén del aspecto sanitario, le inquieta también el impacto económico de una pandemia que ha paralizado casi todas las actividades. En Costa Rica, el turismo, sector esencial de la economía, ha quedado en compás de espera.
“Las playas están cerradas. No hay gente en las plazas”, comenta. Y, como en tantos otros países, tampoco hay entradas ni salidas al/del país. De hecho, para evitar mayores contagios se ha prohibido viajar al exterior y los extranjeros que incumplan la orden podrían perder su permiso de residencia.
Pero las repercusiones de orden financiero no quedan ahí: “Son muchos los que trabajan de manera informal, que son independientes y que viven al día. Si no trabajan, no comen”, lamenta.
Uno de sus proyectos tiene que ver precisamente con trabajadores inmigrantes nicaragüenses en Costa Rica porque, como recuerda, Centroamérica es una región expulsora de mano de obra y una de sus principales fuentes de ingresos son las remesas que envían sus ciudadanos instalados en el exterior, principalmente en Estados Unidos.
“Pese a los peligros que corren, y que cada día son mayores, miles creen todavía en el ‘sueño americano’ y se arriesgan a tratar de llegar. Otros van a países vecinos. A Costa Rica, por ejemplo, vienen de manera legal o ilegal para trabajar. Ahora no pueden entrar. ¿Qué va a pasar con ellos?”
“Los pobres, responde ella misma, serán más pobres. Acá no estamos en Suiza, acá no hay seguro de desempleo…”
Ursula Hauser Grieco, Dr. Phil I, Psicoanalista, Psicodramatista.
Profesora de Etnopsicoanálisis y Psicodrama en Universidades de Costa Rica, Uruguay, Guatemala y Cuba.
Miembro de diversas asociaciones de Psicología, Psicoanálisis, Psicodrama, Sociometría y Teatro Espontáneo en diversos países.
Proyectos en Latam: con trabajadoras domésticas inmigrantes (ASTRADOMES), organizaciones de defensa de la mujer, población traumatizado por las guerras civiles en Centroamérica, lisiados de guerra, jóvenes indígenas, nietos de desaparecidos durante la dictadura militar en Uruguay, entre otros.
En Palestina: Supervisión del programa de Psicodrama en Gaza, en el Gaza Community Mental Health Program, y en Ramallah, en el Treatment and Rehabilitation Center for Victims of Torture.
En Suiza: Supervisión del programa de Psicodrama con la organización humanitaria FAMILY HELP, en Zúrich.
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