El derecho internacional y la guerra en Ucrania
El debate en torno a la posibilidad de crear un tribunal especial (internacional o europeo) para juzgar a altos dirigentes rusos por la agresión contra Ucrania se acrecienta. Analizamos los tipos de crímenes internacionales que hay y su posible aplicación a la guerra en Ucrania. Explicación sobre qué es qué.
¿Qué son las violaciones internacionales?
Cuando se habla de violaciones internacionales suele referirse al genocidio, a los crímenes de guerra y a los crímenes de lesa humanidad. También existe el crimen de agresión (contra la paz), que solo se ha juzgado una vez en la historia. Fue en los Juicios de NúrembergEnlace externo (1945-1946) que establecieron las naciones aliadas vencedoras tras la Segunda Guerra Mundial. Se juzgó a representantes de la derrotada Alemania nazi por planear y llevar a cabo la invasión de otros países, así como por crímenes de guerra y de lesa humanidad.
Los más graves de todos son los crímenes de lesa humanidad o los crímenes contra la humanidad, que no prescriben. Esto significa que se puede juzgar a los presuntos responsables incluso décadas después. En diciembre de 2022, por ejemplo, un tribunal alemán declaró culpable de complicidad en el asesinatoEnlace externo de más de 10 500 personas a una mujer de 97 años que había trabajado para el comandante de un campo de concentración nazi.
Desde Núremberg —y especialmente desde la década de 1990— se han creado varios tribunales internacionales para juzgar crímenes internacionales (aunque no el crimen de agresión). Algunos ejemplos son el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (ICTY, por sus siglas en inglés), el Tribunal Penal Internacional para Ruanda (ICTR, por sus siglas en inglés) y las Cámaras Extraordinarias de los Tribunales de Camboya (ECCC, por sus siglas en inglés).
En virtud del principio de “jurisdicción universalEnlace externo”, determinados países —entre ellos Suiza— pueden juzgar crímenes internacionales en sus propios tribunales. Así, en junio de 2021 un tribunal suizo condenó a 20 años de cárcel al excomandante rebelde liberiano Alieu Kosiah por crímenes de guerra, incluidos el asesinato, la tortura y la violación.
La Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya —creada en 2002— también tiene jurisdicción sobre crímenes internacionales. En 2017 introdujo en su Estatuto el “crimen de agresión”. Sin embargo, solo puede enjuiciarlo en condiciones restrictivas y no en el caso de Ucrania, ya que Rusia no es parte del Estatuto de Roma creado por la CPI de La Haya.
¿Qué son los crímenes de guerra?
Los crímenes de guerra son violaciones del derecho internacional humanitario, conocido a veces como derecho de los conflictos armados. Las Convenciones de La Haya —adoptadas en 1899 y 1907— se centran en prohibir que las partes beligerantes utilicen ciertos medios y métodos de guerra. Desde entonces se han adoptado otros tratados relacionados. El Convenio de Ginebra de 1864 y los posteriores Convenios de GinebraEnlace externo —en particular los cuatro de 1949 y los dos protocolos adicionales de 1977— se centran en proteger a las personas —como civiles y prisioneros de guerra— que no participan en las hostilidades o han dejado de hacerlo. Sin embargo, no hay un documento de derecho internacional único que codifique todos los crímenes de guerra.
Los crímenes de guerra se definen en el Estatuto de la Corte Penal InternacionalEnlace externo como “infracciones graves de los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949”, incluidos el asesinato deliberado, la tortura, la violación, el saqueo y la deportación o traslado ilegales. La definición de la CPI también incluye ataques dirigidos de manera intencionada contra la población civil y objetivos civiles (que no sean objetivos militares).
La CPI ha condenado por crímenes de guerra a varias personas, entre ellas los ex señores de la guerra congoleños Thomas Lubanga (14 años de prisión por crímenes de guerra de alistamiento y reclutamiento de niños soldados), Germaine Katanga (12 años por crímenes de guerra y complicidad en crímenes de lesa humanidad) y Bosco Ntaganda (30 años por crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad).
En 2016, la CPI condenó al yihadista maliense Ahmad al-Faqi al-Mahdi, a nueve años de prisión, por el crimen de guerra de dirigir intencionadamente ataques contra edificios religiosos y culturales en Tombuctú en junio y julio de 2012. Y el tribunal, en 2021, condenó al ugandés Dominic Ongwen —excomandante del conocido Ejército de Resistencia del Señor (LRA, por sus siglas en inglés)— a 25 años de cárcel por crímenes de guerra y contra la humanidad, incluidos asesinato, violación, tortura y esclavitud.
¿Qué son los crímenes de lesa humanidad?
Los crímenes de lesa humanidadEnlace externo se definen en los Estatutos de los tribunales penales internacionales como delitos graves “cometidos como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil, con conocimiento del ataque”. Entre las figuras notorias condenadas por este tipo de delitos se encuentran el propagandista nazi Julius Streicher (condenado a muerte por el Tribunal Militar Internacional de Núremberg y ahorcado en 1946); el exlíder serbobosnio Radovan Karadzic (condenado por el ICTY en 2016 a cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad, así como por crímenes de guerra y genocidio en Srebrenica); y el ideólogo del Jemer Rojo Nuon Chea, conocido como “Hermano Número 2” en el régimen de Pol Pot (condenado por el ECCC a cadena perpetua en 2014, murió en 2019 mientras cumplía condena).
Los crímenes de lesa humanidad (también conocidos como “crimenes atroces”) pueden incluir, entre otros, asesinato, exterminio, esclavitud, deportación o traslado forzoso de población, tortura y violación. El Estatuto de la CPI también incluye el crimen de apartheid (o segregación).
¿Qué es el genocidio?
La palabra “genocidio” fue acuñada por primera vez en 1944, por el abogado polaco Raphäel Lemkin. Posteriormente, Lemkin lideró la campaña para que el genocidio se reconociera y codificara como un delito internacional. La Convención sobre el GenocidioEnlace externo de 1948 lo define como ciertos actos “cometidos con la intención de destruir como tal —total o parcialmente— a un grupo nacional, étnico, racial o religioso”. Incluye matar a miembros del grupo, causar graves daños físicos o mentales a miembros del grupo, infligir deliberadamente al grupo condiciones de vida calculadas para provocar su destrucción física total o parcial, imponer medidas destinadas a impedir los nacimientos dentro del grupo y trasladar por la fuerza a menores del grupo a otro grupo.
A veces denominado como “el crimen de crímenes” (es el crimen más grave del derecho internacional), el término genocidio ha adquirido una carga política, ya que implica —al menos en principio— la obligación de la comunidad internacional de prevenirlo y castigarlo. Sin embargo, resulta difícil de probar ante un tribunal, sobre todo por la necesidad de demostrar la intencionalidad. Solo tres genocidios han sido reconocidos legalmente por un tribunal: el de Ruanda (genocidio de tutsis en 1994), el de Bosnia (masacre de Srebrenica en 1995) y el de Camboya bajo el régimen de Pol Pot entre 1975 y 1979.
¿Qué ha hecho la justicia hasta ahora a favor de Ucrania?
La invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero de 2022 y la guerra en curso han provocado una oleada de respuestas judiciales sin precedentesEnlace externo, tanto por parte de la comunidad internacional como de la propia Ucrania. Ucrania ya ha celebrado algunos juiciosEnlace externo y dictado algunas condenas. La CPI ha abierto una investigación y más de 15 países —entre ellos Suiza— han creado unidades para recabar pruebas —sobre todo de personas refugiadas— para posibles futuros juicios en tribunales nacionales o internacionales. Para investigar las presuntas violaciones de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario en Ucrania y conservar pruebas para “futuros procedimientos judiciales”, en marzo de 2022 el Consejo de Derechos Humanos de la ONU creó una Comisión de Investigación independiente sobre Ucrania.
Sin embargo, podrían pasar años o incluso décadas antes de que altos dirigentes rusos —como el presidente Vladimir Putin y su ministro de Asuntos Exteriores Serguéi Lavrov— puedan ser juzgados. “En lo que a la agresión rusa se refiere, es una tarea que, sin duda, durará décadas. Pero, en cualquier caso, tenemos que documentar y salvaguardar las pruebas, concienciar a las víctimas e intentar empezar a crear expedientes de casos”, declaró a la emisora pública suiza RTSEnlace externo en octubre Philip Grant, director de la ONG contra la impunidad TRIAL International con sede en Ginebra.
Poner a los presuntos autores bajo custodia es un reto importante. Y también está la cuestión de la inmunidad de los altos dirigentes. Esto significa que Putin, por ejemplo, probablemente no podrá ser juzgado, a menos que sea relevado del poder en Rusia o se le suspenda la inmunidad. El ICTY no tuvo en sus manos a Slobodan Milosevic hasta que dejó de ser presidente de Serbia. Milosevic estaba acusado de haber cometido crímenes de guerra y genocidio durante la guerra de Bosnia en la década de 1990, pero murió durante el juicio, estando bajo custodia del ICTY.
Del mismo modo, el expresidente de Liberia Charles Taylor solo compareció ante la justicia tras ser derrocado y huir al exilio. En 2012 el Tribunal Especial para Sierra Leona —respaldado por la ONU— lo condenó a 50 años de cárcel por complicidad en crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en Sierra Leona, país vecino de Liberia.
La CPI todavía no ha podido capturar al expresidente sudanés Omar Al-Bashir, a quien en 2009 y 2010 acusó de crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y genocidio en Darfur. Al-Bashir fue expulsado del poder en 2019 y condenado por corrupción en Sudán. A pesar de las promesas hechas, los militares que gobiernan el país todavía parecen reaciosEnlace externo a extraditarlo a la CPI.
¿Cuáles son los pros y los contras de un tribunal para Rusia?
Desde el comienzo de la guerra en Ucrania, profesionales del derecho han pedido que se cree un tribunal especial para juzgar a los dirigentes rusos por el crimen de agresión. Dicen que es necesario porque hoy no hay ningún tribunal competente para juzgar este crimen, del que derivan todos los demás. También lo reclaman Ucrania y algunos otros países —sobre todo del este de Europa—. En noviembre, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se pronunció a favorEnlace externo. Pero hay muchas incógnitas y problemasEnlace externo, como qué forma podría adoptar dicho tribunal y qué mandato podría tener.
Hay quienes sostienen que un tribunal especial para juzgar a altos dirigentes rusos por agresión sería visto como una justicia unilateral y carecería de legitimidad, a menos que surgiera de un consenso internacional. Algo poco probable. Si la idea llegara al Consejo de Seguridad de la ONU, es casi seguro que se enfrentaría a los vetos de Rusia y China. Algunos Estados occidentales también podrían sentirse incómodos con la idea, por temor a que abra la puerta a otros enjuiciamientos futuros, como el de figuras clave de los Estados Unidos o el Reino Unido por la agresión en Irak o Afganistán.
Investigar y enjuiciar crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad es extremadamente complejo, mientras parece sencillo poder demostrar la responsabilidad de los dirigentes rusos en la invasión de Ucrania. De hecho, Carla del Ponte —exfiscal suiza del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia y del Tribunal Penal Internacional para Ruanda— sostiene que ya está probada. Pero a algunas personas les preocupa que, si un tribunal especial no pudiera echar el guante a los principales dirigentes rusos, se limitara a gastar demasiado dinero en juicios en rebeldía o con resultados poco creíbles.
Editado por Imogen Foulkes
Adaptado del inglés por Lupe Calvo
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