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“Toda la región a la merced de una guerra civil”

La ejecución del religioso chiita Nimr al-Nimr por parte de Arabia Saudita encendió la mecha en Irak, desatando una serie de protestas. Keystone

La guerra más o menos fría que estalló entre Irán y Arabia Saudita no debería degenerar en un conflicto abierto, ya que los dos países tienen muchas posibilidades de enfrentarse a través de intermediarios, señala Giacomo Luciani, profesor del Instituto de Estudios Superiores Internacionales y del Desarrollo (IHEID) de Ginebra.


Experto en Economía de la Energía y exdirector del Centro de Investigación del Golfo Fundación de Ginebra, Giacomo Luciani rechaza, por otra parte, la hipótesis de que Riad arroja leña al fuego para elevar el precio del petróleo. “Podría hacerlo simplemente aceptando reducir la producción”, dice.

Nacido en 1948 en Roma, Giacomo Luciani estudió en las universidades de Roma, Yale y Harvard, especializándose en Economía de la Energía y Economía Política de Oriente Medio.

Durante su carrera trabajó en Arabia Saudita.

Desde 2008 es profesor en el Instituto de Estudios Superiores Internacionales y del Desarrollo de Ginebra, así como en la Universidad de Princeton y en el Instituto de Estudios Políticos de París.

 

swissinfo.ch: Arabia Saudita, cuna del sunismo, por una parte, e Irán, cuna del chiismo, por otra. ¿La clave para entender la crisis que estalló entre Riad y Teherán se debe principalmente a ese milenario antagonismo religioso?

Giacomo Luciani: Es solamente una de las dimensiones del problema, hay muchas otras. Siempre ha habido rivalidades relacionadas con la hegemonía en la región. Desde que el Shah estaba en el poder en Irán había una dinámica en ese sentido entre Irán y Arabia Saudita. O, en tiempos de Nasser, había rivalidad entre Egipto y Arabia Saudita.

La situación es muy compleja y no debemos mirar a estos Estados como si fueran realmente autónomos. Contrariamente a lo que ocurre en Europa, donde las políticas internas de los países son relativamente independientes entre sí, en esa zona la política regional se convierte de inmediato en política interna. Las fronteras nacionales no coinciden con los límites de las realidades políticas.

Toda la región está a la merced de una guerra civil. En algunos países se trata de una guerra caliente, en otros, no, o no por ahora. Se trata de una lucha entre diferentes extremismos religiosos, y entre algunas pocas franjas laicas.

swissinfo.ch: ¿Por qué Arabia Saudita decidió ejecutar justo ahora a 47 personas, incluido el clérigo chiita Nimr al-Nimr?

G.L.: No entiendo por qué el gobierno saudí tomó esa iniciativa. Cuarenta y tres eran extremistas sunitas, cuatro, chiitas. Una de las tesis es que ejecutaron a Al-Nimr porque era necesario contrarrestar el gran número de ejecuciones de sunitas.

En cualquier caso, se puede interpretar como un signo de debilidad por parte del régimen saudita. Esto me sorprende, porque yo no creo que esté más débil o más amenazado que los últimos años o décadas. Arabia Saudita siempre ha tenido que hacer frente a los desafíos del terrorismo. Últimamente, sin embargo, el problema no se agudizó. En el pasado se produjeron incidentes de terrorismo mucho más significativos.

swissinfo.ch: El nuevo rey Salman asumió las riendas del país en enero de 2015. Su hijo Mohammed fue nombrado ministro de Defensa y promueve una política exterior más agresiva. ¿La política interna podría explicar la situación?

G.L.: Es posible, pero estamos en el nivel de la especulación. Haría falta información desde el interior que no tenemos. Lo que es cierto es que hay una nueva situación en la dirigencia que aún no está plenamente consolidada.

swissinfo.ch: Justo antes del final del año, Arabia Saudita anunció un déficit récord para 2015 que ascendió a 98 000 millones de dólares, y un pronóstico muy pesimista para el año en curso. ¿Riad debe preocuparse? ¿Hasta qué punto estas dificultades han jugado un papel en la crisis?

G.L.: Desde el verano de 2014, el precio del petróleo se ha reducido en un 70% (hoy se cotiza a menos de 40 dólares por barril). Pero ese desplome se produjo tras una década de precios muy altos, durante la cual Arabia Saudita y los demás países productores tuvieron la oportunidad de acumular importantes reservas.

Ciertamente, Arabia Saudita registró un déficit en 2015, pero todavía hace unos meses no tenía deuda alguna y su reserva financiera ascendía a 700 mil millones de dólares. En 2015 el gasto no se redujo, pero se espera un recorte este año. El déficit, sin embargo, puede ser cubierto de forma segura con reservas, con préstamos o recortes de gastos adicionales. Hay un amplio margen de maniobra y no es la actual situación económica la que condujo a la crisis de estos días.

Paradójicamente, la década de los más altos precios fue la que creó problemas a nivel regional. Durante ese período, la disparidad entre todos estos países se acentuó. Es una de las principales causas del resentimiento que encendió la mecha de la primavera árabe y las guerras civiles en curso. Hay una profunda insatisfacción entre las poblaciones que se identifican a sí mismas como egipcias, sirias o jordanas, pero al mismo tiempo son árabes y no entienden cómo puede haber tales diferencias con respecto a los países del Golfo.

swissinfo.ch: Algunos comentaristas han sugerido que Riad arroja leña al fuego para tratar de hacer subir el precio del petróleo. ¿Es plausible?

G.L: Francamente, no. Arabia Saudita podría hacer subir el precio del petróleo, aceptando simplemente reducir la producción. Lo que no quiere hacer, ya que no quiere ceder una cuota del mercado a Irán, Irak, Rusia y, por supuesto, al petróleo de esquistos de Estados Unidos.

swissinfo.ch: Con el acuerdo nuclear, Irán volvió a ser un socio conveniente para Occidente. ¿Al provocar a Irán, Arabia Saudita habría querido enviar un mensaje a Estados Unidos de “ellos o nosotros”?

G.L.: Eso es lo que Arabia Saudita dice desde hace mucho tiempo. Denuncia el comportamiento iraní. Tengo la impresión de que despertó mucho entusiasmo ese acuerdo. Irán mantiene, sin embargo, una realidad muy compleja, una suerte de Janus con dos caras. Hay fuerzas que buscan un acomodo con Occidente, que quisieran moverse en una dirección diferente. Al mismo tiempo, las fuerzas de los conservadores, el núcleo duro, todavía están bien presentes. Se requiere ir con cuidado.

swissinfo.ch: Hasta el momento, Irán y Arabia Saudita se han enfrentado más o menos indirectamente. En Yemen, Irán apoya a la milicia chiita Houthi, mientras que Arabia Saudita ha intervenido directamente. Teherán respalda a Assad en Siria, mientras que Riad es cualquier cosa menos favorable al régimen. ¿Esta guerra, más o menos fría, podría conducir a un verdadero conflicto abierto entre los dos países?

G.L.: Es posible, aunque considero que es poco probable, debido a que hay muchas posibilidades de hacerse la guerra a través de intermediarios. En la región hay una guerra civil global que tiene lugar en diversos escenarios, en Irak, Siria, Yemen, Egipto…

Siempre es difícil saber quién tomó la iniciativa y quién respondió. También es posible que en Irán el ala conservadora – que trató desesperada e infructuosamente de bloquear el acuerdo nuclear – haya recurrido a los servicios secretos para amenazar al régimen saudita y que este respondiera con las ejecuciones.

No debe olvidarse que en Irán están programadas elecciones y que en EE UU se avecinan también las elecciones presidenciales. No hay duda de que el Medio Oriente enviará mensajes destinados a influir en los resultados.

Restricciones a la exportación de armas

En marzo de 2015, el Gobierno suizo aplicó restricciones a la exportación de material de guerra a los países involucrados en el conflicto yemení, incluida Arabia Saudita. La ley sobre material bélico establece la prohibición de exportar arma a países implicados en un conflicto interno o internacional.

Una prohibición muy relativa, como lo ha evidenciado en los últimos días la prensa suiza. Según información publicada por el Tages-Anzeiger, en 2015 las empresas suizas exportaron a Arabia Saudita municiones y piezas de repuesto con un valor de 5,5 millones de francos. Sobre todo material bélico especial (como aviones de entrenamiento) por 550 millones. Un contrato aprobado antes de la introducción de la moratoria no está cubierto por la medida, indicó la Secretaría de Estado de Economía.

Traducido del italiano por Marcela Águila Rubín

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