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¿Tiene el mundo interés en una OMS más fuerte?

Hombre confinado en Shanghai
La mayoría de los países europeos han levantado las restricciones de la COVID-19. Sin embargo, la pandemia aún no ha terminado. China, en un intento por erradicar el virus, sigue imponiendo estrictos cierres en ciudades como Shanghái [imagen]. Keystone / Alex Plavevski

El 22 de mayo se inauguró en Ginebra la Asamblea Mundial de la Salud (AMS), máximo órgano de decisión del principal organismo sanitario del mundo, la Organización Mundial de la Salud (OMS). Dispone de esta semana para preparar mejor el planeta para la próxima pandemia.

«Si hubiera una nueva amenaza pandémica este año, el próximo o el siguiente, estaríamos en gran medida en el mismo lugar en el que estábamos en diciembre de 2019», señaló Helen Clark, excopresidenta del Grupo Independiente de Preparación y Respuesta ante una Pandemia (IPPPR), en una rueda de prensa a principios de este mes.

El IPPPR se creó en 2020 para extraer lecciones de la última pandemia que hemos vivido y sugerir reformas a la OMS que le permitieran afrontar mejor las futuras amenazas sanitarias. Sus antiguos copresidentes publicaron un informe para evaluar los progresos realizados.

«En cuanto a las reformas, se han dado algunos pequeños pasos, pero a nosotros nos siguen pareciendo insuficientes», afirma Michel Kazatchkine, antiguo miembro del IPPPR.

La pandemia ha puesto en evidencia el papel de la OMS como guía científica en cuestiones sanitarias. También ha dejado al descubierto la discrepancia entre las elevadas expectativas del mundo con la OMS y su escaso presupuesto.

Se espera que la Asamblea apruebe una reforma de la financiación de la OMS. Se intentará también avanzar en un tratado sobre pandemias muy esperado. No obstante, el resultado dependerá de la capacidad de los 194 miembros para armonizar sus prioridades, a veces contradictorias.

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Más dinero

Una de las principales lecciones aprendidas durante la última pandemia fue el inadecuado nivel de financiación de la OMS.

En la actualidad, las contribuciones asignadas -las cuotas de los Estados miembros de la OMS- sólo cubren alrededor del 16% del presupuesto de la organización. El resto se financia a través de las llamadas contribuciones voluntarias de los países, otras organizaciones internacionales y agentes privados, que en gran medida están vinculadas a programas específicos.

Estas contribuciones son imprevisibles y, según algunos, comprometen la independencia de la OMS, ya que le obliga a depender de un pequeño número de donantes influyentes. La Fundación Bill y Melinda Gates, por ejemplo, es el segundo mayor contribuyente de la OMS después de Alemania y por delante de Estados Unidos. Sin embargo sus fondos se destinan principalmente a la erradicación de la poliomielitis.

«El mundo no será un lugar seguro hasta que tengamos una OMS mejor financiada», subraya Björn Kümmel, jefe adjunto de la división de salud mundial del Ministerio Federal de Salud de Alemania, y presidente del Grupo de Trabajo sobre Financiación Sostenible de la OMS. En su opinión, en el pasado se han descuidado repetidamente las inversiones para prevenir las crisis sanitarias.

El Grupo de Trabajo sobre Financiación Sostenible fue creado en 2021 por el Consejo Ejecutivo de la OMS para encontrar soluciones a los problemas financieros de la organización, pero hasta hace poco, los Estados miembros no se ponían de acuerdo sobre el aumento de sus contribuciones.

El grupo ha elaborado ahora un proyecto de resolución -que aún debe ser aprobado por la AMS- para aumentar gradualmente sus cuotas obligatorias hasta cubrir el 50% del presupuesto de la OMS para el período 2030-2031. Según los expertos, este acuerdo sería histórico, aunque las fechas siguen siendo un problema. Por lo que parece, los próximos años, la incertidumbre financiera seguirá prevaleciendo.

«Estamos discutiendo un gran aumento en porcentaje, pero no pedimos un gran aumento en términos absolutos», puntualiza Kümmel, que añade que la suma ascenderá a 1 200 millones de dólares (1 170 millones de francos) en ocho años. Esa cantidad quedará repartida entre los 194 Estados miembros, siendo los países más grandes y ricos, como Estados Unidos, China, Japón y Alemania, los que contribuyan con la mayor parte del incremento.

Una inversión pequeña si se compara con el precio que los países han tenido que pagar para afrontar la pandemia de la COVID, señala Kümmel.

Normas vinculantes

Un paso decisivo para hacer frente a futuros posibles brotes fue la decisión de la AMS el año pasado de comenzar a negociar lo que podría convertirse en un tratado sobre pandemias. No obstante, está siendo un proceso lento.

«El tratado avanza a paso de tortuga», comenta Kazatchkine. «Las negociaciones no avanzan al mismo ritmo que lo hace el virus o que lo hará la próxima epidemia».

La elaboración de un acuerdo internacional es un proceso notoriamente complejo y largo. El actual Órgano Intergubernamental de Negociación no elaborará un proyecto de texto hasta dentro de dos años. Como muy pronto, se podría alcanzar un acuerdo para la Asamblea de mayo de 2024, y es probable que se necesite más tiempo para que entre en vigor.

Hasta la fecha, sólo en una ocasión los países se han puesto de acuerdo para aprobar un tratado jurídicamente vinculante de la OMS. Se trata del Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT) de 2003, que supervisa la venta y comercialización mundial de productos del tabaco.

Todavía no se conocen los detalles del tratado sobre pandemias. Los expertos han recomendado dar a la OMS la facultad de enviar personal para investigar nuevos brotes sin tener que pedir permiso a los países. Sin embargo, hay quienes temen que el proceso actual no sea el enfoque adecuado.

«No creo que en este momento haya pruebas suficientes de que necesitemos un nuevo tratado sobre pandemias», comunicó Nicoletta Dentico, jefa del programa de salud global de la Sociedad para el Desarrollo Internacional (SID), en el podcast en inglés Inside GenevaEnlace externo.

Según Dentico, actualizar el actual Reglamento Sanitario Internacional (RSI) -un conjunto de normas jurídicamente vinculantes que abordan las emergencias sanitarias- sería un enfoque más productivo.

Los países que han propuesto enmiendas al RSI también comparten esta opinión, pero algunos expertos temen que se trate de evitar conceder más poder a la OMS mediante un tratado sobre pandemias.

EE.UU ha presentado un proyecto que la AMS examinará. Propone acortar el proceso de enmienda, que actualmente dura dos años, para que las futuras revisiones puedan entrar en vigor más rápidamente. Sin embargo, las revisiones propiamente dichas no figuran actualmente en el orden del día.

El tiempo se agota

Más de 2 700 millones de personas en el mundo siguen esperando su primera dosis de vacuna. En los países de bajos ingresos, menos del 15% de la población ha sido completamente vacunada. Este fracaso en la vacunación del mundo es una «mancha moral colectiva en nuestra historia», opina Joanne Liu, antigua miembro del grupo de expertos del IPPPR.

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Empleados funerarios con trajes de protección entierran un ataud.

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COVID: Miles de millones esperan ser vacunados

Este contenido fue publicado en Una exención sobre los derechos de propiedad intelectual podría ser la clave para que más vacunas anti-COVID lleguen a un mayor número de personas.

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Algunos especialistas en epidemias sostienen que un tratado así debería tener en cuenta la distribución justa de vacunas y otros suministros médicos. No obstante, eso también va a ser difícil. En la Organización Mundial del Comercio (OMC) los Estados miembros llevan casi dos años regateando una exención de los derechos de propiedad intelectual para las tecnologías relacionadas con la COVID, pero no han podido llegar a un acuerdo.

«Y eso es sólo para una exención en el caso de una enfermedad. […] Es fácil imaginar que tratar de llegar a un acuerdo sobre el tipo de cuestiones difíciles, como la propiedad intelectual, que tenemos que abordar en un tratado más amplio sobre la pandemias, va a ser complicado», afirma Suerie Moon, codirectora del Centro de Salud Mundial del Instituto Universitario de Ginebra.

Las vacunas se desarrollaron en un tiempo récord, aunque no todas eran adecuadas para los países de bajos ingresos, ya que las vacunas de ARNm debían almacenarse a temperaturas muy bajas. Mientras tanto, el mecanismo COVAX, que pretendía garantizar un acceso justo y equitativo a las vacunas para todos los países, mostró sus limitaciones. Los países más ricos lo utilizaron para deshacerse de las dosis sobrantes, pero fueron demasiado pocas y demasiado tarde.

«Cuando empezamos a investigar y a desarrollar vacunas, debemos pensar al mismo tiempo en el acceso para todos y no en el acceso para los más ricos y luego buscar mecanismos para que también llegue a los más pobres», añade Kazatchkine.

La AMS tiene lugar en un momento en que muchos países consideran que la pandemia ha quedado atrás. La guerra en Ucrania ha polarizado la atención del mundo y ha hecho más difícil la cooperación internacional. Los expertos en salud instan a los Estados miembros participantes de la AMS a no abandonar la lucha contra la COVID.

«El tiempo vuela. A medida que la pandemia se retira de los países de altos ingresos, ésta se vuelve invisible. Y cuando se vuelve invisible para los países de renta alta, significa que ya no existe, aunque los países de renta baja sigan luchando contra ella», destaca Liu.

Traducido del inglés por Carla Wolff

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El siguiente comentario ha sido traducido automáticamente de EN.

¡Vaya! ¿Por qué iba alguien a confiar en la OMS mientras esté bajo la dirección de la actual directora general? La actual directora general no presionó a China en absoluto para encontrar los orígenes del Covid-19 y aceptó la explicación de China, lo que nos deja sólo para hacer conjeturas en cuanto a sus orígenes. La OMS es demasiado amiga de China debido a su apoyo a la actual directora general como para confiar en ella para dirigir cualquier programa de salud mundial.

Wow! Why would anyone trust the WHO while under the direction of the current director general. The current director general didn’t press China at all to find the origins of Covid-19 and accepted China’s explanation which leaves us to only make guesses as to its origins. The WHO is too friendly to China because of their support of the current director general to be trusted to lead any global health program.

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