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Cuando el parlamento infantil se toma un descanso, hay sirope, mandarinas y futbolín

un escenario con niños como público
Mattis y Lorena en el pequeño teatro que representa el Parlamento Infantil de Lucerna. A la derecha Janina Eng levanta el acta. swissinfo.ch

En Suiza, los niños apenas están presentes en el espacio político. No es así, sin embargo, en la ciudad de Lucerna, donde un parlamento de niños se reúne periódicamente desde hace 30 años. Hemos asistido a una de sus sesiones.

Los niños se sientan apretaditos en los bancos de madera de la sala. Sobre sus cabezas cuelgan guirlandas con banderines en los que se ve un chimpancé con cresta sonriendo. Se trata de Coco, la mascota del Parlamento Infantil de Lucerna. La asamblea está constituida por cerca de 90 niños y jóvenes entre ocho y 14 años, que se reúnen en esta tarde de miércoles en el Treibhaus, un centro cultural juvenil.

En la tribuna, Lorena, de once, y Mattis, de trece años, inauguran la sesión. Los dos presiden el parlamento de forma conjunta. Apenas iniciada la sesión, Mattis recuerda a sus compañeros diputados los principios básicos del debate: “Aceptamos las opiniones de los demás y nos tratamos con respeto. Si no entendéis algo, por favor, preguntad. ¡Y quien levante a Coco, podrá tomar la palabra!” El mono también sonríe en las cartas anaranjadas que los niños alzan cuando quieren intervenir en el debate.

Niños votando
Coco es la mascota del Parlamento Infantil de Lucerna. swissinfo.ch

Como un miembro de un parlamento municipal

El parlamento infantil se ocupa de temas que atañen a los niños de toda la ciudad de Lucerna. Además, tiene competencia para ejercer derechos políticos. Por una parte, puede presentar postulados, al igual que un parlamento municipal, sobre el que el poder legislativo ordinario deberá luego deliberar obligatoriamente; y, por otra, puede exigir informaciones a las autoridades. 

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En Lucerna participan los niños

Este contenido fue publicado en Lorena, Mattis y Enno: tres miembros del Parlamento Infantil de Lucerna hablan de sus extraordinarias actividades de ocio.

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De forma elocuente, Lorena y Mattis presentan el programa de esta sesión, la primera de un total de tres que se celebran cada año. El primer punto del orden del día ya promete algo de glamour porque trata sobre la concesión de un premio llamado “Lollipop dorado”. Tres diputadas del parlamento juvenil entregan al director y gerente del Museo de Transportes de Lucerna el premio, que tiene la forma de un sistema solar hecho a mano con planetas pintados de colores. Lorena justifica la adjudicación del premio por la “oferta perfectamente adaptada a las necesidades de los niños”, que incluye “muchas posibilidades de aprendizaje interactivas, una extensa superficie dedicada al juego y temas variados”.

“¿Qué hará con los 500 francos del premio Lollipop?” Con su pregunta, la joven diputada casi pilla a contrapié a Martin Bütikofer. Pero solo casi. El director del museo dice que no sabía que el premio tenía dotación en metálico. “A lo mejor compro con este dinero bollos con relleno de avellanas para toda la plantilla”, contesta espontáneamente.

Hillary Clinton, 1998, de visita en el Parlamento Infantil
En 1998 la entonces Primera Dama Hillary Clinton visitó el Parlamento Infantil donde le explicaron los principios básicos de la democracia. Priska Ketterer

Transporte público a mitad de precio

El parlamento es una institución bien integrada en el panorama político de la ciudad, no un mero patio de juegos. Emily y Lucie, de once y doce años, respectivamente, son reporteras de “Kiz-Blitz”, el periódico oficial del parlamento infantil. En su portada celebran el éxito más reciente de la asamblea juvenil. Con su titular “¡Estamos orgullosos!” expresan su satisfacción por el hecho de que se haya reducido a la mitad el precio de los billetes de los autobuses municipales para los menores de entre seis y 16 años de edad. El ayuntamiento aprobó un postulado del parlamento infantil que había exigido esa reducción de tarifa.

Detectives que hacen la ciudad más apta para los niños

“En el parlamento infantil se me pide mi opinión, y tengo la posibilidad de desarrollar mis propias ideas”, justifica una niña su participación. “Tengo el derecho a voto y puedo contribuir a mejorar la ciudad y a hacerla más apta para los niños”, contesta otro chico. Para ello, esta particular asamblea ha creado incluso una comisión, que aquí llaman “equipo” y que, en este caso, se compone de “detectives urbanos”. Estos se encargan de detectar áreas en la ciudad con potencial de mejora para satisfacer mejor las necesidades de los niños y niñas. Una de estas áreas concierne la calidad de los comedores. Los jóvenes diputados pueden luego discutir este tipo de propuestas directamente con los representantes de la política y la administración. 

Por su parte, el “equipo de obras” evalúa si los patios infantiles y de recreo, los parques municipales y los centros recreativos, así como los caminos a los colegios son lo suficientemente aptos para los niños. El equipo también examina la seguridad en torno a los terrenos de construcción y se reúne directamente con los funcionarios de la administración. Otro “equipo de finanzas” tramita solicitudes presentadas por miembros de los consejos del alumnado de los colegios públicos de la ciudad, además de presentar las cuentas anuales y el presupuesto en la primera sesión del año. Y luego hay diputados que se encargan como reporteros de editar el periódico parlamentario “Kiz-Blitz”. Al igual que en la presidencia, los equipos son dirigidos siempre de forma paritaria por una chica y un chico.

El Parlamento Infantil de Lucerna fue instituido en 1993, siendo el primer parlamento de niños en Suiza. Hoy existen en todo el país aproximadamente diez parlamentos infantiles y juveniles para menores de entre ocho y 14 años. No existe conexión entre ellos.  

Alumnos y alumnas interesados pueden incorporarse al Parlamento Infantil sin ser elegidos. Hasta ahora nunca se ha rechazado la participación de ningún menor interesado. 

En cada sesión también participan padrinos y madrinas, es decir, políticos de todos los partidos con escaño en el parlamento municipal.

Un momento culminante en la historia del Parlamento Infantil de Lucerna fue la visita en 1998 de la primera dama Hillary Clinton, esposa del entonces presidente estadounidense Bill Clinton. 

El factor lúdico

El factor lúdico es muy importante: “Es muy divertido poder conocer a otros niños e ir juntos de excursión”, indica un chico. Los niños y jóvenes valoran mucho las pausas. Sin embargo, en lugar de tomar cafés, croissants o bocados como los adultos, se sirve una merienda con sirope, pasteles y mandarinas. Los más espabilados se aseguran una plaza del futbolín.

Mientras tanto, Enno, de diez años, comparte sus reflexiones ya bastante concretas acerca de su futuro. “Quizás seré político algún día. Para eso, el parlamento infantil es una buena preparación”, dice, y añade que su padre milita en un partido y que en su familia se habla a menudo de política. Muchos niños y niñas subrayan el aspecto educativo. “En el equipo de finanzas aprendo cómo hay que gestionar el dinero”, dice un joven diputado. Efectivamente, en el posterior debate presupuestario, los jóvenes parlamentarios demuestran que tienen buen criterio a la hora de controlar el gasto, pues deciden reducir la tirada del periódico “Kiz-Blitz”.

La publicación de ocho páginas se distribuye dos veces al año en los pupitres de las escuelas primarias de la ciudad. En lugar de imprimir 4000 ejemplares, se reducirá la tirada a 3000. Así lo decide el parlamento juvenil en una votación. El equipo de finanzas justifica esta medida con dos argumentos: en primer lugar, ha disminuido la demanda en algunas clases; y en segundo lugar, la producción del periódico consume más de la mitad del presupuesto de 20 000 francos, con el que la ciudad apoya al parlamento infantil cada año.

Los jóvenes diputados también aprenden a encajar derrotas. El otoño pasado, los detectives urbanos propusieron a la administración la organización de una exposición sobre el tema de la basura en el lago de los Cuatro Cantones, a orillas del cual se encuentra la turística ciudad de Lucerna. Incluso contaron con el apoyo de una artista. Pero la ciudad rechazó finalmente la propuesta. “A pesar del rechazo, me ha gustado hablar con muchas personas diferentes sobre nuestra idea”, indica una de las detectives.

¿Un grupo conocido a nivel nacional o mundial?

A la hora de debatir sobre un punto del orden del día dedicado al 30º aniversario, interviene el “laboratorio de ideas”, cuyos miembros presentan la propuesta de celebrar una “bonita fiesta con comida, juegos y discoteca”. En la primera votación, los miembros deciden que todos pueden traer a sus amigos a la fiesta. Luego, una mayoría decide que la fiesta no se deberá celebrar después de una sesión, sino en una fecha distinta. Con esta decisión, la asamblea apoya el argumento de un chico que defendía que era mejor así para evitar llegar cansados a la gran fiesta.

“Estaría muy bien invitar a un grupo de música, ¡pero debería ser una banda conocida!” Con estas palabras, un joven diputado logra abrir un debate interesante. Por su parte, una compañera replica que la banda no debería venir de Estados Unidos por las emisiones de CO2 que causaría el vuelo. Luego, un miembro del parlamento encuentra una fórmula de consenso: no es necesario que el grupo sea conocido mundialmente, aunque sí a nivel nacional. Uno de los jóvenes diputados quiere concretizar la idea y empieza a proponer nombres. “¡Sería guay invitar a 77 Bombay Street o a Lo & Leduc!”, exclama. El resultado de la votación es unánime: mejor un grupo en directo que una discoteca. Samia Baghdadi, la responsable del ayuntamiento, promete hacer lo que esté en sus manos. 

La sesión está a punto de terminar. Fue una reunión con debates muy participativos, con argumentos muy variados y con soluciones constructivas. La mascota Coco concluye: los jóvenes diputados del Parlamento Infantil de Lucerna politizan a la altura de los “adultos” del Ayuntamiento.

Durante la pandemia del coronavirus y ante la guerra en Ucrania, muchos gobiernos nacionales, como el alemán, el finlandés, el islandés o el taiwanés, invitaron a niños para conocer sus preocupaciones y miedos y para contestar a sus preguntas. 

Suiza distingue en el ámbito cantonal y municipal, explícitamente, entre los parlamentos infantiles (10) y los parlamentos juveniles (más de 80). Cuando la mayoría de los países europeos no hace esta distinción. 

Fuera de Suiza, existen parlamentos infantiles y juveniles en Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia, Estonia, Gran Bretaña, Italia, Letonia, Lituania, Noruega, Países Bajos, Polonia y República Checa. 

Situación en algunos países selectos:

Alemania: En el ámbito municipal, existen alrededor de 500 parlamentos infantiles y juveniles.

Austria: El Consultorio para niños de la Universidad de Viena organiza en colaboración con el Parlamento nacional los llamados Parlamentos del alumnado y Parlamentos de los aprendices. Estas asambleas ofrecen una mirada práctica al funcionamiento interno del parlamento con juegos de roles incluidos. 

Finlandia: Este país nórdico posee un Parlamento infantil y juvenil nacional para menores de 15 y 16 años.

Luxemburgo: Aquí existe un Parlamento juvenil para jóvenes de entre 14 y 24 años de edad.

En el Parlamento Juvenil Europeo tienen representación delegaciones de 40 países. La red de delegados juveniles cuenta con el patrocinio de Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión de la UE, y de Roberta Metsola, presidenta del Parlamento Europeo.


Las democracias de todo el mundo están en crisis. Desde hace unos 15 años, existe una tendencia hacia el autoritarismo y las dictaduras.

Suiza, en cambio, es un remanso de estabilidad. Casi todos los partidos se sientan juntos en el gobierno, nunca hay elecciones anticipadas; a pesar de ello, los ciudadanos con derecho a voto pueden votar sobre distintas cuestiones en iniciativas y referendos con más frecuencia que en cualquier otro país del mundo.

Pero la historia de la democracia suiza es también una historia sobre la cuestión de a quién se permite opinar y a quién no. Cuando se fundó el Estado federal en 1848, solo el 23 % de la población tenía derecho a voto, y durante el período más largo de su historia, la democracia suiza excluyó a la mitad de la población: las mujeres solo han tenido derechos políticos durante unos 50 años. Hasta el día de hoy sigue habiendo muchos grupos en Suiza que no tienen voz.

Por eso, SWI swissinfo.ch dedica esta serie a la inclusión política. Examinamos los debates y las discusiones sobre quién tiene voz en Suiza y en qué medida. Hablamos con expertos. Presentamos a personas y movimientos que trabajan por la plena inclusión política de diversas minorías y personas marginadas en Suiza.

Adaptado del alemán por Antonio Suárez Varela 

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