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“Declarar a Hamás organización terrorista contradice la neutralidad de Suiza”

Riccardo Bocco, experto en Oriente Medio en el Instituto Universitario de Ginebra
Riccardo Bocco profundiza en la posición de Suiza sobre la calificación de Hamás como organización terrorista y el papel del país helvético en el proceso de paz. Salvatore Di Nolfi/Keystone

Suiza no gana nada calificando a Hamás de organización terrorista, afirma Riccardo Bocco, experto en Oriente Medio del Instituto Universitario de Ginebra, en una entrevista concedida a SWI swissinfo.ch.

Tras los atentados de Hamás en Israel, Suiza estaba considerando la posibilidad de calificar al grupo militante palestino de organización terrorista, en consonancia con la Unión Europea, Canadá y Estados Unidos. SWI habló con Riccardo Bocco para entender qué podría significar eso para Suiza y qué papel podría desempeñar el país alpino en un proceso de paz.

 SWI swissinfo.ch: Suiza tiene un historial de intermediario entre Hamás e Israel. El Gobierno ha anunciado la posibilidad de calificar a Hamás de organización terrorista. ¿Sigue estando Suiza en condiciones de mediar en la liberación de los rehenes israelíes? 

Riccardo Bocco: El anterior compromiso de Suiza con Hamás, a pesar de su percepción global, le permitió mediar eficazmente en conflictos y negociaciones precedentes gracias a su postura neutral. El cambio hacia la declaración de Hamás como organización terrorista contradice la neutralidad histórica de Suiza y su papel mediador. Puede dificultar su capacidad para dirigir y mediar en futuros conflictos y negociaciones regionales, como la liberación de rehenes o la facilitación del diálogo entre las partes en conflicto.

Tres personas agachadas en la calle durante los ataques de Hamás
Israelíes se protegen de los misiles procedentes de la Franja de Gaza en Ashkelon, sur de Israel, el 11 de octubre. The Associated Press/Keystone

Las Naciones Unidas y las ONG de derechos humanos han acusado tanto a Israel como a Hamás de crímenes de guerra. ¿Cómo debería posicionarse diplomáticamente Suiza?

Suiza debería hacer valer su tradicional neutralidad y desempeñar un papel de intermediario sin ponerse de parte ni de Israel ni de Palestina. Es plausible reconocer que ambas partes pueden haber cometido crímenes de guerra, como se ha visto en las acciones de Hamás y las respuestas de Israel. Suiza puede prestar un valioso servicio advirtiendo contra posibles intensificaciones, como una invasión terrestre de Israel en Gaza, al tiempo que subraya el riesgo de una mayor escalada de crímenes de guerra. Pero para llevar eso a cabo, el Ministerio de Asuntos Exteriores suizo debe poseer la fuerza y la determinación necesarias, lo que resulta preocupante dada su actual debilidad percibida. 

¿Qué entiende por debilidad?

Tras los Acuerdos de Oslo de 1993 (firmados entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina), Suiza desarrolló un cuadro de diplomáticos que se comprometieron eficazmente con Palestina. Hoy ya no existe esa voluntad política. Hay menos diplomáticos suizos y están peor preparados. Eso plantea un problema sustancial para los esfuerzos diplomáticos de Suiza en la región. 

Dado el completo asedio israelí a Gaza, ¿cómo debería colaborar Suiza para garantizar que la ayuda llegue a los más necesitados?  

La población de Gaza supera los dos millones de habitantes, y la gran mayoría de ellos son refugiados ayudados por la UNRWA (Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo), financiada en parte por Suiza. Así pues, Suiza debería apoyar firmemente al OOPS, la única agencia de la ONU dedicada a asistir a los refugiados palestinos con ayuda humanitaria, a diferencia del ACNUR, que se encarga de la protección jurídica. Es crucial señalar que los más de seis millones de refugiados palestinos de la región carecen de protección legal por parte de cualquier organización, lo que los hace singularmente vulnerables a nivel mundial. 

El ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) y el OOPS (Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente) se ocupan de cuestiones relacionadas con los refugiados, pero tienen mandatos y ámbitos de actuación distintos, especialmente en lo que respecta a los palestinos:

1. Mandato:

– ACNUR: Creado en 1950, su principal objetivo es proteger y apoyar a los refugiados en todo el mundo. Ofrece asistencia a refugiados, apátridas y, en algunos casos, desplazados internos, independientemente de su nacionalidad u origen.

– OOPS: Fundada en 1949, su mandato exclusivo es proporcionar asistencia, protección y defensa específicamente a los refugiados palestinos que perdieron sus hogares y medios de subsistencia debido al conflicto árabe-israelí de 1948.

2. Regiones operativas:

– ACNUR: Opera a nivel mundial en varios países afectados por el desplazamiento.

– OOPS: Opera específicamente en cinco zonas: Cisjordania, Franja de Gaza, Jordania, Líbano y Siria.

3. Definición de refugiado:

– ACNUR: Un refugiado es alguien que se ha visto obligado a huir de su país a causa de la persecución, la guerra o la violencia. La Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 proporciona la definición principal utilizada por el ACNUR.

– OOPS: Utiliza una definición más específica. Un refugiado palestino es una persona «cuyo lugar normal de residencia era Palestina durante el período comprendido entre el 1 de junio de 1946 y el 15 de mayo de 1948, y que perdió tanto su hogar como sus medios de subsistencia como consecuencia del conflicto de 1948».

4. Servicios:

– ACNUR: Proporciona protección jurídica, procedimientos de solicitud de asilo, campamentos, respuesta de emergencia y servicios de reasentamiento.

– OOPS: Ofrece una amplia gama de servicios, como educación, sanidad, servicios sociales, mejora de infraestructuras y campamentos, microfinanciación y respuesta de emergencia.

Palestinos sacando víctimas entre las ruinas causadas por los ataques
Palestinos llevan en camilla a un herido tras un ataque israelí contra un edificio en Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, el 15 de octubre. Naciones Unidas informó que más de 400.000 palestinos habían huido ya del norte de Gaza tras un bombardeo aéreo masivo israelí que mató a más de 2.000 palestinos, la mitad de ellos niños y mujeres. Ismael Mohamad/Keystone

Algunos partidos políticos suizos están presionando al gobierno para que reconsidere su ayuda y sus relaciones con la UNRWA y las organizaciones palestinas. ¿Quiere eso decir que Suiza revisará o incluso reducirá la ayuda humanitaria a Gaza y Cisjordania?

Diplomáticamente, si Suiza reduce la ayuda humanitaria, sería como «suicidarse». ¿En qué se basarían para detener la ayuda humanitaria? Las acusaciones de que Hamás está desviando dinero destinado a la ayuda no pueden demostrarse. La asignación de la ayuda internacional en Gaza se ha convertido en un sofisticado mecanismo que garantiza controles exhaustivos sobre los destinatarios y el gasto de los fondos. La Unión Europea, que aporta una importante ayuda financiera, utiliza un mecanismo específico, denominado PEGASE, para garantizar que los fondos llegan a las asociaciones e instituciones a las que están destinados. Por lo tanto, aunque pueda existir una mala gestión financiera, cualquier acusación debe apoyarse con ejemplos claros en lugar de propagar afirmaciones no verificadas.     

¿Qué solución política ve posible para alcanzar la paz en la región?   

Hoy en día, un escenario viable de dos Estados parece inverosímil. La lógica israelí actual se adhiere a un solo Estado. Desde el punto de vista jurídico, Israel ha formulado leyes en su administración de los territorios ocupados que discriminan, separan y desplazan al pueblo palestino. La cuestión de la discriminación racial en Israel es cada vez más prominente desde 2017, cuando la ONU publicó un informe en el que acusaba a Israel de apartheid sobre la población palestina.   

El fracaso de la solución de los dos Estados, ilustrado por las luchas de la Iniciativa de Ginebra [una iniciativa impulsada por las sociedades civiles israelí y palestina puesta en marcha en 2003], sugiere que soluciones alternativas, como un modelo federalista, merecen ser consideradas.  La exploración de nuevos modelos de consolidación de la paz, como el federalismo, depende en gran medida de la voluntad de las partes implicadas de superar las posturas políticas y territoriales establecidas. Esta cuestión compleja y polifacética exige un compromiso internacional y local. 

¿Cuáles son las alternativas para una solución viable y dentro de qué marco?

Varias organizaciones palestinas e israelíes están explorando modelos alternativos. Entre ellos se encuentran la «solución de un Estado democrático», un «Estado binacional» y una «federación». Sin embargo, debatir estas opciones en detalle y avanzar hacia alguna de ellas es actualmente un reto debido a la guerra en curso. Es esencial esperar al desenlace de la guerra actual para seguir explorando estas opciones.

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¿Podría explicar la diferencia entre un «Estado único democrático» y un «Estado binacional»?

Se trata de la arquitectura jurídica y constitucional del Estado. Israel, que se define como un Estado democrático judío sin una constitución completa, navega por delicados equilibrios religiosos y políticos. Un «Estado democrático único» necesitaría un estatuto igual para todos los ciudadanos, tanto judíos como palestinos, y una constitución definida que garantizara la igualdad de derechos. Por el contrario, un «Estado binacional» podría proporcionar estructuras políticas diferentes para ambos grupos nacionales, pero necesita una planificación cuidadosa para evitar conflictos internos y garantizar una representación y unos derechos equitativos para todos. La exploración de estos modelos requiere una cuidadosa consideración de las diversas perspectivas religiosas y políticas presentes en la región. 

Un «Estado binacional» implica reconocer el derecho a la autodeterminación tanto de los judíos israelíes como de los palestinos, un punto que, sorprendentemente, nunca se ha declarado oficialmente. En su proyecto de Estado-nación de 2018, Israel anunció que sólo los israelíes judíos tienen derecho a la autodeterminación. Sin embargo, el derecho a la autodeterminación fue vital durante la descolonización en otras regiones como África y la India. 

Para terminar, teniendo en cuenta todo lo debatido sobre una posible solución política y la evolución del papel de Suiza, ¿qué lecciones del pasado podemos aplicar hoy? 

Reflexionando sobre los esfuerzos pasados, como los que siguieron a los Acuerdos de Oslo, hay una lección significativa sobre la importancia de la adhesión rigurosa y la aplicación del derecho internacional en los procesos de consolidación de la paz. A pesar de los acuerdos, acciones como el aumento sustancial de la confiscación de tierras por parte de Israel después de 1994 se produjeron sin una intervención internacional significativa ni consecuencias. Europa y Estados Unidos no se aseguraron de que las partes implicadas respetaran estrictamente el derecho y las normas internacionales. Lo más importante es exigir responsabilidades a las entidades. Deben respetar las normas legales y éticas, sin permitir que las relaciones geopolíticas o diplomáticas suavicen la insistencia en las prácticas legales y justas en la resolución de conflictos internacionales.

 Texto adaptado del inglés por Carla Wolff

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