¿Cuánto cuesta el alquiler de las embajadas suizas?
Suiza paga un precio alto por sus delegaciones en el extranjero. Según un artículo del SonntagsZeitung, el gobierno suizo paga al mes casi 1,2 millones de francos por el alquiler de sus representaciones diplomáticas en el mundo. Los funcionarios rechazan las acusaciones de excesivo gasto y defienden que se necesita dignidad.
La diplomacia no resulta barata. El año pasado Suiza gastó 14,3 millones de francos (14,36 millones de dólares) por el arrendamiento de embajadas, consulados y residencias oficiales, según el dominical SonntagsZeitung.
Algunos países son más baratos que otros (542 francos al mes en Biskek, Kirguistán; 917 francos en Antananarivo, Madagascar), mientras que las ubicaciones de alto nivel pueden costar igual que en Suiza.
El alquiler más caro de todos, con mucho, es el del consulado en San Francisco. Por un moderno almacén reconvertido, el gobierno helvético abona casi 90 000 francos mensuales.
El consulado en el muelle 17 tiene vistas sobre la bahía y comparte espacio con empresas emergentes y talleres de diseño del tipo de Silicon Valley.
Tampoco son baratas las embajadas en Seúl (49 500 francos), Shanghái (44 053 francos) y Hong Kong (51 000 francos). En el caso de esta última hay que sumar los 27 167 francos que cuesta cada mes la residencia oficial del embajador.
¿Robo?
El SonntagsZeitung se pregunta si estos precios son desproporcionadamente caros. Y es que en algunas ciudades (como Bucarest, por ejemplo) el alquiler cuesta 20 veces más que el de un apartamento de tres habitaciones ‘normal’ en la misma ciudad.
Los funcionarios citados por el periódico, sin embargo, afirman que es más una cuestión del mercado local que de falta de juicio suizo. Y dicen que en lugares como Bucarest y Luanda (capital de Angola) existe una gran disparidad en los diferentes niveles del mercado.
La responsable de buscar los emplazamientos, la Oficina Federal de Edificios y Logística, también ha aclarado que, de manera general, antes de cada alquiler (o adquisición, cuando es posible), se analiza el mercado local y se realiza un análisis de costes.
Para Jacques Pitteloud, director de recursos del Ministerio de Asuntos Exteriores (y nuevo embajador en Estados Unidos), también se trata de una cuestión simbólica. “No tendría sentido que Suiza, una de las economías más importantes del mundo, recibiera a sus huéspedes en una cabaña de madera”, ha declarado.
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La diplomacia suiza en sus (in)muebles
Traducción del inglés: Lupe Calvo
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