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El oasis fiscal alpino pende de un hilo

Las obras están a punto de concluir. Un chalé de lujo en la estación de Crans-Montana, refugio de muchos exiliados fiscales. Samuel Jaberg, swissinfo.ch

Los suizos votarán próximamente una iniciativa destinada a abolir el llamado impuesto fijo que beneficia a una élite de extranjeros adinerados. La propuesta genera tensión e inquietud en el Valais, uno de los cantones que más utiliza este controvertido esquema.

En la comuna de Lens, situada en la carretera que recorre el Valle del Ródano hasta la estación de Crans-Montana, los contrastes se hacen patentes: Este pueblecito histórico que ha sabido conservar el encanto valesano de antaño alberga también un gran número de imponentes chalets.

Aquí, las grúas y las residencias de lujo crecen como champiñones y la inflación inmobiliaria parece no tener límites. En uno de los terrenos aún disponibles se anuncia un chalé de lujo de 1000 m2 que estará listo para entrega en otoño de 2015 y, a poca distancia, cuatro chalés individuales de alto nivel estarán terminados en breve.

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La iniciativa Weber, aceptada por los suizos en marzo del2012 para limitar la construcción de residencias secundarias, no ha conseguido detener el frenesí inmobiliario de este municipio. Con 3.000 segundas viviendas y solo 4.000 habitantes, Lens rebasa por mucho el límite máximo del 20% de camas frías que impone la iniciativa Weber.

Ahora los clientes en la mira son otros: Lens y las otras cinco comunas de la estación de Crans-Montana se pelean por atraer a extranjeros adinerados que deseen establecer aquí su residencia principal.

David Bagnoud, alcalde de Lens, tiene en marcha una política para atraer a este tipo de habitantes vía un contacto constante con las fiduciarias y los bancos, y sostiene entrevistas con los interesados potenciales para mostrarles “todas las ventajas de esta estación alpina frente a destinos como Gstaad o Verbier”.

Lens ofrece un imponente panorama alpino, un sol generoso y numerosas instalaciones deportivas y culturales, pero Bagnoud esgrime otro argumento convincente: el forfait fiscal o impuesto fijo. Los extranjeros que no realizan una actividad lucrativa en Suiza pueden pagar un impuesto que se basa en su nivel de gastos, y no en sus ingresos totales o en el valor de sus fortunas.

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Maná caído del cielo

“Cada año registramos una decena de recién llegados, y se van unos 5 o 6” contribuyentes, dice el alcalde de Lens. En su comuna hay alrededor de 200 beneficiarios del impuesto -mayoritariamente europeos- y unos 500 en toda la estación de Crans-Montana, precisa.

Con 1.274 casos censados a finales de 2012, el Valais se ha convertido, después de Vaud, en el segundo cantón que más usa este esquema impositivo, y donde crece con mayor dinamismo el número de contribuyentes acogidos a un régimen del que en 1990 se beneficiaban solo 500 personas en suelo valesano.

El impuesto fijo un maná nada despreciable para el cantón y sus municipios. Los extranjeros ricos tributan 82,8 millones de francos anuales por este concepto, equivalentes al 4,35% de los ingresos fiscales totales que pagan las personas físicas, explica Beda Albrecht, jefe del servicio tributario valesano.

La comuna de Lens, en particular, ingresa 5 millones de francos suizos vía este impuesto. “Este monto equivale a casi el 70% de nuestras inversiones anuales. Ingresos vitales para una comuna turística como la nuestra que posee un gran número de instalaciones que exigen mantenimiento, como los remontes mecánicos, los centros de ocio acuático, las pistas de patinaje, etc.”, dice David Bagnoud.

Pero este bien aceitado sistema comienza a rechinar. Los impuestos fijos –también conocidos en el mundo como forfait fiscal o impuesto a tanto alzado-  son cada vez más cuestionados en el extranjero, especialmente en países como Francia, donde ser un exiliado fiscal significa casi una traición a la patria.

En 2012, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) exhortó a Suiza a terminar definitivamente con este régimen. Pero, paradójicamente, el tiro de gracia podría venir de casa. El año próximo, los suizos serán llamados a pronunciarse sobre este tema como resultado de una iniciativa presentada por la izquierda que busca abolir el impuesto fijo en todo el país.

Ya hay cinco cantones que lo han eliminado en la región de habla alemana: Zúrich, Basilea-Ciudad, Basilea-Campiña, Schaffhausen y Appenzell Rodas Exteriores.

En Suiza, el sistema del impuesto fijo se basa en el tren de vida y en los gastos de los contribuyentes extranjeros y no en los ingresos o la fortuna que tienen.

Este gravamen se conoce también como forfait fiscal, impuesto sobre el gasto o impuesto a tanto alzado.

Pueden acogerse a este régimen los contribuyentes que no tengan nacionalidad suiza, no ejerzan una actividad lucrativa en suelo helvético, no hayan vivido en un cantón suizo durante los 10 meses previos y estén dispuestos a residir seis meses al año en la localidad donde cumplirán con sus obligaciones fiscales.

En 2012, el Parlamento suizo decidió endurecer las reglas de aplicación y determinó que la base de cálculo sería de 7 veces el valor de alquiler anual de la vivienda del contribuyente extranjero.

Así, si un expatriado tiene un piso cuyo alquiler anual suma 60.000 francos (5.000 francos mensuales) deberá multiplicarlo por 7, lo que arroja un gasto total de 420.000 francos. Sobre monto, se aplicará una tasa de aproximadamente el 30%.

El tope para calcular los impuestos jamás puede ser inferior a 400.000 francos, y el porcentaje concreto del impuesto varía ligeramente según el cantón.

Eliminarlo, sería catastrófico

En Lens, la inquietud se siente claramente. David Bagnoud advierte de que aceptar la iniciativa para eliminar el impuesto fijo sería catastrófico para las comunas que cuentan con estaciones turísticas y también para aquellas que no las tienen, pero que reciben beneficios de este gravamen vía la perecuación financiera.

La perecuación busca equilibrar los presupuestos de los cantones exigiendo a los más ricos transferir fondos a los menos favorecidos. “Y según los escenarios que hemos elaborado, el efecto negativo sería mucho más importante que el de la iniciativa Weber”, destaca David Bagnoud.

Ante la perspectiva del fin de este impuesto sobre el ingreso, numerosos exiliados fiscales se plantean abandonar Suiza, o toman previsiones para reaccionar rápidamente si triunfa el , alerta Daniel Emery, director de la fiduciaria Fidag SA de Crans-Montana. 

Emery explica que los expatriados ricos suelen caracterizarse por una gran movilidad, que se acentúa en la medida en la que crecen sus fortunas. Y Suiza compite hoy con países como Portugal o Inglaterra que ofrecen esquemas impositivos semejantes y muy atractivos para los extranjeros con posibles.

El directivo de Fidag SA se inquieta por el impacto que puede tener sobre la economía local la eliminación de este impuesto. “El gasto que realizan los extranjeros ricos es fundamental para el funcionamiento de toda la estación de Crans-Montana, que ya se ha visto penalizada por el franco fuerte”.

Para el presidente de Lens, David Bagnoud, es una evidencia que el forfait fiscal es beneficioso para todo el mundo y considera que la mayoría de los ciudadanos apoya el gravamen.

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Sin embargo, las opiniones en Lens parecen más polarizadas y menos positivas de lo que quieren aparentar las autoridades. Varios habitantes que quieren permanecer anónimos hablan con swissinfo.ch sobre su desacuerdo.

“No quiero convertirme en el pesimista del pueblo, pero me opongo al impuesto fijo por razones de equidad y de defensa a nuestro patrimonio. Estos chalés monstruosos son el testimonio de un desarrollo anárquico en la comuna”, dice uno de ellos.

“No hay límite alguno: Cuanto más se construya, mejor. Jamás se ha reflexionado sobre una noción del tamaño ideal. Son los agentes comerciales y los promotores inmobiliarios los que dirigen las comunas de Crans-Montana razonando solo en función del corto plazo y del objetivo único de hacer más dinero. Esto es una locura”, añade.

Expatriados ‘invisibles’

Otro habitante denuncia la falta de libertad que existe a la hora de hablar sobre este tema. “Los ciudadanos están amordazados. La tensión ha crecido desde que la iniciativa Weber fue aceptada y la Ley de Ordenación Territorial fue reformada; en cuanto expresamos abiertamente una opinión contraria al impuesto, las autoridades comunales nos hacen sentir que somos unos idealistas y que queremos regresar al siglo pasado. Aquí siempre se cree que los errores los cometen los otros, y se rechaza la reflexión sobre las propias fallas”.

David Bagnoud tiene otra visión. “Sin este maná, serían los ciudadanos quienes tendrían que aportar los fondos y renunciar a numerosas ventajas”.

Claude Ferrier, un francés que descubrió la región en 1986 y que hoy es propietario del Café des Amis, afirma que el impuesto fijo se ha vuelto un tema tabú en las charlas que sostienen los parroquianos mientras toman el aperitivo en su establecimiento.

Ferrier muestra su descontento sin afeites: “El sistema del forfait fiscal es provechoso para el Sr. Bagnoud y para su comuna, pero no para los comerciantes. Ninguno de esos ricos expatriados ha cruzado jamás el umbral de mi negocio. Y constato que los precios de los terrenos y del sector inmobiliario han explotado, y mis hijas no podrán permanecer en Lens”.

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Al preguntarle sobre los exjugadores de tenis Amélie Mauresmo y Fabrice Santoro, dos ilustres compatriotas suyos domiciliados en Lens, Ferrier simplemente sonríe: “Aquí nadie los ha visto nunca. Dudo sinceramente que vengan y pasen aquí seis meses cada año”.

La ley exige que las autoridades municipales verifiquen que los beneficiarios del impuesto fijo residan aquí seis meses al año como mínimo. David Bagnoud reconoce tímidamente que no existen muchos controles. “Conocemos a la gente, la mayoría son jubilados que se ciñen perfectamente a las reglas. Pero no puedo afirmar que no exista algún aprovechado. Con respecto a Amélie Mauresmo, ella conoce las reglas. Pero aún es joven, tiene numerosas actividades y viaja enormemente”, justifica.

Contactada a través de su fundación, la extenista francesa no respondió a la solicitud de entrevista formulada por swissinfo.ch.

Nuevo centro de arte

En vez de atizar la polémica, el alcalde de Lens prefiere llevarnos a conocer uno de los principales logros derivados del cobro del impuesto fijo. Se trata de la recientemente inaugurada Fundación Pierre Arnaud, un centro artístico a dos pasos de la ciudad antigua que promete convertirse en uno de las principales atracciones turísticas culturales del Valais. Con vistas a un pequeño lago, este imponente edificio de cristal costó la friolera de 14,5 millones de francos. Un millón de ellos provino de las subvenciones comunales.

La Fundación Pierre Arnaud de Lens swissinfo.ch

Varios exiliados fiscales ricos participaron en la financiación de este centro. “Evidentemente, forman parte de nuestra clientela”, afirma Véronique Nanchen, una de las responsables de la Fundación Pierre Arnaud. “Son personas que antes vivían en grandes centros financieros y culturales y están felices con la idea de contar con una institución cultural de alto nivel en la región”.

Véronique Nanchen reconoce que a algunos habitantes “no les gusta que sus costumbres se vean alteradas”, pero considera que la mayoría de la gente en Lens vivió la inauguración de este centro -hace dos meses- con un gran entusiasmo y un brillo en los ojos.

“El pueblo es dinámico, ha sabido conservar sus comercios y ofrecer una calidad de vida excepcional a los extranjeros que recibe”, dice con orgullo.

El segundo proyecto de envergadura de Lens es una escuela internacional anglófona que abrirá dentro de dos años. Un proyecto que aceptaron casi unánimemente -202 votos a favor y una abstención- los ciudadanos en la asamblea comunal del 16 de octubre del 2013.

“Lens se ha desarrollado enormemente durante los últimos años y no nos vamos a quejar de ello. Pero qué sucederá con todos esos lujosos chalés y con los megaproyectos, si un día se decide abolir el impuesto fijo”, se pregunta otra ciudadana.

“Hay una total falta de visión y de anticipación por parte de las autoridades, que han olvidado por completo la economía rural para favorecer al turismo”, remata.

Hace 20 años, esta comuna aún contaba con una veintena de explotaciones agrícolas. Antes de despedirnos, David Bagnoud confirma: “La última que queda cerrará sus puertas en breve”.

Apoyada por los partidos de izquierda, la iniciativa popular para suprimir el impuesto fijo fue presentada en octubre de 2012 bajo el nombre de Stop a los privilegios fiscales para los millonarios.

La cámara alta del Parlamento votó en contra durante la sesión de invierno de 2013.

Los legisladores de derecha afirman que este gravamen es vital para el atractivo económico de Suiza y un signo de la buena salud del federalismo helvético.

La izquierda, en contrapartida, denuncia un trato desigual entre los contribuyentes suizos y los extranjeros, y critica la opacidad con la que muchos cantones manejan este impuesto.

La iniciativa aún debe ser sometida a la cámara baja y después al referéndum popular, previsiblemente en 2015.

Traducción del francés: Andrea Ornelas

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