“El plurilingüismo no es un hecho asumido en España”
El hispanista Enrique Ros critica las carencias de la docencia lingüística en España. Hijo de emigrantes catalanes ha vivido la mayor parte de su vida en Suiza, pero aún mantiene estrechos vínculos con la tierra de sus padres. Los políticos, dice, han actuado de forma irresponsable en la crisis catalana. Han buscado el enfrentamiento para sacar réditos partidistas, en lugar de velar por el interés general.
swissinfo: ¿Qué le ha parecido el discurso de Felipe VI del pasado 3 de octubre?
Enrique Ros: En Cataluña no ha suscitado ningún entusiasmo. Y personalmente, me he sentido defraudado. De alguna forma se había presentado como un rey joven, moderno, abierto al mundo, cuya función iba a estar por encima de los desacuerdos políticos. Sin embargo, me ha parecido que el discurso no estuvo a la altura de las circunstancias. El rey hubiese debido añadir un mensaje conciliador, pero no lo hizo.
swissinfo: El rey habla perfectamente inglés y francés. Carles Puigdemont, el presidente cesado de la Generalitat, da entrevistas en cinco idiomas. No es el caso de otros políticos. ¿Las nuevas generaciones ven el desconocimiento de idiomas de los mandatarios como un defecto?
Enrique Ros: Me parece evidente. No quiero suscitar polémicas, pero quizás gracias a su bilingüismo, algunos políticos catalanes tienen un buen nivel de una o dos lenguas extranjeras. Pero cuando veo en la televisión a Mariano Rajoy dirigiéndose en inglés a Donald Trump, siento vergüenza ajena. Tal vez influya en esto mi experiencia en Suiza, donde el plurilingüismo es algo cotidiano.
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swissinfo: La cuestión lingüística juega un papel central en el debate. ¿Cree que se ha solucionado bien la enseñanza de los idiomas en la educación pública?
E. R.: El tema lingüístico es una asignatura pendiente en España. Mis opiniones están basadas en mi experiencia en Suiza. En las escuelas suizas se estudia, además del inglés, como mínimo una segunda lengua nacional. Ahora, imagínese el revuelo que causaría si los gallegos o los andaluces tuvieran que elegir entre euskera y catalán como segunda lengua. No sé si en las universidades de Valladolid, Jaén o La Coruña existen cátedras de euskera o catalán. Supongo que no. El plurilingüismo en el Estado español no es un hecho plenamente asumido de la misma forma que lo es aquí.
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swissinfo: La desafortunada frase del exministro Wert en 2012 de que había que “españolizar a los niños catalanes” sentó muy mal en Cataluña. ¿Hay en España una especie de sentimiento de supremacía del castellano frente a las demás lenguas nacionales?
E. R.: No sé si se trata de supremacía. Lo tildaría más bien de desconocimiento. Se desconoce lo que realmente es el bilingüismo. En algunas discusiones que he tenido con gente en Madrid, me preguntaban por qué los catalanes se empeñaban en querer mantener su lengua, cuando todos saben hablar y escribir el castellano. Sencillamente, no entendían la raíz profunda del bilingüismo. Los catalanes no hablan el catalán para fastidiar, sino, simplemente, porque para algunos es su lengua materna. En Cataluña hay dos códigos, dos formas de expresarse, que conviven en las actuales generaciones. Para la gran mayoría de los catalanes el ’code-switching’ [alternancia de código] es algo absolutamente natural y corriente. No viven un conflicto lingüístico.
«Para la mayoría de los catalanes el ’code-switching’ es algo natural. No viven un conflicto lingüístico»
swissinfo: ¿Qué papel juegan las emociones en este conflicto?
E. R.: Desgraciadamente, un papel fundamental. Es ahí donde veo el problema. En la política se está jugando con las emociones. Sé que es difícil hacer abstracción, pero a mí me gustaría que la política fuera algo fundamentalmente racional.
swissinfo: ¿Qué opina sobre el referéndum celebrado el 1 de octubre?
E. R.: Está claro que dentro del marco legal y constitucional español fue un referéndum “ilegal”. De acuerdo. Pero no se puede solucionar un problema político a través de la vía legal. Los conflictos políticos se resuelven con medios políticos.
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swissinfo: En comparación con Gran Bretaña, donde los escoceses se han expresado en una votación consensuada, el referéndum ‘ilegal’ de Cataluña tenía un cariz muy distinto.
E. R.: Sí, está claro. Creo que tiene que ver con la manera con la que tanto unos como otros han querido seguir adelante en este enfrentamiento. Aquí en Suiza votamos cuatro veces al año algún tipo de referéndum. También se reforma la constitución varias veces. Y por eso mucha gente me pregunta qué está pasando en Cataluña, porque no lo entienden. ¿Por qué no se celebra un referéndum? ¿Por qué no se reforma la constitución? Si la gente lo quiere, se hace, y ya está. Desde un punto de vista suizo, la solución es sencilla. A los suizos, lo que les parece raro, es que no haya una negociación, un referéndum y una reforma constitucional.
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swissinfo: Los medios de comunicación han comparado el enfrentamiento con un “choque de trenes». ¿Hay vencedores y vencidos?
E. R.: No. A medio y largo plazo lo único que habrá, son perdedores. Y esto me entristece, me preocupa y me da rabia al mismo tiempo. Creo que el personal político español no ha dado la talla. No ha sabido responder adecuadamente a la situación. Esto viene de antes. Tiene sus orígenes en otros problemas.
swissinfo: ¿A qué problemas se refiere?
E. R.: Lo que ha ocurrido, es casi de manual. ¿Qué pasa cuando se tienen conflictos internos? Se busca un enemigo externo para desviar la atención. Y el resultado extremo de este mecanismo se manifiesta en el “¡España nos roba!”, por un lado, y en el “¡A por ellos!”, por el otro. Clarísimamente, ambas partes han construido sus enemigos externos para unir a su gente y evitar hablar de los problemas profundos que tiene la democracia española, y el más importante es la corrupción.
«La democracia española se ha trasladado a los tribunales»
swissinfo: ¿Cómo cree que se va a solucionar el problema de la corrupción?
E. R.: La democracia española se ha trasladado a los tribunales. El actual personal político ha actuado de forma irresponsable, no sirve para solucionar los problemas reales del país. La corrupción se ha convertido en algo casi endémico. Todo lo que es la financiación de los partidos, la falta de transparencia, la estrecha unión entre política y economía, es ahí donde yace el fondo del problema, del cual derivan los demás, como el paro, los contratos mileuristas, la juventud que no tiene perspectivas, los recortes en educación y sanidad. Estos son los problemas cotidianos que deberían resolver los políticos. Pero lo que veo es que se están ocupando de ellos mismos y de defenderse en los tribunales.
swissinfo: ¿Cree que la dimisión de algunos políticos afectados por la corrupción hubiese ayudado?
E. R.: Claro que sí. Yo estoy muy desilusionado con la política en España. En otros países, después de la actuación de la policía el pasado 1 de octubre, lo normal habría sido que en el Parlamento la oposición hubiese presentado una moción de censura.
swissinfo: ¿Cree que fue desproporcionada la actuación de la Guardia Civil el 1 de octubre?
E. R.: De lo que yo he visto sí me ha parecido, en parte, muy desproporcionada. El 1-O me encontraba en Lleida. En Fraga [Aragón], en la frontera con la provincia de Lleida, estaban destacadas una serie de unidades de la Guardia Civil. Yo ese día, por la mañana temprano, circulaba por la autopista y vi los convoyes que entraban. Es una imagen que no voy a olvidar jamás. No me creía lo que estaba viendo.
swissinfo: ¿Cree que los políticos se preocupan más por los intereses de sus partidos que por el interés general?
E. R.: Creo que es evidente. La clase política en España se ha alejado peligrosamente de los intereses de la gente. Y, en parte, los medios de comunicación contribuyen a ello.
«La clase política en España se ha alejado peligrosamente de los intereses de la gente»
swissinfo: ¿En qué sentido?
E. R.: En el sentido de que estoy casi mejor informado sobre lo que está pasando en España viviendo en Suiza que si yo viviera allí. Los medios españoles me han desilusionado. Los veo casi todos como representantes de determinados intereses partidistas. No cumplen con la obligación de informar y analizar buscando la máxima objetividad. Muchos hacen más bien lo contrario, desinforman y manipulan.
swissinfo: La cuestión catalana es solo uno de los muchos regionalismos que se están manifestando en Europa. ¿Cómo ve el contexto europeo?
E. R.: De alguna manera se trata de una reacción contra la globalización y los temores que desata. Es la manifestación de una voluntad de centrarse en el más inmediato entorno. La solución en España sería reformar la Constitución y crear un Estado federal, igual que aquí en Suiza.
swissinfo: En torno a los dirigentes catalanes encarcelados se ha desatado un debate sobre si son presos políticos o políticos presos. ¿A usted le choca que estén en prisión?
E. R.: Que una situación se haya deteriorado hasta tal punto de que se hayan encarcelado a políticos por el hecho de seguir una determinada política y que al mismo tiempo —perdón que lo diga— haya otros muchos políticos españoles en libertad que tienen asuntos pendientes relativamente graves con la justicia, es evidente que me choca. Tal vez haya que matizar desde un punto de vista estrictamente legalista. Pero en mi opinión, los dirigentes políticos catalanes están en prisión por cuestiones políticas.
swissinfo: ¿Cómo valora a Carles Puigdemont?
E. R.: Lo veo como un político preso dentro de un sistema determinado que no ha sabido dar la talla. Ha habido situaciones que me han parecido realmente desconcertantes. Se anuncia una declaración y una rueda de prensa para las dos de la tarde. Después se aplaza para las tres. Pasan las horas y te das cuenta de que el guion no está escrito y se cancela la declaración. Todo es improvisación.
«Lo que está sucediendo, y no solo en Cataluña, me recuerda un invento español: el esperpento»
swissinfo: ¿Qué le parece que Puigdemont se haya refugiado en Bélgica?
E. R.: Fue una medida desesperada para intentar salvarse e internacionalizar el conflicto. Desgraciadamente, y me duele decirlo, lo que está sucediendo, y no solo en Cataluña, me recuerda un invento español: el esperpento.
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swissinfo: ¿Y cómo valora al presidente Mariano Rajoy?
E. R.: Evidentemente, no estoy de acuerdo con su política. Tanto la suya como la de todos los políticos es una política irresponsable, una política que lleva a la fractura social, al enfrentamiento y al envenenamiento del ambiente, incluso dentro de las familias. No saben o no son conscientes del daño social que están creando. Creo que se tardará mucho en curar estas heridas. Se me ponen los pelos de punta cuando recuerdo los comentarios he oído en la calle, como enviar al Ejército o fusilar a los independentistas. Me parece grave que se haya llegado a estos extremos.
swissinfo: ¿Es realmente tan profunda la grieta social?
E. R.: En parte, sí. Hace diez años nadie en mi familia era secesionista. Pero en los últimos años, algunos han derivado hacia posiciones netamente independentistas. He notado una crispación, tanto dentro de las familias catalanas como al viajar por el resto de España. Como reacción, ha habido también un resurgimiento del nacionalismo español. Creo que España como país y democracia no ha avanzado, sino retrocedido. Incluso están reapareciendo sentimientos y movimientos que yo pensaba definitivamente superados.
«La democracia española ha avanzado menos de lo que yo creía y esperaba»
swissinfo:¿Cómo cree que se desarrollará el conflicto después de las elecciones?
E. R.: No creo que después tengamos una situación clara que ayude a resolver el problema. A pesar de ello, espero que se vuelva al camino de hacer política de verdad, que se vuelva al debate y a la deliberación, que no se acuda a los tribunales, y que, con el tiempo, los espíritus se vayan calmando. Quizás, después de un tiempo, este monotema provoque cierto hartazgo en la gente. Y esto seguramente será beneficioso.
swissinfo: ¿Qué sentimientos ha suscitado este conflicto en usted personalmente?
E. R.: Muchas emociones muy fuertes. Por las mañanas al levantarme, lo primero que hacía era ponerme al día con las últimas noticias. Y durante los momentos álgidos, incluso me informaba durante la noche. Esos días me han hecho recordar la noche del 23-F. Estaba muy preocupado. Y todo esto ha provocado en mí cierta desilusión. Yo quería creer que España era una democracia asentada, moderna y europea que funcionaba bien. Pero me he hecho demasiadas ilusiones. La democracia española ha avanzado menos de lo que yo creía y esperaba.
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