Con un Rolex en la muñeca, Joe Biden se expone a las críticas
Durante su investidura, el nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, llevaba un Rolex. La elección de esta marca de relojes, que se ha convertido en un símbolo de lujo e incluso de ostentación, suscitó críticas entre los medios de comunicación nacionales e internacionales. Pero no es el primer hombre poderoso del mundo que provoca polémica por sus elecciones relojeras.
El 20 de enero, Joe Biden prestó juramento en Washington, D.C., convirtiéndose en el 46º presidente de Estados Unidos. Lo hizo colocando su mano izquierda sobre la Biblia familiar. Aquellos que observaron atentamente esta escena, que fue retransmitida por la televisión en todo el mundo, advirtieron que un reloj suizo rodeaba la muñeca presidencial. Más concretamente, un Rolex Datejust de acero azul.
Los relojes de los presidentes
La elección de este reloj ha sido muy comentada. En los foros de aficionados a la relojería, por supuesto, pero no solamente. Prestigiosos medios de comunicación también se hicieron eco. Así, en un artículo dedicado al tema, el New York TimesEnlace externo calificó a Biden de Watch Geek in Chief . En cuanto a Le FigaroEnlace externo, en un artículo titulado “El desde ahora presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se ofrece un Rolex”, se preguntaba si un nuevo empleo implicaba un nuevo reloj.
Desde que salieron de los bolsillos para ser exhibidos en las muñecas, los relojes han estado expuestos al público. El primer presidente estadounidense que llevó un reloj de pulsera fue Franklin Delano Roosevelt (1933-1945). Desde entonces, los gustos de los presidentes en materia de relojería han sido analizados y comentados regularmente.
En primer lugar, se constata que los presidentes han llevado con mucha frecuencia relojes suizos. Y entre ellos, hay dos marcas que parecen ser especialmente apreciadas y que pueden ser calificadas de “los relojes de los presidentes”.
La primera es Vulcain, originaria de Le Locle, en el cantón de Neuchâtel. Su modelo ‘Cricket’, que incorporaba una alarma mecánica, fue llevado con mucha regularidad por los presidentes Truman, Eisenhower, Johnson y Nixon. Incluso hoy, la marca ofrece aún un reloj a cada nuevo inquilino de la Casa Blanca.
La otra marca que acompaña a muchos presidentes estadounidenses es Rolex. El primero en llevar uno fue Eisenhower (1953-1961). Pero también lo hicieron Kennedy, Johnson, Reagan y, más recientemente, Donald Trump.
Cuestión de imagen
Por lo tanto, la elección de Joe Biden no es a primera vista incongruente. Comparado con las finas piezas de relojería que lleva Vladimir Putin, el reloj del nuevo presidente estadounidense parece incluso “modesto”. Fabricado en acero, el modelo visto en la inauguración cuesta 7 500 francos, según la configuración realizada en la web de Rolex, lo que no es nada extravagante para el hombre que está a la cabeza de la primera potencia mundial.
Sin embargo, Rolex es también -y quizá, sobre todo- una cuestión de imagen. Aunque hay relojes mucho más caros y prestigiosos, la marca ginebrina aparece a menudo como símbolo de lujo ostentoso. Llevar uno de estos relojes se presta rápidamente a la crítica, especialmente en tiempos de dificultades económicas.
El ejemplo más famoso de este problema está ligado a Nicolas Sarkozy. A menudo asociado a una imagen de bling-bling, el expresidente francés había sido criticado por llevar un cronógrafo Rolex Daytona. Queriendo justificar la elección del presidente, el célebre publicista Jacques Séguéla echó más leña al fuego al declarar: «Si a los 50 años no se tiene un Rolex, la vida ha sido un fracaso». La fraseEnlace externo fue muy popular y ha permanecido en la memoria desde entonces.
Perfil bajo
En Francia, los sucesores de Nicolas Sarkozy parecen haber aprendido la lección. Así, François Hollande se exhibía con un simple Swatch de cien euros. En cuanto al actual presidente, Emmanuel Macron, está a favor de las producciones nacionales, por ejemplo, un reloj LIP con brazalete de la OTAN con los colores de Francia.
También en Estados Unidos, a excepción de Donald Trump, los últimos presidentes han mantenido un perfil bajo en cuanto a la relojería de lujo. Bill Clinton y George W. Bush llevaban relojes Timex, una marca estadounidense de baja gama. En cuanto a Barack Obama, llevaba un TAGHeuer suizo antes de su candidatura, y luego un Jorg Gray estadounidense ofrecido por los servicios secretos durante sus mandatos. Cabe destacar que desde que abandonó el despacho oval, el expresidente se ha dejado ver con un Rolex Cellini, uno de los modelos más caros de la marca ginebrina.
Por lo tanto, para un presidente, un reloj es también, de alguna manera, un programa político. Antes de su elección, Joe Biden era visto regularmente con relojes Omega, Seiko y Apple. Queda por ver qué reloj será su favorito como presidente. ¿Por qué no el Apple Watch? Es estadounidense y parece decididamente moderno. Sin embargo, hay un problema: no es seguro que un producto fabricado en China esté realmente de moda en la Casa Blanca.
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