«El sufrimiento de los palestinos se llama ¡OCUPACION!»
La reconstrucción de Gaza y de su gente, a la que contribuye Suiza, es tarea de Sísifo. Los avances yacen entre cadáveres y escombros a cada nuevo ataque israelí. swissinfo.ch recogió testimonios de médicos, defensores de derechos humanos, un sociólogo y una periodista residentes en Gaza.
“He vivido diversos ataques en seis años. Este es el peor: masivo, prolongado y vicioso, con niños y mujeres como blanco”, denuncia Maha Banna, periodista.
Israel acusa a Hamás de utilizar a su población como escudo y de instalar sus rampas de lanzamiento de misiles en el corazón de la población civil.
Las Naciones Unidas, que han reiterado sus llamados de cese al fuego, condenaron los ataques a dos escuelas convertidas en refugio, en el norte de Gaza (26 y 30.07), con un saldo total de 31 muertos y 300 heridos, y denunciaron el hallazgoEnlace externo de cohetes escondidos en otra escuela (22.07).
El Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra para la Protección de las Víctimas de Conflictos Armados, indica en el punto siete de su artículo 51Enlace externo que “las partes en conflicto no deben dirigir el movimiento de la población civil o de individuos civiles para proteger objetivos militares de ataques o para evitar operaciones militares”.
En declaraciones publicadas por BBC Mundo, Abner Gidron, asesor político de Amnistía Internacional en Londres, señaló que no existe aún suficiente evidencia sobre el uso de escudos humanos por parte de Hamas, aunque, en su opinión, hay suficiente información como para preocuparse al respecto.
Gidron subrayó, sin embargo, que Israel no puede, ni moral ni legalmente, ignorar que hay civiles en el área y atacar: “Una seria violación a la ley humanitaria internacional no libera a la otra parte de cometer otra seria violación a dicha ley”.
«No creen que están vivos»
Maha Banna relata que, amén de los cortes de electricidad, la escasez de agua y la disminución de víveres y medicamentos, los gazetíes afrontan cotidianamente el pánico de ser alcanzados por el fuego de la artillería o los ataques aéreos que han devastado barrios enteros y cobrado la vida de más de un millar de personas, civiles en su mayoría.
“Muchos llegan al hospital en estado de ‘shock’. Les sorprende saber que están vivos. Les cuesta creerlo”, narra el doctor Yasser Abu Jamei, director del Gaza Community Mental Health ProgrammeEnlace externo (GCMHP), organización sanitaria y de derechos humanos apoyada por la Agencia Suiza para la Cooperación y el DesarrolloEnlace externo (COSUDE).
El galeno perdió a 28 miembros de su familia el pasado 21 de julio, cuando un obús alcanzó la casa en la que estaban reunidos para cenar luego de una jornada de ayuno en pleno Ramadán.
¿Cómo es posible ayudar a los demás cuando uno mismo está viviendo ese sufrimiento?
“No es fácil. Esto afecta a todos y no tenemos opción. Tenemos que superar la situación por salud mental y porque es extremadamente importante proporcionar ayuda en estos momentos”.
¿Balas perdidas?
“He visto imágenes terribles. Conozco muchos casos de personas que han sido muertas en el interior de su casa, como el de aquella mujer embarazada que se encontraba con su suegra y sus hijos en su apartamento. No hacían nada malo. No estaban en la calle, ni hacían resistencia. Eran civiles instalados en su hogar”, nos dice Maha.
Suiza urge cese al fuego
Berna urgió la aplicación de un “verdadero” cese al fuego para proteger a los civiles en el territorio palestino ocupado y en Israel, así como para dar asistencia a las numerosas víctimas de Gaza. Reiteró su condena a “todos los actos de violación del derecho internacional, cualquiera que sea el autor” y exhortó a los beligerantes a respetarlo. En un comunicadoEnlace externo difundido este miércoles (30.07), Suiza ratificó asimismo su llamado y disponibilidad para mejorar la situación de los civiles y buscar una solución política al conflicto. Recordó que a solicitud del presidente palestino, Mahmoud Abas, ha establecidos las consultas pertinentes para reunir a los países signatarios de los Convenios de Ginebra.
Para Carlo Sommaruga, presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la cámara baja, con el apoyo de los Convenios de Ginebra, Suiza podría ganar en credibilidad y fortalecer el derecho humanitario. “No hacer nada en el drama actual es debilitar el derecho”, declaró al diario ‘Le Temps’ (26.07) .
Desde 1950, Suiza está presente en Oriente Medio con programas de apoyo a los refugiados palestinos vía la UNRWA. Desde 1994, COSUDE instaló una oficina para Gaza y Cisjordania que desarrolla diversos proyectos en coordinación con contrapartes locales en áreas como salud física y mental, desarrollo económico y construcción democrática.
Madre de cuatro hijos, dos de los cuales están en el extranjero, la reportera se encuentra en la ciudad de Gaza con las dos más pequeñas, con su padre, su hermana, su hermano y la familia de éste. “Es el caso de muchas personas. Cada familia convive con dos o tres más que han sido evacuadas”.
Describe el sobresalto continuo de las pequeñas. El propio. El hartazgo de todos de encontrarse encerrados en casa. “Las niñas están aburridas y atemorizadas. Son vacaciones, quisieran ir a la playa”.
Sin embargo, también en su mente está el caso aquel de cuatro menores alcanzados por los tiros cuando jugaban a orillas del mar. “No están matando soldados, están matando civiles”, acusa.
Para la periodista, es una falacia que los ataques alcancen “por error” a la población civil. Jaber Wishah, director del Centro Palestino para los Derechos HumanosEnlace externo (PCHR), coincide con ella: “Con la tecnología de que dispone, Israel no puede fallar sus objetivos”.
El desafío humanitario
“Las heridas de las víctimas permiten concluir el empleo de nuevas armas que destruyen totalmente el tejido interno. Es muy difícil para los médicos locales atender ese tipo de lesiones”, precisa el doctor Abu Akram, director de la Palestinian Medical Relief SocietyEnlace externo, partenaire de Médico Internacional SuizaEnlace externo.
Pero el personal hospitalario no solamente tiene que hacer frente a esos casos de lesiones inhabituales. Las enfermedades derivadas de unas condiciones de vida deplorables, la somatización del miedo y de la angustia, la búsqueda para los miles de damnificados de un lugar donde guarecerse, hacen que los nosocomios estén muy por encima de sus capacidades.
“No puedo moverme de aquí, hace más de dos semanas que no veo a mi familia”, nos confía Akram. “A pesar de las dificultades, estamos trabajando en todos nuestros centros de atención primaria en la Franja de Gaza. Los miembros del personal intentan estar en las clínicas, pero no siempre pueden salir de su casa. Tratamos de ayudar lo más que podemos con lo que tenemos”.
Indefensión e incertidumbre
En sus testimonios, nuestros interlocutores describen igualmente la angustia de las familias que reciben las advertencias lanzadas por los israelíes (por correos electrónicos, llamadas o panfletos) advirtiéndoles de nuevos ataques e instándolos a desplazarse inmediatamente.
“Hay una confusión total, la gente corre sin atinar a dónde ir. Muchos han caído en la huida. Otros, en las casas a donde buscaron cobijo. Hasta en las escuelas adaptadas como refugio por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados PalestinosEnlace externo (UNRWA) y en los hospitales”, describe Wishah.
El titular de esa dependencia, el suizo Pierre Krähenbühl, declaraba al periódico ginebrino ‘Le Temps’, el pasado 23.07, que en el espacio de los 6 días previos, el número de refugiados en las escuelas pasó de 17.000 a 100.000.
Indicó asimismo que 77 del casi centenar de instalaciones utilizadas por la UNRWA con fines humanitarios (escuelas, clínicas y bodegas) habían sido afectadas por los ataques israelíes.
El 24.07, al menos 16 personas perdieron la vida en un ataque contra una de esas escuelas. Al menos otras 15 fueron muertas el martes (30.07) en una de las más sangrientas jornadas, que cobró más de un centenar de víctimas fatales y fue alcanzada la única central eléctrica de Gaza.
Cifras de esa entidadEnlace externo revelan que hasta el 29 de julio, 1.118 palestinos habían sido muertos y había ascendido a 240.00 el número de desplazados -más del 10% de la población-, instalados en las escuelas utilizadas como refugio por la UNRWA, otros centros de acogida o en las viviendas de familiares. 747 edificios residenciales habían sido derribados o afectados.
La agencia solicitó una ayuda adicional de 15 millones de dólares para poder hacer frente a la emergencia humanitaria.
“Una mujer dio a luz entre medio centenar de civiles en uno de los refugios. No hay alternativa. La gente no tiene a dónde ir y acude a las escuelas. No hay privacidad. Las instalaciones sanitarias son insuficientes”, relata Wishah.
“Esto es un infierno”, sintetiza Abu Akram. “Nos faltan fármacos y equipo médico. Necesitamos de todo, pero sobre todo, necesitamos la protección internacional frente a la continua agresión de Israel contra gente inocente”.
“Tienen que parar esto, y no solamente de manera temporal”, sentencia Maha.
El sábado 26 de julio, a las 8.00 horas comenzó una tregua de 12 horas que luego fue ampliada pero que no fue respetada íntegramente por ninguna de las partes. Sin embargo, permitió a la población desplazarse a sus casas, o a lo que quedó de ellas, buscar alimentos y/o rescatar los cuerpos de su gente.
“El cese al fuego reveló la magnitud de la destrucción que infringieron a Shijaeya, suburbio de Gaza. Las casas quedaron al ras del suelo y a medida que avanzábamos, nos rodeaba un olor a muerte indicándonos que aún había cuerpos bajo las pila de escombros en que se convirtió toda el área”, relata el doctor Yaghi.
Acota que los rescatistas hallaron 81 cuerpos que habían quedado en el lugar durante una semana y que, seguramente, todavía habrá más.
“Es un enorme escándalo que el mundo observe lo que sucede sin detenerlo”, califica Akram. “Es tiempo de que la comunidad internacional reaccione. Que Suiza, depositaria de los Convenios de Ginebra, convoque a una conferencia internacional sobre el derecho humanitario”, puntualiza Wishah.
Reconocen, sin embargo, y aprecian, las muestras de adhesión de los movimientos sociales, incluido el Colectivo Urgencia Palestina-MeyrinEnlace externo, que con el apoyo, entre otros, de la Ciudad de Ginebra, financió la construcción de un centro cultural, inaugurado en 2012, para acoger a los niños de tres campos de refugiados.
“Agradecemos esas manifestaciones de apoyo y solidaridad en todo el mundo”, subraya el defensor de los derechos humanos, para quien el origen del conflicto con Israel se remonta no al 8 de julio, sino a 1948.
“La palabra clave del sufrimiento palestino es ocupación, O-C-U-P-A-C-I-O-N (deletrea). Es el nombre de nuestro sufrimiento. La comunidad internacional tiene que ejercer presión sobre Israel para acabar con esta ocupación, la más prolongada de la Historia y la última, espero…”
El asesinato de tres adolescentes israelíes
El 30 de junio y tras el secuestro y la muerte de tres estudiantes judíos, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunció: “Hamás pagará por el crimen”. Más tarde trascendió que el ataque contra los jóvenes judíos (que también costó la vida a un adolescente palestino, quemado vivo por extremistas israelíes como represalia) no fue perpetrado por Hamás.
El portavoz de la policía israelí, Micky Rosenfeld, aseguró al corresponsal de la BBCEnlace externo, Jon Donnison, que los autores del crimen estaban afiliados, pero no actuaron bajo las órdenes de Hamás. “También me dijo que si el secuestro hubiera sido ordenado por Hamás, ellos (los israelíes) lo hubieran sabido previamente”, anotó el periodista.
El 8 de julio y tras una andanada de cohetes lanzados por el brazo armado de Hamás, Netanhayu lanzó la operación ‘Margen protector’, con fuego de aviación, artillería naval y fuerzas terrestres, la mayor de los últimos 6 años. En esta última ofensiva, Hamás ha lanzado más de 2.000 cohetes sobre Israel, según las Fuerzas de Defensa de ese país. Murieron 53 soldados y tres civiles.
Israel asegura que Hamás utiliza a la población como escudo humano y oculta sus armas en instalaciones públicas. Este lunes (28.07) y en un mensaje televisado, Netanyahu aseguró que “no hay guerra más justificada que esta”, exhortó a la población a tener paciencia y advirtió que los ataques contra Gaza “seguirán hasta que los túneles estén neutralizados”.
El ejército israelí descubrió al inicio de la incursión terrestre sobre Gaza 23 “túneles de ataque” que atraviesan la frontera y se internan en el territorio israelí, amén de 66 entradas o bocas de acceso a esos túneles, según un informe castrense.
Netanyahu ha reiterado la necesidad, para la seguridad israelí, de desmilitarizar Gaza, y este lunes recibió el apoyo explicitó de Estados Unidos: “Cualquier proceso de resolución de la crisis en Gaza, de manera durable y significativa, debe conducir al desarme de Hamás y de todos los grupos terroristas. Vamos a trabajar en estrecha colaboración con Israel, sus socios regionales y la comunidad internacional en apoyo de ese objetivo”.
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