2023: sombrío panorama para las organizaciones internacionales

No hay paz a la vista. Manifestantes rusos portan pancartas durante una manifestación contra la invasión rusa de Ucrania frente al Palacio de las Naciones, sede de las Naciones Unidas en Ginebra. © Keystone / Laurent Gillieron

Tras dos años marcados por la pandemia de Covid-19, 2022 resultó ser otro año difícil para las organizaciones internacionales con sede en Ginebra. Sin señales de paz entre Rusia y Ucrania, 2023 se presenta igual de difícil.

“En 2023 necesitamos la paz más que nunca”, subrayó el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, en su mensaje de Año Nuevo. Y en la conferencia de prensa de fin de 2022, reconoció su poco optimismo respecto a “la posibilidad de conversaciones de paz efectivas en un futuro inmediato”. No obstante, manifestó su “firme esperanza de que, en 2023, podamos alcanzar la paz en Ucrania”. 

En 2022, un miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, Rusia, invadió otro Estado soberano, Ucrania. El organismo mundial responsable de la paz y la seguridad mundiales, en el que Moscú tiene derecho de veto, no pudo hacer más que mirar. El ataque no tardó en desencadenar la mayor crisis de refugiados de Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Junto con la pandemia del Covid-19 y el cambio climático, la guerra agravó una crisis mundial de alimentos, energía y deuda que golpeó -y sigue golpeando- con mayor dureza a los países de renta baja.

En Ginebra, las agencias de ayuda de la ONU y otras ONG internacionales se esforzaron por responder a esos enormes desafíos. El dinero llegó a Ucrania, pero empezó a escasear en otros lugares. Las violaciones de los derechos humanos en algunas partes del mundo se abordaron con éxito, mientras que otras se ocultaron bajo la alfombra. Los viejos problemas no desaparecieron mientras se acumulaban nuevas crisis. 2023 será otro año difícil para el sistema multilateral.

Guerra y crisis alimentaria

Este año, la ONU proseguirá su intento de mitigar el impacto de la guerra en el resto del mundo. Frenar la propagación del hambre seguirá siendo una prioridad absoluta. Siendo Rusia el mayor productor mundial de fertilizantes y Ucrania uno de los principales exportadores de grano, la guerra en Ucrania elevó los precios mundiales de los alimentos a niveles récord en marzo de 2022. Muchos países de África y Oriente Medio que dependen en gran medida de las importaciones ya no pueden permitirse productos básicos como el trigo. 

Desde entonces, los precios de los alimentos han bajado, pero siguen siendo demasiado altos, según la ONU. El descenso se debe en parte a un acuerdo, concluido en julio de 2022 bajo los auspicios de la ONU y Turquía, que permite a Ucrania exportar su grano a través de un corredor seguro en el Mar Negro. El paquete incluía un acuerdo paralelo para facilitar la exportación de fertilizantes rusos. Pero estos siguen siendo en gran medida inaccesibles y están sobrevalorados en los mercados mundiales. 

Uno de los principales objetivos de los altos funcionarios de la ONU será conseguir que Rusia y Ucrania acuerden prorrogar el acuerdo sobre los cereales del Mar Negro cuando se acerque la fecha de su renovación, en marzo de 2023. Garantizar que los fertilizantes rusos estén disponibles a precios justos en todas partes será otro.

Necesidades y retos humanitarios

Para las agencias de ayuda con sede en Ginebra, 2022 fue un año de necesidades humanitarias sin precedentes, causadas por crisis de una magnitud sin precedentes: guerras, cambio climático y la pandemia del Covid-19. Ahora se prevé que 2023 bata ese récord. La ONU calcula que necesitará 51 500 millones de dólares -10 500 millones más que su presupuesto para 2022 en las mismas fechas del año pasado- para asistir a unos 230 millones de personas en 69 países. 

Mientras tanto, el déficit de financiación -entre las necesidades y el dinero recaudado- nunca ha sido tan grande. Esto obliga a las agencias de ayuda a tomar decisiones difíciles sobre a quién asistir. El apoyo masivo de los donantes occidentales a Ucrania ha hecho que otras situaciones de emergencia sigan sin recibir fondos suficientes. Sacar a la luz crisis olvidadas en lugares como Yemen, Siria, Afganistán o el Cuerno de África será un enorme reto para las agencias de ayuda de la ONU en 2023.

Situado frente a la sede de la ONU en Ginebra, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) también se vio sometido a mucha presión en 2022. Kiev criticó repetidamente a la organización por no visitar a los prisioneros de guerra rusos, a pesar de tener el mandato de hacerlo en virtud de los Convenios de Ginebra. Desde entonces, el CICR ha podido visitar a cientos de detenidos de ambos bandos. Espera poder visitar a más en 2023, pero necesitará la cooperación de funcionarios rusos y ucranianos.

Ahora, bajo la dirección de su primera mujer presidenta, Mirjana Spoljaric Egger, el CICR seguirá con sus esfuerzos en pro del respeto del Derecho Internacional Humanitario, las normas de la guerra, una tarea tan difícil como siempre

Batalla ideológica en torno a los derechos humanos

En 2023, la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), un conjunto de treinta artículos que recogen los derechos y libertades fundamentales de todas las personas y que la ONU adoptó como respuesta a los horrores de la Segunda Guerra Mundial, cumplirá 75 años

El documento refleja “valores universales que trascienden culturas, naciones y regiones” y establece los “derechos inalienables que corresponden a todos los seres humanos”. Pero su legitimidad está hoy en entredicho, principalmente por China, que sostiene que no existen valores universales y que el documento de la ONU es un invento occidental.

En Ginebra, el nuevo Alto Comisionado para los Derechos Humanos, Volker Türk, espera restablecer el consenso mundial sobre los derechos humanos, actualmente en declive. China presiona para que se haga más hincapié en los derechos colectivos que en los individuales. Pero Türk sostiene que ambos van de la mano. En declaraciones a la prensa en diciembre de 2022, afirmó que “escrita y adoptada por representantes de todas las regiones del mundo, la DUDH deja claro que los derechos humanos son universales e indivisibles; y los derechos humanos son la base de la paz y el desarrollo”.

El seguimiento que haga el jefe de los derechos humanos de la ONU de un informe elaborado por su oficina sobre los presuntos abusos de Pekín contra la minoría musulmana uigur de la región china de Xinjiang será una prueba importante para él. El informe se publicó minutos antes de que la predecesora de Türk, Michelle Bachelet, dejara el cargo. En él se señalan posibles crímenes contra la humanidad que habría cometido China, pero Pekín ha tachado el contenido del informe de mentiras promovidas por fuerzas occidentales hostiles.

En la última sesión del Consejo de Derechos Humanos (CDH), celebrada en octubre, se rechazó una propuesta de celebrar un debate sobre el informe, lo que pone de manifiesto la creciente influencia de China ente los 47 miembros del organismo de la ONU con sede en Ginebra. Türk puede optar por dialogar entre bastidores con las autoridades chinas sobre la forma de aplicar las recomendaciones del informe. Pero también puede optar por abordar el informe públicamente, ya sea en una futura sesión del CDH o mediante declaraciones públicas.

Editado por Virginie Mangin

Adaptado del inglés por Marcela Águila Rubín