La juventud en Suiza del rey de Tailandia

Bhumibol Adulyadej, rey de Tailandia, falleció el 13 ottobre de 2016 en el hospital Siriraj de Bangkok. Keystone

El rey Bhumibol Adulyadej de Tailandia murió este jueves a los 88 años. Ascendió al trono en 1946 y se convirtió en uno de los soberanos con los reinados más prolongados de la historia. El pueblo tailandés está de luto por la muerte de Rama IX. Recuerdos de la época en que vivió y estudió en Lausana.

“Fue en Lausana en donde el rey Bhumibol descubrió su pasión por la música, primero como músico, luego como músico y compositor”, anota el libro ‘El rey Bhumibol y la Familia Real de Tailandia en Lausana’, que recoge las memorias del Cléon Séraïdaris, al servicio de la familia durante 26 años.

Entre 1933 y 1951, a intervalos irregulares, Bhumibol Adulyadej vivó en Lausana, y más precisamente en una villa en Pully, con su madre, su hermana y su hermano Ananda Mahidol, quien lo precedió en el trono. A menudo pasaban sus vacaciones en los cantones del Valais y los Grisons.

Apasionado de la fotografía, el esquí, los coches rápidos y la naturaleza, Bhumibol obtuvo el diploma de educación preuniversitaria en el área de Letras y luego emprendió los estudios en ciencias naturales, derecho y ciencias políticas en la Universidad de Lausana.

Dedicó un semestre al estudio del marxismo, después de lo cual afirmó haber aprendido “exactamente lo que no sería apropiado para mi gente”, según otro libro que le fue dedicado: ‘Un rey en Suiza. La juventud helvética del rey Bhumibol de Tailandia’, del periodista Olivier Grivat.

De acuerdo con su familia, el estudio del derecho constitucional y de la democracia suiza lo ayudaron a desarrollar el sistema democrático en Tailandia.

En la capital del cantón de Vaud, Bhumibol conoció a su futura esposa, la actual reina Sirikit.

Pero su estancia en Suiza también estuvo a punto de convertirse en tragedia cuando en 1948, en el camino entre Lausana y Morges, Bhumibol chocó con su Fiat Topolino contra un camión.

Venerado como un semidiós, Bhumibol deja un país en plena crisis política, y cuyo futuro, sin el carisma de un rey amado por su pueblo, es ahora más incierto que nunca.

Traducido del italiano por Marcela Águila Rubín