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Esa tecnología que nos fragiliza

En Sendai, Japón, contenedores dispersos por la fuerza de la Naturaleza. Keystone

Luego del sismo y el tsunami, el accidente (incluso la catástrofe) nuclear. El triple infortunio que golpea a Japón revela la fragilidad de nuestra sociedades tecnológicas y globalizadas.

Análisis filosófico de Dominique Bourg, catedrático de la Universidad de Lausana.

Para el primer ministro japonés, Naoto Kan, el país vive “su peor crisis desde la II Guerra Mundial”. El momento es sin embargo, muy otro y lo que ha dado fuerza a ese país ‘high tech’ contribuye también a su debilidad frente al poder de la Naturaleza, como lo subraya Dominique Bourg.

El profesor del Instituto de Políticas Territoriales y Humanas de la Universidad de Lausana es especialista en materia de desarrollo sostenible, riesgos y elecciones tecnológicas.

swissinfo.ch: Las catástrofes que golpean a Japón revelan nuestra fragilidad frente a la Naturaleza, a pesar – o posiblemente a causa – de nuestra tecnología. ¿Podemos imaginar, por ejemplo, lo que habría pasado si este sismo se hubiera producido a mediados del Siglo XX?

Dominique Bourg: Ciertamente habríamos tenido más edificios colapsados. La resistencia actual de los inmuebles a los sismos es el lado salvador de la tecnología.

En cambio, evidentemente, no habríamos tenido ni el problema nuclear, ni la caída de las redes de comunicación y de electricidad a una escala semejante. En esa época, la interdependencia entre los países era mucho menor, lo que quiere decir que la catástrofe habría afectado solamente a Japón. Mientras que ahora, en término industriales, y muy probablemente también pecuniarios, va a afectar a todo el planeta.

Hay cosas que Japón es el único que fabrica, como ciertas piezas vitales para los iPhone o los iPad, o el acero para las cubas de reactores nucleares. No sé si esas fábricas resultaron dañadas , pero las centrales que tuvieron que ser enfriadas con agua de mar nunca volverán a funcionar. Lo que quiere decir que durante muchos meses, incluso años, el país va a estar expuesto a restricciones de electricidad. Y ello será un choque extremadamente importante para su productividad industrial.

swissinfo.ch: Las centrales nucleares japonesas eran sin embargo, conocidas como las más seguras del mundo …

 D.B.: Estas centrales fueron concebidas para resistir a un terremoto y a un tsunami. Y hasta cierto punto, lo hicieron. A  pesar de todo, no se derrumbaron. En general, cuando se prevé este tipo de resistencia, se llega incluso más allá de lo que se considera el máximo evento. El fastidio es que a veces uno se equivoca sobre lo que podría ser el máximo evento.

Y sobre todo, lo que va a cambiar las cosas -y esto no tiene nada qué ver con problemas sísmicos o de tsunami-, es que nuestros dimensionamientos en términos de riesgos naturales no tienen nada qué ver con lo que vamos a tener el próximo siglo con el cambio climático

Que se trate de sequías, de huracanes o de inundaciones, nuestras instalaciones industriales – y no pienso en el rubro nuclear- tendrán que enfrentar condiciones que entrañan el riesgo de ser bastante sorprendentes con relación a lo que se había concebido en términos de sistemas de seguridad. Entramos en un período nunca antes conocido. Durante todo el  Siglo XX, la humanidad experimentó enormemente – y sin red de seguridad – con la biósfera. Ahora, vamos ver poco a poco los efectos.

swissinfo.ch: Volviendo al problema japonés, ¿considera que el impacto será suficiente para imponer un retiro de la energía nuclear, esa famosa disminución cara a los ecologistas?

D.B.: Lo que es seguro es que las cosas van a ser más difíciles para la industria nuclear. Pero dejar la energía nuclear en países como Japón, que obtiene el 35% de su electricidad, o más aún Francia (el 80%), llevaría décadas. Sin contar que no se tiene actualmente ninguna alternativa que no sea productora de carbono.

Las energías renovables, a escala mundial, constituyen menos del 2%. Por supuesto, algunos países se acercan al 10% e irán más allá. No tenemos un medio de sustitución masiva. Entonces, es verdad que lo primera que hay que hacer es consumir menos, y mucho menos electricidad. Y allí, entramos más en un escenario de decrecimiento, al cual no soy en absoluto desfavorable. Pero la cosa no puede hacerse como por arte de magia.  

Y también hay que saber lo que eso quiere decir. Quiere decir que se cambia realmente de modelo de sociedad. No estoy seguro de que el conjunto de la población esté de acuerdo en ir en esa dirección, aunque efectivamente sea la más razonable.

De todas maneras, con la doble limitación del clima y del agotamiento de las energías fósiles, no escaparemos de eso. Y no se trata solamente de la energía. Hay otros problemas en los que nos confrontamos con las mismas dificultades.

swissinfo.ch: Las imágenes que nos llegan de Japón parecen una película apocalíptica. ¿Piensa que algunos van a mezclar ficción y realidad hasta el punto de creer que el fin del mundo verdaderamente es para el 2012?

D.B.: El fin del mundo…  no creo para nada en eso. Pero en cambio, estoy persuadido de que en las próximas décadas vamos a vivir el fin de un mundo: El nuestro.

Suspensión. Este lunes (14.03), Doris Leuthard, ministra de Medio Ambiente y Energía, anunció el congelamiento de los procedimientos relativos a las demandas de autorización para la construcción de tres centrales nucleares de sustitución, “hasta que las normas de seguridades hayan sido reexaminadas y, en caso necesario, adaptadas”.

Magnitud 7. La Inspección Federal de Seguridad Nuclear analizará las causas exactas del accidente en Japón. Este examen podría conducir a la imposición de un marco más estricto en términos de seguridad sísmica y de enfriamiento. Actualmente, los expertos consideran que un sismo de 7 grados de magnitud en la escala de Richter es el mayor riesgo en Suiza. En Japón, ascendió a 9 grados.

Opinión dividida. Ninguna restricción en lo que atañe al procedimiento de consulta popular y la decisión de mantener o no el calendario de escrutinios. Está previsto que el 15 de mayo, los ciudadanos de los cantones del Jura y del Valais se pronuncien en las urnas respecto a las nuevas centrales. El 13 de febrero, el 51,2 % de los ciudadanos berneses aprobaron, a título consultivo, una sustitución de la planta de Mühleberg. Por parte de los partidos políticos, la izquierda y los Verdes aplauden la decisión de Doris Leuthard, mientras que la derecha la considera precipitada.

Traducción, Marcela Águila Rubín

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