Fabrizio Carboni: «La gente tiende a creer que podemos hacer cosas que están fuera de nuestro alcance»
El CICR (Comité Internacional de la Cruz Roja) ha intervenido en la liberación de rehenes israelíes retenidos en Gaza, una operación delicada que ha sido posible gracias a su neutralidad. Pero el trabajo de la organización puede ser malinterpretado, asegura su responsable para Oriente Medio.
«Tenso» y «complicado». Con estas palabras describe Fabrizio Carboni, director regional para Oriente Próximo y Oriente Medio del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), los últimos días de noviembre, cuando nos reunimos con él en Ginebra. En los cuatro días anteriores, sus colegas de Gaza habían facilitado la liberación de 50 rehenes israelíes retenidos en la Franja y de 150 prisioneros palestinos encarcelados en Israel.
Las liberaciones diarias de rehenes y prisioneros desde el viernes 24 al lunes 27 de noviembre formaban parte de un acuerdo entre Israel y Hamás que también incluía una tregua de cuatro días. El lunes 27 de noviembre ambas partes acordaron prorrogar el acuerdo dos días más, hasta el jueves 30 por la mañana. El martes 28, otros diez rehenes israelíes fueron liberados a cambio de 30 prisioneros palestinos. Se encargó al CICR que llevara a cabo la liberación y el traslado de los detenidos. Sin embargo, como el CICR actúa como intermediario neutral, la organización no pudo participar en las negociaciones.
Carboni señala que es la capacidad del CICR de establecer «relaciones de confianza» con todas las partes en los conflictos armados lo que ha permitido a la organización llevar a cabo -como lo ha hecho muchas veces en el pasado- operaciones tan delicadas. Esta confianza, dice, se basa en la promesa «de que seremos neutrales. No comentamos la situación política. No tomamos partido sobre por qué la gente está luchando o si tienen derecho a usar la fuerza».
>>> Fabrizio Carboni explica la importancia de la neutralidad del CICR en este vídeo. Una versión ampliada de la entrevista estará disponible (en inglés) en nuestro podcast Inside Geneva el 9 de enero.
«Eso nos permite -cuando hay una liberación de rehenes- estar en el campo de batalla, salir en mitad de la noche, ir a un lugar secreto, recibir a los rehenes. Y, al mismo tiempo, asegurarnos de que a cientos de kilómetros de allí ocurre lo mismo; en este caso, con detenidos palestinos», explica Carboni.
Para un observador externo, esto podría parecer pura logística. Pero convertirse en un tercero de confianza en un conflicto armado entre «partes que no se fían unas de otras, que quieren matarse mutuamente», es «extremadamente difícil» y no puede hacerse de la noche a la mañana, afirma.
Acceso a los rehenes
En las últimas semanas el CICR había sido criticado, entre otros, por el ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Eli Cohen, quien afirmó que la organización no tenía «derecho a existir» si no se reunía con los rehenes israelíes retenidos en Gaza. Según los Convenios de Ginebra, el CICR tiene un mandato especial para visitar a los prisioneros de guerra, comprobar su bienestar e intercambiar mensajes entre ellos y sus familiares. Pero necesita la aprobación de las autoridades para realizar visitas.
«La gente tiende a creer que podemos hacer cosas que están fuera de nuestro alcance. No tenemos ejército. No tenemos armas. Ni siquiera tenemos un peso político que pueda obligar a una de las partes a hacer algo que no quiera hacer», explica Carboni.
El CICR ha pedido repetidamente la liberación de los rehenes y ha solicitado visitar a todos los detenidos. Pero garantizar el acceso a los detenidos en Gaza es especialmente difícil. Los lugares de detención suelen estar alejados de la línea del frente. En Gaza, los rehenes están retenidos en medio de lo que se ha convertido en un campo de batalla. «Uno: las partes no quieren darnos acceso. Y dos: existe un riesgo para la seguridad», afirma Carboni.
Hospitales y derecho internacional humanitario
La guerra ha tenido un impacto terrible en el sistema sanitario de Gaza. Según la Organización Mundial de la Salud, casi tres cuartas partes de los hospitales de la Franja (26 de 36) han cerrado debido a los daños causados por las hostilidades o a la falta de combustible. El ejército israelí asaltó recientemente el hospital Al Shifa, el mayor de Gaza, tras afirmar que Hamás utilizaba túneles bajo las instalaciones como escondite y para almacenar armas.
Carboni no quiere comentar si los hospitales se han utilizado como bases militares. «Lo que puedo garantizar es que, dentro de nuestro diálogo confidencial con todas las partes, hemos sido claros sobre lo que sabemos y lo que ellos deben hacer», afirma.
Según el derecho internacional humanitario, los hospitales deben estar protegidos, lo que significa que no pueden ser blanco de ataques ni utilizarse con fines militares. Si pierden su protección porque los soldados los utilizan, hay que emplear la fuerza con precaución y proporcionalidad.
Una tregua, ¿y después qué?
La tregua ha permitido la entrada de más ayuda humanitaria en la Franja de Gaza. Su prórroga fue una «buena noticia», según Carboni, ya que ha permitido a los civiles encontrar un respiro, la distribución de más ayuda y la liberación de rehenes y prisioneros. Pero también es «agridulce», ya que plantea la pregunta de «¿qué pasará después?».
«Los agentes humanitarios no tienen solución para esta crisis porque la solución es política», añade.
«Si no se abordan las causas profundas de la violencia, volverá a ocurrir», argumenta Carboni, quien asegura que décadas de experiencia en conflictos en todo el mundo han enseñado al CICR que centrarse únicamente en «la agenda de seguridad» no funciona.
La guerra en Gaza, «un lugar cerrado, densamente poblado», ha tenido un «impacto devastador en la población civil», afirma. «Hemos enviado a Gaza a nuestro mejor y más experimentado personal. Y se han visto gravemente afectados por lo que vieron», añade.
Según Hamás, 14.854 personas, entre ellas 6.150 menores de 18 años, han muerto en Gaza a manos del ejército israelí. El ataque de Hamás del 7 de octubre asesinó a 1.200 personas, según Israel, que cifra en 240 el número total de rehenes.
Para Carboni, es lamentable que el hecho de que el CICR diga que se preocupa por los civiles de ambos bandos del conflicto sea «un mensaje realmente difícil de transmitir» hoy en día. «Es posible preocuparse por todos ellos sin jerarquizar el sufrimiento», añade.
Texto adaptado del inglés por J.M Wolff
Vídeo adaptado del inglés por Carla Wolff
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