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Financiación climática: ¿qué pasa con la solidaridad internacional?

Mujer africana con un burro en una zona árida
Para las poblaciones subsaharianas (en la foto una mujer de Somalilandia), los largos períodos de sequía son una de las consecuencias más dramáticas del calentamiento global. Keystone / Mark Naftalin / United Nations D

Los países industrializados son los principales responsables de las emisiones de CO2. Sin embargo, no hacen lo suficiente para ayudar a los Estados más pobres, que son los más afectados por el calentamiento global, a hacer frente a la crisis climática. Un nuevo informe critica la falta de compromiso de los países europeos, Suiza incluida.

Para Benjamín Vargas es una cuestión de “vida o muerte”. Cuando lo entrevistamos en 2018 en sus tierras en TiquipayaEnlace externo, Bolivia, el agricultor nos explicó con palabras claras la importancia de una gestión sostenible del agua, un bien cada vez más escaso debido también al cambio climático. Gracias a un pequeño lago artificial excavado en la ladera de una montaña, Vargas y otros campesinos de la zona pueden recoger agua de lluvia e irrigar los campos durante la estación seca.

El proyecto está financiado por la cooperación suiza y es parte de la ayuda que Suiza presta a las poblaciones más vulnerables al cambio climático. No obstante, pese a la utilidad evidente del embalse artificial para los campesinos bolivianos, la acción climática de Suiza y de los países industrializados en las regiones más pobres del planeta está aún lejosEnlace externo del compromiso que asumieron hace más de diez años.

Quien contamina paga

Durante la conferencia de la ONU sobre el clima de Copenhague en 2009, los países industrializados decidieron destinar 100 000 millones de dólares al añoEnlace externo de aquí a 2020  para financiar proyectos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y de adaptación climática en los países en desarrollo.

Se trata de una cuestión de solidaridad pero, sobre todo, de responsabilidad, un compromiso sancionado también en el Acuerdo de París sobre el clima: las naciones más ricas, que producen gran parte de las emisiones globales, tienen la obligación de apoyar a los Estados que han contribuido menos al calentamiento climático, pero que sufren el mayor impacto.

El último informeEnlace externo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) indica que la financiación climática destinada a los países en desarrollo totalizó 78 900 millones de dólares en 2018: 62 200 millones de fondos públicos y 14 600 millones del sector privado (el resto son créditos a la exportación). Esto representa un aumento del 11% respecto al año 2017.

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500 000 millones de Suiza

La Unión Europea (UE) y sus Estados miembros son los principales proveedores de financiación pública para el clima. Estados Unidos, después de la reducción que decretó la administración Trump, parece que ahora quiere compensar el déficit y aumentar su participaciónEnlace externo.

Por su parte, Suiza aportó 554 millones de dólaresEnlace externo en 2018. Según la Oficina Federal de Medioambiente, se ha alcanzado el objetivo fijado por el Gobierno de 450 a 600 millones de dólares. Para calcular la cuota de participación nacional se tuvo en cuenta la capacidad económica de Suiza y de las emisiones generadas directamente por el país, puntualiza la Oficina Federal de Medioambiente.

El importe procedente de fondos públicos fue de 340 millones de dólares y se tomó principalmente de la partida de presupuesto para la cooperación internacional al desarrollo. Las inversiones privadas (214 millones) se realizaron, sobre todo, a través de los bancos multilaterales de desarrollo. A título de comparación, la financiación climática internacional de Suiza corresponde a cerca de una décima parte del gasto público en seguridad nacional.

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¿Adónde va a parar el dinero para el clima?

Asia fue el principal beneficiario de la financiación climática en 2018 (43%), seguida de África (25%) y las Américas (17%). Los países que más ayuda han recibido de Suiza han sido Bolivia, Perú e Indonesia.

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El 70% de los fondos climáticos distribuidos en 2018 fue destinado a la mitigación del cambio climático. Por ejemplo, la construcción de plantas de producción de energía de fuentes renovables. Los proyectos de adaptación, en cambio, solamente recibieron el 20% de la financiación (el 10% restante se destinó a proyectos transversales).

Un desequilibrio que denuncian diferentes oenegés, según las cuales los flujos financieros deberían dirigirse a proyectos que permitan a los países más vulnerables adaptarse a las consecuencias del calentamiento global. Basta pensar en pequeños Estados insulares que necesitan medidas urgentes para protegerse contra el aumento del nivel del mar.

Esta no es la única crítica al mecanismo de financiación climática. Aunque las autoridades helvéticas dicen que “los países industrializados están en el buen camino para alcanzar su objetivo colectivo”, los Estados más pobres del planeta y las organizaciones de la sociedad civil sostienen que no solo no hay suficiente dinero, sino que las cifras notificadas por los gobiernos están infladas.

Isla en el Pacífico
El aumento del nivel del mar amenaza la existencia en la isla de Tuvalu, en el Pacífico. Usage Worldwide

La “cuota justa” de Suiza y de Europa

En 2019, la financiación climática de la UE y sus países miembros totalizó 27 000 millones, según un informeEnlace externo que publicó a mediados de enero ACT Alliance EU, una red de agencias humanitarias vinculadas a la Iglesia cristiana. La “cuota justa” de Europa debería oscilar entre 33 000 y 36 000 millones de dólares, sostiene la asociación.

Dada su huella climática en el extranjero, Suiza también debería aumentar su aportación a 1 000 millones de dólares, afirma Jürg Staudenmann, de Alliance Sud, comunidad de trabajo que agrupa a seis grandes organizaciones suizas de cooperación internacional. Pero hacerlo a costa de la lucha contra la pobreza, retirando fondos de la partida de presupuesto para la cooperación, es “cínico” y perjudicial, critica Staudenmann en un comunicadoEnlace externo.

Para el experto en cuestiones climáticas, “es inconcebible que Suiza ignore el llamamiento de la ONU para que se destinen fondos adicionales y se apoye a los países más pobres del Sur en la lucha contra la crisis climática”.

Nada que ver con el clima

Muchas oenegés, entre ellas la británica Oxfam, sostienen que el valor real de la financiación climática está sobrevalorado: sería solamente un tercioEnlace externo de la cantidad que declaran los países industrializados. Hay fundamentalmente dos razones que explican esta diferencia.

En primer lugar, hay imprecisiones (exageraciones) en la forma de calcular el componente climático de un determinado proyecto. Por ejemplo, en el caso de la construcción de un edificio con paneles fotovoltaicos, se comunica el coste de la construcción en su conjunto y no solamente la de los paneles solares.

“Es inconcebible que Suiza ignore el llamamiento de la ONU para que se destinen fondos adicionales y se apoye a los países más pobres del Sur en la lucha contra la crisis climática”.

 Jürg Staudenmann, Alliance SudEnlace externo

Según un reciente informeEnlace externo de Care International, Japón es uno de los principales infractores, ya que habría notificado proyectos – por valor de más de 1 300 millones de dólares – que nada tenían que ver con el clima. Entre ellos, la construcción de un puente y una autopista en Vietnam. Tres proyectos financiados por Suiza tampoco tendrían una relación identificable con el cambio climático, afirma Alliance Sud basándose en un estudioEnlace externo alemán.

En segundo lugar, solo el 20% de la financiación se proporciona en forma de ayudas directas. Los países industrializados tienden a recurrir cada vez más a préstamos –que habrá que devolver tarde o temprano, a veces con tasas de interés semejantes a las de los mercados comerciales – y a otros instrumentos financieros, denunciaEnlace externo Oxfam. Suiza, junto con la UE, Australia, Países Bajos y Suecia, es uno de los pocos países donantes que aporta financiación casi exclusivamente en forma de subvenciones.

¿Quién es el más generoso?

Si se tiene en cuenta que la ayuda directa, es decir, excluyendo los préstamos, y la riqueza nacional, se obtiene lo que, según ACT Alliance EU, representa el compromiso real de los países europeos en favor de los más pobres.

Suecia es el Estado más generoso y, junto con Alemania y Noruega, el único que destina más del 0,1% del producto nacional bruto (PIB) a la financiación climática. Suiza ocupa el noveno puesto, con una cuota del 0,048%.

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Puede que 100 000 millones no sean suficientes

El sistema de cálculo de la financiación climática será uno de los temas en la agenda de la próxima conferencia internacional sobre el clima (COP26), prevista para noviembre en Glasgow (Escocia). Se revisará no solo la forma de contabilizar los fondos asignados por los países industrializados, sino también su compromiso a nivel global.

Y aunque se mantenga la promesa de 100 000 millones al año, puede que esta cifra no sea suficiente. Según el Programa de Naciones Unidas para el MedioambienteEnlace externo (PNUMA), de aquí a 2030 el coste anual de las medidas de adaptación climática en los países en desarrollo podría alcanzar 300 000 millones de dólares.

Traducción del italiano: Belén Couceiro

Contactada por SWI swissinfo.ch, la Oficina Federal de Medioambiente responde a las críticas formuladas por las oenegés. Esta es la respuesta que nos ha enviado por e-mail.

Suiza respeta los compromisos a favor de los países más pobres y vulnerables que ha asumido en el marco de la Convención sobre el Clima y el Acuerdo de París. La contribución per cápita de Suiza al objetivo climático es netamente más elevada que la de la mayoría de los países europeos. Suiza es el único país que ha comunicado públicamente y con transparencia cómo ha calculado su cuota de financiación climática global.

Las acusaciones de las oenegés, según las cuales el valor real de la financiación sería solo un tercio de los valores comunicados por los países industrializados, son infundadas. Las partes en cuestión han declarado explícitamente que las contribuciones de apoyo deben provenir de fuentes públicas y privadas y que hay que recurrir a todos los instrumentos financieros, es decir, no solo a contribuciones a fondo perdido, sino también a préstamos, garantías, etc. Los préstamos concesionales, que no están incluidos en el informe de Oxfam, y los medios financieros privados son instrumentos centrales para respaldar eficazmente los esfuerzos climáticos de los países más pobres y vulnerables.

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