¿Son los automovilistas la gallina de los huevos de oro de Suiza?
Tras el ‘sí’ en las urnas a la construcción de un segundo túnel vial en el Gotardo, el ‘lobby’ de los automovilistas tiene el viento en popa. La denominada iniciativa de las ‘vacas lecheras’, que los suizos votan el 5 de junio, pide que los ingresos de los impuestos sobre los aceites minerales se destinen exclusivamente a financiar las autovías. Hoy, cerca de 1 500 millones de francos de estos ingresos se transfieren anualmente a las arcas del Estado.
Los automovilistas contribuyen anualmente con cerca de 7 200 millones de francos en impuestos y derechos al erario público. Las asociaciones automovilistas hablan incluso de 9 000 millones de francos, porque incluyen en sus cálculos el impuesto sobre el valor añadido (IVA). Deploran que se sangren los bolsillos de los usuarios de las autovías, es decir, que se les ordeñe como a vacas lecheras, de ahí el nombre de la iniciativa, cuya denominación oficial reza ‘Iniciativa para una financiación justa del transporteEnlace externo’.
Tiene por objetivo atajar el problema de la financiación de las medidas destinadas al tráfico vial y pretende asegurar los recursos necesarios mediante la dedicación exclusiva a este fin de los impuestos sobre los aceites minerales (aproximadamente 3 000 millones de francos). Hoy solamente se vincula al tráfico el 50% de estos ingresos, o sea, unos 1 500 millones de francos al año. La otra mitad acaba en las arcas del presupuesto general del Estado y se destina a diversas partidas.
Según propugnan los defensores de la iniciativa, desde los años 60 se han triplicado las cargas fiscales y los derechos que pesan sobre los usuarios de las carreteras. “Una sexta parte de las finanzas federales las aportan los usuarios de vehículos motorizados. Pero una parte sustancial no se destina a la carretera, sino a financiar asuntos de índole general”, apunta Doris FialaEnlace externo, integrante del comité organizador de la iniciativa. La diputada del Partido Radical Liberal (PRL) por el cantón de Zúrich exige que se aplique el principio de ‘quien causa el daño, paga’. Asimismo exige una mayor transparencia en la financiación. “Quiero saber adónde va a parar cada franco”.
No se trata de penalizar el transporte público, sino de garantizar una financiación equilibrada. Doris Fiala considera desproporcionado utilizar los ingresos del transporte vial para financiar los ferrocarriles. “El tráfico rodado es con diferencia el medio transporte más importante. El 75% del transporte de personas se hace por carretera, y solo el 19% por ferrocarril”. No solamente los automovilistas, sino también los ciclistas y conductores de autobuses y autocares postales utilizan las carreteras. Y hasta los tranvías circulan por la calzada, agrega Fiala. “Sin embargo, no se valora la carretera”.
¿Carreteras descuidadas?
A pesar de que los automovilistas son, según los promotores de la iniciativa, las ‘vacas lecheras’ de Suiza, suelen verse a menudo atrapados en un atasco. Y eso que la que la puntualidad es un factor importante para las empresas y la administración pública. “Pese al aumento de los impuestos y de la utilización de las carreteras, se descuida el mantenimiento y la ampliación de la red vial, lo cual es imperdonable”, sostiene el ‘lobby’ automovilista.
La diputada socialista Evi AllemannEnlace externo (Berna) considera que “el lobby automovilista lloriquea para conseguir más dinero”. Según la presidenta de la Asociación Transportes y Medio Ambiente (ATA), el uso del automóvil se ha abaratado incluso en los últimos años, mientras que el transporte público ha subido en promedio un 30%. A su juicio, es justo que hoy se emplee solo una parte de los impuestos sobre los automóviles para el mantenimiento de las carreteras. “Adónde iríamos a parar si destináramos los impuestos sobre las entradas de teatro exclusivamente a promocionar la cultura o el impuesto sobre el alcohol solamente para prevenir el alcoholismo o evitar el cierre de pequeños bares”.
Evi Allemann reconoce que para tener una buena red de transporte se necesita que la economía vaya bien. Pero Suiza ya dispone de una excelente red vial y ferroviaria, dice. El problema de los atascos no se soluciona con una ampliación sin límites de las infraestructuras. Si estas se adaptaran siempre a las horas punta llegaría el día en que ya no se podrían costear. “Deberíamos apostar más por la inteligencia y no tanto por el hormigón. Por ejemplo, con incentivos que mejoren la distribución o disminuyan el volumen del tráfico”. La movilidad, también en el ámbito del transporte público, está llegando a sus límites, insiste.
Para Allemann, el actual sistema de financiación del tráfico es apropiado. “Sería peligroso cambiarlo. Si esos 1 500 millones adicionales se destinaran a las carreteras se echarían en falta en otra parte”.
En ello coincide el Gobierno, incluido el ministro Ueli Maurer, cuyo partido –la Unión Democrática del Centro (UDC, derecha conservadora)– apoya la iniciativa. El titular de Finanzas teme que la aprobación de la iniciativa desequilibre aún más las arcas estatales. “Esto acarrearía importantes recortes”, escribe el Ministerio de Finanzas en un comunicado. Habría que recortar gastos en el ejército, la agricultura, en educación e investigación.
¿Límites de la movilidad?
Para garantizar la financiación a largo plazo de la red vial, el Gobierno propone crear un Fondo para las Carreteras nacionales y el Tráfico de Aglomeraciones urbanas (FORTA, por sus siglas en francés), que se costearía a través de las actuales fuentes (impuestos y suplementos sobre los aceites minerales y viñetas de peaje) y de los gravámenes sobre la importación de automóviles, que hasta ahora se ingresaban en las arcas generales del Estado.
El FORTA es una contrapropuesta a la iniciativa que debate actualmente el Parlamento. La cámara alta la ha aprobado, aunque con algunas modificaciones en el sentido de la iniciativa. El debate en la cámara baja, donde el ‘lobby’ de los automovilistas tiene una mayor representación, aún no ha tenido lugar.
Doris Fiala reconoce que el “FORTA es la prueba del déficit de financiación que se avecina y pretende subir los impuestos sobre la gasolina para solucionar el problema”, algo que los promotores de la iniciativa no ven con buenos ojos. Por eso exigen que sean los ciudadanos quienes tengan la última palabra cuando se trate de introducir o aumentar los impuestos.
La diputada Allemann se adherirá a la contrapropuesta del Gobierno. “FORTA nos permitiría financiar a largo plazo el mantenimiento y la ampliación de las infraestructuras de transporte. La iniciativa, sin embargo, colmaría tanto la caja destinada a las autovías que sobraría dinero para proyectos viales sin ton ni son”.
A favor y en contra
La Asociación de Importadores Suizos de Automóviles defiende la denominada iniciativa de las ‘vacas lecheras’. Además cuenta con el apoyo de las asociaciones defensoras del tráfico vial como ASTAG, TCS y ACS y de la Unión Suiza de Artes y Oficios. También la Unión Democrática del Centro recomienda aprobar la iniciativa.
Los promotores esperaban obtener el respaldo de la iniciativa privada, pero la patronal economiesuisse optó por el ‘no’. También el Gobierno rechaza la iniciativa. En el comité del ‘no’ figuran, sobre todo, representantes de los partidos socialista, demócrata cristiano, de los Verdes, Verdes Liberales y del Partido Democrático-Burgués. Una mayoría del Partido Radical Liberal está en contra de la iniciativa. Entre los detractores se encuentran la Unión de los Transportes Públicos, la Asociación Transportes y Medio Ambiente y la Unión Suiza de Agricultores.
Traducción del alemán: Antonio Suárez
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Una revolución fiscal para lograr el giro energético
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Subir los precios de los combustibles y los carburantes para reducir el consumo de energías fósiles. Es lo que proponen los Verdes Liberales en una iniciativa que quiere sustituir el IVA por un impuesto energético. Casi todos los demás partidos se oponen al proyecto.
Cambio climático, contaminación atmosférica, efectos dañinos para la salud y el medio ambiente: las energías fósiles – petróleo, gas, carbón – causan graves problemas, con los que cargarán las futuras generaciones. En Suiza, el debate sobre el giro energético comenzó hace treinta años. Sin embargo, el 66% del abastecimiento energético del país aún proviene de fuentes fósiles, mientras las nuevas energías renovables – sol, viento, biogás – representan apenas el 2%.
En 2011, tras el accidente nuclear de Fukushima, el Gobierno decidió elaborar una nueva Estrategia Energética 2050, que prevé mejorar la eficiencia energética y desarrollar las fuentes renovables para prescindir progresivamente de la energía atómica y reducir el consumo de fuentes fósiles. Este paquete de medidas – que se ha sometido al Parlamento – constituye un paso en la buena dirección, pero su aplicación avanza a paso de tortuga, a juicio de los Verdes Liberales (VL).
Con la iniciativa Reemplazar el IVA por un impuesto sobre la energía, el partido de centro propone una revolución del sistema fiscal para acelerar el giro energético. Según el texto, el impuesto sobre el valor añadido (IVA) deberá sustituirse en el plazo de cinco años por un gravamen sobre la producción y la importación de energías no renovables. Este nuevo gravamen llevará a un fuerte encarecimiento de los carburantes y los combustibles fósiles, por lo que favorecerá el ahorro energético y aumentará la competitividad de las energías limpias.
Iniciativa de los Verdes Liberales
En texto estipula que se suprima el impuesto sobre el valor añadido (IVA) el plazo de 5 años. En su lugar, se aplicará un gravamen sobre la producción o la importación de energías no renovables.
La recaudación de este impuesto deberá corresponder inicialmente a los ingresos del IVA durante el quinquenio precedente a su supresión. Luego, los ingresos se calcularán para que correspondan a un porcentaje fijo del Producto Interior Bruto.
Para evitar distorsiones de la competitividad internacional, la ley puede contemplar excepciones para los sectores industriales que consumen mucha energía e introducir un impuesto sobre la energía gris, que pesaría principalmente sobre las importaciones.
El 5% de los impuestos recaudados se utilizarían para reducir las primas del seguro médico de las clases con ingresos bajos u otras medidas de desgravación en su favor.
IVA, un impuesto equivocado
“En el marco de la nueva estrategia energética se discuten miles de propuestas de decretos, impuestos, subvenciones. Con nuestra iniciativa podemos resolver de un solo golpe todos estos problemas. Un impuesto energético reduciría, además, la menor carga administra respecto al IVA que pesa no solo sobre el Estado, sino también sobre más de 300 000 empresas”, explica Martin Bäumle.
Según el presidente de los VL, el nuevo gravamen permitirá, entre otras cosas, reducir más rápido la dependencia energética del extranjero. Cada año, Suiza gasta más de 13 000 millones de francos para comprar petróleo y gas que provienen en gran parte de países inestables. El fomento de las energías renovables, en cambio, dará un empujoncito a la industria helvética de las energías limpias (cleantech) y generará un valor agregado, así como miles de puestos de trabajo en el país.
“El IVA es un impuesto concebido de modo erróneo. Afecta al valor añadido que han creado nuestras empresas. Y afecta a la innovación, o sea, justo uno de los puntos fuertes de nuestra economía. Es mucho más sensato introducir en su lugar un impuesto que grave las energías no renovables importadas de regiones lejanas”, subraya Bäumle.
Turbulencias económicas
La iniciativa no cuenta con el aval del Gobierno, que recomienda al pueblo que la rechace. El Ejecutivo está convencido de que no se podrá reducir el consumo energético y las emisiones de CO2 sin aumentar los precios de las energías fósiles. Para compensar los ingresos del IVA, estimados en cerca de 23 000 millones de francos al año, los gravámenes sobre los carburantes y los combustibles de origen fósil deberían fijarse a un nivel demasiado alto: la gasolina, por ejemplo, aumentaría al menos 3 francos el litro.
Así, el nuevo sistema fiscal penalizaría los hogares con ingresos bajos y restaría competitividad internacional a las empresas suizas. Para evitar distorsiones de competitividad, la iniciativa contempla excepciones para los sectores industriales que más energía consumen. Según el Gobierno, sin embargo, el impuesto energético amenaza con provocar “turbulencias económicas” a corto y medio plazo.
El Consejo Federal se niega a suprimir el IVA, que constituye la principal fuente fiscal del Estado (35%) y garantiza unos ingresos estables. Para fomentar el giro energético, el Gobierno prevé introducir a partir de 2012 un sistema de incentivos que prevé un gravamen sobre las energías fósiles cuya recaudación se distribuirá a los hogares y las empresas. Este proyecto, aunque aún incierto, provocará seguramente luchas encarnecidas entre los grupos parlamentarios.
Impuestos energéticos
En Suiza ya se han aplicado gravámenes para alcanzar los objetivos en materia de política climática y energética.
La Confederación cobra un impuestos CO2 sobre la producción y la importación de combustibles fósiles. Un tercio de la recaudación se destina a financiar un programa de ahorro energético y el resto se distribuye a la población.
Desde hace muchos años se habla de introducir un impuesto análogo sobre los carburantes de origen fósil. Una propuesta que hasta ahora ha rechazado el Parlamento, donde la derecha tiene mayoría.
También se gravan los costes de transporte de la energía eléctrica para costear el suministro de electricidad producida a partir de fuentes renovables, el tráfico pesado, así como los aceites minerales.
Financiación no duradera
La iniciativa de los VL ha cosechado algún que otro apoyo de sus ‘primos’ de izquierda, el Partido Ecologista (Verdes), promotores de una propuesta análoga que fracasó rotundamente (77%) en las urnas en 2001. Según los otros partidos, el gravamen energético representa una solución inviable. Considera arriesgado que la fuente de ingresos de un Estado dependa de una fuente – las energías fósiles – que se pretende reducir gradualmente.
Según la derecha y el centro, el impuesto energético constituye, además, una amenaza para el futuro de la plaza industrial y un obstáculo a la movilidad. “Suiza va muy avanzada en lo que se refiere a las medidas para reducir las emisiones de CO2 que prevé el Protocolo de Kioto. No podemos ir aún más lejos que los demás países con nuevos impuestos energéticos. Solo debilitarían nuestra economía y apenas tendrían efectos sobre el clima”, sostiene Albert Rösti, diputado de la Unión Democrática de Centro (UDC, derecha conservadora).
La izquierda defiende el IVA por razones de índoles social, entre otras. “El encarecimiento de las energías fósiles es indispensable para lograr un giro energético y medioambiental, pero debe hacerse en el marco de un sistema de incentivos. Sería peligroso privar al Estado de una fuente fiscal sólida como el IVA, que sirve para financiar parte de la seguridad social”, sostiene Eric Nussbaumer, diputado socialista.
Penalizar el despilfarro
“Ha llegado el momento de actuar, pero tal vez vayamos 20 años por delante de los demás partidos”, afirma Martin Bäumle en respuesta a las críticas. “No cabe duda de que un gravamen sobre la energía puede garantizar una financiación duradera al Estado: si se reduce el consumo de carburantes y combustibles fósiles, bastará con aumentar la tasa impositiva. Y si dentro de 100 años desaparecieran las energías fósiles, no sería un problema gravar las demás fuentes, que también dañan el medioambiente, aunque en menor medida. Siempre necesitaremos energía”.
“Además, nuestra iniciativa no tendrá repercusiones negativas para las empresas y los hogares, ya que el aumento de los precios de los carburantes y los combustibles se compensará con la supresión del IVA. Solo se penalizará a quienes consumen mucha energía de origen fósil”.
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El clamor de la población fue enorme tras conocer la propuesta. A su juicio, el aumento de 40 a 100 francos es demasiado alto, porque daría trato preferente a los automovilistas extranjeros con un peaje de corta duración y perjudicaría a las pequeñas y medianas empresas con flotas de vehículos. Rápidamente se constituyó un comité…
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