Paradoja de Irán: potencia debilitada desde dentro
El régimen iraní está en condiciones de continuar su política de influencia en la región, pero se encuentra en un impasse en el plano interno. Análisis del profesor emérito del Graduate Institute de Ginebra, Mohammad-Reza Djalili.
La decisión del presidente Donald Trump de eliminar al general iraní Qassem Soleimani no ha disminuido el poder regional de Irán. Su sucesor, Esmail Ghaani, parece capaz de continuar la política de influencia del régimen de los mulás en la región, según Mohammad-Reza Djalili, profesor emérito del Graduate Institute de Ginebra. Por todo ello, el régimen se encuentra más que nunca en el impasse en el plano interior, subraya este gran conocedor del Irán.
El guía supremo de la República Islámica de Irán dijo el miércoles que el lanzamiento de misiles iraníes a las bases que albergan a soldados estadounidenses en Irak es “una bofetada” a Estados Unidos. “Las acciones militares de este tipo no son suficientes para este caso”, agrego en referencia al asesinato del general Soleimani. “Lo importante es que termine la corrupta presencia estadounidense en la región”.
swissinfo.ch: ¿Qué opina de las declaraciones del ayatolá Alí Jamenei?
Mohammad-Reza Djalili: Es el discurso habitual del régimen, pero la salida de Estados Unidos no es para mañana.
El jefe de la diplomacia iraní, Mohammad Javad Zarif, precisó que los lanzamientos de misiles iraníes fueron una respuesta proporcionada y que Teherán no buscaba una escalada o una guerra con Estados Unidos. ¿Es eso creíble?
Basándonos en estas declaraciones, podemos decir que este no es el comienzo de una guerra. Esta es una buena noticia para el pueblo iraní, mientras que, en caso de un conflicto abierto con Estados Unidos, habría habido muchas víctimas.
La eliminación del general Qassem Soleimani no parece que pueda socavar la política de influencia de Irán en la región, contrariamente a lo que Washington ha afirmado para justificar su ejecución. ¿Está de acuerdo?
Por supuesto, la muerte de Soleimani tiene un fuerte significado simbólico porque su aura era inmensa y porque, durante años, la propaganda del régimen se basó en su imagen de general pasando de victoria en victoria.
Por lo tanto, fue sustituido por su adjunto Esmail Ghaani, que también está muy familiarizado con los problemas de los países árabes donde las fuerzas de la Guardia Revolucionaria están activas. Comparte la misma red de contactos en el Líbano, Siria e Irak. Así pues, la continuidad parece estar asegurada.
Esmail Ghaani tendrá un poder tan enorme como el de Soleimani, que respondía directamente al Guía Supremo y disponía de sus propios medios financieros. Soleimani no era simplemente un general. Era el procónsul de Irán en la región, con poder político y no solamente militar. Todos los embajadores iraníes en Bagdad, Damasco y Beirut proceden de los Guardianes de la Revolución que dirigía. Esmail Ghaani gestionará una parte esencial de toda la política exterior de Irán que escapa al Ministerio de Asuntos Exteriores iraní.
¿Así que Esmail Ghaani tiene la suficiente fortaleza para seguir esta política?
En cualquier caso, da esa impresión, ya que está perfectamente al corriente de esta política a diario. Siempre estuvo al lado de Soleimani en el terreno y en contacto con los socios y los relevos de la República Islámica en todos estos países.
Algunos analistas evocan la posibilidad de que algunos de esos socios no estén satisfechos con esta respuesta y quieran cortar el cordón umbilical con Teherán para llevar a cabo sus propios ataques, contra Israel o Arabia Saudita, por ejemplo. ¿Es eso un riesgo?
Hasta ahora, podemos decir que, en general, siempre han seguido las órdenes de los Guardianes de la Revolución, ya sea en el Líbano, Siria o Irak. En efecto, existe el riesgo de que algunos grupos actúen de manera autónoma. Pero incluso si eso ocurriera, estas acciones no podrían ser de gran amplitud. Estos “clientes” dependen de Irán en términos de medios financieros y militares.
Irak, en el centro de la crisis actual, experimenta un importante levantamiento popular que denuncia la influencia de Irán y el papel desempeñado por Soleimani. ¿Esta protesta será víctima del actual enfrentamiento?
La protesta contra la presencia iraní en Irak es muy profunda, no solamente entre los suníes, sino también entre los chiitas. Tal vez las manifestaciones se detengan y se reanuden luego. Lo que los manifestantes reclaman es que Irak sea verdaderamente independiente y pueda ocuparse de sus propios asuntos sin interferencias extranjeras.
Esto es, además, lo que dice el texto adoptado por el Parlamento iraquí tras la eliminación del general Soleimani: pide la retirada de las fuerzas extranjeras, no solamente estadounidenses. Se trataba justamente de satisfacer a la parte de la opinión pública hostil a la presencia iraní, así como al sentimiento nacionalista iraquí que operó durante la guerra Irán-Irak y que está lejos de haber desaparecido frente a las múltiples interferencias de Irán, incluso en la designación de los distintos gobiernos iraquíes.
En cuanto a la fragilidad del Estado iraquí…
Desde la intervención estadounidense en 2003, la retirada estadounidense bajo el mandato de Obama en 2011 y la secuencia de la lucha contra el Estado islámico en 2014, Irak se encuentra en una situación totalmente desestabilizada. Ningún gobierno iraquí ha logrado imponerse. Hoy en día, hay un gobierno interino que, en teoría, solamente es responsable de los asuntos actuales.
El régimen de los mulás parece salir victorioso de este último enfrentamiento con Estados Unidos. Sin embargo, también se ve debilitado por la situación económica, las sanciones de EE.UU. en su contra y las protestas internas. ¿Cómo puede cambiar la situación?
La situación interna del Irán es, en efecto, muy preocupante para el régimen, ya que la impugnación interna persiste y forma parte de una cierta continuidad. Se trata de un gran descontento popular. La situación económica se vuelve inmanejable. Irán está al borde de la bancarrota, empezando por su sistema bancario.
El régimen no logra reformarse. Mantiene los lemas de hace 40 años, mientras que el contexto interno ha cambiado, al igual que el contexto internacional. La población ya no es la misma que al principio de la revolución de Jomeini. El régimen tiene una gran capacidad para organizar manifestaciones de apoyo, pero sigue en el impasse y no sabe cómo responder a los iraníes si no es con una represión brutal, como en las manifestaciones de hace dos meses. Esto no es ciertamente una expresión de su fuerza, sino todo lo contrario.
Los dolientes pasan por encima de una bandera estadounidense con fotos del presidente Trump mientras esperan el funeral del principal general de Irán, Qassem Soleimani el sábado 4 de enero de 2020.
Miles de dolientes cantando “Estados Unidos es el gran satán” marcharon en una procesión fúnebre el sábado 4 de enero a través de Bagdad por el general iraní Qassem Soleimani y los líderes militantes iraquíes, que fueron asesinados durante un ataque estadounidense.
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Traducido del francés por Marcela Águila Rubín
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