Gontard: «Hay que leer a Marx antes de negociar con una guerrilla colombiana»
Como delegado del CICR, Jean-Pierre Gontard ha sido testigo presencial de numerosos conflictos en África, Oriente Medio y Asia. Ha viajado 35 veces en diez años a Colombia y países vecinos para actuar como emisario y, en ocasiones, mediador entre las FARC, el ELN y el gobierno colombiano. Hoy repasa el arte de la mediación y lo ocurrido entre bastidores, especialmente a partir de 1999.
En junio de 2008 se produjeron varios malentendidos entre Suiza y Colombia. La mediación encabezada por el enviado suizo y su colega francés fue manipulada para hacer creer a los secuestradores de la política franco-colombiana Ingrid Betancourt, secuestrada por las FARC desde hacía seis años, que se estaban llevando a cabo negociaciones para su inminente liberación. Esta falsa información contribuyó al éxito de la acción de liberación dirigida por el ejército colombiano, pero con gran riesgo para los dos emisarios europeos que se encontraban, en ese mismo momento, en misión en la selva. Y en lugar de agradecérselo, el presidente colombiano les acusó de “falta de distanciamiento con respecto a las FARC». Suiza y Francia no insistieron.
Ahora, ya jubilado, Jean-Pierre Gontard recurre a su larga experiencia para explicar el arte de los constructores de la paz. En esta entrevista relata algunos de los momentos de su carrera como mediador, una carrera que ya forma parte de la historia de la diplomacia y la resolución de crisis.
swissinfo.ch: Los mediadores que realizan este tipo de trabajo tan delicado y difícil suelen ser acusados por una de las partes de estar en connivencia con la otra. Lo ha experimentado. ¿Cómo se gestiona ese equilibrio entre los distintos protagonistas de un conflicto?
Jean-Pierre Gontard: Sí, se me ha acusado de parcialidad, a veces incluso por parte de políticos suizos. Algunos incluso me preguntaron públicamente si era o había sido marxista. Esta pregunta me pareció inoportuna, pero respondí: «Supongamos que tengo que volver a negociar con los talibanes, sería mejor que hubiera dedicado algún tiempo a leer detenidamente el Corán, ¿no le parece? Entonces, ¿por qué no leer algo de literatura marxista antes de negociar con los guerrilleros colombianos?
Intenté hablar con todos, desde los presidentes de las asociaciones patronales, que a veces se convertían en ministros, hasta los dirigentes de los distintos partidos comunistas colombianos.
PLACEHOLDERPor lo visto, estas acusaciones no le afectan demasiado. ¿Eso forma también parte de tu trabajo?No, y puede ser muy desagradable. Mi mujer era dentista y algunos de sus pacientes le comentaron: «No sabíamos que su marido hacía esas cosas y que visitaba a terroristas». Ese tipo de preguntas a mi familia sí me afectaron.
¿Dónde está el arte de la mediación, esa capacidad de llevar a las partes alejadas a un punto medio en el que se pueda llegar a un acuerdo?
En primer lugar, es una cuestión de mucha paciencia. En otras palabras, quienes hacen «mediación exprés» no son mediadores. También creo que no se puede improvisar en un papel así. Debe respetarse al mediador o, al menos, a la organización a la que pertenece. Un mediador que actúa en solitario solo existe en los tribunales de arbitraje, para asuntos privados o financieros, pero un mediador en asuntos políticos nunca actúa solo. Si afirma que está solo o que es el líder, es falso. Por lo tanto, hay que tener un mínimo de modestia, de lo contrario le tomarán por un fanfarrón y eso no ayuda mucho.
También hay que ser consciente de la diferencia entre secreto y discreción. Este es un punto fundamental. Hay ocasiones en las que conviene hablar claro, porque el secretismo puede dar a entender que hay algo que ocultar. Un acuerdo cuyo texto se mantenga en secreto podría considerarse desfavorable para cualquiera de las partes de la negociación o para la población de una región concreta. Aquí es donde entra en juego la discreción. Un acuerdo muy secreto suele ser un mal acuerdo. Una comunicación discreta y clara en el lugar adecuado y en el momento oportuno puede aumentar las posibilidades de éxito en la resolución de una crisis violenta. En esas circunstancias, los buenos periodistas son indispensables.
Cuando vuelve la vista atrás, ¿se pregunta qué podría haberse hecho y/o qué debería haberse hecho de manera diferente?
Todos debemos hacernos esa pregunta si hemos desempeñado algún papel, por pequeño que sea. He titulado una modesta nota interna de varias decenas de páginas «Esfuerzos de paz en Colombia». Análisis y lecciones aprendidas». Una de las lecciones más importantes es que los representantes de Suiza deben estar dispuestos a mostrar el mismo respeto cuando tratan con guerrilleros que cuando se reúnen con las fuerzas del orden.
Cuando las FARC quisieron reunirse con representantes suizos en Berna a mediados de los años noventa, el jefe de la Comisión Internacional de las FARC, Raúl Reyes, fue recibido por un funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores (DFAE, por sus siglas en francés). Durante diez años, en nuestros numerosos contactos, me repetía siemprelo mismo: «¡Cuando llegué a Suiza la primera vez me recibieron en el Palacio Federal!” ¡Él ignoraba que el DFAE ocupaba entonces algunas oficinas en el Palacio Federal! Más tarde, cuando recibimos en Ginebra a una delegación conjunta del Gobierno colombiano y las FARC, el Gobierno suizo los alojó a todos en el Hotel La Réserve, ¡donde a veces pasó sus vacaciones el Sha de Irán! Los jefes de las FARC me dijeron: «Oye, hemos visto que hay una piscina extraordinaria» y yo les dije «sí, ya lo sé, ¿y qué?». “Nosotros nos levantamos a las 4 o 5 de la mañana”. Y entonces les dije: «¿Queréis que se abra la piscina antes? Me respondieron: «Si puedes hacerlo, sería estupendo». E hicimos que la piscina abriera de madrugada.
En otra ocasión, un representante del ELN, tras enterarse de que un importante miembro de las FARC venía a Ginebra para mantener conversaciones con los gobiernos colombiano y suizo, me pidió permiso para reunirse discretamente con él. Los dos guerrilleros tenían una grave disputa que debía resolverse urgentemente. Se reunieron al amanecer en mi despacho, sin mi presencia. Y resolvieron sus problemas. La reunión permaneció secreta hasta que ambos la revelaron de mutuo acuerdo.
¿Qué podemos aprender de todo esto para las crisis actuales?
En mi opinión, el respeto a la persona de los combatientes, sean quienes sean, es la condición sine qua non de cualquier negociación incipiente.
Ahora que el Gobierno colombiano acaba de iniciar negociaciones con diversos movimientos armados para un alto el fuego a largo plazo, esta dimensión es más fundamental que nunca. Ya sean militares, guerrilleros, paramilitares o incluso narcos, es probable que muchos de ellos no hayan elegido realmente ese destino. El reto consiste en comprender sus mensajes y deducir qué se puede hacer para que acepten deponer las armas.
Adaptado del francés por José M. Wolff
En cumplimiento de los estándares JTI
Mostrar más: SWI swissinfo.ch, certificado por la JTI
Puede encontrar todos nuestros debates aquí y participar en las discusiones.
Si quiere iniciar una conversación sobre un tema planteado en este artículo o quiere informar de errores factuales, envíenos un correo electrónico a spanish@swissinfo.ch.