Para redistribuir la riqueza y garantizar la financiación del seguro de vejez, la izquierda propone un nuevo impuesto sobre las herencias de más de 2 millones de francos. Los suizos votan el 14 de junio esta iniciativa que, según los partidos de centro y derecha, acrecenta la carga fiscal y amenaza la supervivencia de muchas empresas.
En Suiza, la riqueza está cada vez más concentrada. En 1990, el 1% de la población más adinerada del país poseía 30% del patrimonio neto nacional. Hoy, el dato alcanza el 40%, según la Administración Federal de Contribuciones (AFC). Y considerando la capacidad de este grupo para aprovechar la creciente “optimización fiscal” –si se compara con el ciudadano promedio– es previsible que dicha tendencia siga aumendando.
Impuesto de sucesiones
El Partido Socialista, los Verdes, el Partido Evangélico y la mayoría de los sindicatos respaldan la iniciativa ‘Gravar las herencias de varios millones para financiar el AVS’. Propone reformar el sistema impositivo en materia de sucesiones y que la recaudación del mismo sea competencia del Estado y no de los cantones como ocurre actualmente.
El nuevo impuesto federal –del 20%– se aplicaría solo a las sucesiones y donaciones superiores a 2 millones de francos. Contempla una reducción de esa parte alícuota en caso de empresas o explotaciones si la generación que las hereda está dispuesta a trabajar en ellas al menos 10 años.
Las sucesiones y donaciones en favor de los cónyuges o las parejas de hecho están exentas del pago de este impuesto, así como todo regalo en especies que no supere los 20 000 francos.
Dos tercios de la suma recaudada se destinaría al Seguro de Vejez y Supervivencia (AVS) y el tercio restante, a los cantones. Hoy, todos los cantones, excepto Schwyz, cobran un impuesto sobre las herencias.
Con la iniciativaEnlace externo ‘Gravar las herencias de varios millones para financiar el AVS (Seguro de Vejez y Supervivencia), que los suizos votan el 14 de junio, la izquierda y los sindicatos proponen reformar el sistema de imposición de las sucesiones y de los donativos en aras de una mejor distribución de la riqueza nacional.
Actualmente, este impuesto es competencia de los cantones, por lo que cada uno reglamenta la parte alícuota y quiénes deben pagarlo.
Impuesto justo y liberal
La iniciativa quiere que en el futuro la recaudación sea competencia de la Confederación (Estado). Este gravamen solo aplicará a las herencias o las donaciones que superen los 2 millones de francos suizos. La tasa prevista es del 20%. Los cónyuges y las parejas de hecho quedarían exentos de este pago, mientras que los descendientes directos sí tendrían que abonar el gravamen.
Dos tercios de los ingresos fiscales – estimados en 3 000 millones anuales – que obtendría la Confederación se destinarían a financiar el Seguro de Vejez y Supervivencia (AVS). El resto lo recibirían los cantones como compensación por la pérdida de los ingresos del impuesto de sucesiones que ronda los 1 000 millones de francos al año. En lo relativo a las donaciones, el gravamen se aplicaría con efecto retroactivo a partir del 1 de enero de 2012 para evitar tentativas de evasión antes de la entrada en vigor de la nueva norma.
A los ojos de la izquierda, cobrar un impuesto de sucesiones nacional no solo es justo, sino que respeta plenamente los principios liberales del país. Es mucho más justo gravar una herencia que la riqueza generada por mérito propio, sostiene. Quienes heredan y no han hecho ningún esfuerzo para ganar ese patrimonio, simplemente han tenido la suerte de nacer en el seno de una familia acomodada. Según los promotores de la iniciativa, la recaudación de este impuesto servirá para hacer frente en las próximas décadas a los problemas de financiación del AVS debido al envejecimiento de la población.
Ataque a la soberanía cantonal
El Gobierno se opone a la iniciativa. Prefiere asegurar la financiación del AVS en el marco de una amplia reforma del sistema de pensiones que incluiría un aumento del IVA. Según el Ejecutivo, el proyecto de la izquierda supone una carga fiscal para muchos herederos –actualmente solo tres cantones gravan a los descendientes directos– lo que podría impulsar a muchos contribuyentes ricos a abandonar Suiza.
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El Gobierno, así como los responsables cantonales de la cartera de Finanzas, consideran que la propuesta constituye no solo una injerencia en la soberanía de los cantones, sino que reduciría la competencia entre cantones.
Los defensores de la iniciativa rechazan estas críticas. «La propuesta está destinada, ante todo, a apoyar económicamente el AVS, que es una institución federal. Suena lógico, por tanto, que se establezca un sistema de financiación nacional y no cantonal. Ciertamente, algunos cantones verán reducidos sus ingresos, pero otros recibirán más que en la actualidad”, dice Jean-Christophe Schwaab,Enlace externo miembro del Partido Socialista (PS). A su juicio, reducir la competitividad fiscal y el ‘turismo’ relacionado con el impuesto de sucesiones solo puede redundar en beneficios para el país.
Empresas familiares amenazadas La mayoría del Parlamento (partidos de centro y derecha) defiende la soberanía fiscal y critica la retroactividad del impuesto de donaciones, porque contradice la legislación vigente. En su opinión, la propuesta de la izquierda es injusta porque una persona que herede 1,99 millones de francos no pagaría un gravamen, pero cuatro descendientes que reciban 525 000 francos cada uno por una herencia de 2,1 millones de francos sí tendrían que tributar al fisco.
Concentración de riqueza
Según la Administración Federal de Contribuciones (AFC), el 2% de los contribuyentes suizos poseen más de 2 millones de francos (sin los activos en las cajas de pensión)
El 1% de la población más acaudalada concentra el 40% de la riqueza nacional; el 2% más rico, el 50%.
El 26% de los contribuyentes no dispone de patrimonio y el 56% tiene menos de 50 000 francos.
Según los detractores, el nuevo impuesto acrecentaría la carga fiscal en Suiza en detrimento del conjunto de la economía. «Suiza es uno de los pocos países europeos que grava el capital. Si el pueblo aprueba la iniciativa, tendríamos que soportar una triple imposición: sobre la renta, el patrimonio y las sucesiones”, afirma Jean-François RimeEnlace externo, miembro de la Unión Democrática de Centro (UDC, derecha conservadora).
Para el presidente de la Unión Suiza de Artes y Oficios (SGV), que representa los intereses de las pequeñas y medianas empresas del país, la iniciativa pone en peligro la supervivencia de muchas empresas familiares. «La introducción de un impuesto con una tasa del 20%, que se aplicaría también a los descendientes directos, puede complicar la sucesión en muchas empresas. Para abonar el gravamen, muchos herederos se verían obligados a vender la empresa o a descartar las inversiones durante muchos años”.
Grandes disparidades
Jean-Christophe Schwaab defiende la iniciativa: “El texto establece claramente que la tasa del 20% se reducirá para quien herede un negocio o una granja y tenga interés en continuar con el negocio al menos 10 años. Y esta nueva tasa (reducida en casos concretos) deberá fijarse en el reglamento. Conviene igualmente destacar que aunque hay pocos países que gravan tanto el patrimonio como las herencias, la carga fiscal global en Suiza sigue siendo una de las más bajas en Europa”.
«Suiza sufre crecientes disparidades que, a largo plazo, podrían poner en peligro no solo la cohesión social, sino también el desarrollo económico del país y que resultan aún más incómodas en un país rico como el nuestro, donde numerosos trabajadores y familias recurren a la asistencia social para llegar a fin de mes. La iniciativa es justa porque busca gravar únicamente las herencias millonarias para reforzar el AVS, que es la institución social más fuerte y solidaria que posee Suiza”, afirma.
Traducción del francés: Andrea Ornelas
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¿Son los ricos una ruina para las arcas públicas?
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Dada la buena evolución de la economía suiza, en el extranjero puede sorprender que la mayoría de los cantones helvéticos presenten graves déficits públicos. Un problema que, según algunos, se debe en gran parte a las bajas tasas impositivas para seducir a los contribuyentes ricos.
Hace unos años, Schwyz se anotó un triunfo, cuando Roger Federer dejó su Basilea natal para establecerse en este cantón de la Suiza central y beneficiarse de las bajas tasas tributarias. El pasado fin de semana, sin embargo, los ciudadanos de Schwyz tomaron una decisión histórica y asumieron el riesgo de que el tenista haga las maletas: aumentar los impuestos a los residentes más adinerados de la región. ¿Esta votación anuncia el fin de la polémica competencia fiscal entre cantones?
Algunos creen que el sistema tiene aún mucho futuro por delante. Los cantones y los partidarios de la competitividad fiscal consideran que es una mera cuestión de ajustar los impuestos cantonales. “La estrategia elegida no ha sido de ninguna manera un fracaso”, sostiene Peter Hegglin, director de Finanzas del cantón Zug y presidente de la Conferencia de Directores Cantonales de Finanzas (CDF).
Pero quizás algunos cantones se han pasado de rosca. “Nuestra política de bajar los impuestos a los más ricos ha sido excesiva en los últimos años. Ahora hay que aumentar los cargas tributarias”, reconocía Peter Hegglin, en abril pasado, en una entrevista con swissinof.ch.
Para quienes critican esta práctica, entre ellos el Partido Socialista, la situación es muy grave y debe cambiar radicalmente. Las cifras hablan por sí solas: de los 20 cantones que han hecho públicos sus presupuestos para 2015, 14 presentan déficit.
La pesadilla de las arcas cantonales
Veinte de los 26 cantones han dado a conocer sus presupuestos para 2015 y 14 de ellos prevén un déficit, según la Agencia Telegráfica Suiza. Zúrich registra el mayor agujero en las arcas públicas (-191 millones de francos), delante de Zug (-139 millones), el Tesino (-112 millones) y Solothurn (-74 millones). Solo Berna (+119), Vaud (+26 millones), el Valais (+25 millones), Uri (+7 millones), Argovia (12 millones) y Ginebra (+1 millón) prevén cifras negras para 2015.
De los cantones con déficit, Solothurn, Schwyz, Schaffhausen y Appenzell Rodas Exteriores contemplan subir los impuestos. Los otros confían en reducir el gasto público, echar mano de las reservas o endeudarse.
Obwald va a introducir un gravamen temporal (de 15 a 20 años) para financiar un sistema de protección contra las inundaciones. Lucerna aumentó los impuestos el año pasado y es uno de los cantones que aún no han anunciado su presupuesto para 2015.
Este año, Schwyz anunció un déficit récord de 237 millones de francos, 140 millones más de lo que estimaba hace un año. El cantón prevé un déficit anual de 200 millones de francos de aquí a 2018 si la situación no cambia.
Por esta razón, el Parlamento cantonal ha decidido subir los impuestos sobre la renta, el patrimonio y los dividendos para recaudar 66 millones de francos adicionales en 2015. Esta medida afectará principalmente a los ciudadanos más solventes. El referéndum que ha presentado la Asociación de Propietarios de Inmuebles de Schwyz (HEV) contra esta decisión cuenta con el respaldo de la Unión Democrática del Centro (UDC, derecha conservadora). El domingo pasado, sin embargo, los ciudadanos rechazaron el proyecto, por lo que queda aprobada la subida de impuestos y el saneamiento de las arcas cantonales.
¿Qué solución?
“La diferencia entre las recaudaciones y los gastos ha aumentado muy rápido, y ahora nos vemos en una situación económica catastrófica”, explica la socialista Karin Schwiter, miembro del Legislativo de Schwyz. “Es la prueba de que la fórmula de bajar los impuestos para atraer a más ricos no funciona”. Con la llegada de residentes adinerados también ha subido el precio de las viviendas. Y el gasto per cápita en servicios públicos figura entre los más bajos en Suiza.
“Antes se decía que todos se iban a beneficiar con la llegada de los ricos”, dice. Hoy, la gente está harta de tener que pagar en lugar de los más pudientes. Los ciudadanos de Schwyz han recuperado algunos de los privilegios que habían otorgado a esta categoría de personas”.
El cantón analiza, además, otros aumentos de impuestos que afectarán a la totalidad del cantón y no solo a los ciudadanos más solventes. Estas medidas pueden aportar cerca de 100 millones de francos adicionales a las arcas públicas, pero no van a solucionar del todo el problema. El déficit anual se mantendrá previsiblemente en 39 millones de francos.
Kaspar Michel, titular de Finanzas del cantón, estima que ese agujero presupuestario se debe, sobre todo, a que los ingresos fiscales han sido más modestos de lo previsto. “Hemos recaudado decenas de millones de francos menos”, declaró al ‘Neue Luzerner Zeitung’. Además, los cantones han tenido que costear un mayor número de servicios, como los hospitales. Y el Banco Nacional Suizo ha reducido los dividendos que reparte cada año a los cantones.
Kaspar Michel señala otro problema: el aumento de las sumas que el cantón de Schwyz aporta a la perecuación cantonal, el sistema que obliga a los cantones más solventes a financiar a los que disponen de menos recursos económicos.
En el marco de la perecuación financiera, el cantón de Schwyz desembolsó 118 millones de francos en 2008. Esta suma pasó a 147 millones en 2014 y será de 162 millones en 2015. Lógicamente, los cantones que más dinero aportan al sistema son mucho más críticos que los que se benefician de él… Pero el principal culpable es Schwyz, que calculó mal la suma que debía aportar a la perecuación. “Y no es el único que subestimó la cantidades que le tocaba pagar”, según declaró al ‘Tages Anzeiger’ Gérard Wettstein, responsable en materia de perecuación de la Administración Federal de Finanzas.
Un sistema que funciona
Varios cantones han caído, pues, en una trampa peligrosa, que se señaló claramente en 2008, cuando se modificó el sistema de perecuación financiera. El nuevo sistema contempla la base imponible de los cantones, es decir, su potencial de recaudación, y no las recaudaciones reales. Al gravar a los contribuyentes más solventes con tipos inferiores a esta base potencial, varios cantones se han visto en una situación financiera crítica, ya que la diferencia entre los ingresos fiscales y la suma que deben aportan a la perecuación se ha acentuado profundamente.
“Es una señal muy clara de que el sistema funciona”, explica Marco Salvi, del laboratorio de ideas liberal Avenir Suisse. “La perecuación se creó para compensar las diferencias de ingresos y redistribuir la riqueza entre los cantones”.
Pero la reforma del sistema de perecuación financiera no ha logrado acallar las críticas sobre la tributación y las desigualdades en Suiza. El 30 de noviembre, los suizos votan una iniciativa que propone abolir el trato fiscal preferente a los extranjeros acaudalados que residen en el país. Si se aprueba la propuesta y los directamente afectados deciden abandonar Suiza, los cantones tendrán que devanarse los sesos para hacer cuadrar las cuentas.
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