Las mujeres conquistan la diplomacia suiza
Suiza fue el último país europeo en abrir su Ministerio de Asuntos Exteriores a las mujeres. Fue en 1956. Durante mucho tiempo encontrar mujeres diplomáticas de alto rango era raro. Su número ha crecido ininterrumpidamente solo en los últimos diez años.
“Cuando me nombraron embajadora, me trataron como a un objeto. Me chocó: los hombres eran tratados de una manera totalmente diferente”, explicaba (en una entrevista publicada en 1998) la que en 1977 fue la primera embajadora de Suiza, Francesca Pometta.
Aquel mismo año Paul Widmer se incorporaba al servicio diplomático del Departamento Federal de Asuntos Exteriores (DFAE). Hoy declara que el nombramiento de Francesca Pometta no suscitó “un gran debate” entre los nuevos diplomáticos. “Para nosotros, la Sra. Pometta simplemente fue la pionera”, añade el exembajador.
Mirando hacia atrás en el tiempo, la “pionera” habla de ella como de una “mujer coartada”. “Durante diez años, fui la única diplomática suiza de este rango [embajadora]”, indicaba en 1998. La segunda embajadora suiza fue Marianne von Grünigen. Diez años después, Suiza tenía cinco.
Asociación de mujeres diplomáticas del DFAE
La Asociación de mujeres diplomáticas promueve la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres en el Ministerio suizo de Asuntos ExterioresEnlace externo. Tiene tres objetivos. En primer lugar, aboga por una representación equitativa de mujeres en todos los niveles: la proporción de mujeres en puestos clave y en el nivel más alto sigue siendo baja. En segundo lugar, la organización pretende reforzar el equilibrio entre la vida profesional y la vida privada: la disciplina de los traslados, las medidas para las personas acompañantes, la flexibilidad laboral, el apoyo a la maternidad y el cuidado de los niños son ámbitos que pueden mejorarse. Por último, alienta la creación de redes y el apoyo a las mujeres diplomáticas.
Hoy, de los 155 embajadores del DFAE, 30 son mujeres.
El fin de las redes de contactos
En 1956 el DFAE convocó un concurso para entrar a formar parte del servicio diplomático, abriendo así la profesión a las mujeres. Suiza fue el último país europeo en dar este paso. Francia lo hizo en 1928. España, en 1933Enlace externo (durante la República). Noruega, en 1938.
El objetivo del examen de ingreso era “asegurar que el cuerpo diplomático fuese lo más representativo posible del conjunto de la población suiza y no solo abierto a determinados círculos de Basilea, Berna y Ginebra”, señala Paul Widmer, profesor de Relaciones Internacionales en la Facultad de Ciencias Económicas y Políticas de la Universidad de San Galo.
Según Paul Widmer, antes el servicio diplomático era una especie de old boys network” [red de contactos]. Nos convertimos en diplomáticos por recomendación. “La gente contratada siempre tenía un primo o un conocido en alguna parte”.
Frenos mentales e institucionales
Aunque el DFAE se abrió a las mujeres, estas no tenían las mismas oportunidades que los hombres. Hasta 1972, por ejemplo, las mujeres diplomáticas no podían casarse.
“La idea de que una mujer, cuando se casa y forma una familia, ya no es capaz de centrarse lo suficiente en su trabajo sigue estando muy arraigada”, explica Laurin Reding, que ha dedicado su trabajo de master a la mujer en la diplomacia. Actualmente está escribiendo para el grupo de reflexión de política exterior Foraus un informe sobre la igualdad de género en el DFAE. Otra idea preconcebida persistente es que “cuando un hombre acompaña a su mujer al extranjero, sigue ejerciendo su profesión; en el caso contrario, la mujer se ocupa de los hijos”.
Clichés conservadores
Madre de dos hijos, Daniela Schneider trabaja para el DFAE desde hace casi doce años. Es la presidenta de la Asociación de Mujeres Diplomáticas del Ministerio. En Suiza prevalecen los modelos conservadores: la renuncia de una mujer a su carrera profesional sigue siendo más aceptada, observa. Si una mujer acompaña a su marido al extranjero, la gente siempre dice: “¡Vaya, qué buena experiencia!” en lugar de “¿Estás segura de que quieres renunciar a tu carrera?”.
Las mujeres diplomáticas se dan cuenta de que cuando regresan a Suiza son percibidas de manera diferente a sus colegas masculinos.
Durante su estancia de trabajo en el extranjero, Daniela Schneider se quedó embarazada. “Allí toda la gente me felicitó encantada”, recuerda. Las reacciones en Suiza fueron diferentes. “¿Cómo vas a hacerlo ahora?”, fue la pregunta habitual de su entorno.
Modelos para despejar dudas
En tales situaciones, los modelos pueden desempeñar un papel importante. Pascale Baeriswyl es madre de familia y la primera mujer que ha nombrada secretaria de Estado de Asuntos Exteriores. Un puesto que ocupa desde hace dos años.
Livia Leu estuvo en Irán de 2009 a 2013. Ahora es la primera embajadora de Suiza en París. Christine Schraner Burgener tuvo el mismo honor en Berlín, antes de ser nombrada relatora especial de las Naciones Unidas para Birmania (Myanmar).
Christine Schraner Burgener se ha distinguido por su compromiso en favor de las mujeres en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Ella y su marido, también diplomático suizo, formaron la primera pareja que de manera conjunta asumió la responsabilidad de una embajada. Ella ha luchado a favor del trabajo a tiempo parcial y ha insistido en la creación de un puesto de delegada de igualdad en Berna.
Para Daniela Schneider, estas “figuras destacadas” son importantes, incluso internamente. “Las mujeres en puestos de liderazgo que toman decisiones y sirven como modelo de conducta contribuyen de manera significativa y sostenida a lograr la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres”.
Medida controvertida
Que ahora haya más mujeres en los puestos diplomáticos de más alto nivel se debe, sin duda, a una medida adoptada en 2006 por la entonces ministra de Asuntos Exteriores, Micheline Calmy-Rey. En aquel momento, la ministra no aceptó las propuestas de la comisión encargada de seleccionar a los futuros diplomáticos; y devolvió la lista a su remitente exigiéndole una representación paritaria de mujeres y hombres. Aquella medida provocó una oleada de críticas en los medios de comunicación. Micheline Calmy-Rey continuó con esta política hasta que en 2012 salió del Gobierno. También fue ella quien elevó la edad máxima de los candidatos de 30 a 35 años. Edad que, a principios de 2019, ha vuelto a los 30 años mientras que la proporción de candidatas y mujeres implicadas se ha estabilizado en torno al 50% en los últimos años.
Más que una profesión: un estilo de vida
Las personas que recurren a la carrera diplomática eligen una profesión, y también un estilo de vida. Cada cuatro años se les asigna un nuevo puesto. Entonces el delicado equilibrio entre la vida profesional y la vida privada se ve gravemente perturbado; y debe rehacerse en un nuevo país y en un nuevo hogar.
Esta es una situación a la que se enfrentan, en particular, las mujeres que concilian el trabajo y la vida familiar. Sin embargo, a causa de un traslado, ellas interrumpen sus carreras “solo un poco más” que los hombres, dice Pierre-Alain Eltschinger, portavoz del DFAE. Los traslados regulares al extranjero requieren “que el marido tenga un trabajo flexible o que renuncie temporalmente a una actividad remunerada en el extranjero”, pero los diplomáticos con compañeros que trabajan y las familias se enfrentan a un mismo reto.
Suiza en la media europea
En los últimos diez años la proporción de mujeres en el Ministerio de Asuntos Exteriores ha aumentado constantemente. Entre 2009 y 2018, su número pasó del 34% al 45% entre los mandos medios y superiores. Y se ha duplicado, pasando del 12% al 24%, en los puestos de los niveles más altos. En la diplomacia, las mujeres ocupan el 22% de los puestos de alta dirección y el 20% de los puestos de embajador.
Este año, por primera vez, cinco de las nueve divisiones de la dirección política del DFAE estarán dirigidas por mujeres. En 2010, el DFAE se fijó como objetivo de que el 30% de los puestos de alta dirección, para el año 2020, estuvieran ocupados por mujeres.
A la luz de estas cifras, “el DFAE va por buen camino”, señala Laurin Reding. Sin embargo, Suiza no es pionera en relación a la promoción de la mujer. Los Ministerios de Asuntos Exteriores de Inglaterra y Noruega, por ejemplo, cuentan con un tercio de las mujeres en los puestos de altos ejecutivos.
“Nuestro trabajo continúa”
Según Paul Widmer, las mujeres desempeñan ahora un papel importante en la política exterior de Suiza. “Ya han ocupado los más altos cargos del DFAE –como ministras y secretarias de Estado– y han encabezado importantes embajadas como las de París, Berlín o Roma. Podemos decir que han logrado su objetivo”.
Daniela Schneider no comparte esta opinión. Es verdad que se ha avanzado mucho desde la prohibición del matrimonio hasta las actuales posibilidades de conciliar la vida profesional y la vida privada. Pero lograr la igualdad de oportunidades requiere un compromiso implacable, según la diplomática. “Estamos en el camino correcto, pero aún queda mucho por hacer”.
Traducción del francés: Lupe Calvo
En cumplimiento de los estándares JTI
Mostrar más: SWI swissinfo.ch, certificado por la JTI
Puede encontrar todos nuestros debates aquí y participar en las discusiones.
Si quiere iniciar una conversación sobre un tema planteado en este artículo o quiere informar de errores factuales, envíenos un correo electrónico a spanish@swissinfo.ch.