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Judíos pacifistas lanzan un llamado desde Suiza

Escolares palestinos en Jerusalén-Este. ¿Su generación conocerá la paz? AFP

Al principio fueron veintitrés signatarios. ¿Cuántos serán al final? Emitido en Suiza por algunas voces alemanes, austríacas e israelíes, un llamado mundial lanzado por judíos pide al gobierno del Estado Hebreo respetar los derechos humanos y laborar por la paz.

«Me veo jugando al ajedrez. Es mi turno y debo mover mi dama, pero cualquier movimiento que haga, pierdo…» Desde la ofensiva en la Franja de Gaza, esta imagen, símbolo de una situación sin salida, persigue a Jochi Weil-Goldstein.

Para el antiguo profesor zuriqués, a cargo desde hace casi 30 años de los proyectos en los territorios ocupados de la ONG ‘Médico Internacional’ sección suiza y promotor de las exportaciones de aceite de oliva de Palestina a Suiza, la reciente evolución de la situación en el Cercano Oriente «conduce cada vez más a la desesperanza».

De ahí la idea de lanzar un llamado «a los 13 millones de judías y judíos en el mundo» (de los cuales 5 millones viven en Israel y 8 millones en otros países) a favor de «un Estado israelí que respete los derechos humanos».

Perder el alma

La formulación es tan simple como difícil será ejecutarla. El exhorto se resume en dos frases:

«Pedimos el fin de la ocupación, de la colonización y del bloqueo de los territorios palestinos. Insistimos en que todas las personas en Israel y Palestina tengan condiciones dignas de vida y vivan en seguridad».

La ocupación «destruye las perspectivas de vida de los ocupados y las almas de los ocupantes», argumenta Jochi Weil-Goldstein, que acudió este 2 de marzo a Berna para presentar su llamamiento, en compañía de dos de sus primeros firmantes.

Miembro de Voz judía por una paz justa entre Israel y Palestina, Shelley Berlowitz recuerda haber crecido «con la conciencia de que el Estado de Israel era una democracia ejemplar (…) que hacía posible para todos los habitantes – incluidos los árabes de la región – una vida de dignidad y de libertad».

Pero hoy, ya no reconoce ese país, bajó cuya bandera sirvió orgullosamente entre 1974 y 1976. Este país donde los palestinos son «ciudadanos de segunda clase» y ven su dignidad, sus perspectivas, su vida diaria «controladas y estranguladas cada día un poco más, sacrificadas en el altar de la seguridad nacional de Israel».

Una noticia para la diáspora

También entre los primeros signatarios, Philippe Lévy fue embajador y presidente de la Oficina Suiza de Expansión Comercial.

«Nunca había habido una iniciativa de este género», explica a swissinfo. «Tradicionalmente, los judíos son solidarios con Israel, hagan lo que hagan el país y su Gobierno. Pero ahora, esta actitud ya no es sustentable y se impone un cambio de reflexión».

¿Y qué piensan los 18.000 judíos de Suiza? «Vamos a ver», responde Philippe Lévy. «Arrancamos más bien discretamente, pero ahora que se habla de esto en los medios de comunicación, tendremos seguramente reacciones en ambos sentidos».

Su amigo Jochi Weil-Goldstein ha sido tratado prácticamente de «traidor»; empero, el calificativo no perturba al antiguo diplomático que no siente «ninguna obligación con relación al Estado de Israel», del que no es ciudadano.

«El hecho de que 80% de sus habitantes tengan la misma religión que yo, no es un elemento determinante», explica Philippe Lévy. Y estamos convencidos de que si las ideas que emitimos se aplicaran, serían convenientes tanto para el 80% de los judíos en Israel, como para el conjunto de los judíos en el mundo».

Tres años

¿A cuántos judíos del mundo, a los cuáles se dirige prioritariamente el llamado, piensan convencer con este llamado? Pregunta esencial, pero a la cual nadie se arriesgaría a responder. Porque el apoyo que la diáspora aporte o no a Israel dependerá también de la evolución en el terreno. Y eso, nadie puede predecirlo.

Es por eso que el exhorto llevó la tarea de reunir firmas durante tres años. Firmas que también deberían reforzar el campo de la paz en Israel mismo, donde tiende a perder terreno, como lo muestra la casi «unión sagrada» en torno a la ofensiva sobre la Franja de Gaza y los resultados de las últimas elecciones.

«Esas evoluciones nos inquietan, aunque sean comprensibles», anota Philippe Lévy, quien sigue creyendo en la negociación y considera incluso que es posible alcanzar una solución con Hamás.

«Decir simplemente que son extremistas, terroristas y que no hay que dirigirles la palabra es una actitud que no conduce a solución alguna», lamenta el ex diplomático.

Iniciativa de Ginebra

Por ahora, los precursores del llamado no han solicitado el apoyo oficial de la diplomacia helvética y no temen que su acción pueda influir en las relaciones entre Suiza e Israel.

De Suiza ha sido la Iniciativa de Ginebra, el plan de paz alternativo elaborado por ex ministros israelíes y palestinos y firmado en la Ciudad de Calvino el 1 de diciembre de 2003, con la bendición de personalidades de la ONU y algunos jefes de Estado activos o ya retirados.

«Es evidente que el efecto fue limitado y se sabía desde el principio, puesto que se trataba de una iniciativa privada, no gubernamental, recuerda Philippe Lévy. Sin embargo, creo que la última palabra al respecto no se ha dicho.

swissinfo, Marc-André Miserez

De derecha. Tras las elecciones legislativas, el presidente Shimon Peres pidió el 20 de febrero al líder del Likud Benjamin Netanyahu que formara el próximo gabinete. El plazo límite para esa encomienda es el 3 de abril. Netanyahu tiene el respaldo de una coalición de 65 diputados de un total de 120 curules. Esta coalición está constituida por 27 miembros del Likud, 15 del partido Israel Beitenu (‘Israel nuestra casa’, formación laica ultranacionalista) y 23 de miembros de pequeños partidos religiosos. Los laboristas no han descartado unirse, mientras que el partido centrista Kadima declinó la oferta. El nuevo gobierno hebreo será uno de los más inclinados a la derecha en la historia política de Israel.

Planes de duplicar los colonos en la Cisjordania ocupada. El Ministerio de Vivienda hebreo continúa con su proyecto de establecer nuevos asentamientos en Cisjordania. La expansión podría llevar a que al menos 280.000 judíos vivan en ese territorio ocupado, lo que «volvería totalmente irrealizable la constitución de un Estado palestino al lado de Israel», advirtió el movimiento anticolonización ‘Paz Ahora’ a la radio militar israelí. Las autoridades retocan que se trata apenas de «proyectos preliminares» de planificación que no pueden ser operacionales sin el aval de «al menos cinco instancias oficiales».

Cerca de 300.000 colonos se instalaron en Cisjordania desde la ocupación de 1967. De este total, 200.000 se encuentran en los barrios de Jerusalén Este.

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