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La cuestión del Jura vuelve a las urnas

En 1978, el 'sí' del pueblo suizo a la creación del cantón del Jura culminó en una gran fiesta. La votación actual genera menos entusiasmo, pero tambien menos tensiones. Keystone

Los ciudadanos del cantón del Jura están convocados a las urnas el 24 de noviembre de 2013 para resolver “definitivamente” el conflicto político territorial suizo más importante de la postguerra. Más allá del resultado, esta votación demuestra una vez más la solidez del Estado federal y del sistema de la democracia directa.

“No sé si la cuestión del Jura se resolverá definitivamente en esta ocasión. Pero lo cierto es que el proceso político que ha conducido a esta votación puede considerarse ejemplar. Ha permitido establecer una cultura del diálogo, acostumbrar a la gente a hablarse, crear una nueva relación entre dos frentes que parecían irreconciliables”, sostiene el exsenador, Dick Marty, presidente de la Asamblea Interjurasiana.

Esta institución, fundada en 1994, parece haber cumplido su objetivo: institucionalizar el diálogo para reglamentar un conflicto territorial que se remonta a los albores del siglo XIX. En 1815, el Congreso de Viena decide asignar el territorio del principado obispal de Basilea al cantón de Berna. La región del Jura de lengua francesa, en su mayoría, de confesión católica se ve así bajo el dominio de un cantón cuya población es fundamentalmente germanoparlante y protestante.

Durante muchos años, el descontento se manifiesta solo esporádicamente. Pero en la primera mitad del siglo XX comienza a emerger un fuerte sentimiento de marginalización económica y cultural. Aislados en sus valles, los jurasianos se sienten descuidados por el cantón de Berna en materia de infraestructuras, sobre todo vial y ferroviaria. El resentimiento aumenta con la creciente germanización de los territorios más meridionales, en los que se establecen suizos de habla alemana, sobre todo berneses.

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¿Una votación capaz de enterrar el conflicto del Jura?

Este contenido fue publicado en Moutier, un martes cualquiera del mes de octubre. Son las 12.30 horas. Las calles del centro están desiertas. El ambiente fresco y grisáceo no incita a deambular por la pequeña ciudad industrial de poco más de 7.000 habitantes, situada a los pies de la cordillera del Jura. Solo algunos afiches anuncian la votación sobre la…

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Fractura existencial

Los primeros movimientos militantes nacen durante la postguerra. El más importante, el Rassemblement jurassien, aglutina las reivindicaciones autonomistas, y luego independentistas. Los antiseparatistas también se movilizan y crean la Union des patriotes jurassiens. “Al inicio, la cuestión del Jura agita sobre todo a la élite. Al cabo de pocos años, es casi imposible no estar de una parte o de la otra. Todos se ven obligados a posicionarse y surge una fractura casi existencial”, señala Bernard Voutat, profesor del Instituto de Estudios Políticos e Internacionales de la Universidad de Lausana.

El debate se centra inicialmente en la definición de una identidad jurasiana, fundada en criterios étnicos, culturales, lingüísticos o religiosos. “Para los separatistas, los jurasianos forman un pueblo con p mayúscula, al que une una historia de varios siglos y una identidad colectiva. Para los antiseparatistas, en cambio, el pueblo del Jura es solo una ficción, al estar dividido en los ámbitos geográfico, cultural y religioso”, explica Voutat.

En las décadas de 1960 y 1970, el enfrentamiento se agrava. Con la fundación de nuevos movimientos y frentes separatistas (Béliers y Front de la libération du Jura) y antiseparatistas (Sangliers), el debate cede paso con frecuencia a acciones de choque, a actos de violencia. Los separatistas prenden fuego a edificios federales y fábricas, embadurnan carreteras y casas con pintadas de Jura libre, ocupan embajadas suizas y erigen un muro en la entrada del Parlamento en Berna. Suiza tiene incluso su primer refugiado político, al que da acogida la España de Franco.

1815: Tras la derrota de Napoleón, el Congreso de Viena asigna el principado episcopal de Basilea al cantón de Berna. Lo forman siete distritos: Porrentruy,  Delémont, Franches-Montagnes, Moutier, Courtelary, La Neuveville y Laufen.

Desde los años 1950: El movimiento separatista gana adeptos y se extiende a las regiones jurasianas del cantón de Berna.

1974: Primera votación. Los ciudadanos jurasianos aceptan crear el cantón del Jura. Pero solo los distritos de Delémont, Porrentruy y las Franches-Montagnes se manifiestan a favor de la secesión. Los meridionales se oponen.

1978: El pueblo suizo avala (82,3%) la creación de un nuevo cantón constituido por los distritos de Delémont, Porrentruy y Franches-Montagnes.

1979: El cantón del Jura es soberano.

1994: Después de nuevas tensiones, los cantones del Jura y de Berna, bajo los auspicios de la Confederación, crean un órgano de reconciliación, la Asamblea Interjurasiana, para resolver definitivamente el conflicto.

2012: Ambos cantones firman una declaración de intenciones que prevé convocar dos votaciones populares simultáneas en el Jura y en el Jura bernés.

2013: Los ciudadanos del Jura y del Jura bernés se pronuncian sobre la propuesta de unir las dos regiones en un nuevo cantón.

Derecho a la autodeterminación

La cuestión del Jura acapara la atención de la prensa extranjera, que establece paralelismos con Irlanda del Norte, el País Vasco, Córcega. “En el Jura no se llegó a una situación de violencia comparable a la de otros conflictos regionales. Pero la causa jurasiana se inscribe en la historia de los movimientos regionales que se opusieron a los Estados nacionales en la segunda mitad del siglo XX. Eran movimientos que se basaban, entre otras cosas, en el principio de la autodeterminación de los pueblos, un principio que emergía del periodo de la descolonización”, señala Claude Hauser, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Friburgo.

Después de intentar dejar el conflicto del Jura en manos del cantón de Berna, a finales de los años 1960 las autoridades federales se ven obligadas a intervenir. Pero la tarea no resulta fácil. Las reivindicaciones de los jurasianos cuestionan las fronteras territoriales que se habían vuelto sagradas tras el nacimiento del Estado moderno en 1848 y parecían amenazar el complejo sistema de equilibrios históricos, federales, culturales y lingüísticos en los que se fundamenta la democracia suiza.

“El Jura se convirtió en aquellos años en el factor revelador de la capacidad del federalismo suizo para afrontar un nuevo problema. Un federalismo que se había vuelto rígido con el paso de las décadas. La causa jurasiana fue como pisar un hormiguero. Obligó a Suiza a reflexionar sobre sí misma y a discurrir nuevas soluciones”, puntualiza Claude Hauser.

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Interés del extranjero

Esas soluciones que se concretizan en la década de 1970 con una serie de escrutinios municipales, cantonales y federales, de los que en 1979 nace el vigésimo sexto cantón de Suiza. Los tres distritos del norte dan vida al cantón del Jura, mientras los tres meridionales deciden permanecer en el cantón de Berna. La cuestión independentista no queda del todo resuelta.

Las reivindicaciones separatistas no cesan.

El 24 de noviembre de 2013, los ciudadanos del Jura acuden de nuevo a las urnas para decidir el futuro de los tres distritos meridionales. La votación se celebra en un ambiente distendido, muy diferente al clima de tensión que reinaba en los años 1970, gracias a la Asamblea Interjurasiana, que durante casi 20 años de mediación entre las dos partes ha allanado el terreno para el nuevo escrutinio.

La votación suscita interés en el extranjero: en los últimos meses, varias delegaciones de Líbano y de una decena de países de Europa Oriental ha visitado Suiza para comprender el proceso democrático emprendido para resolver la cuestión jurasiana. “Mientras en muchos otros países los problemas de las minorías se gestionan desde arriba, en Suiza, como demuestra el caso del Jura, se afrontan dando la palabra a los ciudadanos. Indudablemente, los instrumentos de la democracia directa han permitido canalizar muchas tensiones”, destaca Dick Marty.

Los cantones de Berna y el Jura la crearon en 1994 con el fin de favorecer el diálogo y encontrar una solución política a la cuestión del Jura.

El objetivo de sus promotores es, además, promover la colaboración entre los dos cantones, que guardaban distancia desde el nacimiento del cantón del Jura en 1979, a través de la creación de instituciones comunes.

La asamblea es paritaria y está formada por 12 representantes del cantón del Jura y otros tantos del cantón de Berna, además de un presidente designado por el Gobierno suizo. Un cargo que ocupa el exsenador tesinés, Dick Marty, desde 2011.

La Asamblea Jurasiana se disolverá previsiblemente cuando concluya el proceso de votación sobre el futuro de los tres distritos jurasianos que pertenecen al cantón de Berna.

Una prueba para el futuro

En opinión del exsenador tesinés, el plebiscito del Jura constituye una prueba importante para la Suiza de mañana, que tendrá que rediseñar prácticamente todas las fronteras cantonales. “Los cantones actuales pierden importancia en el terreno político: en un contexto en el que los lazos internacionales tienden a estrecharse, las decisiones se toman cada vez más a escala federal, sin el aval del Parlamento y sin que se confieran poderes cantonales al Estado”.

“Los cantones también han perdido importancia para los ciudadanos: muchos suizos viven en un cantón y trabajan en otro. Estoy convencido de que dentro de diez o veinte años se celebrarán muchas votaciones para juntar cantones: quedarán probablemente siete u ocho. Un proceso de fusión y de consolidación en curso desde hace varios años entre las comunas”.

(Traducción del italiano: Belén Couceiro)

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