«¡La democracia brasileña ha vencido!»
Según la experta brasileña de la Universidad de San Galo, Letícia Vargas Bento, el nuevo presidente está capacitado para afrontar los problemas que arrastra un país con una sociedad dividida y con una fuerte mayoría de ultraderecha en el Parlamento.
swissinfo.ch: ¿Cuál fue su reacción ante la victoria -muy ajustada- de Lula en la segunda vuelta electoral?
Letícia Vargas Bento: Me alegro por Brasil porque la victoria de Lula demuestra que nuestra democracia está resistiendo. En los últimos meses, Bolsonaro había amenazado el proceso electoral, el Tribunal Supremo, los ministros y el sistema de procesos democráticos en su conjunto. Hemos ganado, pero sobre todo ha ganado la democracia brasileña.
Ha sido sorprendente cómo, después de todo, la ventaja de Lula se ha ido diluyendo. En la primera ronda de votaciones, el 2 de octubre, todavía llevaba una ventaja de seis millones de votos; ahora su ventaja ha sido de tan solo dos millones de votos. Bolsonaro ha demostrado tener mucho éxito en la movilización y captación de votantes en las últimas cuatro semanas.
¿Qué ha pesado más en estas elecciones: acabar con el «bolsonarismo» y sus excesos, con el fomento de la desconfianza, la división y el odio para fortalecer la democracia, es decir, para promover la participación, la igualdad y la inclusión?
Es un poco más complicado que eso, porque no ha sido una elección sobre propuestas políticas o programas electorales. Más bien se trataba de saber en qué lado estabas. Lo que realmente importaba eran las ideas, los sentimientos y los instintos sobre lo que estaba bien y lo que estaba mal para el país.
Tras su victoria, Lula dijo: «No hay dos brasileños, sino un solo país, un solo pueblo y una sola gran nación». ¿Cómo puede o cómo debe resolver la tarea de reconciliar a la sociedad dividida en dos?
El aspirante de izquierdas Lula da Silva ganó por poco la segunda vuelta de las elecciones a la presidencia de Brasil con un 50,9%. El ultraderechista Jair Bolsonaro perdió con el 49,1%. La diferencia fue de dos millones de votos.
Las elecciones en Brasil son históricas en varios aspectos.
Lula da Silva es el primer presidente elegido para un tercer mandato. Y es el primer presidente que ha sido condenado en un juicio y ha cumplido condena en prisión por corrupción.
Bolsonaro, por su parte, es el primer presidente de Brasil que no ha sido reelegido tras un mandato de cuatro años.
De los 215 millones de habitantes de Brasil, 156 millones tienen derecho a voto. De ellos, unos 120 millones acudieron a votar en las elecciones. La diferencia entre los dos candidatos fue de dos millones de votos.
Unos 24 000 brasileños también hicieron uso de su derecho a voto en Suiza. Sin embargo, para ello tuvieron que ir a Zúrich o a Ginebra. En Zúrich, el 53,5% votó por Lula, en Ginebra el 50,5%.
Eso está claro. Lo tendrá muy difícil. Pero muchos de los que votaron por Bolsonaro no comparten la opinión de que Lula es lo peor que le puede pasar al país.
Si Lula sigue la línea de sus anteriores mandatos, el futuro tiene buena pinta. Porque sus programas estaban siempre muy centrados en los ciudadanos y tenían un impacto positivo en sus vidas; Combatió el hambre, la pobreza y la degradación del medio ambiente – los grandes problemas de Brasil – con ideas nuevas y originales. También reforzó las relaciones internacionales. El gobierno de Bolsonaro, en cambio, no tenía ideas propias, sino que muchas de ellas las adoptó del programa de Lula.
Es doctora en el impacto de inversión en Brasil en la Universidad de San Galo. En la misma universidad, colabora también en el Centro Latinoamericano-Suizo. Anteriormente, trabajó para el gobierno federal de Brasil de Minas Gerais.
Este es el segundo encuentro de swissinfo con Vargas. El 9 de septiembre de 2022 se publicó la primera entrevista con ella, un adelanto de las elecciones.
La división de la que usted habla pasa incluso por las más altas instituciones. El nuevo presidente, de izquierdas, cuenta con la oposición del Parlamento, compuesto por una mayoría del partido de Bolsonaro desde las últimas elecciones el 2 de octubre. Ante esa situación ¿Cómo puede Lula recuperar la confianza en la política, en el Estado y en la democracia, y resolver los problemas acuciantes?
Sí, ahí está el problema. El nuevo Parlamento tiene muchos partidarios acérrimos de Bolsonaro y es probable que dificulten a Lula la aprobación de alguna de sus propuestas.
Pero a pesar de esa división, como presidente, Lula tiene la capacidad para llevar a cabo su programa. Y no debemos olvidar que es un excelente negociador y diplomático experto en forjar alianzas. Es conocido por su talento para ganarse a gente de distintos ámbitos. En su actual campaña, fue capaz de unir a banqueros, activistas medioambientales e indígenas, así como a personas muy ricas de la élite del país.
¿Cómo interpreta el silencio de Bolsonaro 24 horas después de conocerse los resultados? ¿Espera crear presión o incluso aumentar la disposición de sus partidarios a usar la violencia?
De hecho, hasta ahora no ha dicho ni una sola palabra. Hay muchas teorías que circulan sobre lo que está ocurriendo actualmente, o no. Algunos creen que está planeando algo similar a lo que hizo Trump con el Capitolio el 6 de enero de 2021. Algunos dicen que quiere abandonar el país.
Es una situación de locos porque mucha gente le ha votado y merecería respeto por ello. Ahora solo esperan una declaración o un comentario, cualquier cosa de él.
Brasil es la mayor democracia de América Latina. ¿Podría la victoria electoral de Lula ser también una llamada de atención para que las demás democracias del continente se comprometan más firmemente con los valores y principios de la democracia?
No creo que se trate de una señal para fortalecer las democracias. Toda la región era y es ya muy consciente del peligro para la democracia de políticos como Bolsonaro o como Trump, ya que EE. UU. sigue teniendo una gran influencia en Sudamérica.
Recientemente se han producido casos de peligro para la democracia similares en Colombia y Chile. Sin embargo, observo que la mayoría de los países de Sudamérica están gobernados actualmente por presidentes que tienden a ser de izquierdas. Tal vez con la excepción de Uruguay, Paraguay y Ecuador. Todos los demás países tienen perspectivas parecidas, más izquierdistas. Eso podría tener un efecto muy positivo en la cooperación de estos países.
Si volvemos a mirar a los primeros mandatos de Lula, existe la esperanza de que la región vuelva a estar más unida porque los jefes de Estado tienen más posibilidades de compartir la comprensión de los problemas. Soy optimista y creo que la victoria de Lula es buena no solo para Brasil, sino para toda América Latina.
Adaptado del alemán por Carla Wolff
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