La intensidad de los combates ha dificultado la ayuda en Gaza
Los ataques aéreos israelíes han paralizado a una población ya de por sí dependiente de la ayuda humanitaria y han dificultado que dicha ayuda llegue hasta los civiles necesitados, según el Comité Internacional de la Cruz Roja. Tras aceptar ambas partes la propuesta de mediación egipcia, hoy ha entrado en vigor un alto al fuego que pone fin a un conflicto que ha dejado al menos 240 muertos.
Los últimos combates que comenzaron el 10 de mayo han sido de una intensidad sin precedentes, tal y como afirma el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), con sede en Ginebra y que presta asistencia a las personas en zonas de conflicto.
“El impacto en 10 días es enorme”, según reconoce por teléfono a SWI swissinfo.ch la portavoz del CICR, Suhair Zakkout, desde la Franja de Gaza, la más afectada por las hostilidades. Zakkout informa de que ha habido daños parciales o totales en infraestructuras clave, como carreteras y centrales eléctricas. La amenaza constante de que un ataque aéreo golpeara cualquier parte del pequeño y densamente poblado territorio ha impedido que la gente haya podido salir a buscar artículos de primera necesidad.
El CICR ha pedidoEnlace externo en múltiples ocasiones una tregua en la violencia para que los civiles pudieran circular y las organizaciones humanitarias pudieran realizar su trabajo. Un convoy de 24 camiones de ayuda fue alcanzado por fuego de mortero cuando intentaba entrar en Gaza el pasado 18 de mayo.
“No poder desplazarse y documentar las necesidades de los civiles significa que no podemos abogar por ellos”, dice Zakkout, quien añade que el CICR había logrado hacer dos entregas urgentes de suministros médicos y otros equipos de emergencia.
Los hospitales de Gaza no se han librado de los ataques aéreos: varios han sido destruidos o dañados. Decenas de miles de personas se han visto desplazadas internamente.
Desde que comenzaron los combates –el 10 de mayo– al menos 60 niños han muerto en Gaza y más de 440 han resultado heridos en ataques aéreos israelíes, según ha declarado Unicef, la agencia de la ONU para la infancia. El grupo militante palestino Hamás, que controla Gaza, ha lanzado más de 4 000 cohetes contra Israel, que han matado a 12 personas, entre ellas dos niños, según las autoridades israelíes. Las autoridades sanitarias de Gaza, por su parte, afirman que en los ataques han muerto más de 220 palestinos.
La violencia también ha estallado en ciudades israelíes y en la Cisjordania ocupada. Según Suhair Zakkout, el CICR ha podido hablar con civiles afectados por la violencia en algunas ciudades israelíes.
La escasez de energía eléctrica (necesaria para ayudar a bombear agua a través de la Franja de Gaza) es uno de los mayores problemas a los que se enfrenta la población. En 2018, el CICR comenzó a trabajar con las autoridades locales para garantizar el suministro de agua y electricidad durante las emergencias. Con el sistema dañado, la electricidad ha estado disponible durante unas tres horas al día, explica Zakkout.
“Si no hay suficiente energía que llegue a través de Gaza para hacer funcionar los generadores de los centros de salud, nos enfrentamos a un gran problema”, dice la trabajadora humanitaria, que ha nacido y crecido en el territorio costero.
Los residentes –ya antes de que comenzara el conflicto– vivían en condiciones difíciles bajo un bloqueo impuesto por Israel y Egipto. La pobreza y el desempleo son generalizados y el 80% de la población depende de la ayuda humanitaria.
Para Zakkout, es preocupante el efecto de las hostilidades actuales en la salud mental, especialmente en los jóvenes que viven ya su cuarto conflicto militar.
Un alto precio para los jóvenes
Zakkout ha hablado con padres cuyos hijos están traumatizados por la guerra: algunos tienen miedo a levantarse por la noche para ir al baño; otros quieren saber cuándo podrán ir a la escuela sin temer a los bombardeos.
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“Ningún niño de ambos bandos debería vivir lo que ahora están viviendo. Los dirigentes de ambos bandos tienen que darse cuenta de que sus acciones de hoy no afectan al presente, sino al futuro de este enclave”, relata Zakkout, que desde 1994 trabaja en el sector humanitario en Gaza.
Las normas del derecho internacional humanitario son “clarísimas: debe protegerse a los civiles, deben protegerse los hospitales y los agentes humanitarios deben poder responder y ser respetados”, afirma Zakkout. La portavoz del CICR agrega que, debido a este ciclo de violencia, las generaciones futuras corren el riesgo de depender aún más si cabe de la ayuda humanitaria.
La población de Gaza es joven –las personas de entre 15 y 29 años representan el 30% de la población, según las cifras de la ONU–, por lo que recae sobre sus hombros cualquier esperanza de volver a empezar una vez cesen los combates.
“Si se les da la oportunidad, pueden reconstruirlo. Solo necesitan esa oportunidad”, dice la portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja Suhair Zakkout.
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El largo camino hacia los Convenios de Ginebra de 1949
Traducción del inglés: Lupe Calvo
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