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«La reunificación alemana no es tan sencilla»

Anita Kaegi y Hubert Schwarz ante su Hôtel Galerie en Greifswald. swissinfo.ch

Veinte años después de la caída del Muro de Berlín, la suiza radicada en Alemania, Anita Kaegi, evoca para swissinfo.ch los tiempos tan difíciles como eufóricos de la reunificación.

En aquel famoso otoño de 1989 se encontraba organizando una exposición en Hamburgo.

swissinfo.ch: ¿Qué le impulsó a expatriarse en Alemania?

Anita Kaegi: En 1988 me llamaron de la ciudad de Frankfurt porque se proponían crear una feria de arte. Elaboré el concepto y organicé la primera edición de ‘Kunst Frankfurt’ en 1989. Luego, a un proyecto le sucedió otro, y veinte años más tarde sigo en Alemania. Me gusta mucho vivir aquí.

Yo sé que puedo volver a Suiza cuando lo desee. Después de todo, yo no soy una exilada política, sino voluntaria. Además, yo voy regularmente a ver a mi familia.

swissinfo.ch: Los alemanes aprecian a los suizos, pero no siempre es recíproco.

A.K.: Cuando estoy en Suiza me suelen preguntar por qué vivo y cómo me tratan en Alemania. Yo respondo que siempre fui muy bien acogida y jamás tuve problema alguno. Y eso es cierto. Los alemanes conocen bien Suiza y tienen una imagen bastante positiva de ella.

Al principio pensé que los alemanes y los suizos, en todo caso los suizos alemanes, se parecían mucho. Pero pude constatar diferencias. Yo creo que los suizos reaccionan de manera demasiado fuerte ante las personas muy seguras de sí mismas (es el caso de los alemanes), y las consideran arrogantes, creen que quieren tomarles a mal o disminuirles, de manera que adoptan una actitud defensiva.

swissinfo.ch: ¿Dónde se encontraba usted cuando cayó el Muro de Berlín, en otoño de 1989?

A.K.: Estaba organizando una exposición en Hamburgo. El rumor corrió rápidamente por todo el país en aquella famosa noche del 9 de noviembre. Algunos de mis colegas partieron de inmediato a Berlín, porque querían presenciar la caída del Muro.

Yo fui un poco más tarde. Yo también estuve muy entusiasmada, pero me di cuenta de que no me atañía tanto como a los otros, tal vez porque no era la historia de mi país.

Por supuesto que seguí los acontecimientos. Cuando la gente comenzó a huir de la RDA por Hungría no me causó tanta euforia como a los otros porque quizás ya era consciente de que las cosas no serían tan fáciles para las personas del Este.

Incluso me molestó el comprobar cierta auto-satisfacción, cierta condescendencia en los periódicos o en la tele de Occidente, porque la «liberación» del Este tenía consecuencias hasta dramáticas. Eso me impactó.

swissinfo.ch: Usted está casada con un alemán del Este.

A.K.: Sí (ríe). En 1996 conocí en Dresde a Hubert Schwarz, a la sazón impresor y galerista en Greifswald, Mecklemburgo-Pomerania Occidental. Al principio no pensé que era alemán del Este. Luego advertí las diferencias de mentalidad.

El alemán del Oeste tiene, por lo general, la tendencia a sobreestimarse, cosa que no ocurre con el del Este porque es más proclive a una especie de realismo pragmático. Más que por deseo personal, la gente actúa conforme a una evaluación realista de lo que es o no es posible. Ese rasgo no ha cambiado con la reunificación en mis amigos y conocidos. Al contrario, aún se ve un gran sentido de solidaridad y la sensación de que muchas cosas desaparecen debido a la exagerada competitividad en la sociedad actual.

Mi compañero conserva su odio a las colas, sean para lo que fueran; pero felizmente – a diferencia de muchos-, no guarda temor ni desconfianza de las autoridades.

swissinfo.ch: Más allá de los aspectos políticos, históricos y económicos de la reunificación, ésta ha sido en parte dolorosa para los ‘Ossies’. Una intensa luz ha sido puesta en las relaciones de las personas, muchas de la cuales colaboraron con la Stasi, la policía secreta de la RDA.

A.K.: Hubert, mi compañero, dudó mucho tiempo antes de pedir su expediente. En gran parte porque temía descubrir a amigos y hasta familiares entre los informantes.

Como él jamás quiso afiliarse en el partido comunista (con riesgo de sacrificar su vida profesional), un policía secreto lo acorraló durante tres años queriendo sacar, como fuera, informaciones sobre su entorno. Usted podrá imaginar su alegría y alivio cuando decidió pedir su expediente y ver que jamás fue traicionado por nadie de su entorno.

swissinfo.ch: Con la distancia en el tiempo, ¿cómo ve los efectos de la reunificación?

A.K.: En veinte años han cambiado increíblemente las cosas y la gente se ha adaptado con bastante rapidez. No obstante, veo asimismo que la libertad tiene su precio. Claro que el gobierno dio inicialmente mucho dinero a los Länder del Este, pero el desarrollo económico aún no es equilibrado.

El mayor problema es el social (hay fácilmente 25% de desempleo en el Este), porque esto hace que mucha gente, sobre todo los jóvenes, vayan a buscar trabajo en otras partes. En consecuencia dejan vacíos, las familias se separan.

A esto se suma el hecho de que los menos jóvenes constituyen, en cierto modo, la generación sacrificada. Después de haber tenido una existencia asegurada en el régimen comunista (estudios, empleo y vivienda garantizada), se ven a menudo en una situación de total inseguridad y hasta de precariedad.

swissinfo.ch: ¿Piensa volver algún día a Suiza?

A.K.: ¿Por qué no? Adoro Suiza y mi compañero, también. Pero ya estoy un poco mayorcita para encontrar trabajo. Además, siempre he desarrollado una actividad independiente, y no podría contar con una jubilación suficiente cuando llegue el momento. Por ahora no hago proyectos, pero uno nunca sabe.

Isabelle Eichenberger de retorno de Greifswald, swissinfo.ch
(Traducción: Juan Espinoza)

Nacida en Basilea, siguió una formación comercial además de seminarios de historia del arte en la Universidad.

1978-1987: Trabaja en la dirección de Art Basel y establece contactos con diversos actores del mercado internacional del arte. Paralelamente trabaja durante algunos años como responsable de la Feria de arte y antigüedad de Basilea ((Kunst- und Antiquitätenmesse, KAM).

1989-1991: Es contratada por la ciudad de Frankfurt para crear una feria de arte; desarrolla un concepto y dirige la primera de las tres ediciones de ese evento.

1992-1993: Trabaja como corredora de cambio y asesora independiente.

1993-1996: Dirige el departamento de asesoría en arte del banco privado Grunelius.

Desde 1993: Crea, desarrolla y dirige la colección de la sociedad E.ON en Düsseldorf.

1997: Tras haber conocido a su compañero Huber Schwarz, impresor (de carteles) y galerista, se dedica a ser corredora de cambio y asesora especialista en Berlín y Greifswald (Mecklemburgo-Pomerania Occidental).

1996-2001: Es contratada por el departamento cultural de la ciudad de Dresde para crear una feria de artes gráficas, hoy desaparecida.

2001: De manera paralela a sus actividades, lanza el Hotel Galería en Greifswald, donde cada habitación está decorada con obras originales de diversos artistas, entre ellos el fotógrafo suizo Stefan Rohner.

En otoño de 1989, Hungría corre la cortina de hierro y provoca un éxodo a Occidente, sobre todo de miles de alemanes del Este.

El Muro de Berlín cae el 9 de noviembre de 1989.

El 18 de marzo de 1990 se llevan a cabo las primeras elecciones libres en Alemania del Este. Las negociaciones entre las dos Alemanias concluyen con un tratado de reunificación suscrito el 3 de octubre de 1990.

La Alemania reunificada mantiene su condición de miembro de la Unión Europea y de la OTAN.

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