“Las mujeres que toman las calles en un régimen autoritario sufren menos violencia que los hombres”
Llama la atención el número de mujeres en el movimiento de protesta contra el autócrata bielorruso Alexánder Lukashenko. La politóloga Leandra Bias explica por qué ser mujer puede ser una ventaja estratégica en la lucha contra regímenes patriarcales.
Leandra Bias es politóloga y acaba de defender su tesis doctoral “(Im)posibilidad de crítica feminista en regímenes autoritarios” en la Universidad de Oxford, en la que anteriormente cursó estudios sobre Rusia y Europa del Este.
En la actualidad trabaja como experta en género en la fundación suiza para la paz swisspeaceEnlace externo.
swissinfo.ch: ¿Por qué las mujeres tienen un papel tan importante en el movimiento de protesta en Bielorrusia?
Leandra Bias: Las mujeres suelen tener un papel importante en los movimientos de protesta. En Bielorrusia esto es notorio, por una parte, porque hay tres mujeres muy presentes en los medios y, por otra, debido al contraste entre las protestas violentas de los primeros tres días, cuando los que estaban en la calle eran sobre todo los hombres, y las posteriores protestas pacíficas de las mujeres vestidas de blanco.
¿Por qué fue así? ¿Fueron detenidos todos los hombres?
Cuando las mujeres toman las calles en un régimen autoritario suelen sufrir menos violencia. Es una especie de ventaja estratégica. En un régimen patriarcal las mujeres tienen ciertas ventajas. Las fuerzas de seguridad son más reticentes con las palizas. Pero en Bielorrusia solo fue así durante unas semanas. Luego procedieron con suma violencia incluso contra mujeres embarazadas.
Desde principios de año, la politización de los jóvenes ha crecido enormemente. La gota que colmó el vaso fue cuando la generación mayor vio que el régimen estaba golpeando a sus hijos. Entonces las madres también salieron a la calle y se confiaba en que no se las atacaría. Ser madre constituye una forma de protección, pero también las hace vulnerables. Por ejemplo, amenazaron a una periodista de la televisión con secuestrar a sus hijos.
Todo comenzó por una mujer: Svetlana Tijanóvskaya desencadenó el levantamiento, el régimen la había subestimado por ser mujer.
Yo diría que hubo tres mujeres al principio.
Svetlana Tijanóvskaya, la actual líder de la oposición democrática, es la esposa del bloguero Serguéi Tijanovski que quería presentarse a las elecciones. El régimen lo detuvo. Otro opositor corrió una suerte similar y un tercero sufrió tal presión que huyó al extranjero. Tres hombres que quedaron fuera de combate.
Las esposas de dos opositores y la directora de campaña del tercero se aliaron y propusieron a Svetlana Tijanóvskaya como candidata conjunta. Se le permitió presentarse a las elecciones porque el régimen pensaba que, por el hecho de ser mujer, no tenía posibilidad alguna de ganar.
En 2013 usted pasó seis meses en Bielorrusia para aprender ruso. ¿Qué ambiente se vivía y cómo ha cambiado la situación desde entonces?
La diferencia es enorme. En 2013 yo era plenamente consciente de que vivía en un régimen autoritario, a pesar de que no había violencia abierta. Ninguna de mis amigas hablaba abiertamente de política, obviamente. Por ejemplo, organicé lo que se llama couchsurfing meetings [ofrecer un sitio en su casa para dormir), reuniones entre extranjeras y bielorrusas en cafés para practicar inglés. Los propietarios de los cafés se mostraban escépticos, porque pensaban que eran reuniones políticas.
Cuando regresé a Bielorrusia en 2017, el ambiente había cambiado mucho. Ahora hay una oferta mucho más grande, con bares hípster y cervecerías, que no había en 2013. Noté que algo había pasado, que la apertura era tangible, se percibía en la apariencia de la ciudad.
Usted tiene amigos en Bielorrusia. ¿Qué esperan de la comunidad internacional?
La mayoría de la población ha depositado todas sus esperanzas en el extranjero porque los bielorrusos no lo pueden conseguir por sí solos. Se necesita presión diplomática desde fuera. No es casual que la diáspora bielorrusa sea muy activa en este ámbito. Es significativo que el régimen haya declarado que está observando a todos los bielorrusos que residen fuera del país. Los gobiernos que apoyan claramente al movimiento de protesta pueden dar la vuelta a la tortilla.
¿Cómo valora las reacciones internacionales?
Las reacciones hubieran tenido que ser más contundentes y rápidas. La OSCE [Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa] esperó varias semanas. Lo atribuyo a que se quería vincular la reacción a la respuesta de Rusia tras el envenenamiento de Alexéi Nawalny.
¿Por qué?
Porque Rusia es la potencia extranjera cuyo apoyo es determinante para Lukashenko. Si sigue en el poder, es únicamente gracias a Putin. Por lo tanto, se puede presionar directamente al régimen bielorruso o indirectamente a través de Rusia. Y esto solo sucederá si se sanciona a Rusia por sus acciones y se le señala que no puede permitirse mantener un régimen autócrata en Bielorrusia.
Muchos opositores han huido a Polonia y Lituania y estos países han tenido que retirar a sus diplomáticos en Minsk. Gran Bretaña, en solidaridad con ellos, también ordenó el regreso de su embajador. Suiza, en cambio, no parece plantearse medidas análogas.
Ordenar el regreso de los embajadores no es necesariamente lo más importante. Sobre todo cuando se quiere mediar.
Pero las dos cosas no son excluyentes. Se puede perfectamente condenar y sancionar públicamente algunas cosas y al mismo tiempo mantener los canales de diálogo en un segundo plano. Esto es más sencillo cuando hay un embajador en el país. Y más aún cuando Lukashenko no reacciona a los llamamientos internacionales. Ha ignorado, por ejemplo, el de Angela Merkel.
Que Suiza no retire a su embajador, no es un problema, en mi opinión. Pero me hubiera gustado que tomara posición antes y denunciara claramente la situación. Los bielorrusos sienten un gran respetoEnlace externo por Suiza. Berna hubiera podido aprovechar mejor esta imagen ejemplar y posicionarse de forma más contundente para no comprometer su buena imagen.
¿Cómo cree que se va a desarrollar la situación en Bielorrusia? ¿Es optimista?
Estoy preocupada porque la comunidad internacional no se muestra lo suficientemente unida.
Tijanóvskaya lanzó un ultimátum a Lukashenko para que dimita o entable un diálogo hasta el 26 de octubre. De lo contrario habrá una huelga nacional.
La situación está bloqueada y me temo que no habrá un cambio democrático antes de finales de año. Aun así, soy optimista y creo que el régimen actual no existirá dentro de tres años – pero el precio será elevado y se producirán más detenciones y más violaciones de los derechos humanos.
En 2006, el Gobierno suizo se unió a la Unión Europea (UE) y adoptó sanciones contra Bielorrusia. Suiza se ha sumado también a las sanciones que decretó la UE el pasado 2 de octubre.
Inmediatamente después de las polémicas elecciones presidenciales, el Ministerio de Asuntos Exteriores manifestó su preocupación por las tensiones que reinaban en el país y las medidas represivas que utilizaron las fuerzas de seguridad contra los manifestantes pacíficos. Asimismo, informó de que el ministro de Exteriores Ignazio Cassis había mantenido una conversación telefónica con su homólogo bielorruso.
No se baraja la retirada del embajador de Suiza, como hizo la semana pasada Gran Bretaña: “El Ministerio utiliza sus contactos, contactos que se reforzaron con la apertura de la embajada”, escribe el portavoz Pierre- Alain Eltschinger a swissinfo.ch. “La presencia de nuestro embajador y su equipo en el país es fundamental para seguir de cerca cómo evoluciona la situación y para hacer todo lo que podemos para ayudar a una ciudadana con doble nacionalidad suiza y bielorrusa que está en prisión”.
La presidenta del Consejo Nacional (cámara baja del Parlamento) Isabelle Moret se entrevistó el lunes con la líder de la oposición bielorrusa Svetlana.
Traducción del alemán: Belén Couceiro
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