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«Las víctimas no callarán, y tienen razón»

Genocidio en Camboya, en Armenia, en Guatemala... Suiza aporta herramientas para dar una respuesta sistemática a fin de que no se repitan tales barbaries. Keystone

Suiza apuesta por la transferencia de conocimientos para establecer bases sólidas de paz en países que tienen el desafío de asumir sus responsabilidades tras graves violaciones de los derechos humanos.

Entrevista con la enviada especial Mô Bleeker, jefa de la ‘Task Force para el tratamiento del pasado y la prevención de atrocidades’ del Ministerio de Asuntos Exteriores de Suiza.

swissinfo.ch: Suiza ha logrado imponer en la agenda multilateral el tratamiento del pasado. Y centra su acción allí donde más se la requiere.

Mô Bleeker: Lo que hacemos, dicho de modo muy simple, es tratar de apoyar a los Estados que nos lo solicitan, cuando deben asumir sus obligaciones tras un conflicto o un periodo de masivas violaciones de derechos humanos, o incluso un genocidio.

Aquellos que nos consultan reconocen nuestra capacidad de generar confianza para abordar las verdaderas dificultades, nuestra respuesta rápida y la eficacia de la red de expertos de la que disponemos, con experiencias acumuladas que, a su vez, contribuyen a mejorar sus propios esfuerzos. Las experiencias comparadas permiten, por ejemplo, evidenciar la importancia de que una comisión de la verdad realmente ofrezca espacio a las víctimas, sin intentar manipular ni esconder verdades.

En realidad, se trata de una tarea para las nuevas generaciones que establece las bases para que se implante a largo plazo el Estado de derecho en estos contextos. Para ello, hay que trabajar los legados de atrocidades. Muchas veces mi tarea es convencer de que es posible hacerlo, y que además es útil y puede ser muy positivo.

swissinfo.ch: ¿Con qué autoridad moral Suiza ayuda a otros a mirar su pasado?

M.B.: Entendemos, porque lo hemos vivido, qué difícil es para una sociedad, sobre todo para sus autoridades, parlamentos y gobiernos, aceptar su propia responsabilidad en la organización de un conflicto y hasta en la implementación de violaciones. Suiza también tuvo dificultades para analizar su pasado; lo vivimos durante los trabajos de la Comisión Bergier (que investigó el papel de Suiza durante la Segunda Guerra Mundial). Esto nos ha concedido una cierta humildad.

Sabemos de las tensiones y los miedos que se despiertan y, a pesar de eso, sabemos que ha sido muy saludable para Suiza realizar esta revisión del pasado, un signo de calidad democrática, finalmente. A esto se suma la reputación helvética en la defensa del Derecho Internacional Humanitario.

Cada vez más gobiernos nos piden apoyo, intercambio, cuando ellos están iniciando este camino de asumir sus responsabilidades.

swissinfo:ch: Trabajo necesariamente discreto, pero grosso modo ¿quiénes se acercan a pedir su consejo?

M.B.: Ministros, consejeros de presidentes, altos funcionarios también con cargos en instituciones de seguridad que se disponen a hacer reformas en sus entidades, presidentes de comisiones de verdad, de reparación, funcionarios de Naciones Unidas…

swissinfo:ch: Algunos de ellos deben tener miedo…

M.B.: Una vez, un cargo muy alto en un gobierno me dijo con voz exhausta: «Tenemos que hacer una comisión de verdad y un tribunal especial». ¿Y cómo se siente?, le pregunté: «Tengo terror. Todos creen que no tenemos voluntad política, la realidad es que sí la tenemos, pero no sabemos cómo hacer esto.” Su respuesta me impactó.

Yo viajo mucho por el mundo. Creo que en la mayoría de los lugares, lo que atribuimos a ausencia de voluntad política se compone, en realidad, de falta de conocimiento técnico y político de estos procesos; es decir que la verdadera ausencia de voluntad política es más reducida de lo que uno pudiera pensar. Siempre empezamos apaciguando temores; compartiendo que pasó en otros lugares, cuando nos preguntan si en otros casos hubo crisis al implementar reformas en el ejército, si se cayó el gobierno, si hubo venganzas…

swissinfo.ch: Temores muy graves…

M.B.: Temores terribles que hemos conocido en Europa también. Los más temerosos piden cerrar el pasado sin trabajarlo, pero sabemos que no se puede, porque las víctimas no callarán, y tienen razón, pues tienen derechos. A escala internacional hay reglas que especifican los crímenes a juzgar, los derechos de las víctimas, los deberes de los Estados. Nos apoyamos en eso para hacer este trabajo.

Podemos contribuir a que esta agenda de políticas consecuentes y perceptibles de lucha contra la impunidad sea parte de una construcción duradera de la paz, que no sea solo el cese al fuego, sino el inicio de un nuevo diálogo entre Estado y sociedad, el desarrollo de una cultura de rendición de cuentas, de una nueva confianza cívica y de un control democrático de las instituciones del Estado.

Si un gobierno hace esto consecuentemente, gana mucho en términos de legitimidad, de calidad democrática y, entonces, eso contribuye de modo significativo a asentar el proceso de transformación del conflicto hacia una paz duradera.

swissinfo.ch: Difícil medir el éxito de su tarea de cambio de conciencias…

M.B.: Entiendo a la gente que se pregunta si sirve nuestro trabajo. Yo veo la diferencia, un antes y un después. Se nota que los actores que encabezan estos procesos se sienten más eficientes, que el diálogo entre sociedad y Estado ha mejorado…

A veces, nosotros, la comunidad internacional, cometemos un gran error al creer que estos procesos de tratamiento del pasado se reducen a un proceso judicial. La impunidad es un sistema, una cultura, que se vuelve un cáncer: la respuesta tiene que ser sistémica.

Con la protección de archivos sobre graves violaciones de derechos humanos, Suiza realiza un trabajo de memoria para las generaciones futuras, una tarea para la humanidad.

El Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) pidió apoyo a Suiza para el proceso de instalación de centros de informaciones en cada Estado de los Balcanes que deben acoger copias de sus archivos.

Suiza tiene un convenio con el Ministerio de la Cultura de Guatemala para acoger copias de seguridad de los archivos de la Policía Nacional Civil.

Es antropóloga. Estudió en la Universidad de Friburgo, Suiza, y en el Instituto de Estudios del Desarrollo, IUED, de Ginebra.

Es autora de varias publicaciones, entre ellas:

‘Café, rojo, sangre: Exilio y Resistencias del Pueblo Salvadoreño’ (Harmattan, 1995); ‘Dealing with the Past and Transitional Justice: Creating Conditions for Peace, Human Rights and the Rule of Law’ (Neuchâtel, 2005); ‘La justice transitionnelle dans le monde francophone: état des lieux’ (Yaoundé, 2006); ‘Impacto de la justicia transicional en la construcción de la democracia en América Latina’ (Bogotá, 2007); y ‘Dealing with the Past in Peace Mediation – Peace Mediation Essentials’.

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