«Los regímenes autoritarios aprenden unos de otros»: un líder estudiantil venezolano en Suiza
Hasler Iglesias ha liderado la oposición estudiantil en la Venezuela autocrática. Tras años de protestas y persecución, la Universidad de St. Gallen le ha ofrecido una beca para desarrollar su empresa de tratamiento de aguas. Si a su madre le hubieran permitido acompañarle a Suiza, se habría quedado.
Hasler Iglesias ha protestado durante años contra el gobierno autocrático del presidente Nicolás Maduro en Venezuela. Estuvo «en primera línea», como dice en la conversación.
En un primer momento, Iglesias fue activo a nivel local, antes de liderar como presidente del movimiento estudiantil nacional distintas asociaciones a nivel nacional. «Yo iba a ver a las familias de los que habían sido encarcelados. También pasamos momentos muy difíciles cuando tuvimos que enterrar a amigos asesinados durante las manifestaciones».
Iglesias organizó la logística, las comunicaciones y la atención a las víctimas en el movimiento de protesta. Hasta que tuvo que huir.
Hoy Iglesias vive en España. Pero para la Cumbre de Derechos Humanos de Ginebra volvió a su primera parada en el exilio europeo: Suiza.
Llegó aquí gracias a una beca para poner en marcha una start-up. En otoño de 2021, mientras se escondía de las fuerzas de seguridad venezolanas, Iglesias se conectaba a Internet con un único objetivo: participar en el seminario online del programa de becas «START» de la Universidad de St. Gallen. El programa está dirigido a fundadores de empresas en los países en vías de desarrollo.
Como su proyecto sobre tratamiento de aguas convenció al jurado, Hasler Iglesias pudo viajar a St. Gallen durante seis meses.
En primera línea en Venezuela
Antes de eso, Iglesias vivió un tiempo en la clandestinidad. Comenta que «cuando el régimen emitió una orden de arresto contra mí, supe que era el momento de esconderme».
Lo importante para él es su fe. «De hecho, cuando miro atrás, pienso que la mano de Dios estuvo implicada en mi exitosa huida y que, a diferencia de otros muchos emigrantes venezolanos, encontré techo, comida y trabajo en su debido momento».
Iglesias desarrolló actividades políticas en 2007, cuando era estudiante de ingeniería. Su implicación fue creciendo con cargos de mayor responsabilidad entre el estudiantado hasta llegar a organizar a los estudiantes de todos los estados.
Protestas contra Nicolás Maduro
El movimiento estudiantil es una parte crucial de la oposición al gobierno autocrático de Nicolás Maduro. En 2014, cuando tras su elección se produjo una hambruna en todo el país y la tasa de inflación subió vertiginosamente, la oposición organizó amplias protestas callejeras. En tres meses murieron 43 personas.
Las protestas volvieron a estallar tras la disolución del Parlamento en 2017. Más recientemente, miles de venezolanos salieron a las calles en 2019 después de que Nicolás Maduro fuera reelegido para un segundo mandato en unas elecciones que algunos expertos y Estados Unidos calificaron de injustas. Las protestas fueron reprimidas con brutalidad por las fuerzas de seguridad leales al régimen.
Desde que el populista de izquierdas Hugo Chávez llegó al poder en 1999, en Venezuela se han restringido cada vez más las libertades básicas. Tras su muerte, y como consecuencia de los cambios en el mercado del petróleo, el país ha perdido un enorme poder económico. La hiperinflación, el hambre y la delincuencia han caracterizado a Venezuela durante la última década.
Iglesias explica el cambio basándose en la historia de su familia: «Cuando mis padres llegaron a Venezuela, era el país más rico de América Latina.» En 2021, según un análisis de la ONUEnlace externo, el 94% de las personas en Venezuela vivían en la pobreza. Un estudio de una universidad venezolana estima que la tasa de pobrezaEnlace externo cayó en 2022 por primera vez desde 2014 y actualmente es del 50,5%.
El régimen venezolano culpa a las sanciones internacionales de arruinar el país y llenarlo de gente pobre. Iglesias, por su parte, recuerda que «la escasez de alimentos y la erosión de la democracia comenzaron años antes de las primeras sanciones.»
En opinión de Iglesias, en el extranjero son pocos los creen en la representatividad del gobierno de Maduro. «La mayoría de la gente y los gobiernos del mundo libre apoyan la democracia venezolana.
Pero para algunos la propaganda de los gobernantes es efectiva. «Lo consiguen porque reivindican las causas izquierdistas de igualdad y justicia social. Pero en realidad, el régimen ha aumentado la desigualdad».
Democracia en el exilio con Voluntad Popular
Iglesias colabora ahora con el principal partido de la oposición, Voluntad Popular. Voluntad Popular tiene una orientación socialdemócrata y lucha por los derechos fundamentales. «En este momento, pedimos al gobierno que reanude el diálogo con la oposición».
En julio de 2021, poco antes de las últimas negociaciones programadas, se dictaron órdenes de detención contra Iglesias y otros cuatro políticos de Voluntad Popular por «falsas acusaciones de cooperación con bandas criminales», según la expresión de la Cumbre de Derechos Humanos de Ginebra.Enlace externo
Venezuela tiene unos 28 millones de habitantes. Casi una quinta parte de la población del país ha emigrado: alrededor de siete millones de venezolanos viven dispersos por el mundo.
Para ellos, Iglesias está organizando actualmente las primarias internas del partido para las elecciones presidenciales de 2024, aunque no está claro cómo de libres y justas serán estas elecciones presidenciales. Los venezolanos en el extranjero difícilmente podrán votar.
En teoría, los venezolanos en el extranjero tienen derecho a votar, dice Iglesias. «El régimen no hace valer el derecho al voto desde el extranjero porque es consciente de que es impopular entre la diáspora».
Hijo de inmigrantes
Como hijo de un español y una colombiana en Venezuela, el camino de Iglesias hacia la política no estaba especialmente predestinado.
«Mis padres, como todos los inmigrantes, empezaron sin nada», dice Iglesias. «No eran políticamente activos, ni siquiera votaban». Tenía 10 años cuando dispararon a su padre en la tienda de ropa de su madre. Tenía 17 cuando alguien le puso por primera vez una pistola en la cabeza.
Así lo ha contado Iglesias en la Cumbre de Derechos Humanos de Ginebra, utilizando una elegante retórica. Mucha gente usa chaqueta en estos actos, pero Iglesias iba sorprendentemente bien vestido, sorprendentemente simpático – como el arquetipo del político superdotado.
En su discurso ante la sesión plenaria de la Cumbre de Derechos Humanos de Ginebra, Iglesias exigió la libertad de los cientos de activistas de la oposición encarcelados, entre ellos el periodista Roland Carreño, que pronto llevará tres años encarcelado.
En sus intercambios con activistas de derechos humanos de todas las regiones del mundo -desde Afganistán a Cuba-, Iglesias quedó impresionado por lo similar que son las dictaduras. «Todos los regímenes autoritarios utilizan los mismos métodos. Aprenden unos de otros. También de cómo salir impunes de sus crímenes».
Para Venezuela, afirma, son importantes la presencia y la mediación internacional -nombra a Noruega, México y EE UU-. «Suiza no tiene una gran presencia, pero tendría la capacidad de hacerlo, precisamente por su experiencia como mediador neutral».
Salvar vidas con agua limpia
Paralelamente a su compromiso político, Hasler Iglesias sigue impulsando su proyecto de tratamiento de aguas Agua Segura. «Es una empresa social, no pretende ser un unicornio de start-up, sino salvar vidas».
Al principio, cuenta, la cuestión para él era cómo poner en valor sus conocimientos como ingeniero químico. «El 80% de la gente en Venezuela carece de acceso al agua limpia: hasta ahora hemos podido instalar ocho unidades de purificación de agua».
Agua Segura financia el acceso gratuito al agua potable de las personas vulnerables, especialmente niños y ancianos, en parte mediante la venta de agua embotellada. El proyecto ya ha atraído una gran atenciónEnlace externo. Por ejemplo, en 2021 recibió una «Wonder Grant» de la fundación de la estrella canadiense del pop Shawn Mendes.
En 2022, pasó medio año en la Universidad de St. Gallen y luego pasó otros dos meses trabajando desde allí para una empresa de tecnología del agua. Le gustó St Gallen y a St Gallen también le gustó él.
«He encontrado a Iglesias muy abierto e interesado», dice Janos Gründling, de START Global. «A pesar de su historia de persecución y de vivir en la clandestinidad, no se percibe desconfianza». Iglesias siempre intenta acercarse a la gente. «En mi opinión, con su historia eso es impresionante y demuestra la personalidad estable que tiene».
«Si no fuera por mi madre, sin duda me habría quedado aquí en Suiza», dice Iglesias. Su madre no tiene familia en Venezuela. «Como hijo de español, para mí no fue demasiado difícil venir a Europa. Pero para mi madre es distinto: le habría sido difícil conseguir un permiso de residencia en Suiza». Como viuda de español, lo tiene más fácil en España.
Texto adaptado del alemán por J. Wolff
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