Los retrasos postales privan a la Quinta Suiza de su derecho de voto
Para poder votar, los suizos residentes en el extranjero dependen de los servicios postales. Y como uno de cada cuatro no recibe la documentación a tiempo, ahora se baraja una nueva solución: enviar el material de voto con más antelación.
La logística de las votaciones suizas no funciona en el extranjero. Hay que calcular cinco semanas a partir del envío de los sobres hasta que el voto de los ciudadanos y ciudadanas expatriados llega al país. Pero en muchos casos este plazo no es suficiente.
El diputado del Partido Liberal Radical Andri Silberschmidt presentó recientemente un postuladoEnlace externo en el Consejo Nacional (cámara baja) para pedir que los sobres de votación se envíen por valija diplomática y se amplíen los plazos de envío. En febrero pasado, el Gobierno dio luz verde a una fase de prueba. Un servicio que estará disponible en las próximas semanas para las suizas y suizos residentes en Australia, Brasil y Tailandia.
Respecto a la segunda propuesta, el Gobierno ha respondido que “no se podrá evitar que la ciudadanía en el exterior reciba el material de voto demasiado tarde, mientras el envío se realice por correo postal y los ciudadanos expatriados voten por correspondencia”.
¿Es cierto?
Suiza confía los sobres con la documentación para que los suizos y las suizas en el exterior puedan participar en las elecciones y votaciones a servicios postales extranjeros. Según la Confederación, se trata de un caso de fuerza mayor que escapa a su control. El problema es tan antiguo como la introducción en 1992 del derecho de voto por correo para la denominada Quinta Suiza. Los retrasos sistemáticos llevaron a la Organización de los Suizos en el Extranjero (OSE) a exigir un sistema de voto electrónico. Y su campaña de lobbying fue fructífera durante mucho tiempo, hasta que en 2019 se suspendieron todos los ensayos de voto electrónico tras detectarse fallos de seguridad.
50 000 personas afectadas
En el futuro inmediato, la única solución es el envío por correo. ¿Cuántos sobres llegan demasiado tarde a su destino? Ni siquiera la compañía suiza de correos La Poste lo sabe. “No llevamos ninguna estadística y tampoco tenemos códigos que nos permitan hacer una valoración estadística”, reconoce Oliver Flüeler, portavoz del gigante amarillo.
Sin embargo, podemos hacer una estimación. De los 776 000 ciudadanos y ciudadanas en el exterior, unos 207 000 están inscritos en el censo electoral. Esto significa que una de cada 3,8 personas sigue participando en la vida democrática del país, aunque vive fuera. Según las estadísticas de los suizos y suizas en el extranjero de 2020Enlace externo, 191 000 residen en países en los que los plazos de entrega postal estimados no son suficientes para garantizar que los sobres se reciban y devuelvan a tiempo (véase en azul en el segundo mapa del mundo).
Si aplicamos la relación estadística de uno de cada 3,8, esto equivale a 50 000 personas inscritas en el censo electoral que con toda probabilidad no pueden participar en las elecciones o votaciones en Suiza.
Representan una cuarta parte de la población expatriada que quiere votar en su país de origen.
Esto explica en parte que la participación electoral de la Quinta Suiza sea crónicamente inferior a la de los votantes que residen en el país: si nos fijamos en las diez últimas citas en las urnasEnlace externo, vemos que la participación media es del 28%,mientras que dentro de Suiza alcanza el 45%.
De no ser por los retrasos y la exclusión de una cuarta parte de potenciales votantes, la participación de la Quinta Suiza sería obviamente mayor.
15 000 votos perdidos
Es importante considerar el índice de participación, porque en una democracia lo que cuenta no es el número de ciudadanos y ciudadanas con derecho a voto, sino el número de los que realmente votan. Si tomamos un electorado potencial de 50 000 personas que se ven excluidas del voto y partimos de un índice de participación del 28%, llegamos a casi 15 000 votos potenciales que faltan en cada votación nacional – y que en algunas ocasiones pueden ser determinantes.
Y es que en Suiza los resultados de las votaciones suelen ser muy ajustados. En los últimos diez años, cuatro votaciones populares se decidieron por menos de 20 000 votos de diferencia: la iniciativa contra la inmigración masiva en 2014, la ley de radio y televisión en 2014, el aumento del IVA para las pensiones en 2017 y la adquisición de aviones de combate en 2020.
Y no estamos teniendo en cuenta las numerosas consultas cantonales que a veces también se deciden por un estrecho margen de votos. Cabe recordar la fatídica expulsión de Filippo Lombardi del Consejo de los Estados, la cámara baja del Parlamento. Al padre de la Ley sobre los Suizos en el extranjero le faltaron 45 votos para ser reelegido y estamos convencidos de que hubiera podido conseguirlos entre la diáspora.
Es lógico que la ciudadanía en el exterior se sienta frustrada por verse privada de su derecho a voto. En la era de la digitalización, el sistema suizo no está a la altura. Y el hecho de que en 30 años no haya cambiado nada significa que la Confederación lo ha aceptado.
La Quinta Suiza tiene derecho a participar en las elecciones y votaciones del país. Sin embargo, la Confederación advierteEnlace externo a quienes quieran inscribirse en el censo electoral que “no puede garantizar el buen funcionamiento de los servicios postales extranjeros”. La Ley sobre los Suizos en el ExtranjeroEnlace externo tampoco establece explícitamente en qué medida la Confederación debe contribuir a despejar los obstáculos. Solo establece que puede (pero no está obligada a) “promover otras medidas […] que fomenten el ejercicio de los derechos políticos”.
En resumen: Suiza reconoce el derecho a voto de la diáspora y, hasta cierto punto está dispuesta a hacer lo posible para que pueda ejercer ese derecho. Sin embargo, no se compromete a nada para garantizar que así sea.
La compañía de correos suiza dispone de una lista con los plazos de entrega en los diferentes países que hemos recopilado en dos gráficos. El primero muestra el mapa de un mundo ideal, en el que los servicios postales de todos los países funcionan con la máxima celeridad posible.
El segundo mapa muestra los países del mundo donde se supone que los plazos de entrega son pésimos y, por lo tanto, refleja el peor escenario.
Los mapas lo demuestran: si no hay una pandemia que empeore las cosas, la entrega suele realizarse a tiempo en Europa, a excepción de la República Checa y Hungría.
En el mejor de los casos, el correo llega rápidamente a su destino también en la mayor parte de Asia, Australia, Canadá y el norte y oste de África.
Los mayores retrasos se registran en Estados Unidos, América Latina y una gran parte de África.
¿Por qué los sobres no se envían antes?
“La entrega de los envíos se mide por la calidad del servicio de las respectivas empresas de correos extranjeras”, declara el portavoz de La Poste Oliver Flüeler. La conclusión lógica es que cuanto antes se envíe el sobre, más rápido llegará a su destino. ¿Por qué entonces no enviar los sobres antes, como pide el postulado de Andri Silberschmidt?
Este es el quid de la cuestión: hay un conflicto de objetivos (puramente interno). Y es que los plazos mínimos se solapan.
Para los envíos al extranjero, La Poste contempla un plazo de mínimo cinco semanas. Concretamente, la empresa escribe a los cantones y municipios: “Por favor, recuerden enviar los sobres para las elecciones y votaciones con suficiente antelación para garantizar que se entreguen a tiempo. Los envíos deben realizarse aproximadamente cinco semanas antes de la fecha de las votaciones o elecciones”.
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Cinco semanas para el envío y la devolución del correo: es exactamente lo que prevé la ley si se toma al pie de la letra. Pues los cantones y los municipios no están autorizados a enviar ningún material de votación más de cinco semanas antes de la cita en las urnas. La ley federal sobre los derechos políticosEnlace externo, en su artículo 11, establece que los electores reciben la documentación “como máximo cuatro semanas antes del día de la votación, pero a más tardar tres semanas antes de esa fecha”. Cuando en las elecciones cantonales se requiere una segunda vuelta, suelen establecerse plazos más cortos.
Además, el artículo 12 de la Ordenanza sobre los suizos en el extranjeroEnlace externo permite enviar el material a la ciudadanía en el exterior “como mucho una semana antes de la fecha de envío en Suiza”. Cuatro + una = cinco.
Los cantones ponen todo de su parte
Pero para que el envío pueda hacerse cinco semanas antes de la cita en las urnas, es imperativo que los municipios y los cantones cumplan sistemáticamente los plazos.
¿Lo hacen?
Hemos trasladado la pregunta a todos los cantones. Y todos han contestado “sí” o “dentro de lo posible, sí”. La respuesta del cantón de Lucerna ilustra cómo proceden prácticamente todos los cantones: “La Confederación nos suele entregar el material de votación entre 6,5 y 7 semanas antes de la cita en las urnas. La documentación se imprime en el cantón Lucerna, se introduce en los sobres para su envío al extranjero y se entrega en la oficina de correos alrededor de 5,5 semanas antes del domingo de votación.”
Pero con la pandemia de coronavirus se multiplicaron los retrasos postales en todo el mundo. El Gobierno concedió entonces a los cantones una semana más, elevando así el plazo a seis semanas. El hecho de que el Gobierno haya sido capaz de sacar esa semana de la chistera es notable. Es una posibilidad que habría podido contemplar en los 30 años previos, o sea, desde que la ciudadanía en el exterior tiene derecho a votar en Suiza.
¿Los cantones aprovecharon esa semana adicional para las votaciones del pasado 7 de marzo? Casi todos nos han respondido que sí, salvo tres. Glaris nos ha señalado que “los municipios ya suelen estar bajo presión con los plazos normales”. Solothurn no pudo aprovecharlo porque también se celebraban elecciones en el cantón y el material no estaba listo. Y el Tesino nos ha escrito que “el envío es competencia de los municipios” y que “hasta la fecha, el cantón no ha hecho ninguna recomendación concreta a ese respecto”.
¿Qué se puede mejorar?
Está claro que cada día ganado en la fecha de envío del material de votación influye positivamente en el plazo de devolución. Así, los once cantones que despachan los envíos de forma centralizada, sin delegarlos a los municipios, tienden a ser más eficaces. Aquí hay un potencial de optimización: cuanto más centralizada la expedición, antes llegarán los sobres.
Otra gran mejora sería el envío por correo prioritario. Pero supondría enormes gastos adicionales, principalmente para los municipios y los cantones, por lo que esta medida no podría aplicarse en todo el país. Y dada la relativamente baja participación electoral de la Quinta Suiza, sería difícil conseguir apoyo político a favor del envío por correo prioritario. Cabe recordar que el 70% de los sobres de votación enviados al extranjero nunca se utilizan..
Todo lo que se puede hacer en tres semanas
Y no nos olvidemos de los electores: muchos ciudadanos y ciudadanas en el extranjero ya utilizan servicios de mensajería o pagan de su bolsillo las costosas tarifas para devolver los sobres por correo exprés. La participación en la democracia suiza les puede costar hasta 120 francos de franqueo. El postulado de Andri Silberschmidt lo tiene en cuenta: “Se puede examinar la posibilidad de asumir parte de los costes de los suizos en el extranjero que viven en regiones remotas”, dice
En cualquier caso, la solución más barata es enviar los sobres con más antelación.
Volvamos al mapa del peor escenario que mostramos más arriba. ¿Qué cambiaría si los envíos desde Suiza se realizaran tres semanas antes? He aquí el resultado:
Vemos que incluso en el peor de los casos, el envío y la devolución en los plazos previstos estarían garantizados en prácticamente todos los países.
Ahora bien, ¿esto sería posible? Esta hipótesis no tiene en cuenta, por ejemplo, que a la documentación para las votaciones o elecciones federales muchas veces se suma el material para los comicios o referéndums cantonales que se envía al mismo tiempo. Una mejora significativa sería enviar los sobres antes y sin el folleto explicativo.
El folleto explicativo ralentiza el proceso
El pequeño libro rojo es un verdadero freno. La redacción, producción y distribución del folleto son un cuello de botella. Si no se esperara el folleto para cerrar los sobres, las papeletas de voto –que es lo único que los votantes tienen que remitir a Suiza– podrían enviarse mucho antes. Esto significa que los ciudadanos y las ciudadanas tendrían que informarse sobre los temas de votación a través de internet.
Sin embargo, en Suiza, como todo el mundo sabe, el folleto explicativo es un icono de la democracia directa. Menos conocida es la protección legal que lo ampara. Una resolución del Tribunal Federal establece que la ciudadanía debe disponer de los textos de las leyes que se van a someter a votación. Y estas se encuentran… en el folleto explicativo.
Las leyes se interponen en el camino
De no ser por la Cancillería Federal, no habríamos prestado atención a este hecho. Le preguntamos cuántas semanas se podrían ganar si no se enviara el folleto. No hemos obtenido una respuesta sobre este punto, pero la Cancillería nos ha explicado en detalle los posibles obstáculos si los envíos se realizaran antes.
Una innovación de este tipo requeriría, en efecto, algunos cambios en la ley. “El momento en el que se puede proceder al envío de los sobres está regulado por ley”, explica Beat Furrer, portavoz de la Cancillería Federal. Hoy, “legalmente cabría la posibilidad de distribuir el folleto explicativo antes de las papeletas de voto, pero no al revés”.
Es la Cancillería la que produce el folleto, por lo que tratará de no cambiar las cosas. Sin embargo, hay que admitir que un debate sobre el tema podría resolver una vieja contradicción del sistema democrático suizo, sin causar grandes sacrificios ni costes.
Traducción del alemán: Belén Couceiro
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