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Los riesgos de la iniciativa sobre el oro

La iniciativa que votan los suizos el 30 de noviembre quiere obligar al banco central a atesorar al menos el 20% de sus activos en oro y prohibir que venda las reservas del metal precioso. Keystone

El Banco Nacional Suizo (BNS) defiende a capa y espada el tipo de cambio mínimo del franco. Su lucha para evitar la deflación –en la que considera el tipo de cambio un arma fundamental– se ha complicado con la caída del euro que siguió a la flexibilización de la política monetaria por parte del Banco Central Europeo. Ahora el BNS libra otra batalla: una propuesta le obligaría casi a triplicar sus reservas en oro.

A finales de noviembre, los ciudadanos suizos votarán una iniciativa que pide solicita al banco central a asegurar que al menos el 20% de sus activos estén conformados por oro. De prosperar, Suiza tendrá que repatriar todo el metal dorado que tiene almacenado en el extranjero y frenará las futuras ventas del mismo.

La propuesta ‘Salvad el oro de Suiza’ presentada por la Unión Democrática del Centro (UDC, derecha conservadora) busca aprovechar la corriente de opinión pública que se siente profundamente orgullosa de la autonomía de Suiza y e inquieta por las dificultades económicas que atraviesan los vecinos. Pero la iniciativa ha recibido críticas de todo el espectro político.

El año pasado, el Gobierno la rechazó con el argumento de que “el oro no tiene ninguna relevancia para la política monetaria” del país. También una amplia mayoría del Parlamento votó en contra de la iniciativa.

El banco central considera que, además de anacrónicas, estas medidas constituyen un riesgo inmediato para Suiza. Desde septiembre de 2011 -cuando el BNS se comprometió a comprar todas las divisas necesarias para frenar la apreciación del franco por encima de 1,20 francos por euro-, la tenencia de activos extranjeros del BNS ha crecido de forma espectacular; de los 204.000 millones de francos en 2010 ha pasado a 470.000 millones en agosto pasado. Y aun cuando ha enfrentado dificultades para manejar este rápido crecimiento, el BNS considera que el tipo de cambio mínimo (1,20 francos/euro) sigue siendo el “instrumento maestro para evitar un indeseable fortalecimiento de las condiciones monetarias”.

Por ello, de ser aprobada, la iniciativa para incrementar la posesión de oro sería un gran golpe para la política del BNS.

Jean-Pierre Danthine, vicepresidente del BNS, afirmó hace unos días que obligar al atesorar el 20% de sus activos en oro “podría limitar seriamente la autonomía en materia de política monetaria”. Añadió también que, de haber existido esta cuota cuando el BNS impuso un tipo de cambio mínimo, el banco central habría acumulado cantidades impresionantes de oro y de euros, “lo que muy seguramente habría generado dudas en los mercados cambiarios extranjeros sobre nuestra capacidad para mantener la tasa (de cambio mínima anunciada)”.

Es poco habitual que el BNS exprese su posición en un debate político. Por ello, la reciente declaración de Danthine evidencia cuán sensibles son los responsables de la política monetaria a factores que puedan poner en riesgo su credibilidad en el manejo del franco suizo.

El gobernador del banco central, Thomas Jordan, recordó en septiembre que desde 2012 el BNS no ha tenido que intervenir en el mercado para mantener el tipo de cambio mínimo. Aunque actualmente el franco se cotiza a 1,20 por euro, la moneda suiza se ve sometida cada vez más a presiones debido a su fortaleza y a los riesgos globales que se renuevan. De ahí que crezca la especulación sobre la posibilidad de que el BNS anuncie –como lo hizo el BCE– tasas de interés negativas para mantener su divisa bajo control.

Otro tema que preocupa al banco central es la el margen de maniobra que tendría para administrar las reservas. Según afirmó Danthine, prohibir las ventas de oro podría implicar que el metal precioso se convierta en el activo más importante y significativo en las arcas del BNS. Esto le obligaría a comprar oro cada vez que su hoja de balance creciera y a vender euros cada vez que ésta disminuyera.

Atesorar tanto oro puede significar no generar ningún tipo de interés o dividendos para el BNS, en detrimento de las finanzas cantonales, destacó Danthine, entre otros aspectos de la iniciativa que considera absurdos. Por ejemplo, la necesidad de repatriar las reservas de oro que actualmente se encuentran resguardadas en Reino Unido y Canadá -países desde los cuales, llegado el caso, se puede vender fácilmente este metal- o el estipular que las reservas destinadas a usarse en caso de emergencia no pueden ser vendidas en ningún momento.

Aún no está claro si esta propuesta tiene posibilidades reales de convertirse en ley. Sin embargo, el crecimiento natural de la población y el poder de la comunicación de masas facilitaron bastante la recolecta de las 100.000 firmas necesarias para someter la iniciativa al voto popular. Hasta ahora, solo 10 de las 66 iniciativas votadas de 2000 a la fecha han sido aprobadas. El primer sondeo sobre intención se da a conocer el 24 de octubre, aunque las encuestas en votaciones previas han sido poco fiables.

No obstante, el referéndum para la independencia de Escocia celebrado el mes pasado fue un recordatorio de cuán rápido un riesgo político puede afectar a los mercados monetarios. Según analistas de Nomura, los especuladores podrían poner a prueba el tipo de cambio mínimo en Suiza, si las encuestas de las próximas semanas predicen el apoyo de la población a la iniciativa.

Derek Halpenny, estratega del Bank of Tokyo Mitsubishi, considera que esta votación merece ser seguida con gran atención. Si se le concede suficiente tiempo, el BNS podría quizás conseguir el doble objetivo de aumentar sus reservas en oro hasta el nivel que exige la iniciativa y mantener su tasa de cambio mínima. Pero Halpenny advierte también que esto generaría inevitables efectos colaterales a los mercados de divisas, ya que muy probablemente tendrían que venderse euros para obtener dólares para la adquisición de oro.

Otros analistas, menos optimistas aún, consideran que de alcanzarse el criterio de un 20% de reservas de oro –lo que exigiría una venta masiva de reservas en divisas extranjeras–, el BNS ya no estaría en condiciones de mantener el tipo de cambio mínimo.

Finalmente, Halpenny destaca otro de los riesgos que no pueden obviarse: “Atesorar más reservas de oro reforzaría el estatus del franco suizo como valor refugio… Además, la imposición de una cuota (de oro) podría ser interpretada como una limitación de las capacidades de la autoridad monetaria para devaluar el franco con el fin de elevar la inflación”.

Copyright The Financial Times Limited 2014

Traducción del inglés: Andrea Ornelas

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