Los suizos abren sus hogares a los refugiados ucranianos
Mientras continúa la brutal guerra de Rusia en Ucrania, Europa se enfrenta a su mayor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial. Los gobiernos occidentales, incluida Suiza, están acogiendo a los refugiados ucranianos. Pero como el número de refugiados aumenta, se necesitan también hogares privados que quieran acogerlos. Examinamos por qué y cómo se “empareja” a las familias de acogida en Suiza con los refugiados, y cómo en algunos casos se encuentran unos a otros.
La guerra, que comenzó el 24 de febrero, ha desplazado hasta ahora a unos 10 millones de ucranianos de sus hogares, con más de 3,5 millones que se encuentran ya en otros países, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Aunque la mayoría de los refugiados se ha quedado en los países vecinos, especialmente en Polonia, hay muchos también que se están desplazando hacia el oeste. En Suiza se han registrado hasta ahora cerca de 13 000, y «vendrán muchos más», afirma Andreas Freimüller, cofundador de CampaxEnlace externo, una de las organizaciones que piden hogares en Suiza para los refugiados de Ucrania.
Decenas de miles de particulares en Suiza se han ofrecido ya a acoger a refugiados y otra mucha gente quiere ayudar como pueda. «Lo que cada uno de nosotros puede hacer es sólo un pequeño paso», dice Milena Novak, una ciudadana polaca de 39 años que vive en Zúrich y que ha acogido en su casa a una madre ucraniana con dos hijos. «Pero si no puedes proporcionar una habitación, puedes donar dinero o ropa. Esos pequeños actos suman y se convierten en una gran ayuda».
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Una acogida sin precedentes
El Gobierno suizo ha confirmado que las personas que huyen de la guerra en Ucrania pueden obtener un permiso temporal «S «Enlace externo para vivir y trabajar inmediatamente en Suiza. El permiso, inicialmente válido por un año, nunca se había activado antes, aunque se introdujo en la década de 1990 como respuesta a la guerra de Bosnia. Se trata de una reacción de puertas abiertas a la enorme tragedia que se está desarrollando, pero que contrasta fuertemente con otras situaciones de refugiados, como Siria o Afganistán.
«Esto recuerda a la respuesta de Suiza tras la invasión soviética de Hungría en 1956 y la invasión de Checoslovaquia en 1968», dice Freimüller, de Campax. «Fuimos parte de la Guerra Fría. Está próxima a nosotros emocionalmente».
Eliane Engeler, portavoz del Consejo Suizo para los Refugiados (CSR), organismo que supervisa la colocación de los refugiados de Ucrania en familias de acogida, cree que sobre todo es la respuesta del Gobierno suizo la que difiere de otras situaciones de refugiados, y que los ciudadanos suizos siempre han sido generosos con los refugiados, como se vio durante la crisis de los migrantes de 2015. «Creo que lo que hemos visto en el pasado es una gran solidaridad de la población suiza», declaró a SWI swissinfo.ch. «Eso no es lo mismo que la política federal».
«El hecho de que la mayoría de los refugiados sean mujeres y niños puede también ser un motivo que llama mucho la atención», dice Laure, de 48 años, una ciudadana francesa que vive en el cantón de Vaud, en el oeste de Suiza, y que ha abierto su casa a una madre ucraniana y a su hija.
El elevado número de mujeres y niños contrasta con otras situaciones de refugiados como la de Siria, donde había muchos hombres jóvenes. Ucrania ha introducido la ley marcial en respuesta a la invasión rusa, exigiendo a los hombres de entre 18 y 60 años que se queden a combatir.
Adecuación de los refugiados a las familias de acogida
Este factor también plantea riesgos y desafíos para la «protección especial» de los refugiados. Los relatores especiales de la ONU han advertido de un mayor riesgo de tráfico de personas y de violencia sexual,Enlace externo especialmente en lo que respecta a las mujeres y los niños. ¿Cómo se asigna a los refugiados un nuevo hogar temporal en Suiza?
Freimüller afirma que Campax ha desarrollado un software para ayudar a la búsqueda, pero es el Consejo Suizo para los Refugiados (CSR), un organismo independiente, el que coordina la colocación de los refugiados en hogares privados. Engeler explica que hay varios criterios, entre ellos las preferencias geográficas, ya que algunos refugiados tienen amigos y familiares en Suiza y desean estar cerca de ellos. También hay que tener en cuenta la adecuación de las personas a las plazas disponibles, si tienen animales domésticos, y tratar de encontrar familias en las que haya un idioma común, como el inglés, el francés o el ucraniano.
En cuanto a la seguridad, asegura que se comprueban los antecedentes penales de los posibles anfitriones y, si hay algún indicio de riesgo de abuso, se descartan. El CSR trabaja con socios locales como Cáritas y la Cruz Roja Suiza para garantizar que los refugiados coincidan con las familias de acogida. También proporciona tanto a los refugiados como a los anfitriones números de teléfono a los que pueden llamar si hay problemas, y además el CSR tiene una línea de atención telefónica que pueden utilizar. «La familia también recibe la visita de nuestros socios locales», informó Engeler a SWI swissinfo.ch.
Las familias de acogida deben ofrecer alojamiento durante al menos tres meses, pero si después no pueden continuar, el CSR intentará con sus socios encontrar acuerdos alternativos, según Engeler. Lo ideal es que los anfitriones proporcionen alojamiento hasta que los refugiados sean económicamente independientes y puedan encontrar sus propios hogares para vivir. Preguntada por el tratamiento de los traumas, responde que las personas gravemente traumatizadas y los menores no acompañados no se alojan en casas particulares.
En cuanto a la ayuda económica, los refugiados con permiso «S» tienen derecho a recibir prestaciones sociales de los cantones y tienen derecho a trabajar. Son los cantones los que deciden si ofrecen también alguna ayuda económica a los anfitriones, señala Engeler.
¿Demasiado lento?
Para garantizar la seguridad de los refugiados, el CSR les aconseja que no acepten ofertas privadas. Milena Nowak, por ejemplo, se inscribió en Campax, pero luego aceptó a una familia que se puso en contacto con ella directamente a través de Facebook. La familia llegó hace dos semanas y ya ha empezado su nueva vida.
Milena entiende que es «un proceso correcto» que el gobierno y las organizaciones hagan comprobaciones de antecedentes para evitar la trata de personas y la explotación sexual. Pero afirma que las redes sociales pueden reaccionar a menudo a las necesidades de los refugiados de forma mucho más rápida y flexible. Aunque se desaconsejan las iniciativas privadas, tanto Milena como Laure tienen experiencia previa en la ayuda a refugiados y a víctimas.
En Suiza ha habido más de 60 000 ofertas de camas, y muchas personas están esperando que se les asigne una.
Laure también se apuntó a Campax. Pero cuando vio en Facebook que un vecino de su ciudad iba a recoger a varias familias de refugiados en la frontera, le propuso acoger a una de ellas. Se puso en contacto con Campax y obtuvo luz verde.
Laure afirma que cubre las necesidades diarias, como ropa y comida, de la madre ucraniana (53) y su hija (16), que se alojan en una habitación de invitados. Ni siquiera ha preguntado a las autoridades sobre las subvenciones para los anfitriones, ya que «nos sentimos bien haciendo esto durante unos meses».
Su principal preocupación en este momento es cómo garantizar la independencia económica de los refugiados. Espera que los permisos «S» se expidan lo antes posible, junto con cupones de alimentos y otros subsidios, para que puedan vivir sin preocupaciones económicas. «Es difícil para ellos recibir y no contribuir, aunque les digamos que nos parece bien», dijo Laure a SWI.
Tanto Milena como Laure afirman que están contentas de ser anfitrionas, que las autoridades locales fueron muy útiles y que los niños ya han empezado a asistir a las escuelas locales. «Es una experiencia muy positiva y satisfactoria para los anfitriones», asegura Laure.
Traducido del inglés por José M. Wolff
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