Suiza rechaza iniciativa contra la cría intensiva de animales de granja
La ciudadanía suiza ha rechazado este domingo la iniciativa contra la cría industrial de animales de granja. La propuesta pretendía consagrar la protección de la dignidad de los animales en la Constitución suiza. La mayoría de los ciudadanos considera que la legislación actual ya es suficientemente estricta.
Suiza ha rechazado con aproximadamente un 65% de votos en contra la iniciativa que buscaba prohibir la cría intensiva de animales de granja. La brecha entre el campo y la ciudad, habitual en los proyectos de política agrícola, también se ha notado en esta ocasión, aunque en menor medida que en votaciones anteriores.
La iniciativa, apoyada por organizaciones de derechos de los animales y antiespecistas, pretendía recoger en la Constitución suiza la protección de la dignidad de los animales de granja y la prohibición de su cría intensiva. También aspiraba a que, en un plazo de 25 años, los requisitos de bienestar del ganado y las aves de corral alcanzaran al menos las normas de 2018 de la etiqueta Bio Suisse. Esos criterios, de haber sido aprobada la iniciativa, se habrían aplicado tanto a las importaciones como a los productos animales.
Una de las leyes más estrictas
La actual Ley Federal de Protección de los Animales, una de las más estrictas del mundo, ha sido el principal argumento de la decisión de las y los votantes.
Esta ley estipula que toda persona que críe animales debe tener en cuenta sus necesidades, garantizar su bienestar y no dañar su dignidad. Establece también las dimensiones mínimas de los habitáculos de los animales. La Ordenanza sobre niveles máximos de población en la producción de carne y huevos define un número limitado de animales para cada especie en un espacio específico.
Miedo al aumento de los costes
Durante la campaña, los opositores de la iniciativa advirtieron que, si se aceptaba, los costes aumentarían y se trasladarían a los consumidores. Temían que fomentara aún más el turismo de compras y la importación de carne y huevos del extranjero.
En los últimos meses, una mayoría de agricultores, apoyados por la Federación Suiza de Agricultores (FSA), lucharon contra lo que consideraban un ataque injusto contra ellos.
«Una vez más, una iniciativa se dirige a los agricultores como medio de influir indirectamente en otros grupos: los minoristas y los consumidores», señaló Anne Challandes, vicepresidenta del FSA, el mes pasado en la televisión pública suiza RTS. Para ella, los ganaderos simplemente responden a la demanda de carne de los consumidores, que en Suiza se mantiene relativamente estable en torno a los 50 kg por persona y año.
Un debate medioambiental subyacente
Aunque la ética y el bienestar de los animales eran el objetivo declarado de la iniciativa, el medio ambiente nunca estuvo lejos del debate. Tras un verano de sequía, los activistas consideraron la reforma como una forma de adaptar la agricultura suiza a la lucha mundial contra el cambio climático, que exige una reducción del consumo de carne y la reasignación de tierras para producir más verduras y menos piensos.
Rechazo a derogar dos impuestos a las grandes empresas
La ciudadanía helvética también se pronunció sobre un referéndum presentado por la izquierda contra la derogación de dos impuestos a las grandes empresas.
Una reforma elaborada por el Gobierno y el Parlamento proponía suprimir parcialmente el impuesto anticipado sobre las obligaciones¸ es decir, a los títulos emitidos por una empresa cuando esta pide dinero prestado. También planteaba derogar un impuesto de timbre comercial a la compra y venta de valores (bonos y acciones) realizada por gestores suizos, como, por ejemplo, bancos, gestores de activos, instituciones de pensiones e incluso autoridades públicas. Este impuesto asciende al 1,5‰ para los valores suizos y al 3,0‰ para los valores extranjeros.
Los partidos de derecha, de centro y la iniciativa privada respaldaban la propuesta.
La izquierda y los sindicatos, sin embargo, lo veían como un favor a las multinacionales. Argumentaban que la reforma no beneficiaría a la economía suiza y que la población del país pagaría el precio en forma de mayores impuestos.
Al parecer, este argumento fue escuchado por el electorado suizo que ha rechazado finalmente la reforma.
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