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Muéstrame tu muñeca y te diré tu edad ¿En serio?

Cada vez más niños solos huyen de la guerra y la miseria para buscar protección en otro país. En 2015, más de 104 000 menores no acompañados pidieron asilo en algún país europeo. Keystone

En 2015, más de 2 700 menores no acompañados solicitaron asilo en Suiza, diez veces más que en la década anterior. Sin documentos válidos, esos jóvenes a menudo son sometidos a exámenes médicos, tales como radiografías de la muñeca o incluso exámenes de los órganos sexuales para verificar su edad. Esa práctica invasiva y sin fundamento científico viola el principio de protección de los niños, denuncian médicos y juristas. 

Ahmad* nunca ha festejado su cumpleaños y no creía que su fecha de nacimiento fuera tan importante. ¿No estaban chicos y grandes sentados juntos en su pueblo cuando todavía podía ir a la escuela?

Huyendo de Afganistán, Ahmad llegó a Suiza en 2015 tras efectuar solo un largo viaje. “Mis padres me dijeron siempre que nací en 1999, un año antes del nuevo milenio. Hoy en día, debería tener 17 años”.

“Debería”, formulado en condicional. Para las autoridades suizas, Ahmad nació oficialmente el 1 de enero de 1997. Sin embargo, ¿cómo es posible tener dos edades?

Al igual que muchos otros migrantes, Ahmad no tenía ningún documento cuando llegó a Suiza. La Secretaría de Estado para las Migraciones (SEM) recurrió a la ciencia para determinar su edad. ¿El método? Un análisis radiológico de la muñeca y de la mano, para verificar el grado de maduración esquelética.

La determinación de la edad no es un elemento secundario. Sobre la base de la Convención sobre los Derechos del Niño, que Suiza ratificó en 1997, los migrantes menores tienen más derechos que los adultos. Primero que nada, la posibilidad de elegir el país en el que quieren presentar una solicitud de asilo, escapando así a la rígida reglamentación de Dublín. Además, un menor prácticamente no puede ser devuelto a su país de origen. Y el Estado suizo tiene deberes respecto a esta categoría de solicitantes, como el de garantizarles alojamiento en un lugar protegido y el acompañamiento de un tutor, explica Chloé Bregnard Ecoffey, responsable del Servicio de Asistencia Jurídica para los Exiliados (ELS).

Con el incremento en el número de menores no acompañados – que en Suiza ha más que triplicado en un año -, la determinación de la edad reviste aún mayor importancia en un contexto político marcado por el espectro del abuso y la emergencia.

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Radiografías y exámenes genitales de menores bajo acusación

Según una estimación de la SEM, en aproximadamente 40% de los casos, los solicitantes de asilo que se presentan como menores de edad son en realidad adultos y son registrados como tales. ¿Esos jóvenes mentirían entonces sobre su edad?

No, de acuerdo con los médicos y juristas que se reunieron en un simposio sobre el tema en el Centro Hospitalario Universitario de Vaud (CHUV), en Lausana, a principios de noviembre. Para los expertos, el problema es otro: la metodología utilizada por las autoridades suizas es inapropiada y viola la Convención sobre los Derechos del Niño. Peor aún el uso de ciertas pruebas médicas.

En 2015, 1 034 menores no acompañados fueron sometidos a una radiografía ósea, como es el caso de Ahmad. El desarrollo de la mano y de la muñeca es analizado sobre la base del ‘Atlas de Greulich y Pyle’, realizado a partir de una muestra de niños blancos en Estados Unidos en la década de 1930. No es realmente la tipología de los solicitantes de asilo.

“Por encima de todo, esta metodología fue concebida para determinar la edad biológica, y no cronológica de una persona, el margen de error es de más de dos años. Por lo tanto, no ofrece ninguna garantía”, dice Sarah Depallens, directora clínica de la División Interdisciplinario de Salud de los Adolescentes en el CHUV. “Por otra parte, este atlas tiene un siglo: en la actualidad, la pubertad llega antes, especialmente entre las niñas. Y además, no hay evidencia científica de que esta escala pueda ser utilizada para otros grupos étnicos”.

En agosto pasado, la Sociedad Suiza de Radiología Pediátrica exhortó a no utilizar esos exámenes, considerados problemáticos desde un punto de vista científico y ético, además del hecho de que los niños son sometidos a radiaciones inútiles y peligrosas.

Pero no es todo. Desde hace dos años, Suiza prueba otro método para determinar la edad de los menores solicitantes de asilo. En el centro de registro de Zúrich, los niños son sometidos a un examen de los órganos genitales. Una práctica que podría extenderse a toda Suiza y produce escalofríos a Denise Graf, jurista y responsable del sector del asilo en Amnistía Internacional. “No pueden hacerse exámenes tan sensibles, en un centro de registro, a niños traumatizados pocos días después de su llegada. ¡Y sin ningún propósito médico!”

Hoy en día, confirma la doctora Depallens, “no existe ningún método científico para determinar la edad de un niño más allá de los 14 años”. ¿Qué sentido tiene entonces pedir a la ciencia certezas que no puede proporcionar?

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El Gobierno suizo defiende la práctica actual

Interpelado por el diputado socialista Pierre-Alain Fridez, el Gobierno suizo ha admitido que los resultados de un examen radiológico de la mano “no pueden proporcionar una prueba fiable de la edad del interesado”. Sin embargo, precisó que esa metodología es utilizada por diversos países europeos y que la evaluación de las autoridades helvéticas se basa en un abanico de “índices serios”, como la presentación de un documento o la verosimilitud de las declaraciones del solicitante. En otras palabras, corresponde al menor no acompañado demostrar que realmente tiene 16 o 17 años. Los exámenes radiológicos o de los órganos sexuales son considerados un “índice bajo”.

El énfasis puesto en las declaraciones de los niños plantea sin embargo otro problema, según Sarah Depallens. “Las audiciones de los migrantes jóvenes son efectuadas de forma rápida y sumaria, sin la presencia de profesionales de la infancia. Se pide a los niños proporcionar pruebas de su edad, pero a menudo no saben exactamente cuando nacieron. En países como Somalia, solamente el 10% de los nacimientos son registrados”.

Una opinión compartida por Julie André, abogada especializada en derechos de los niños: “En países como Italia, la ley establece que las audiciones de los menores deben llevarse a cabo en presencia de un abogado, un intérprete y un mediador cultural. De lo contrario, son invalidadas. En Suiza, en cambio, solamente hay un funcionario de la SEM sin capacitación para interrogar a menores”.

Determinar la edad, pero ¿cómo?

¿Cómo resolver este rompecabezas? ¿Cómo deben actuar las autoridades suizas para garantizar un procedimiento equitativo para estos menores?

Para Julie André, Suiza debería en primer lugar cambiar de paradigma. “El fardo de la prueba debe recaer en el Estado y no en el niño. En otras palabras, Suiza debería garantizar el beneficio de la duda y la presunción de la edad menor, como es el caso en Italia, donde corresponde al Estado probar la mayoría de edad, no al contrario”. En caso de duda, añade la abogada, un presunto menor debería ser tratado como tal. “Hoy en Suiza, se procede sin embargo por exceso: ‘No sé, entonces tiene dieciocho años’”.

Apoyado igualmente por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), este enfoque es, sin embargo, poco probable en el plano político, en un contexto marcado por una continua reducción de los derechos concedidos a los refugiados.

Los médicos y los abogados reunidos en Lausana, no obstante, tienen la intención de luchar en otro frente: la presencia de un equipo multidisciplinario durante las audiciones de menores no acompañados. Los códigos de la infancia  son diferentes a aquellos de los adultos, así como su forma de narrar o de percibir el tiempo y el espacio. Si el único instrumento para la defensa de esos niños es la palabra, entonces es necesario que aquellos que la escuchen sean capaces de comprenderla. 

* Nombre conocido por la redacción.

Traducido del italiano por Marcela Águila Rubín

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