“No somos un caso extraño, sois vosotros los raros”
El ministro español de Exteriores Josep Borrell descartó en Ginebra la posibilidad de celebrar un referéndum legal en Cataluña, se mostró como un firme defensor de la democracia representativa y rechazó cualquier tipo de mediación nacional o internacional en el conflicto catalán por considerarla innecesaria.
“No somos un caso extraño o rarísimo. Sois vosotros, que sois rarísimos”, respondió el responsable de la diplomacia española a la pregunta de si sería factible para el Gobierno de España contemplar la celebración de un referéndum reconocido por todos para resolver la cuestión catalana, instrumento habitual con el que se resuelven este tipo de conflictos en Suiza, como demuestra el caso del cantón del Jura.
Mostrar más
El nacimiento del 26º y último cantón suizo
“Entiendo que hablar de referéndum en Suiza es como si en España habláramos de la tortilla. Es lo habitual aquí. Ustedes votan al tiempo que van a comprar el pan”, contestó entre las risas del público el ministro al comienzo de una rueda de prensa, en la que solamente se admitieron tres preguntas. “España no es un caso particular en el mundo”, insistió. “La Constitución española define la unidad del país en los mismos términos que la italiana, la alemana, la francesa y la norteamericana.”
No existe derecho a la secesión
En la sede del Club Suizo de la Prensa, Borrell dictó una conferencia (26.02) sobre el peligro que los “populismos” y las “noticias falsas” suponen para la salud democrática en Europa. Posteriormente, se refirió a la Confederación Suiza, además de evocar distintos ejemplos de referéndums de independencia. Mencionó el ejemplo de Escocia, que considera un caso especial puesto que Gran Bretaña no tiene una constitución que prohíba consultas de este tipo. También sacó a colación los ejemplos de Quebec (Canadá), Texas, Alaska (EE. UU.) y Baviera (Alemania). Pero resaltó que de ningún modo se podía deducir de estos casos un “derecho a la secesión”, que en su opinión “no existe”.
El referéndum sobre la independencia de Escocia fue, en opinión del ministro, “el único caso en el que hubo acuerdo entre el gobierno central y el gobierno regional para celebrar una consulta”. “Existe un documento firmado por el primer ministro [David] Cameron y el primer ministro de Escocia [Alex Salmond] que establece las condiciones”, explicó Borrell, para resaltar que el referéndum fue el producto de la voluntad del gobierno central, del señor Cameron, que fue quien “lo quiso”, “tanto en el caso de Escocia como en el del Brexit”. Sobre Cameron bromeó Borrell al decir que no le parecía en estos momentos “el político más apreciado en Gran Bretaña”.
Refiriéndose a España, Borrell se mostró respetuoso con la decisión tomada por el Tribunal Constitucional, que dictó que “toda cuestión relacionada con la integridad territorial del país se puede plantear”, pero “dentro del marco de una reforma constitucional”. Para ilustrar lo ocurrido en su patria catalana, el ministro relató el caso del Véneto, región italiana que quiso convocar un referéndum de autodeterminación, plebiscito que el Gobierno italiano rechazó por considerarlo contrario a la constitución, motivo por el cual no llegó a celebrarse. “¿Qué habría pasado en Italia, si hubiesen contestado que no les importaba lo que dijera el gobierno central y que lo iban a celebrar igual?”, se preguntó Borrell. “Pues, más o menos lo mismo que pasó en España”, afirmó.
No rotundo a una posible mediación
Inquirido sobre si había en España alguna personalidad de reconocido prestigio y aceptada por ambas partes capaz de entablar una especie de mediación que permitiera superar el conflicto secesionista, el ministro se mostró rotundo: Una mediación estaría “totalmente fuera de lugar”. “El Gobierno español es lo suficientemente maduro y el Gobierno catalán debería serlo, para discutir y debatir sin necesidad de un mediador”, recalcó. “Seguramente, existen personas que podrían hablar con unos y otros, pero, sinceramente, no veo ninguna necesidad”. Para él, “pedir una mediación nacional o internacional entre un gobierno y otro, significaría reconocer la imposibilidad de un diálogo, cuando el diálogo es perfectamente posible”.
Mostrar más
Suiza, dispuesta a mediar entre Madrid y Barcelona
“El independentismo catalán pide un interlocutor internacional porque quiere internacionalizar el conflicto. Pretende presentarse ante el juicio del mundo como un héroe frente a una España incapaz de solucionar un problema político”, prosiguió Borrell, que se mostró especialmente indignado con el discurso independentista, que, a su parecer, llega a comparar la situación en Cataluña con los Balcanes en los años noventa: “¿Quién se cree que Cataluña tenga algo que ver con Kósovo, Bosnia o Eslovenia en el peor momento de su historia? ¡Por el amor de Dios!”.
Duras críticas a la “propaganda” independentista
El ministro Borrell hizo un repaso histórico sobre lo ocurrido en los meses de septiembre y octubre de 2017 en Cataluña. Reconoció que desde la celebración del referéndum del 1 de octubre de 2017, España se encuentra “en una situación difícil”. Frente al importante apoyo que tiene el republicanismo independentista en Cataluña, Borrell insistió en el hecho de que la independencia solamente cuenta con el apoyo del 47%. También se refirió a la falta de garantías sobre los procedimientos y los controles democráticos en el referéndum del 1-O.
Admitió que durante esos acontecimientos se habían cometido “errores enormes”, “tanto del uno, como del otro lado”. Pero al mismo tiempo criticó que los medios favorables a la independencia en Cataluña lo malinterpretaran cuando declaró que “no hubo mil lesionados”. “Cuando yo dije esto, la propaganda independentista enseguida proclamó que yo había dicho que no hubo lesionados. Yo jamás he dicho esto”, expresó. “Evidentemente, hubo actos de violencia por parte de la policía. Pero concluir que hubo mil lesionados, cuando solo tuvieron que ingresar a tres personas en los hospitales, es una cosa bien distinta.”
En estos momentos varios líderes y políticos independistas están siendo procesados en el Tribunal Supremo. Borrell subrayó que iba a ser “muy respetuoso con la separación de poderes y con la actuación de los tribunales”. “Hay que dejar que los tribunales hablen”, dijo. “No soy juez, pero está claro que el 6 y 7 de septiembre [de 2017] el Parlamento catalán violó su reglamento bajo la ausencia de la oposición, que había abandonado el hemiciclo. Aprobó leyes que derogaban la Constitución española en territorio catalán, y luego declaró la existencia de una república nonata catalana. Esto se ha hecho en contra del Estatuto de Cataluña y, por supuesto, de la Constitución española.” “En democracia existen reglas que no se pueden saltar”, sentenció. “Una mayoría parlamentaria no permite saltarse las leyes.”
Crispación social
Borrell se mostró convencido de que la independencia de Cataluña reportaría “costes muy elevados en un plazo muy corto, con una promesa vaga de ganancias futuras muy inciertas”. “Para hacerse independiente hay que salir de la Unión Europea y del euro, haciendo luego cola para volver a entrar, y ello tendría un coste enorme”, prosiguió. En opinión del ministro, la independencia sería una “falsa solución, sobre todo para los jóvenes”. A finales de abril habrá elecciones generales en España, que según Borrell “van a ser decisivas para el futuro”. Los comicios son el resultado de una “fractura” dentro del independentismo, señaló. Pues esa división ha impedido “al Gobierno español aprobar su presupuesto”. Expresó su deseo de que tras las próximas elecciones llegue “el momento para debatir las proposiciones de unos y otros” y “para cicatrizar heridas”. “Pero no soy ingenuo”, confesó, “sé que habrá muchas dificultades.”
Para ilustrar el alcance de la crispación social en Cataluña, evocó el ministro algunas frases pronunciadas por sus convecinos catalanes favorables a la independencia. Dijo que hay quienes comparan la huida del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont a Bruselas con la retirada a Londres del general francés Charles de Gaulle durante la Segunda Guerra Mundial.
Desinformación y Populismo
Para Josep Borrell:
*La desinformación, propulsada por los medios sociales, crea un contexto favorable a la superstición. Las sociedades no informadas son fácilmente manipulables.
*Estamos cada vez más hípercomunicados y menos informados. Esta contradicción crea un escenario propicio para el populismo.
*Las redes sociales favorecen que la gente se retire y se encierre en sus espacios locales. En la sociedad se enfrentan dos grupos: los ‘nómadas cosmopolitas’, europeístas y abiertos al mundo, y los ‘sedentarios localistas’, partidarios de fronteras rígidas que rechazan la inmigración, se aferran al terruño y tienen miedo al mundo abierto.
*El miedo hace que se vuelva a los orígenes, a las raíces, a un pasado que se imagina mejor. Y eso conduce a la desintegración de Europa.
*En la situación actual hay un terreno fértil para los populistas, que ofrecen soluciones fáciles a problemas complejos.
*Francia: el Parlamento es el lugar para el debate, no la interpelación directa a la ciudadanía. Tales consultas recuerdan los cahiers de doléances (cuadernos de dolencias/quejas) que Luis XVI pidió a sus súbditos cuando advirtió la marea revolucionaria. Seis meses más tarde le cortaron la cabeza.
Es un experimento lleno de interés, pero implica riesgos.
En cumplimiento de los estándares JTI
Mostrar más: SWI swissinfo.ch, certificado por la JTI
Puede encontrar todos nuestros debates aquí y participar en las discusiones.
Si quiere iniciar una conversación sobre un tema planteado en este artículo o quiere informar de errores factuales, envíenos un correo electrónico a spanish@swissinfo.ch.