Rearme Moral, hilo conductor en la historia de Suiza
La Fundación Iniciativas y Cambio (antiguamente Rearme Moral) festeja sus 70 años en el pueblo suizo de Caux (Vaud). Ese movimiento internacional, evangélico y anticomunista dejó huella entre los conservadores helvéticos antes y durante la Guerra Fría, para luego abrirse paso entre otras sensibilidades.
Durante la primera mitad del siglo XX, en un mundo occidental en guerra y en crisis, germinó en el espíritu del pastor evangélico estadounidense lo que sería el movimiento Rearme Moral. El 1º de julio se cumplen siete décadas de su implantación en Caux, Montreux.
De origen suizo, Frank Buchman estaba persuadido de tener la solución para sacar al mundo de los tormentos que atravesaba. Con sus discípulos, el pastor creó en los años 30 el Grupo de Oxford que daría a luz, en un primer momento, a Alcohólicos Anónimos.
Pero ese hombre de convicción no tenía intenciones de quedarse ahí. Frente a los supuestos vicios del capitalismo y a los proyectos diabólicos atribuidos a los ateos comunistas, Frank Buchman afirmaba la necesidad de un ‘Rearme Moral’, designación que en 1938 pasó al movimiento del grupo de Oxford.
En un libro acerca de ese movimiento, el historiador estadounidense Daniel Sack anota: “El Rearme Moral trató de cambiar el mundo cambiando la naturaleza humana, incluso en los ámbitos político y económico. Y ello, no por medio de una persuasión racional o un argumento lógico, sino a través de testimonios personales”
La tentación autoritaria
Ese llamado encontró eco en Europa y en el mundo. En Suiza, cerca de 30 personalidades de la derecha liberal y conservadora se unieron al movimiento.
Las posiciones políticas de los miembros del Rearme Moral reflejaban los debates de los partidos políticos de derecha. El historiador Olivier Meuwly, de esa tendencia, explica el agitado contexto de la época: “Durante los años 30, la crisis fue total, económica, política e intelectual. El ascenso del fascismo y del comunismo asustaba a muchos. Una minoría de Radicales (el principal partido de la derecha de entonces, mayoritario en el gobierno colegiado de Suiza) puso en duda la democracia parlamentaria, al tiempo que se preguntaba si no era menester reformar el capitalismo. De ahí, surgió para algunos, la tentación de una solución autoritaria a la suiza”.
Durante la segunda mitad de los años 30, esta opción fue adoptada con relativo éxito en Suiza por el muy católico aristócrata Gonzague de Reynold, quien rendía culto al portugués Antonio de Oliveira Salazar, fundador, en 1933, del Estado Novo, un régimen autoritario, conservador, católico y nacionalista derrocado en 1974. “Salazar era un ejemplo para un fascismo helvético blando” incluso en las filas de los protestantes conservadores, señala el historiador de izquierda, Hans-Ulrich Jost.
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De Rearme Moral a Inciativas y Cambio
Para una parte de la derecha helvética se trataba de defender la soberanía de Suiza frente a la Alemania nazi, considerando al mismo tiempo que los muchos regímenes autoritarios en Europa imprimían un nuevo orden europeo, no un tiempo de destrucción y de masacres.
Esta visión circuló en diversas asociaciones de derecha, suerte de grupos de reflexión. “Sin embargo, la investigación histórica no logra esclarecer los vínculos entre las diferentes asociaciones de la derecha durante los años 40 y 50”, dice Jost.
Olivier Meuwly señala, por su parte, que “estas asociaciones hicieron fantasear un poco a algunos historiadores de extrema izquierda, el Rearme Moral no tanto como la Société Mont PèlerinEnlace externo, vista como una conspiración mundial para establecer el dominio del dinero”. Ese grupo de reflexión jugaría un papel fundamental en la promoción de la economía neoliberalEnlace externo.
Fundada un año después de la instalación del Rearme Moral en Caux, la Société Mont Pélerin se encuentra geográficamente cerca. Pero Jost observa otra cercanía: “La Société Mont Pélerin defendía los mismos valores que Rearme Moral, pero sin la religión. Fue fundada por el economista Friedrich von Hayek (inspirador del neoliberalismo, ndlr) y su colega Wilhelm Röpke que lanzó en 1942 en el ‘Neue Zürcher Zeitung’ un exhorto moral para una renovación de Suiza centrada en el individuo y la libertad económica con un Estado bien embridado sin política social”.
Detener el comunismo
“Después de la guerra, toda esa derecha suiza un poco encopetada se encontraba también en el Rearme Moral, una red que tuvo un cierto impacto entre todas esas asociaciones que pretendían influir en la política y el ejército a través de sus élites”, revela Hans Ulrich Jost.
Un antiguo jefe del movimiento en Suiza coincide. “Fui a Caux por primera vez cuando tenía 18 o 20 años, a principios de los 60. El mensaje de entonces, como yo lo entendía, consistía sobre todo en movilizar los valores cristianos contra el comunismo. Se realizó un gran esfuerzo entre las élites de los países del Tercer Mundo para que no se adhirieran al comunismo en el momento de su independencia. Eso no me interesó”, narra Jean-Pierre Méan en una entrevistaEnlace externo concedida en 2010 a la agencia protestante de noticias.
Nuevo comienzo con Cornelio Sommaruga
La razón por la cual Jean-Pierre Mean se unió finalmente a la Fundación Caux, en la década de 2000, fue el viraje que le imprimió Cornelio Sommaruga cuando tomó las riendas de la sede suiza del Rearme Moral que había perdido mucha de su aura de los años 70.
Personalidad que gozaba de gran crédito en Suiza, así como entre las organizaciones internacionales con sede en Ginebra, Cornelio SommarugaEnlace externo supo humanizar como nunca antes la presidencia del CICR, que ocupó entre 1987 y 1999.
Bajo su dirección, los encuentros de Caux cambiaron el nombre, que se había vuelto engorroso, de Rearme Moral por el de Iniciativas y Cambio. El espíritu original de Frank Buchman fue rescatado y despojado de sus oropeles más ideológicos.
Ginebra internacional
Miembro del Consejo de la Fundación Iniciativas y Cambio de Caux, Urs Ziswiler (también presidente del Consejo del Público de swissinfo.ch) confirma:
“Desde la presidencia de Cornelio Sommaruga, la dirección cambió claramente. Pero incluso en el pasado, el movimiento realizó un trabajo interesante en el campo de la mediación (entre franceses y alemanes, para la construcción europea, por ejemplo). También tuvieron lugar en Caux una serie de reuniones relacionadas con la descolonización, como en el caso de Argelia”.
El exdiplomático suizo narra que, por ejemplo, se reunió muy confidencialmente en Caux con el Dalái Lama, durante el período en que Berna intentaba mediar entre China y el Tíbet. La institución, dice, se mantiene como uno de los lugares de encuentro y mediación de la Ginebra internacional y de la diplomacia suiza.
Permanece igualmente el método basado en el principio de que un individuo es capaz de cambiar a través del intercambio de experiencias de vida, y de cambiar a su comunidad. “No vamos a cambiar el mundo. Buscamos hacerlo evolucionar paso a pasito”, asegura Barbara Hintermann, secretaria general de la Fundación CauxEnlace externo – Iniciativas y Cambio.
¿Considera usted que el mundo actual requiere un nuevo rearme moral?
Traducido del francés por Marcela Águila Rubín
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