Para la prensa suiza, Berna capituló ante Trípoli
"Merz de rodillas ante Gaddafi", "De rodillas en el desierto", "Excusas que duelen". Algunos titulares de la prensa suiza de este viernes sobre el viaje relámpago de Hans-Rudolf Merz a Trípoli y el acuerdo que firmó allá son despiadados.
Un «balance desastroso», comentan 24 Heures y la Tribune de Genève: «Desde la detención del gamberro libio, dos víctimas retiraron su denuncia (por maltrato) a cambio de nada; otros dos perfectos inocentes se vieron privados de su libertad; nuestro Estado de Derecho terminó por ser ridiculizado; un tribunal establecido por un régimen que desdeña la justicia va a juzgar a la nuestra; y empresas suizas perdieron contratos. Es mucho.»
Capitulación
Lo que «duele mucho», para Le Matin, de Lausana, es que el presidente de la Confederación, «se inclinó en todos los puntos (…) y ni siquiera se reunió con el coronel Gaddafi». Pero lo «hace más daño», es la debilidad de este pequeño país que, «incluso cuando tiene razón, debe doblar las manos». Todo sería diferente si Merz hubiera vuelto a Suiza con los rehenes…
Doce meses después de haber desestimado la solicitud de excusas de la familia Gaddafi, «Suiza capitula», destaca Le Temps. Peor: «Está obligada a aceptar que un tribunal arbitral neutro juzgue el fondo del asunto, una perspectiva que los diplomáticos combatieron durante mucho tiempo».
Para el diario ginebrino, no sólo Suiza paga la «tarifa máxima» para restablecer sus relaciones económicas con Libia, sino que tomó «conciencia de su impotencia».
En el Tessino, el Regione se rebela contra el hecho de que Merz concedió, «cortésmente, que la detención del hijo de ese dirigente extranjero había sido desproporcionada e inútil. No le correspondía decirlo, un consejero federal (ministro) no tiene el poder de juzgar una operación policial cantonal».
Según el Blick, de Berna, lo «misterioso, es lo que hay detrás de esta indulgencia», si la Confederación entregó dinero, toda vez que Gaddafi había reclamado medio millón de francos para «lavar el honor de su hijo y su nuera».
Entre culebra y sapo
«¡Pobre Sr. Merz!», exclama La Liberté, obligado, para salvar al país, «a la ceremonia castradora del secreto bancario el miércoles en Washington» seguido del «viaje de humillación a Trípoli».
«Los dos rehenes suizos pronto estarán libres, la savia comercial comenzará a circular de nuevo entre los dos países, el hacha de guerra quedará enterrada en la arena del desierto y Charles Poncet ingresará sus honorarios de abogado-consejero del Estado libio», señala el diario de Fiburgo. ¿Todo lo que termina bien está bien?, inquiere para responder: «El ‘éxito’ del Sr. Merz tiene el gusto de una culebra muerta y tragada tapándose la nariz». El comentarista friburgués concluye con otra pregunta: «Ante la irracionalidad libia, el Sr. Merz tenía otra elección?»
El Basler Zeitung, eligió la imagen del sapo que los dos peregrinos de Trípoli debieron tragar. Pero manifiesta su beneplácito por «el final del conflicto» en interés del Estado y de los dos negociantes suizos retenidos como rehenes».
Pero, como otros, el diario basilense se pregunta si el coronel libio se habría mostrado tan brutal si Suiza hubiera sido miembro de la Unión Europea. Respuesta: todo eso «parece ser el precio del ‘Alleingang’ (la vía solitaria).»
Una elección pragmática
Diversos diarios de expresión alemana se muestran menos severos, como el Berner Zeitung que considera que «el consejero federal Merz eligió con pragmatismo la buena vía».
En este abanico de reacciones, el Neue Zürcher Zeitung (cercano al partido radical-liberal de Merz) vuela en apoyo del presidente de la Confederación. «Ciertamente la píldora es amarga (…), pero era indispensable para obtener la liberación de dos suizos retenidos como rehenes desde hace un año.»
Y, de paso, alude a Micheline Calmy-Rey, ministra de Asuntos Exteriores, para quien las excusas eran «inaceptables». Para el NZZ lo que cuenta es el resultado… y Gaddafi sólo habla una lengua «para lavar el honor del príncipe del desierto».
Isabelle Eichenberger, swissinfo.ch
(Traducción: Marcela Águila Rubín)
El presidente suizo, Hans-Rudolf Merz justificó este viernes en conferencia de prensa el acuerdo concluido con Libia para resolver la crisis provocada por el arresto de Hannibal Gaddafi.
Había que tomar una decisión y lo hice. «La condición sine qua non era que Suiza presentara excusas», dijo el mandatario.
Agregó que no había otra solución para lograr la liberación de los dos ciudadanos suizos retenidos en Libia desde hace más de un año y para la normalización de las relaciones consulares y económicas bilaterales.
Reconoció que el contenido detallado del acuerdo no fue sometido al Gobierno suizo.
Hannibal. La crisis entre Suiza y Libia estalló después de la detención de Hannibal Gaddafi y de su esposa Aline el 15 de julio de 2008 en un hotel de Ginebra, acusados de maltrato por dos de sus empleados doméstico.
Maltrato. El procedimiento penal contra la pareja se archivó en septiembre de 2008 tras el retiro de las denuncias por parte de los trabajadores.
Denuncia. A principios de abril pasado, Libia presentó una denuncia civil contra el Estado de Ginebra arguyendo que el Convenio de Viena sobre relaciones diplomáticas y consulares había sido violado y que fue muy onerosa la fianza fijada para la liberación de los esposos Gaddafi .
Represalias. A manera de represalias, Trípoli retiene a dos empresarios suizos desde hace más de un año en Libia, suspende el puente aéreo con Suiza y retira la casi totalidad de u haberes depositados en Suiza.
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